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"Sí, sí, sí, el garage está en Betxí", con The Cynics sobresaliendo en el Sant Antoni Pop

The Cynics sobresalieron en la más histórica de las ediciones del Sant Antoni Pop Festival de Betxí... y ya van 14. La banda de Michael Kastelic y Gregg Kostelich repasó a fondo el histórico disco 'Rock'n'roll' e hizo soltar adrenalina a raudales entre los presentes. Menos afortunados estuvieron The Fuzztones, con demasiadas rupturas de ritmo para convertir un concierto en vibrante.
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Michael Kastelic, cantante de The Cynics, los triunfadores de la histórica 14ª edición del Sant Antoni Pop Festival de Betxí. Foto: Juan Vicent.

Cada vez que el presentador del Sant Antoni Pop, Pepe Birra, se subía al escenario gritaba "Sí, sí, sí, el garage está en Betxí", provocando la coreada réplica de los presentes. Y es que la pequeña localidad, el Detroit de La Plana, se ha ganado por derecho propio y el continuado esfuerzo del entorno del grupo Los Altragos una fama a nivel nacional -y ya hasta internacional- que permite reunir en una misma jornada a The Cynics y The Fuzztones. Un pulso histórico del rock and roll de garage que esta vez se decantó con claridad en favor de los primeros, los grandes triunfadores de esta 14ª edición, la del lleno completo con días de antelación (700 entradas), la que hizo preguntarse a más de un presente: "¿Y a partir de ahora, qué?".

Ese interrogante tiene respuestas claras para los organizadores. Por un lado, es posible confeccionar carteles atractivos con grupos sin tanta historia como los de este año; y, por otro, el festival no va a crecer en capacidad. Pascual Franch, Juan Carlos Rodríguez y todos los componentes del comando Los Altragos lo tienen claro: "El Sant Antoni Pop ha sido siempre una fiesta montada por amigos con la finalidad de que quienes vengan se lo pasen bien, se desfasen. Ahora estamos al límite de nuestra capacidad y no queremos vernos desbordados, ni tampoco profesionalizarlo, porque entonces se perdería el espíritu que le da sentido al festival".

Para la historia del Sant Antoni Pop, desde este 2020 queda la satisfacción del "entradas agotadas" (con récord de comensales en la cena, 230), el haber tenido a The Fuzztones y The Cynics en una localidad difícil de ubicar hasta hace poco en un mapa y que ahora un gran número de garageros sitúa entre los destinos predilectos, pero por encima de todo, esa sensación de que quien acudió hasta Betxí disfrutó del ambiente general del evento, porque si de algo -también- puede presumir este festival es de la atmósfera de camaradería que se respira a lo largo de una maratoniana jornada que incluye tres tandas de conciertos, paella y cena (y hasta almuerzo para organizadores y los músicos más madrugadores).

Pepe Birra, arengando a los presentes en el repleto Saló 1964 de Betxí. Foto: Juan Vicent.

Como cada año, el Sant Antoni Pop empieza en el pub Monkey "no antes de las 12:00" (sic). Sí, porque aunque se ha ido mejorando con los años, el cumplimiento horario no es el fuerte del festival. Así que fue a las 13:00 cuando la banda castellonense de esta edición la puso en marcha. Culebra no es un grupo que se pueda ver muchas veces en escenarios. Después de su grabación de debut en 2013 -de la que mantienen en sus directos los temas "When we meet again" y "Dead man"-, el grupo sufrió una paulatina remodelación total, quedando solo Mario de la formación inicial. Eso sí, siguen vigentes sus señas de identidad primigenias, basadas en el rock and roll incendiario, a la manera de los grupos escandinavos que en los 90 sacudieron el mundo del rock, incluyendo una versión de los australianos Radio Birdman, "Descent into the Maelstrom".

Culebra, encargado de abrir el Sant Antoni Pop 2020 en el pub Monkey. Foto: Juan Vicent.

A continuación fue el dúo Hiroshima el que tomó el pequeño escenario de un Monkey con una entrada cercana al lleno, pero sin la aglomeración de otros años. Con el argentino Gastón y la batería de pelo rosa Sisuca alternándose en las voces, ofrecieron un directo pleno de energía, corto pero intenso (cuentan con dos Eps de cuatro temas cada uno, contando en el segundo con la bendición del renombrado productor garagero Mike Mariconda). Su guitarrista rompió muy pronto la invisible frontera entre escenario y público, utilizando también la barra del local mientras estaba "Bailando rock and roll". Lo suyo es un garage crudo con dosis punk, muy adrenalítico, con una filosofía de vida cantada en "Loser feliz". Aunque ubicados en Barcelona, tienen vínculos con Teruel, y recordaron que 40 personas se trasladaban desde la pequeña capital aragonesa hasta Betxí, como ocurre cada año. Contaron con la colaboración a la voz de la dj leonesa María Fuzzpills, quien protagonizó la gran novedad de esta edición: la pinchada por la tarde en el pub Ohana, cubriendo el hueco entre la franja de directos del mediodía (más la paella) y la vespertina.

El adrenalítico dúo Hiroshima, "Bailando rock and roll". Foto: Juan Vicent.

Ya en el Saló 1964, Llobarros fue el encargado de abrir la segunda tanda. Para el trío de Benimaclet se trataba de un concierto especial, porque una de sus ilusiones era actuar en el Sant Antoni Pop; así que avisaron a los organizadores que preparaban un show completo de una hora. Trajeados y con el tocado de sendos sombreros Fez salieron al escenario principal, que presentaba la novedad de estar ubicado en el lateral que habitualmente servía de entrada/salida, alargando la zona de público, en busca de una mejor sonoridad en un local donde resulta complicado de controlar, incluso para un técnico experimentado como Vicente Ros. Exotica & Fuzz es el nombre de su primer Ep y resume su propuesta: una mezcolanza instrumental de rock, desde el clásico al setentero -con divagaciones muy propias de esa década como en la larga versión de "Caravan"- con un aire mediterráneo y por momentos selvático, en el que no falta la marcha mora ("The lame"), ya tan valenciana como la "Malvarrosa", en un combinado en el que la percusión tiene mucho peso. Veteranos en el mundillo de la música, supieron involucrar al público con números como la integración del guitarrista y el batería en la masa formada ante el escenario.

La coincidencia de The Cynics y The Fuzztones en esta edición provocó que los organizadores separasen a ambos grupos en las tandas de conciertos. De este modo contaban con dos cabezas de cartel y un imán seguro para la tarde. The Cynics presenta hoy en día a sus dos fundadores, el cantante Michael Kastelic y el guitarrista Gregg Kostelich, junto a dos Dr. Explosion (referente del garage español), el bajista Ángel Kaplan y el batería Pibli. Aprovechando el 30º aniversario de su disco totémico, Rock n'roll, lo repasaron de manera íntegra y en el mismo orden. Un Lp que desde Pittsburgh dio un importante empujón a la resurrección del espíritu The Sonics, es decir, al garage rock, con su colección de sonidos de guitarra con fuzz, melodías del rock clásico y del pop, así como arrebatos soul. Desde el arranque con su clásico "Baby, what's wrong" ya consiguieron revolucionar a todo el personal, y así hasta el final. La coreable versión de "Girl, you're on my mind" (original de Mystic Eyes), ese highlight que es "Bussiness as usual", la melódica "Close to me", la bonita "The room", las muy botadas "You got the love" o "Last time around"... Un concierto que consiguió la aprobación unánime, con uno de los organizadores, Pascual Franch, dándolo todo en primera fila, con la satisfacción de ver uno de sus grupos fetiche sobresaliendo en su propia casa.

Después de la cena en el Brisamar con músicos y organizadores -más formal que otros años-, llegó la tanda nocturna. La abrió el trajeado grupo italiano The Midnight Kings, conocido por unos pocos -poquitos- por haber actuado meses atrás en la sala Japan de Vila-real. Sus raíces son el garage de los Sonics, pero también el rock and roll clásico de Little Richard y el rhythm'n'blues. Temas adrenalíticos y bailables aderezados por el saxo, con resultados como "King Kong" o "Hey! Mathilda". El título de su primer disco, Band of thousand dances, resume perfectamente su propuesta, bien aceptada en Betxí. No faltó el paseo entre el público del saxofonista y vocalista Metius King a hombros de Jordi Moliner (batería de Los Altragos e integrante de la organización).

Desde Italia, The Midnight Kings. Foto: Juan Vicent.

The Midnight Kings fueron el sabroso aperitivo para el que se presentaba como plato principal, The Fuzztones. Pero algo falló. Si The Cynics ofrecieron un concierto pleno de ritmo, en el caso de los otros abanderados del revival del garage rock, faltó precisamente el conveniente ritmo de concierto que va despertando emociones tema tras tema. A pesar de que el líder del esta vez quinteto, Rudi Protrudi, quiso exhibir forma física realizando incluso flexiones en medio de algunas canciones iniciales, parecía que necesitaba tomar oxígeno entre las canciones. Tal vez por ese motivo, lanzó largas peroratas que provocaron que el ritmo se amodorrase de modo constante, sin alcanzar ese in crescendo por todos esperado y que se logró en ocasiones muy puntuales, como el final "Strichnine", clásico entre los clásicos que The Sonics legaron a todos los grupos de garage que han venido después. Esa entrada de teclados fue reconocida al instante y provocó la algarabía generalizada, como poco antes lo había conseguido la coreada "She's wicked".

Rudi Protrudi hizo numerosas referencias a que The Fuzztones están celebrando sus 40 años de aniversario, desde aquel legendario "Bad news travels fast", aunque sus palabras se perdieron entre un amplio sector de público que no entendía inglés, lo que aumentó esa incómoda sensación de frialdad demasiado repetida. Incluyeron algún tema de su nuevo disco, y también un largo trozo de psicodelia instrumental que contribuyó a esa sensación de desafecto hacia un concierto del que se esperaba mucho.

El final lo puso el joven cuarteto francés Les Lullies -con dos miembros de Les Grys-Grys en sus filas-, sonando a un volumen atronador. Con el final de The Fuzztones, una parte importante del público abandonó el Saló 1964, y los que se quedaron se dividieron entre los que se sintieron agobiados por la decibélica descarga y quienes se integraron a la perfección en el ritmo atronador y con actitud punk de esta banda aún nueva que desde 2017 ha lanzando un Ep, un single y el Lp homónimo, en los que dan escaso respiro al oyente. Aunque el cierre real corrió a cargo del dj castellonense Toni Valer-Oh!, encargado de prolongar la fiesta hasta que ya casi estaba a punto de sonar el despertador para el sol del domingo.

Atronadora descarga con Les Lullies para cerrar la 14ª edición del Sant Antoni Pop. Foto: Juan Vicent.

 

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