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Gana el contraste

¿Qué festival aúna en su programación a un mago del laud de 22 cuerdas (Jozef Van Wissem) o a cuatro jóvenes divirtiéndose con sus Macs y loops (The Third Eye Fundation)? Que sepamos, sólo uno. Sí, el Tanned Tin, el evento que, no sin sufrimiento, ha conseguido quedarse en Castellón para deleitarnos con su siempre sorprendente propuesta.
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¿Qué festival aúna en su programación a un mago del laud de 22 cuerdas (Jozef Van Wissem) o a cuatro jóvenes divirtiéndose con sus Macs y loops (The Third Eye Fundation)? Que sepamos, sólo uno. Sí, el Tanned Tin, el evento que, no sin sufrimiento, ha conseguido quedarse en Castellón para deleitarnos con su siempre sorprendente propuesta.

Ya pasado el ecuador podemos destacar algunas joyitas. Arrancó con poder en la fiesta de presentación, con Betunizer, el pasado miércoles. En esta edición de 2010 el festival adelantó al jueves su inicio oficial, pese a lo cual hubo bastante público. Los vizcaínos McEnroe abrieron la veda en el Principal, en una jornada en la que brillaron con luz propia Lacrosse (pedazo de hit "We are kids"), The Wave Pictures (cómo no) y Giant Sand homenajeando a Johnny Cash. ¡Qué sonido y qué clase! David Thomas Broughton puso el toque inquietante y Dean & Britta parecían estar reservando fuerzas para recuperar hoy sábado el repertorio de Galaxie 500, por primera vez en España.

En viernes por la mañana había regalo: comenzaban las sesiones matutinas (gratuitas) en la sala Opal. Bastante público, con dos virtuos os de la cuerdas (Van Wissem con su poblado laud y Sir Richard Bishop multiplicando las posibilidades de creación con sólo seis pero un enorme talento) antes del homenaje a Jack Rose. Y cerveza y comida por cuatro euros, que tampoco está mal...

Ya por la tarde, en el Principal, Thee, Stranded Horse, siguiendo la línea de Les Luthiers, prsentó instrumentos imposibles que logró arrastrar al público merced a su enorme dulzura. Siguió la línea melancólica (y de calidad) con Picastro (menudo violoncelista) y Callers: voz (femenina) guitarra y batería. ¿Para qué más? La parte final de su recital fue para enmarcar.

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Luke Haines mostró complicidad (y buenas canciones) aunque sólo acompañado de su guitarra acústica, antes de que Robin Guthrie (Cocteau Twins) se subiera al escenario, también guitarra en ristre, aunque esta vez acompañado por mil mecanismos con los que exponer su música relajante, aunque demasiado lineal y, por momentos, decididamente  aburrida.

Y, entre medio de estos dos conciertos, un acústico corto pero intenso de The Wave Pictures. Lleno absoluto en el rellano del segundo piso para volver a gozar con estos británicos con cara de niño que componen como expertos y transmiten como pocos. Público entregado.

Para acabar el viernes, los cimientos del Principal temblaron a medida que los Macs de The Third Eye Fundation iban entrando en calor para acabar la jornada con unos sobresalientes Sleep Whale, a los que habrá que seguir la pista. El concierto de Matt Elliott y los suyos requiere comentario aparte, aunque en realidad es muy complicado de explicar. Una hora de catarsis electrónica, de superposición de capas y capas de loops, generados con todo tipo de instrumentos (guitarras, voces, teclados, violines, violonchelos...), sobre una base rítmica atronadora. Y todo ello, con sentido. Creando una atmósfera rarísima, entre tóxica e hipnotizante. En fin, para flipar. 

Y para hoy sábado, más Tanned, desde Joe Pernice en la Sala Opal al retorno de Galaxie 500 en el Teatro Principal. Y mañana, aún más. Esto es un no parar.

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