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Visitants. 30 años de teatro de calle desde Vila-real

El FitCarrer (Festival Internacional de Teatre de Carrer de Vila-real) homenajeará entre el 3 y el 5 de mayo a una de las compañías locales: Visitants. El motivo es la celebración de los 30 años de existencia de este referencial nombre dentro del teatro de calle. Uno de sus cofundadores, Tomás Ibáñez, repasa para Nomepierdoniuna estas tres décadas de pirotecnia, zancos, salas, calles e intervenciones urbanas.
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Una imagen correspondiente a 'Tempus. Contemporary Archaelogy'. Foto: Visitants.

Entre el 3 y el 5 de mayo tendrá lugar el anual FitCarrer (Festival Internacional de Teatre de Carrer de Vila-real), y ya van 32 ediciones. Con una programación total todavía por presentar, ya se ha avanzado que en este 2019 habrá dos homenajeados con el Premio Ramón Batalla, que sirve como reconocimiento a personas o colectivos que trabajan por el teatro de calle. Serán el fotógrafo Gerardo Sanz y, por otra parte, la compañía teatral vila-realense Visitants, con motivo de sus 30 años de existencia.

El cofundador de Visitants, Tomás Ibáñez, repasa para Nomepierdoniuna su andadura (principalmente por las calles de ciudades de Europa y América), con una poderosa memoria que le permite realizar un amplio repaso sin apenas dudas. Realizando un resumen de una larga conversación, ésta es la historia de la compañía creada en 1989, lanzando además algunas miradas al mundo de las artes escénicas en general.

Sònia Alejo y Tomàs Ibáñez.

>¿Quiénes formáis Visitants en 2019?
En la compañía somos fijos Sònia Alejo, Tomás Ibáñez y José Carlos Bellver, pero dependiendo del espectáculo varía el número de personas. Podríamos cifrar en unas 30 las que están dentro de nuestro ámbito, que se mueve entre el teatro de texto, pirotecnia, animaciones e intervenciones. Dependiendo del tipo de trabajo buscamos un perfil de artista determinado. El concepto de compañía cerrada, de la década de los 80 del pasado siglo, está en vías de extinción.

>Y echando la vista atrás, ¿cuál era la situación en 1989?
Hace 30 años estaba terminando de estudiar Administración de Empresas y tenía claro que al acabar me quería dedicar a estudiar y hacer teatro. En ese impasse me puse a buscar trabajos relacionados con el teatro, como un casting de Xarxa, en el que me dijeron que yo no servía para esto. En ese casting me conoció Joan Raga, quien poco después montó la Escola Municipal de Teatre de Almassora, donde tuvimos unos profesores magníficos, como Carles Pons, Cesca Salazar, Tian Gombau o Pep Ricart.

>¿Ese encuentro es el germen de Visitants?
Hay un bulo que dice que Visitants nace de Xarxa, y no es así. Xarxa contrató un verano a Joan Raga, quien venía de la compañía A Trote de Valencia y que conocía a Maite Gil, quien sí era integrante de Xarxa desde sus orígenes, cuando era asociación cultural. Ese verano, Joan y Maite decidieron hacer una compañía de teatro de calle que fuese diferente a Xarxa. Y me llamaron a mí para participar en esa compañía, de la que también fue fundador Pep Ricart. Entre los cuatro fundamos Visitants, aunque Pep se marchó al año para poner en marcha Moma Teatre en Valencia. Hasta 1996 estuvimos los tres; entonces se fue Joan para crear Produccions Scura. Luego se marchó Maite por temas de salud y me quedé yo, que siempre me había dedicado a la parte de la producción y gestión, y con la marcha de Joan me hice cargo de la dirección artística.

'Hugostein'. Foto: Visitants.

>Según me comentó Sònia Alejo, ella no estuvo en el origen de la compañía, pero sí ha vivido estos treinta años, puesto que participó en vuestra primera creación, Hugostein, y ya fue parte muy importante en la segunda, Famdefoc, que llegó de manera inmediata.
Sònia se incorporó a la semana siguiente de fundarse Visitants. También surgió de la Escola Municipal de Teatre de Almassora. Ya el vestuario de Famdefoc es creación de ella, así que estuvo desde el arranque. Ha ido evolucionando como actriz formando parte de la compañía, y su formación es brutal: inglés, francés, valenciano, cursos de tecnología del espectáculo, vestuario, maquillaje, sombrerería, esgrima, danza... además de la dramaturgia.

>Echando una mirada a vuestra web, aparece el apartado de formación, algo que siempre habéis cuidado en Visitants.
Un par de años antes de que se marchase Joan pusimos en marcha La Nefaria Laboratorio de Investigación Teatral, con conceptos más cercanos a La Fura dels Baus, propuestas contemporáneas. Siempre ha estado vinculado Visitants a la formación, aprendiendo de Guillermo Heras, del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, profesores del Teatro del Arte de Moscú, que hicieron dos monográficos para nosotros, trabajos con directores y actores de la compañía Carbono 14, con Terranova (Italia) a nivel de zancos, en Marsella... Al estar trabajando no podíamos acudir a las clases presenciales que exige la Universidad, por lo que buscamos nosotros los profesores que nos interesaban para seguir formándonos. Durante el verano vamos a tope con los bolos, pero cuando llega el invierno nos ocupamos de seguir formándonos en diferentes especialidades.

"Mientras se hacía teatro de calle divertido, nosotros pensábamos que se podía hacer algo diferente, que llevase a la reflexión"

>A Visitants se os vincula con el teatro de calle, pero en vuestros comienzos también producíais obras para sala.
Al principio trabajábamos en sala y calle. Hugostein (1989) y ¡Piratas! (1991) tenían las dos versiones, pero con La familia Vamp (1992) hubo un punto de inflexión. Estuvimos dos años y medio entrenándonos con zancos cada día, lo que nos convirtió en un referente del teatro de zancos a nivel estatal, inspirando a otras compañías. En ese punto, podíamos haber estado repitiendo espectáculos como La familia Vamp, pero siempre hemos buscado evolucionar, ir siempre un paso más adelante. Y ahí llegó Extraños en la noche (1993), que iba a ser un espectáculo de calle y acabó siendo de sala, con zancos de un metro de altura en espacios de 6x8 metros. Ese espectáculo de movimiento nos llevó a un control técnico brutal, porque si te ibas un milímetro, te caías de un escenario que estaba en alto. La técnica era esencial, estaba por encima del personaje. Había mucho riesgo físico. Era un espectáculo visionario: los problemas del refugiado.

>Y ahí entramos en una de vuestras líneas de espectáculo: los zancos.
Seguimos trabajando con zancos, como en Maratón (2006), la fiesta loca en un crucero de La mar de Gay (2008), en la que estábamos totalmente quietos sobre zancos, gracias a unos patines; y Judith y Paul (2012), una obra ya de la última época enfocada hacia lo que queremos hacer ahora: nuevas dramaturgias en espacios públicos, con dos monólogos que se cruzan en un punto y luego continúan, y que trataba del Alzheimer.

>Otra línea: la pirotecnia.
En mayo de 1989 nos estrenamos como compañía con Hugostein, que ha tenido una vida muy larga; y en junio de ese mismo año ya hicimos el segundo, Famdefoc, un correfoc para la Noche de San Juan a propuesta del Ayuntamiento de Almassora y que ha tenido una vida de 25 años, pasando por varias fases y llegando a congregar 50.000 personas en la Plaza Mayor de Salamanca. Es un referente a nivel estatal. Por donde pasaba se generaban correfocs posteriormente en las fiestas de los pueblos. Empezó siendo un espectáculo casi improvisado y acabó siendo una superproducción. En esta línea entra también Humanity Experience (2000), que lo llevamos a Portugal. Era un espectáculo a lo bestia, en cinco escenarios, como cinco continentes, para ser representado en campos de fútbol o plazas de toros. 42 personas en gira y tres días para montarlo. La experiencia más grande que tiene la humanidad es la destrucción de sí misma, es cíclico, y así lo exponíamos.

"Aquí nunca hemos dispuesto de los recursos que sí ha tenido Nit màgica, de Xarxa, por lo que no hemos tenido la oportunidad de demostrar que nuestro espectáculo le daba 40 patadas"

>Has hablado de superproducciones, pero con el paso de los años las fuisteis abandonando.
El problema es que queríamos crear grandes producciones, pero para nosotros nunca había dinero. Nos llamaban cuando no había dinero para pagar a los supuestamente mejores. Y se nos pedía lo mismo pero con una cuarta parte del presupuesto. Y eso no es viable, porque el gran formato tiene un coste obligado. Nos estábamos dejando la salud en espectáculos que no eran viables sin el presupuesto necesario. Además, no podíamos vendernos a los festivales, porque nuestros espectáculos eran más caros que, por ejemplo, los creados en Francia, que contaban con apoyo público. Varias compañías dejamos de hacer este gran formato, e incluso mediano, porque no había posibilidad de venderlos. Luego, cuando ya no los hacíamos, los programadores nos los pedían.

>Famdefoc está plenamente ligado al nombre de Visitants, aunque ya lo hayáis retirado de vuestros espectáculos en gira.
Si se hiciese una encuesta a nivel estatal, creo que el referente sería Famdefoc, por impacto provocado y porque si estaba disponible lo querían y no otro correfoc. Pero en la ciudad de Castellón nunca lo pudimos mostrar en condiciones: solo lo pudimos presentar dos veces, financiado por Caja Duero, y ambas en lugares arrinconados. Es una espinita que nos ha quedado, porque a los 25 años la retiramos. Aquí nunca hemos dispuesto de los recursos que sí ha tenido Nit màgica, de Xarxa, por lo que no hemos tenido la oportunidad de demostrar que nuestro espectáculo le daba 40 patadas a Nit màgica. Lo pueden preguntar en lugares por los que hemos pasado, donde después de ver nuestro espectáculo ya no han querido Nit màgica, que lo siguen haciendo igual. Y eso jode mucho, pero es la realidad que tenemos aquí. En internet hay mogollón de vídeos no oficiales grabados por los espectadores. En la parte final teníamos un concierto brutal.

'¡Piratas!'. Foto: Visitants.

>Una de las características que repites es que Visitants ha buscado siempre innovar.
Una de las aportaciones de Visitants ha sido el equipo de sonido móvil, algo que empezamos a investigar con ¡Piratas! en 1991, y fue con La familia Vamp (1992) cuando ya lo tuvimos plenamente integrado, lo que hizo que se nos criticase, porque hasta entonces se llevaban músicos en directo, y pasamos a llevar equipo de sonido móvil, y lo fuimos evolucionando. Con Famdefoc incluimos una serie de aportaciones que nos copiaron. La máquina crecía y llevaba cada vez más equipos de sonido. Para llegar con la música a todos los espectadores, la máquina hacía de centro, colocando un personaje sobre la estructura rodeado por equipo de sonido, y desde ella se tiraba la pirotecnica. Generábamos diferentes niveles que nos permitían llegar a miles de personas.

>Al mismo tiempo iban desapareciendo vuestras producciones de sala.
La sala desaparece con La familia Vamp. Era una pieza muy novedosa para la época, muy atrevida, con zancos, proyecciones. Tuvo éxito de recepción, pero un fracaso económico. Nos centramos en ser una compañía de teatro de calle, buscando siempre la investigación y la innovación, no conformándonos con lo que funciona. Búsqueda de nuevas vías, lo que hace que arriesgues, y nos hemos caído muchas veces, pero luego te permite evolucionar. En el año 1996, estábamos trabajando con zancos, animación, pirotecnica,... y al tiempo con Lafenaria estábamos buscando cosas nuevas, como Esculturas humanas (1997).

>¿Cómo surgió esa idea de trabajar a la manera de esculturas, con movimientos muy lentos?
Se nos pidió hacer algo en plan esculturas vivientes, como las de las Ramblas de Barcelona. Investigamos la Plaça del Llaurador de Vila-real, qué quería decir eso, y descubrimos el trabajo que hacían los agricultores para la transformación de la tierra de secano en regadío para el cultivo de la naranja. Hicimos unas esculturas humanas que se movían a ritmo hiperlento, una contención máxima y para que tenga un impacto brutal copiamos la estética de la estatua del Llaurador. Investigábamos qué se podía hacer y qué no en la calle. Mientras se hacía teatro de calle divertido, nosotros pensábamos que se podía hacer algo diferente, que llevase a la reflexión. Es curioso, Esculturas humanas, donde tratábamos de la conversión de las tierras para el cultivo de la naranja, en territorio valenciano tuvo 8 o 9 funciones; en otros lugares, incluso en resto de Europa, hicimos 80 funciones. Y no lo entiendes.

>¿Qué explicación le encuentras?
Tal vez se deba a que no era un teatro festivo. A finales de los 80 hubo una efervescencia del teatro de calle festivo, lo que hizo perder a mucha gente del teatro de calle que no quería hacer algo festivo y se marchó al teatro de sala. Lo que ocurría en aquel momento es que no había estructuras en territorio valenciano para hacer teatro de sala, por lo que todo el mundo hacía teatro de calle, pero a mediados de los 90 empieza la construcción y reconstrucción de Casas de Cultura, donde se ponía un funcionario, quien programaba para un espacio, dejando fuera el de calle, que iba a parar a la partida de Fiestas, y no a Cultura. Eso provocó una falta de lugar para desarrollar programas de reflexión en la calle, porque no vas a llevar algo reflexivo a unas fiestas. Ahora se va recuperando, pero poco a poco. Resulta paradójico que ahora mismo sea cuando más programe en espacio público, en la calle, cuando es la época con menos espectáculos creados específicamente para esos espacios se están programando.

>¿Y cómo seguisteis trabajando después del cambio interno en la compañía?
En 2007-08, nos planteamos "¿y ahora qué?", mientras seguíamos haciendo un Famdefoc que crecía a lo bestia. ¿Por qué arrastrar gente que no creía en el proyecto artístico? Hicimos entonces Rurafoc, espectáculo de pirotecnica, pero con un concepto diferente. La pretensión de Famdefoc era que saliese la adrenalina por las orejas de 50.000 personas, pero en Ruralfoc el objetivo era contar una historia definida a través de los elementos pirotécnicos. Ruralfoc será el origen de la trilogía agrícola mediterránea, que continuará con Solstici, que solo se representó dos veces, y que transita por las cuatro estaciones y los cultivos, especialmente la vid. La trilogía acabará en Olea (2016), que es un espectáculo totalmente diferente, estático, danza-teatro, con solo un efecto pirotécnico. Se cuenta el cultivo ancestral del cereal, pero a través de elementos pirotécnicos, manteniendo una parte importante de correfocs, pero totalmente diferente a Famdefoc, que era corre que te pillo. Aquí era si quieres fuego, acércate, pero si no, puedes verlo sin que te caiga una chispa.

>Línea actual: intervenciones
Nuestro modo de actuar es el mismo: crear, avanzar a partir de lo creado y dejar abierto el camino a innovaciones. Ahora mismo no pensamos en nuevas producciones de zancos o pirotecnica, pero no quiere decir que las descartemos para el futuro, y no tendrán nada que ver con lo ha hecho. En estos momentos, nos centramos en intervenciones en espacios públicos que no tienen el objetivo de contar una historia concreta, sino de interactuar con el mundo real y estimular al espectador; acciones direccionadas a un grupo reducido de personas. Empezamos en museos, a partir de 2011 (antes hicimos acciones, pero no intervenciones). Cogemos personajes sacados de espectáculos y los soltamos en un mercado, por ejemplo. Tras grandes espectáculos, con mucho hierro, tuvimos la necesidad de hacer algo sin nada, y surgió Viatgers, una propuesta que parte del espacio sonoro. En Viatgers cada intérprete tiene su personaje, que van acumulándose. Cada actor lleva una maleta con equipo de sonido, lo que crea un espacio sonoro propio para cada uno, excepto cuando se juntan, que es espacio de sonido común, llegando un momento en que el público los rodea, pero luego se separan y cada espectador sigue a uno. Una línea que desarrollamos y evolucionamos en Tempus y en Pluja de paraules.

>A nivel de medios informativos, os habéis ganado recientemente espacio con la condición de finalista de Olea a los Premios Max en la categoría de Mejor Espectáculo de Calle. ¿A nivel de compañía afecta de algún modo ser finalista de los Max?
Indiscutiblemente, te da presencia en los medios de comunicación y eso hace que la gente ponga el ojo en lo que estás haciendo. Olea ha salido muy redonda. Tiene un gran trabajo detrás. Incluso la Unesco se ha fijado en ella para su programación internacional en ciudades de Patrimonio de la Humanidad. Permite visibilizar el cambio de la compañía en los últimos años, en su búsqueda de nuevos lenguajes y formas, como el que se estrenará a finales del actual año y el que proyectamos para el próximo. Por otra parte, hasta hace dos años los espectáculos de calle no estaban en los Premios Max, igual que no lo estamos en el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, algo en lo que trabajamos ahora, para que haya un representante que defienda las artes de calle.

>Por lo que escuché en el Congrés d'Arts Escèniques celebrado en el Menador de Castelló, me da la impresión de que parte de culpa de esa situación la tiene la falta de actuación en común por parte del sector, de actuar de modo individual.
Sí, todo eso viene de atrás, de esa falta de asociacionismo. Otra cosa que hemos tenido Visitants es que hemos sido activistas en todos los niveles del arte de calle, desde cursos, formación, asociacionismo. Y donde voy pregunto por artes de calle y teatro en Castellón. ¿Por qué el Centro Dramático Nacional no tiene una línea de calle, y sí de títeres, de infancia y juventud, teatro clásico, nuevas dramaturgias...? Pero plantear estas cuestiones ante administraciones lleva tiempo que no puedes dedicar a otras cosas; nosotros lo hacemos porque nos apasiona nuestro trabajo. En Castellón miras hacia atrás y te sientes solo, no te acompañan en esa labor, y eso es doloroso, porque las cosas que se han conseguido han sido por el trabajo de una serie de personas, no por casualidad. ¿Por qué no hay más colaboración? Porque cada uno se fija una serie de prioridades y no dedicas tiempo para lo que no consideras que lo es. Dejas que lo hagan otros, tal vez pensando en que ya obtendrás beneficio o que quien lo hace es porque busca algo para él. Y eso es por ignorancia, porque cuanto mayor sea la unión frente a la Administración, más fácil será que se desarrolle tu profesión.

>Y negociar con la Administración y obtener resultados positivos no acostumbra a ser fácil para la Cultura.
Hay quien cree que queremos vivir de las subvenciones. No es así. La inversión en el rescate de la banca es mayor que la destinada al teatro en toda la historia de este país. La Cultura no vive del Estado, el problema es que la Cultura no es una cuestión de Estado, y el nivel cultural ha bajado de manera muy constatable. Hay que invertir y darle tiempo a los proyectos, con mucha gente haciendo cosas para que sobresalga. Francia tiene cinco Centros Nacionales de Creación de Artes de Calle, lo que da un nivel de base impresionante. Castellón es un espacio maravilloso para trabajar, por su clima, por su sociedad agradable para hacer este trabajo, pero me sorprendo con los recursos. Antes había propuestas de calle impresionantes y ahora se compra a peso, sin rigor artístico, y estoy generalizando, porque hay cosas interesantes.

"Cuanto mayor sea la unión frente a la Administración, más fácil será que se desarrolle tu profesión"

>Siempre has estado involucrado en asociaciones culturales, incluso encabezándolas.
Visitants fuimos promotores en la creación de la asociación nacional Patea (Asociación de Profesionales de las Artes de Calle), de la que soy presidente, aunque me queda poco en el cargo. Quiero quedarme pero dentro de la junta directiva, no como presidente. Estamos federados a nivel internacional. De Avetid (Associació d’Empreses d’Arts Escèniques del País Valencià) soy vicepresidente y soy el representante de Castellón en la junta directiva. La presidí entre 2006-09. Soy codirector del festival Tercera Setmana, programo en el Auditori de Vila-real y gestiono la agenda. Si tienes un carácter para trabajar por tu pasión, es fácil hacerlo; si no, no te dedicas.

>Preparáis varias actividades para celebrar estos 30 años. ¿Os resulta una edad especialmente significativa?
Cumplir años siempre es especial, pero ya que no celebramos los 25, hemos decidido sí hacerlo con los 30. Preparamos una exposición fotográfica retrospectiva en la Casa de l'Oli de Vila-real, que se inaugurará antes de FitCarrer, con Pascual Arnal como comisario. En redes sociales, compartimos fondo histórico de la compañía, con fotos que no saldrán en la exposición, que la moveremos en festivales. También preparamos un minidocumental que se estrenará tras el verano. Para Olea preparamos una versión con música en directo que se estrenará el 21 de septiembre en Úbeda, programado por Unesco, y hacia final de año espero tener grabada la música. Está también el proyecto de poner en marcha Visitants Editions, con la línea editorial de la compañía, publicando música y libros. Y además, tenemos la web de la compañía rehaciéndose. Y quizás cerremos este aniversario con una fiesta para colaboradores en la historia de Visitants, aunque no tenemos clara la fecha.

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