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Alboraia, Almagro, Anna Marí, Antoni Valesa, Brno, Burriana, Castellón, CeBe Muntatges Teatrals, CRIT, Daniel Tormo, Diputació Provincial, El increíble asesinato de Ausiàs March, Festival de Teatro Clásico de Peñíscola, L'increïble assassinat d'Ausiàs March, Madrid, Manuel Porcar Blasco, Núria Marín, Panchi Vivó, Paranimf, Peñíscola, Rebeca Izquierdo, República Checa, Teatre Escalante, UJI, ValladolidEl XXIII Festival de Teatro Clásico de Peñíscola arrancará el jueves 16 de julio (22:30; 15 euros) con la representación en el Patio de Armas del Castillo de la obra El increíble asesinato de Ausiàs March, una creación de Crit producida por Teatre Escalante que se estrenará en su versión en castellano en el evento anual que organiza la Diputació Provincial en Peñíscola -con la dirección de CeBe Muntatges Teatrals- y que una semana después se podrá contemplar en el Festival de Almagro. La compañía valenciana -de Alboraia- ha contado para el papel principal con el veterano músico y actor castellonense Panchi Vivó, y a su lado Rebeca Izquierdo, una actriz afincada en la actualidad en Burriana (además de Núria Martín y los coautores Daniel Tormo y Anna Marí). Esta trotamundos nacida en Valladolid es también protagonista estos días en el ciclo Paranimf en paréntesi con la pieza corta La distancia, que incluye una charla online a desarrollar el jueves 9 de julio (19:00) en la página de facebook del Paranimf de la UJI. Vía telefónica, Rebeca repasa para Nomepierdoniuna su inquieta trayectoria profesional.
>Te vi en el Paranimf de la UJI en octubre del pasado año con L'increïble assassinat d'Ausiàs March. Poco después me dijeron que eras de Burriana, algo que yo desconocía por completo, porque lo que había encontrado de ti es que te habías formado teatralmente en Madrid y Brno (República Checa) y que has rodado bastante por el planeta. No te tenía ubicada en absoluto.
Bueno, en Burriana vivo desde hace un año y medio. Llegué desde Madrid, porque mi pareja y yo decidimos venirnos. Pero en realidad soy de Valladolid, donde he vivido mis primeros 25 años. Estando todavía allí comencé a viajar y trabajar en otros sitios: Reino Unido, Francia, India, donde estuve solo un mes para estudiar danza, Camboya, la República Checa, un año estudiando teatro, y adonde sigo acudiendo, dando talleres, actuando, participando en una compañía teatral checa, con la que hemos ido a Asia, Turquía, Marruecos... Sí, me he movido un poco (risas). Y ahora estoy aquí.
>Me sorprende lo que me estás contando sobre el poco tiempo que llevas por esta zona, porque estamos hablando en valenciano y lo haces muy bien.
En Madrid viví ocho años y los últimos dos, mi pareja y yo teníamos decidido venirnos a Valencia o Castellón. Y empecé a estudiar catalán en Madrid, en un centro de la Generalitat de Catalunya. Además, la familia de mi pareja habla en valenciano y me sabía mal no entenderles bien. La idea es seguir viviendo en la provincia de Castellón, y si cambiamos de localidad, no nos iremos muy lejos. La gente se sorprende cuando me oye hablar en valenciano y conoce mi origen. Pero me parece muy bonito hablar una lengua de la zona en la que vivo, aunque podría hablar castellano sin problema alguno con la gente de aquí. Aprender lenguas que son nuevas para mí es algo que me gusta mucho.
>Castellano, valenciano, inglés, francés, imagino que también checo... ¿y portugués (visto en su curriculum vitae)?
Sí, aunque ya casi no me acuerdo (risas). Fue porque yo estudié Ingeniería Técnica Forestal y pedí una beca Erasmus en Portugal.
>¿Una ingeniera técnica forestal que se metió en el mundo del teatro?
Fue un poco a la inversa. Al acabar la etapa del Instituto le dije a mi familia que quería estudiar teatro, aunque también me gustaba el tema forestal y biología. Mi padre me aconsejó... bueno, más bien me impuso: "Tú estudia algo que te dé de comer y luego haz lo que te dé la gana". Yo no quería hacer oposiciones y esas cosas, lo que desea hacer era teatro. La decisión la tomé estando en Camboya, adonde fui por mis estudios de Cooperación Internacional.
>Perdona, pero ¿qué edad tienes? Porque pareces haber hecho de todo y en todos lados.
Bueno, 38 años dan para bastante (risas) y ahora mismo estoy un poco parada. Me refiero a parada en un lugar concreto, porque cuando te dedicas al teatro has de buscar mucho.
>Situándote en el espacio-tiempo, la oportunidad de trabajar con la compañía Crit -de Alboraia- en L'increïble assassinat d'Ausiàs March te debió de llegar al muy poco de estar aquí. ¿Te conocían? ¿Acudiste a un casting?
Fue curioso, porque al día siguiente de instalarme para vivir en Burriana, me llamaron de Crit para hacer una audición. Y me cogieron. Fue un poco de casualidad y también de buena suerte. Antes de esa llamada no nos conocíamos. Creo que pidieron recomendaciones a gente que conocían. Y salió bien.
>Y parece que les has gustado, porque ya estás involucrada en otra producción con ellos, La ciudad de escarcha. ¿Se ha llegado a estrenar?
Se hizo el preestreno justo antes del estado de alarma, pero el estreno oficial no fue posible, ya que coincidió con el inicio del confinamiento. Creo que el estreno tendrá lugar en Sagunto en agosto.
>En el Paranimf se pudo ver la obra que toma la figura de Ausiàs March en su versión original, en valenciano. En Peñíscola la estrenaréis en castellano, llevándola una semana después a Almagro. En ella había textos en valenciano del insigne poeta del Siglo de Oro Valenciano (siglos XIV y XV), así como canciones. ¿Cómo se ha tratado su traslado al castellano?
Muy ajustada al texto original. Anna Marí y Daniel Tormo, los dramaturgos, son filólogos. A mí se hace muy extraño aprender ahora los poemas en castellano, porque en valenciano tienen una sonoridad muy especial, y la cadencia en las canciones no es la misma. Tendremos que hacer un buen esfuerzo. No nos resulta fácil, pero la traducción es buena. Al principio me costaba representar en valenciano, a pesar de que es una lengua parecida al castellano, pero no es mi lengua materna. Las vocales abiertas me costaban, pero lo voy logrando poco a poco (risas). Pero trabajar con este equipo ha sido muy cómodo: personas muy abiertas, mucho sentido del humor... mucho compañerismo.
>A quien conocemos bien aquí es a Panchi Vivó, por sus muchos años como músico y actor.
Muchas horas hemos pasado juntos desplazándonos hasta Valencia y ensayando en el trayecto. Como tiene tanta experiencia, a la primera todo lo borda. Te echa un cable. Puedes aprender mucho de él.
>A pesar de girar en torno a Ausiàs March, la obra con la que abrís el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola no es precisamente clásica. Es más bien un thriller que juega con el pasado y el presente.
(Pasamos al castellano, con una mayor fluidez, aunque su diálogo en valenciano demuestra que ha estudiado bien la lengua y que la practica con asiduidad) Crit ha cogido una figura clásica, como es Ausiàs March, pero presentándolo como un personaje contemporáneo, del mismo tiempo que el público que le ve. Es una manera de que se escuchen sus versos sin que suenen tan lejanos. Suenan en la voz de una cantante actual y no resultan extraños. La puesta en escena es contemporánea... pero hay algo ahí que no quiero desvelar (risas).
>Habitualmente actuáis en teatros cerrados. El Castillo de Peñíscola resulta especial por su monumentalidad. No sé si lo conoces. ¿Qué sensaciones previas te provoca trabajar en un lugar así?
Me provoca un subidón poder actuar en un sitio nuevo para mí, tan especial. Un lugar con tanta historia, tan grande, de noche, con calor... lo que se agradece, porque normalmente los teatros cerrados son fríos. Retomar la actividad tres meses y medio en un lugar así es un gozo.
>Vamos a estas semanas atrás. ¿Cómo has utilizado este tiempo de confinamiento y desescalada pensando en tu carrera?
Psicológicamente ha sido bastante duro. Los primeros días estaba muy preocupada sobre cómo sería mi futuro profesional más cercano. Intentaba no pensar mucho. Además estaba la lejanía respecto a mi familia, con algunos casos sensibles que tengo allí. Con la desescalada me llegó un rodaje publicitario. Luego, las confirmaciones de Peñíscola y Almagro. Eso me ha hecho ver un poco de luz. Sí he estado entrenándome para mantenerme en forma física y mentalmente... y tratando de retomar el tema de las redes sociales, que llevo fatal (risas). Entre la vida precaria, estar buscando siempre ofertas de trabajo dentro de la interpretación, a veces un segundo trabajo... si además has de hacer manager de ti misma en redes sociales, a mí no me da tiempo, ni la cabeza... Ojalá pudiese centrarme en la interpretación y en crear, y no dispersarme en las cien historias que debemos llevar.
>¿Y cómo surge la oportunidad de participar en el ciclo Paranimf en paréntesi con tu pieza La distancia?
Vi que Panchi Vivó inauguró el ciclo y le comenté que me rondaba una idea en la cabeza que tal vez pudiese encajar. Me animó a contársela a Toni Valesa, y a la semana y media me respondió diciéndome que le había gustado y emplazándome a hacerla para una fecha.
>En La distancia optas por una creación de danza contemporánea, o cercana a ella, tu faceta bailarina.
No me considero bailarina, aunque haya tomado clases de danza contemporánea y de danza clásica india, pero no le he prestado el tiempo ni la dedicación de los bailarines. Tampoco es danza contemporánea, aunque lo parece. Es más teatro físico: intentar expresar estados de ánimo a través de ciertas pautas corporales, cómo afectan al cuerpo diferentes situaciones y momentos. Pero el límite entre danza contemporánea y teatro físico es difuso.
>¿Cómo surgió la idea de La distancia?
Fue durante la pandemia a causa de esa distancia con mi familia, que está en Madrid, Valladolid y Extremadura. La idea la tenía dentro de mí, y como subía a la azotea a entrenarme, iba probando cosas: cómo afecta la distancia entre las partes del cuerpo al movimiento. Pruebas sin pretensiones, pero cuando Panchi me animó, me lancé a trabajar esta idea. La pensé como algo que se pudiese ver en calle y con un músico en directo... y ojalá pueda ser así. Pero me di cuenta de que viéndolo en una pantalla, con un solo punto de vista, era un rollazo. Así que decidí utilizar varias cámaras y en movimiento, porque no podía estar repitiéndolo y que saliese igual, se notaría. Así que el montaje pasó a ser la mayor dificultad. Y a pesar de no tener ni idea de montar vídeo, estoy muy contenta con el resultado. Y varias de las tomas que hizo el compañero que me grabó -Manuel Porcar Blasco- me parecen muy bellas. Y la pieza musical que me envió Panchi, aluciné. Estoy muy contenta.