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Hacer que ocurra

Artículo del CEO y cofundador de Cuatroochenta, Alfredo R. Cebrián, para la revista del 10º aniversario de Nomepierdoniuna.
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Otorgamos de forma natural demasiada importancia a las ideas, en cualquier campo de la vida, profesional, personal o social. Emergen ideas a modo de soluciones, avances o entretenimiento. La capacidad de catalogar una idea, buena o mala, parece innata al ser humano, da igual el tema a tratar, siempre emerge ese poder crítico; ideas que triunfarán, ideas nefastas, ideas cojonudas o las famosas ideas de mierda.

En el lado opuesto está la incapacidad de visualizar lo que hay detrás de una idea, sus implicaciones, tiempos, recursos… los mimbres que requiere una realidad para ser materializada, la incapacidad de visualizar el verdadero impacto. En general somos idealistas y cuesta tanto ser realista que a los que tienen el don de visualizar el mundo tal y como es, las agendas, las probabilidades... los tachamos rápidamente de personas negativas.

Quién no conoce una mente inquieta, cuñados pro, que son motores de ideas; si los pillas en modo visionario pueden dar contenido para cuatro largas sobremesas. Momentos que por otra parte nos recuerdan el valor del silencio. No hay estudios que lo demuestren, pero los habrá, la capacidad de generar nuevas ideas es inversamente proporcional a la capacidad de ponerlas en práctica. Y si lo analizamos tiene su sentido, será esa sensación de escasez y de necesidad (motor de grandes logros) la que hará que los que tienen pocas ideas se lancen a realizarlas, al fin y al cabo puede ser la última oportunidad de tener una buena idea que perseguir.

Un homenaje tendríamos que hacerle a todo aquel que coja una idea, aunque no sea suya, del territorio de lo inanimado y la lleve a la realidad. Estos son los héroes que están siempre “robándonos” esa idea que tuvimos y por la que no movimos un dedo.

Bajo este prisma, es crítico identificar a los aventureros, a los que viven su día a día en esa frontera, construyendo realidades, y dotar de valor no sólo al producto o al resultado si no al intento, al camino, a la construcción y especialmente a la apuesta, al esfuerzo. No podemos dar nada por hecho, porque nada está hecho; son personas, con su vida, las que deciden hacerlo. Gran parte de lo que nos rodea, lo que leemos, lo que disfrutamos es fruto del motor compuesto de aquellas personas que si bien en un momento pudieron ser visionarios dieron el paso necesario, el realmente importante, y se convirtieron en creadores.

Creadores como los que durante diez años empujan una publicación como esta. No hay nada más poderoso que una creación que nació de una buena idea, y es responsabilidad de todos valorarla en su merecida medida y preservar esa especie que, escondida detrás de la pila del trabajo amontonado, mueve el mundo. Ideas que no falten, pero larga vida al buen curro.

Alfredo R. Cebrián es CEO y cofundador de Cuatroochenta. Nomepierdoniuna entró a formar parte del ecosistema de la empresa de soluciones tecnológicas en 2017. Cuatroochenta respalda la gestión del webzine, manteniendo la misma filosofía, línea de contenidos y estructura.

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