Música >> Festivales, Portada

Cuando el Feslloc volvió a ser el Feslloc

La edición de 2022, la 16ª, se ha convertido en la que el Feslloc recuperó por completo su ADN tras la pandemia. El festival de Benlloc reúne a 9.000 asistentes que disfrutan de una cita que, además de música en directo, recupera su programación extramusical. Nos dejamos caer por el Feslloc para comprobar que sigue siendo mucho más, hablar con la organización y toparnos a algunxs fieles.
Envía Envía
Imprimir Imprimir

Noticias relacionadas

Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

La decimosexta edición del Feslloc ha reunido en Benlloc 9000 asistentes. Foto: Carme Ripollès.

Quien haya ido a alguna edición, lo sabe: el Feslloc son muchas cosas. No solo se ha convertido en una muestra de los principales nombres de la música en valenciano. El Feslloc también es su piscina. O su correbars. Su zona de acampada, sus campeonatos de deporte, sus coloquios y actividades divulgativas.... Y, por fin, tras dos ediciones encorsetadas por la pandemia, la 16ª edición del festival de Benlloc recuperó el pasado 7, 8 y 9 de julio todas esas cosas que le hacen ser.

Una edición que según nos explica Voro Golfe, codirector del Feslloc, supone el regreso al planteamiento original del festival: "Ilusiona volver a iniciar el proyecto según la idea inicial por la que fue concebido, con los tres días de programación, acampada y actividades". Si bien es cierto que se han incorporado novedades a su programación extra-musical (como la proyección de Alcarràs, la segunda película de Carla Simón, o las pinchadas vespertinas en el pinar), la de 2022 ya está marcada como la edición en la que el festival recuperó la totalidad de su propuesta. Los verdaderos “aspectos definitorios del Feslloc”, como remarca Golfe.

"Estas dos últimas ediciones no hubo actividades divulgativas porque decidimos centrarnos en la música, ya que pensábamos que lo más urgente en ese momento era proteger a nuestros músicos". Y con la situación más normalizada, el festival ha recuperado otra de las claves de su programación, como son las charlas y los coloquios, y en donde este año se han tratado temas como la -necesaria- discusión sobre la ruralidad sostenible o la discriminación a personas del colectivo LGTBIQ+.

Coloquio sobre el 40º aniversario del Estatut d'Autonomia en la segunda jornada del festival. Foto: Carme RIpollès.

El festival de Benlloc puede presumir de haber sido de las pocas iniciativas que, aunque con marcadas limitaciones, no detuvo su propuesta en 2020 y 2021: "No fue fácil, especialmente la edición de 2020, porque había mucho desconocimiento sobre el virus y mucho miedo, y las medidas sanitarias eran muy duras". Dichas medidas sanitarias son las que llevaron al festival a tomar la decisión de celebrar los conciertos en una localización oculta a varios kilómetros del municipio en 2020 o a sentar sus asistentes en la edición de 2021: "Nos arriesgamos porque teníamos claro que respetando las medidas de seguridad podíamos apostar por un formato más reducido, pero sin romper la dinámica que seguimos llevando desde hace 16 años: apoyar a los grupos que apuestan por la música en valenciano", explica el codirector del Feslloc.

Actuación de Sandra Monfort, mejor artista emergente de 2021 en la pasada edición de los Premis Carles Santos, en la última jornada del festival. Foto: Carme Ripollès.

Este año el cartel ha tenido un carácter marcado por artistas y bandas formadas por mujeres y propuestas emergentes: Tanxugueiras, Pupil·les, Tesa, Joina, Sandra Monfort, Esther, Aina Palmer, El Diluvi, Cactus, Ginestà, Els Catarres o Jazzmàtiks. "Es importante que se deshaga ese monopolio de los grupos masculinos y que aumenten los grupos mixtos, además que las mujeres se empoderen y lideren sus propios proyectos", afirma Voro, "nos sentimos orgullosos de que haya progresado y haber sido partícipes de ello".

Sin embargo, este trabajo de visibilización sobre el escenario a veces no es fácil trasladarlo al propio público... El festival ha registrado dos casos de acoso sexual y la expulsión de un hombre de las instalaciones por acosar presuntamente de un grupo de jóvenes en la madrugada del sábado tras los conciertos, tal y como marca el protocolo establecido por el festival. Situaciones que se han podido controlar y gestionar gracias a la presencia del Punto Violeta dentro del festival, una de las apuestas claras que el Feslloc lleva años impulsando para conseguir que el festival sea un espacio seguro para las mujeres.

Los puntuales casos de acoso sexual han convivido con los valores comprometidos del festival y la paridad de su programación. Foto: Carme Ripollès.

La vibración de la música en directo

Si hay algo que el Feslloc no ha dejado atrás en toda su historia es su apuesta por la música en directo, y esta edición no solo iba de recuperar aquello que en 2020 y 2021 se había quedado por el camino, sino también para disfrutar de la música en directo y del festival como antes, para volver a vibrar.

Y esas ganas de vivir plenamente los conciertos de nuevo se hicieron patentes  sin ninguna duda. "Sois nuestro mejor público desde el inicio de la gira", exclamaba un emocionado Àrtur Martínez, cantante de La Fúmiga, que firmó uno de los conciertos más esperados y multitudinarios de la primera jornada del festival. Destacar la renovación de la zona del escenario (que se estrenó el año pasado, pero con el público sentado) y la redistribución de los accesos.

La Fúmiga metiéndose en el bolsillo al Feslloc. Foto: Carme Ripollès.

ADN, Feslloc

Si el feslloc se caracteriza por ser muchas cosas, también por confirmar aquello de que quien va una vez, repite. Es el caso de Jordi Esteban y Marc Balbastre, ambos de 27 años. Fieles desde su primera edición en 2013, también estuvieron presentes en las celebraciones pandémicas del festival, las cuales recuerdan como “una escapatoria”: "Pensábamos que sería un Feslloc diferente, pero lo vivimos como uno más”, nos explican ambos jóvenes.

Mismo caso es el de Soledat Romero, de 21 años, que esta es su tercera edición tras acudir a las de 2019 y 2021: "Qué más daba estar sentada en los conciertos", explica. Repite en 2022 por dos razones principales: el correbars y el ambiente. "La gente es muy diferente a otros festivales", asegura.

El camping también ha recuperado su ambiente. Foto: Carme Ripollès.

En el festival de Benlloch son conscientes de la fidelidad de su público: "No es un festival masivo, por lo que la gente es más fiel", asegura el codirector del Feslloc, "es un festival pequeño, acogedor y familiar, y la gente esperaba con ganas poder acampar y saludar a sus vecinos de tienda". Esas ganas son las que han arrastrado a 9.000 asistentes, según la organización, al Feslloc este año; cifras muy superiores a las cifras de 2020 (140 personas) y 2021 (1.500) y que, pese a estar lejanas de las de 2019 (11.000), son una muestra de que el festival va recuperando el pulso: "Notamos que hay menos gente que antes", explican Esteban y Balbastre, "la gente aún está metida en la pandemia".

Por el momento, tanto para aquellas personas que estén pensando en repetir como para aquellas que quieran saber por qué el Feslloc es mucho más, ya podemos marcar en el calendario las fechas del festival en 2023: del 6 al 8 de julio.

El 'correbars', otra de las tradiciones del arranque del Feslloc que el festival ha recuperado este año. Foto: Carme Ripollès.

Deja un comentario

He leído y acepto el Aviso Legal

Puedes consultar el tratamiento que hacemos de tus datos y la forma de ejercitar tus derechos en nuestra Política de Privacidad,