En el breve tiempo que llevo al frente de los cuatro espacios culturales dependientes del Institut Valencià de Cultura en Castellón, Auditori, Teatre Principal, Museu de Belles Arts y Espai d'Art Contemporani (EACC), he observado que los criterios que se han venido siguiendo no siempre han sido los que, a mi entender, debería exigir una gestión cultural de calidad. Una programación en la que se advertía en algún caso, exceso de ego, o incluso programaciones externas, y en no pocas ocasiones se ha contratado a artistas conocidos sólo por el hecho de ser mediáticos, ha habido exceso de actividades no profesionales y pocas propuestas de calidad dirigidas al público infantil y familiar, futuros consumidores de cultura. Esta situación provocó desconfianza por parte del público y por lo tanto la falta de fidelización ya que los índices de asistencia eran muy variables en función de cada espectáculo.

Y es que sin duda, es el público el principal objetivo de la programación cultural, y por tanto, nuestra finalidad es trabajar para el público con vocación de servicio, presentando una propuesta  profesional y coherente que genere confianza y que posicione la marca de los diferentes espacios culturales de Castellón como servicios de calidad.

Los trabajos que realicé en Benicàssim junto a mi compañero José Antonio Portillo, se basaron fundamentalmente en buscar una identidad propia basada en una oferta diferenciada a la del entorno, con especial atención a la propuesta familiar. La relación con el público se basó en vincular los diferentes servicios dependientes de cultura y educación, como colegios y bibliotecas y como consecuencia, se generó público.

El hecho de que en Castellón los diferentes servicios se presenten bajo el sello del IVC, en principio es una ventaja ya que permite aunar estrategias y aprovechar sinergias, dado que el público que asiste a los diferentes espacios es potencialmente el mismo.

Así pues, al objeto de ganar la confianza del público y que los centros dependientes del IVC gocen del reconocimiento que merecen, se ha aumentado considerablemente el número y la calidad de las actividades dirigidas a público familiar e infantil y las dirigidas a centros educativos o didácticas. Como respuesta a estas iniciativas, esperamos que el aumento de las actividades familiares provoque mayor asistencia a las actividades, favorezca la vinculación de los padres y madres con nuestros centros y tal vez se sientan interesados por diferentes propuestas.

Otro aspecto que se está cuidando especialmente es el de aumentar las actividades profesionales en igual medida que se ha restringido la presencia de las realizadas por aficionados en los centros dependientes del IVC. Entendemos que aumentar la propuesta profesional generará mayor conocimiento y criterio de la realidad cultural entre los asistentes a las actividades a la vez que posicionará a Castellón como una ciudad de referencia en cuanto a programación cultural.

Alfonso Ribes es Delegado del Institut Valencià de Cultura de Castellón.