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El rosa dominó el escenario del Francesc Tàrrega. Era el color de Morcillo. Tan característico en él como sus gafas negras y esa calva que impedía pasar desapercibido al más icónico de los músicos que ha dado Castellón, fallecido en febrero de 2015. Este sábado de junio de 2021 también estuvo allí. Apareció en pantalla, en dibujo animado, al son de la melodía de la pantera más famosa de la historia del cine. En un gesto de interacción, lo siguiente que se proyectó en el fondo del escenario fue una imagen en directo de la platea del teatro. Un guiño al público, concediéndole un grado compartido de protagonismo en esta fiesta posible gracias a la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Benicàssim, con Javier Alonso al frente.
Encima de las tablas, una big band de 17 instrumentistas, con Carlos Álvarez ligeramente adelantado respecto a sus compañeros. Durante el concierto se encargó de guitarra y coros, pero su labor en este proyecto de Tímida Industria Musical -Juanki Tomás y Diego Gómez- ha ido mucho más allá, ya que ha sido el responsable de crear los arreglos para la big band, de darles una apariencia nueva. Lorenzo Millo aparecía y desaparecía. El ilustrado músico -compositor y guitarra de Los Franelas- y comunicador castellonense introdujo cada uno de los temas de manera precisa, ilustrándolos con una porción de historia y otra de divertido anecdotario.
"Hielo" es un tema con un efecto muy vitalista, ideal para subir el ánimo de primeras. Joan Fort se encargó de interpretarlo a la manera en que actúa en Dandy Wolf. O sea, sus movimientos no pararon en una atlética demostración de ritmo, el que le transmitía la big band, con una sonoridad cercana al rockabillly, recordando las similares experiencias de Brian Setzer.
Morcillo siempre tuvo gran respeto a la música, y a aquellos músicos que le marcaron. En su discografía es posible encontrar unas cuantas referencias, como ese "Recuerdo a los Creedence", recreado por la siempre enérgica María Iturralde (Miss Black Emotion), sobrina de Juan Antonio Morcillo. "Quería el mundo cambiar" ha sido el deseo de muchos. Ese "estaba un poco loco y se mantuvo apartado de la sociedad" fue cantado por la voz más canalla de Javier Besnard para dar el relevo a la mayor nitidez de Vite Barreda, su compañero en Los Franelas, el grupo con mayor participación en el proyecto.
Miguel Verchili le puso esa fuerza interior, ese nervio emocional que acostumbra, a su interpretación de la gamberra y acelerada "Voy a pedirte en matrimonio", "con el permiso de tu papá y el de tu mamá", claro. Respecto al cd No voy a pensar más (Volumen 5 de Benicàssim.pop), hubo algún cambio en los intérpretes. Nuria Aparici (Sordomondo), Gabriela y Candela Tomás (Las Auténticas) hicieron a tres voces -sin poder estar Sonia Valero (Zoniaz)- esa otra declaración de amor de Morcillo a la música, "Es difícil olvidar".
Una de las grandes sorpresas corrió a cargo del veterano Daniel Silvestre (Faradai). Su puesta en escena coreografió "Noche de fuego" al modo de un club lleno de humo y alcohol, pero sin lo uno ni lo otro. Un elegante crooner impecablemente vestido de blanco y tonos claros, con sombrero incluido, para trasladar la canción a una atmósfera que nadie se esperaba.
Aroa Morcillo, además de sobrina, fue pilar importante en los últimos años de la carrera de Juan Antonio. Nadie dudaba de que "Estoy borracho" podía ser autobiográfica en el caso del rockero, y con el tiempo se convirtió en un infaltable para actual la bajista de Los Franelas en las jams. La hizo dúo con Alejandro Viciano Chano, miembro de Juan Nadie, banda tributo a Morcillo cuando aún estaba entre nosotros.
Y si Aroa fue su brazo izquierdo, el batería José Luis Lorente El Chino (Simago Lemon's, Udelgrau) fue el derecho durante gran parte de la carrera de su hermano. Derrochó emotividad y energía en "Estamos locos" (cantada en el disco junto a su hijo, Cristian) y tuvo una dedicatoria previa a Morcillo, su hermano Pedro Pablo Morcillo y Pedro López (bajista y compositor de Los Rítmicos). Esta franja familiar se prolongó de manera imprevista, ya que Aroa regresó al escenario por la ausencia a última hora de Sergi Pérez (The Veterans), esta vez para declarar otro amor, a las motos más míticas: "Harley boys".
Que Morcillo era capaz de componer sobre cualquier tema cotidiano está más que demostrado. Hasta "Mi cenicero" le servía de inspiración, para convertirlo en uno de sus hits, interpretado en esta ocasión por otro amante de la melodía, Luis Sánchez (Los Reactivos, K7s). El contrabajo de Diego Barberà dio entrada a "Tiempos de cerveza y rock and roll", recuperando Agustín Ahís (Hot Coyotes) ese tono canalla para recrear el homenaje de Morcillo a dos de sus pasiones.
El final fue para Anna Millo. Y aunque los presentes esperaban una comparecencia de todos los participantes en el escenario que no llegó a producirse (cuestión de número y de distancias preventivas), la conclusión no pudo ser más efectiva. La joven cantante de The Dance Crashers llevó a un terreno soul el mítico "No voy a pensar más", epatando por sus maneras al tiempo que despertaba gritos de aprobación. Fue, sin duda, el momento más elogiado dentro del muy buen regusto general. Además, aprovechó para incluir un mensaje de reivindicación de la figura de Morcillo y de los músicos de Castellón, representados sobre el escenario por la numerosa big band y los puntuales vocalistas.
De la instrumentación se encargaron Jesús Gimeno (batería), Diego Barberà (contrabajo y bajo), el arreglista Carlos Álvarez (guitarra), Edu Roselló (teclados), Augusto César, Iván Pitarch, Nuria Abella, José Muñoz y Bernat Fayos (saxos), Adolfo Cebreiro, Luis Alguacil, Damián Rueda y Marc Agut (trompetas), Óscar Torres, Paco Vila, Fernando Cano y Carlos Valls (trombones).
Un sábado de emociones, de "No voy a pensar más" y dejarse llevar.