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África y una Lauryn Hill de menos a más para cerrar el exitoso sueño reggae del Rototom Sunsplash 2014

El festival de música reggae más importante de Europa, el Rototom Sunsplash, llega a su fin tras ocho días de conciertos y actividades en los que ha conseguido sumar más de 250.000 asistentes llegados de 70 países, consolidándose como una cita global. Las dos últimas jornadas de su 21ª edición, bajo el lema “We have a dream”, han estado marcadas por el homenaje a África con la vibrante actuación de Femi Kuti y el cierre del escenario principal con una Lauryn Hill a la que le costó conectar con el público. Así se despide el festival hasta el 15 de agosto de 2015.
  
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Qué bien se está bajo la protección de Jah y la música reggae. El festival de música jamaicana más importante de Europa se despide hasta el año que viene tras ocho días en las que han reinado los principios de convivencia de paz, amor y unidad. El Rototom Sunsplash ha vuelto a demostrar en esta 21ª edición que es un festival diferente, convirtiendo esos ocho días en un auténtico viaje a Zion. Su quinta edición en Benicàssim ha estado marcada por el lema “We have a dream”. Un sueño que, sin ninguna duda, ha conseguido cumplir un año más: según la organización, sumando los ocho días, ha registrado un total de 250.000 asistentes, 10.000 más que la edición pasada –una media superior a las 31.000 personas por día y alcanzando las 35.000 el sábado 23-, llegadas de más de 75 países de todo el mundo.

En su recta final, el festival ha apostado por rendir tributo a los orígenes de la música reggae, dedicando un día (el viernes 22) a África en sus distintas áreas y con un increíble Femi Kuti sobre el escenario principal. En una edición que ha presentado un cartel verdaderamente especial, propiciando un encuentro de distintas generaciones de artistas reggae; para poder viajar en el tiempo con Jimmy Cliff, Alpha Blondy o Inner Circle, y familiarizarse con caras nuevas como Chronixx, Kabaka Pyramid o Romain Virgo.

Lauryn Hill atrajo al Rototom a más de 35.000 asistentes el pasado sábado. Foto: Luca d'Agostino.

En esta 21 edición ha habido de todo. Sorpresas cargadas de energía y buen hacer que han brillado por sí solas (Jah9, Mo’Kalamity, The Delegators…); artistas ya habituales en el festival que nunca fallan (Shaggy, Mellow Mood); la escena nacional dejando el listón alto (Rapsusklei & The Flow Fanatics ft. Sr.Wilson) y sin olvidar la local, que ha representado el sonido reggae tropical de La Plana de diez (Paupa Man, Bandits). Pero, entre las luces, también ha habido sombras, la mayor de todas tiene el nombre de Sean Paul, con un concierto que no estuvo a la altura del festival o una cabeza de cartel, Lauryn Hill, que llegó con mucho retraso, se tuvo que enfrentar a los problemas de sonido y no brilló por completo como podría haberlo hecho. Lo que sí ha quedado definitivamente claro es que el sonido reggae sigue vivo y evolucionando –y el festival con él-, que la nueva generación llega pisando fuerte y ha conquistado el Rototom. No llevan largas rastas –la mayoría-, visten distinto e incluso suenan distinto, pero les une un mismo punto de partida y filosofía, a base de un roots reggae renovado y permeable a otras músicas con alma.

Jah9 ha sido uno de los mejores sabores de boca de esta 21 edición. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

Así que, tras ocho días el Rototom Sunsplash 2014 llega a su fin. Pero que no cunda el pánico, el propio Filippo Giunta (director del festival) anunció sobre el Main Stage –en la tradicional despedida del equipo del festival- entre un cielo de globos verdes, amarillos y rojos- que la 22ª edición tendrá lugar del 15 al 22 de agosto de 2015 en Benicàssim.

Y para despedir la de 2014, lo mejor ha sido borrar el sabor amargo de días anteriores. Como el desastre de Sean Paul, con un Shaggy (viernes 22) que volvió a demostrar cómo es un directo de dancehall –al igual que hicieron días previos Busy Signal y Beenie Man-. Lo de Shaggy en el Rototom es una apuesta segura. Mr. Boombastic se aseguró de ponerle el toque más picante y descarado a la noche del viernes. Y si su música es sexual, su directo lo es mucho más. Como para no mover la cadera si suena “Boombastic” (su tema estrella) o “Hey sexy lady”. Y del picante a lo íntimo con “Angel”. Versionó “Empire State of Mind” para seguir con el “Volando voy” de Camarón, demostrando su gran amor por el Rototom y por España, pero acabó cantando por su Jamaica (“Love mi Jamaica”); apelando a la defensa del origen de ese público global que es el ototom. También sonó su último trabajo, Out of many, one music (2013), que es cierto que suena más reggae pero igual de picante.

'Mr. Boombastic'. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Para terminar su concierto, baño de agua helada por el ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Sólo esperar que esa ayuda y defensa no quede únicamente en un baño de agua y de imagen ante miles de personas –como está ocurriendo en otros casos famosos- y se traduzca en algo verdadero… Y, entre los nominados por Shaggy, Rory Stone Love, presentador del Main Stage.

El baño de agua por el ELA de Shaggy. Foto: Luca Valenta.

Ese mismo día el reconocimiento fue para África. Lo cierto es que siempre se lleva todo el protagonismo la isla, cuando verdaderamente muchas de las influencias en la música reggae y en la cultura rastafari vienen del continente africano. El viernes 22 el Rototom Sunsplash se dejó impregnar completamente por su alma y el African Village –el área dedicada a este continente- y su filosofía invadieron las carpas y escenarios. El gran protagonista de este reconocimiento fue Femi Kuti, representando el género que creó su padre (Fela Kuti), el afrobeat. El artista nigeriano consiguió llevar un poco del continente a Benicàssim con su combinación de ritmos africanos con aires reggae y funk. Una delicia verle sobre el escenario con su teclado, viento y voz, disfrutar de su talento, viajar a aquellos años de estallido afrobeat y dejarse llevar por sus movimientos y energía. La puesta en escena, además, cuidadísima, con un trío de coristas que también se convertían en bailarinas de danza africana y que no pararon en ningún momento. Incluso la banda, The Positive Force, tenía coreografía. Mucho baile y ritmo para mostrar su cara más comprometida y concienciada a través de la música. Apunte para el año que viene: apostar por las nuevas caras del afrobeat.

Femi Kuti, colores de África. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Y hubo mucho más. El Showcase Club se convirtió en una auténtica sala africana por la que pasaron los Hermanos Thioune –encargados también de las actividades desarrolladas en African Village-, que abrieron la jornada africana del viernes 22. No hay noche en Rototom que estos hermanos no monten una auténtica discoteca africana, consiguiendo hacer bailar –o intentándolo- a todo el mundo; tienen pilas de sobra y se han paseado por todos los rincones del festival, incluida la playa y el Main Stage. No fue mucho público el que acumularon el viernes, pero a cambio los asistentes recibieron buenas lecciones de ritmo –hasta seis percusionistas- y baile. Una fiesta africana que duró toda la jornada con distintos grupos y selectores.

Los dos últimos días de Rototom también han servido para, como ha ocurrido durante todo el festival, demostrar de qué manera hay una corriente del reggae que evoluciona hacia otros caminos y refresca la escena. Este es el caso de la combinación entre rap, r&b y reggae con influencias latinas en francés que es capaz de ejecutar Yaniss Odua. El resultado fue un concierto que empezó tímidamente y con poco público, pero que acabó con un Yaniss Ouda que clavó el directo. Sus cambios de intensidad, las banderas ondeando sobre el escenario y sus fraseos con soltura consiguieron llamar al público, que acabó rendido ante él.

Lo mismo sucedió con Danakil –también franceses-. Es curioso pensar que el grupo que estaba sobre el escenario principal había empezado siendo una casualidad entre universitarios que han ido creciendo con los años. Los también franceses (y es que no únicamente crece el número de público francés, las propuestas musicales cada vez son más numerosas) jugaron con el roots reggae, cantaron por el amor (“True Love”) y defendieron la identidad de cada uno: “déjame ser quien quiero, y te dejaré ser quien quieras”. También hubo momentos más íntimos y lentos -como la versión de “Redemption Song”- y contaron con la colaboración del artista senegalés Natty Jean.

Danakil, roots reggae en francés. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

La veteranía también defendió su lugar. Tan longevo es este grupo jamaicano que su primer disco data del ya lejano 1975, ¡pero su formación se remonta a 1962! Y ahí siguen adelante los denominados Twinkle Brothers (viernes 22). La banda, liderada por los Grant, es una especie de auténtica enciclopedia del reggae más tradicional (“Never get burn”, “Babylon fallin”). También rescataron el que fue su primer single, “Somebody please help me”, recordando en Benicàssim que quien tuvo, retuvo.

Como también harían un día después Inner Circle, abriendo la jornada final del Main Stage y ofreciendo uno de los mejores conciertos de esta edición. Empezaron ante un público escaso en número y acabaron con la explanada rozando el lleno completo gracias a sus buenas canciones, con gancho comercial, y a su entretenida actuación. Es posible que su repertorio, junto al de Jimmy Cliff, ofreciese el mayor número de temas conocidos por el público no introducido en la música jamaicana, como el mil veces versionado “Games people play” de Joe South, “Sweat” y su célebre tarareo “Sweat (A La La Long)”, más el final “Bad Boys”, que en su momento les concedió el apelativo de Bad boys of reggae. El origen de los también autodenominados rockers (“We a rockers”) se remonta a 1968 y, con algún parón incluido, ahí continúan 46 años después dando buenas lecciones los hermanos Ian (bajista) y Roger Lewis, el orondo guitarrista que realizó gran parte de la actuación sentado.

Todo el mundo coreó el famoso "a la la la long" de Inner Circle. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Y como en toda última jornada que se precie del Rototom, la grande del cartel, el nombre que gobernaba a todos los demás. Le tocaba el turno a Lauryn Hill. Y lo que ocurrió es que cuando arriesgas… no siempre ganas, o por lo menos no del todo. Probablemente esto es lo que le ha pasado al Rototom apostando por Lauryn Hill como cierre del escenario principal de la 21ª edición. Con 45 minutos de retraso y antojos de diva decadente (sastre y peluquero incluidos), la estadounidense pisó el Main Stage entre pitidos por parte del público; un retraso que habían intentado disimular con un selector y, posteriormente, con la banda y los coros.

Lauryn Hill aparece en el escenario con prisas, el sonido no funciona, ella parece no escucharse y tira del coro para guiarse. Además, el público tampoco consigue escuchar nada coherente. Ante la larga espera y el errático inicio, muchos, incluso, deciden abandonar el Main Stage; situación que aprovechan otros escenarios, como Toni Torpedero & Palmina Boogaloo ante un Ska Club lleno. Pero Lauryn agarra con fuerza su inseparable pañuelo, se descalza, canta y toca la guitarra en acústico para empezar a reflotar el concierto, haciendo una exhibición de su increíble versatilidad, apoyándose en su voz. Lo mismo muestra su cara más íntima y soul, que, tras un scracth, encadena rapea con gran agudeza.

Además de temas propios, también hizo un guiño al que fuese su anterior grupo, The Fugees, con temas como “Fu-Gee-La”, “Ooh la la la” o la versión de “Killing me softly”. Incluso se atrevió con Bob Marley y versionó, entre otros, “Could you be loved” y “Is this love” con aires soul. Su chorro de voz consiguió que se creasen diferentes atmósferas, pero lo cierto es que tiraba más la Lauryn Hill de “Doo-Wop” que la de “To Zion”. Salvó el concierto, silenciando los pitidos del público y consiguiendo que los que se habían ido volviesen. Era una apuesta arriesgada que probablemente sonó más a otras cosas que a reggae, pero nadie le puede negar a Lauryn Hill que, pese a naufragar al inicio del concierto, merece la fama que le precede.

Finalmente, Lauryn Hill consiguió remontar. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Y tras Lauryn Hill el Main Stage vuelve a correr el telón negro hasta el 15 de agosto de 2015. Pero los otros escenarios aún permanecían activos, porque cuesta despedirse del Rototom, y más cuando en el Ska Club sabes que está Christopher Ellis junto a la banda barcelonesa The Kinky Coo Coo's. Qué gusto. Es cierto, su voz recuerda a la de su padre Alton Ellis –incluso interpretó algunos de sus temas (“Rocksteady”)-, pero le añade un punto fresco y novedoso. Ha sabido exprimir lo mejor del ritmo rocksteady del que ha mamado y combinarlo con una personalidad propia que muestra un estilo abierto y cautivador. Lo de Christopher Ellis, probablemente, fue como muchas cosas de las que pasan en el Ska Club (como en otras ediciones con Roy Panton & Ivonne Harrison o Roy Ellis) y que deberían suceder en el Main Stage.

Christopher Ellis junto a The Kinky Coo Coo's. Foto: Luca Valenta.

En ese mismo escenario y hora, pero un día antes, aparecía en el Ska Club The Bluebeaters celebrando sus 20 años de música y con gran éxito. Distintas canciones conocidas versionadas a ritmo de ska y rocksteady, sólo que en esta ocasión sin Guiliano Palma. Tal vez lo más curioso de The Bluebeaters fuese ver cómo, en un Ska Club lleno hasta reventar, un buen grupo de cabezas rapadas y rastas bailaban y coreaban “Toxic”, de Britney Spears. Que, por mucho que suene a ska...

Mientras, en el Showcase Club repetían Nou Vin Lakay y en el Dancehall aparecía Rory Stone Love (presentador de los conciertos del Main Stage en esta edición) para acabar de reventar la noche a base de dancehall. Además, enlace directo con el selector nacional Kiki Sound, con el que compartió mesa. En la Dub Academy, los jefes del sonido dub, Blackboard Jungle quemando los últimos vatios de los hipnóticos amantes del dub. Y, según avanza la madrugada, se produce un encuentro entre los que no quieren que acabe y buscan exprimir hasta el último segundo de Rototom, con los que empiezan a mover sus tiendas, maletas, bolsas… La salida del festival, presidida por el león, se convierte en un desfile de rastas y reggae-adictos que ya están pensando en la próxima edición. Bless!

_foto de portada Lauryn Hill por Carme Ripollès (ACF).


  1. No entiendo en qué afecta a la música de Lauryn Hill que lleve sastre y peluquero. Me parece que el público reggae fue intolerante con ella, después de 8 días de música del género. Y desde yo estaba (fila 15 aprox. centrado frente al escenario) se escuchó perfectamente desde el principio. De lo que se quejaba era de los monitores, no del sonido exterior.


  2. Gracias por tu comentario Anónimo. Nosotros también lo vimos bien situados entre el público y, a nuestro juicio, la primera parte del concierto (hasta el acústico) se escuchó fatal. Lo del sastre y el peluquero se cita como anécdota entre paréntesis porque nos pareció una falta de respeto hacia el público y hacia el festival esos 45 minutos de retraso injustificados. Y no diría que el público del Rototom se caracterice por ser intolerante, la verdad. Por lo demás, como tratamos de explicar en la crónica, Lauryn Hill nos parece que terminó brillando.

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