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Álex Francés, Alicia Petrashova, Asociación 14 de abril, Cesar Lucas, Ellas toman la palabra, Espai Cultural Obert Les Aules, Festival Imaginària, Francesc Boix, Historia, Holocausto Arquitectura del Desatre, Llotja del Cànem, Madres e Hijas, Mathaussen Memoria Gráfica, Menador Espai Cultural, Museu de Belles Arts de Castelló, Nacho Canós, Pablo Parra, Recuperación de la Memoria Histórica, Retratos documentales. España 1960s-1980s, Sala Sant Miquel, Taro y Capa en el Frente de Málaga, violencia de género, Vórtice PhotoLa sabiduría popular sentencia que una imagen vale más que mil palabras. Esta es una afirmación un tanto temeraria, pero lo que sí es indudable es que mil imágenes valen más que una sola. Bajo esta sólida premisa se erigen los cimientos del festival de fotografía Imaginària. Esta 17ª edición marcada por la covid-19, que ha obligado al festival a trasladarse de su habitual primavera al otoño; concretamente, del 18 de septiembre al 6 de noviembre. Pero, pese a todo, Imaginària lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a llevar la fotografía a distintos espacios expositivos de Castellón. En total, 25 exposiciones, todas ellas con acceso libre, y un buen número de actividades paralelas (visitas guiadas, coloquios, talleres, conferencias...).
Uno de los grandes valores de Imaginària es que pone la fotografía al servicio de todo el mundo. La acerca, muestra, explica... Y nos deja reflexionar y disfrutar de ella. Creando nuestro propio itinerario, ya sea para hacer un auténtico recorrido por la España de la Guerra Civil o la Transición, como para observar las grandes ciudades de otra forma, mirarnos a un particular espejo maternal, concienciarnos sobre la importancia de la preservación del medio ambiente o sobre los cambios estructurales de un territorio y paisaje originados por los procesos de economías neoliberales; acercarnos a un antes y después de la crueldad del nazismo o denunciar la represión hacia la mujer en sociedades patriarcales.
Historias, realidades e imágenes que valen más que mil palabras. Como la de Taro y Capa... Gerda Taro es el nombre artístico de una fotógrafa judía de origen alemán que huyó a París tras la instauración del Tercer Reich en 1933. Un año más tarde, conoció al húngaro Robert Capa, quien también se había refugiado en la capital de Francia por su condición de judío. Ambos decidieron viajar a España durante la Guerra Civil para intentar revertir la postura equidistante de la Europa democrática ante a la sublevación militar del autodenominado bando nacionalista. El Museu de Belles Arts de Castelló cobija en su planta baja Taro y Capa en el frente de Málaga. Las fotografías de las Brigadas Internacionales, una recopilación de las instantáneas que tomaron durante La Desbandá de Málaga, es decir, el abandono de 300.000 malagueños de su ciudad natal. Este éxodo masivo tuvo como escenario la carretera costera que conecta Málaga con Almería y se produjo durante la invasión de la ciudad por parte del ejército franquista, en colaboración con la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler. Niños que corren, pero no juegan: escapan. Familias que huyen de la guerra dejando atrás sus vidas por pura supervivencia. Fotografías tomadas en febrero de 1937 que recuerdan a las que vemos en los noticiarios sobre los refugiados de Oriente Medio. La historia se repite en escenarios distintos, como cantaba Ismael Serrano a finales de los noventa: “Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam”.
Esta pareja de fotoperiodistas también estuvo presente en el posterior contraataque republicano, ofensiva en la que participó el batallón Tschapaiew y en el que se integraron combatientes voluntarios de veintiuna naciones. Gerda Taro y Robert Capa acompañaron a los brigadistas internacionales desde Aguadulce (Almería) hasta Calahonda (Granada) recorriendo yermos parajes propios del Spaghetti Western. Durante este trayecto, retrataron a aquellos valientes hombres de diferentes rincones del mundo a quienes solo les unía su compromiso con la causa republicana y contra el fascismo. En Taro y Capa en el frente de Málaga encontramos imágenes de milicianos avanzando fusil en mano por áridos territorios en los que solo crecen cactus. Columnas de brigadistas guarecidos ante el fuego enemigo oteando el horizonte con ojos vívidos de esperanza. Tomas costumbristas en las que contemplamos (como si de un espejismo se tratara) a un guerrillero internacionalista en mitad de un páramo desértico con la barba teñida por crema de afeitar y sin espejo que facilite su tarea; otro miliciano descansa sentado, mientras se fuma un cigarrillo en mitad de la nada más inhóspita. Fotografías que inmortalizan historias individuales con las que se construye la historia de un pueblo.
Gracias al esfuerzo documentalista del preso número 5185 de Mathaussen, nos podemos hacer una idea de cómo era la vida o, mejor dicho, la muerte en los campos de concentración nazis. Mathaussen, Memoria Gráfica es una exposición en la que se compilan las instantáneas que capturó el excombatiente republicano Francisco Boix durante su paso por el campo de concentración con más reclusos españoles. La sala V. Castell de la Llotja del Cànem hospeda fotografías de cadáveres que yacen en el mismo lugar en el que les arrancaron la vida. Son los cuerpos de aquellos prisioneros que tuvieron la convicción mental y la suficiente fuerza física como para intentar escapar de aquel infierno terrenal. Francisco Boix consiguió retratar al jefe supremo de las SS Heinrich Himmler, así como el rostro de otros oficiales de estas escuadras de protección del Tercer Reich. Impacta la imagen de dos capitanes de campo que posan rígidos con sus oscuros uniformes de cuero y dedican a la cámara unas terroríficas sonrisas. Otra de las instantáneas que quitan el sueño a golpe de pesadilla es la de un pelotón de prisioneros ucranianos completamente desnudos que permanecen en guardia al raso, mientras el gélido viento embestía sus raquíticas estructuras óseas.
El fotógrafo español consiguió obtener panorámicas de Wiener Graben y de los 186 peldaños que encaraban los presos cada vez que accedían a la explanada de esta famosa cantera para picar piedra. Una empinada escalera por la que muchos prisioneros fueron arrojados por los nazis, quebrando sus frágiles huesos con la pétrea solidez de los escalones que ellos mismos habían levantado. No obstante, en Mathaussen, Memoria Gráfica también se muestran décimas de segundos enmarcadas sobre la liberación del campo de concentración el 5 de mayo de 1945. Y el agradecido recibimiento que brindaron aquellos muertos en vida a las tropas aliadas. Francisco Boix participó como testigo en el primer proceso de Dachau contra las SS de Mathaussen y, por supuesto, no desperdició la ocasión para documentar a través de su objetivo este histórico juicio. De modo que el recorrido fotográfico concluye con testimonios visuales en los que se observa a los responsables del Holocausto sentados en el banquillo de los acusados.
Esta particular memoria gráfica comparte espacio expositivo -en la sala de la Llotja del Cànem- con la propuesta de Nacho Canós. En conmemoración del 75 aniversario del final del huracán genocida, al que los historiadores decidieron bautizar como II Guerra Mundial, Holocausto, Arquitectura del Desastre. Un viaje por once campos de concentración y de exterminio de Alemania, Francia, Polonia, Austria y Bélgica en los que asesinaron, al menos, a 1.772.532 seres humanos. El fotógrafo pone el foco de atención en las construcciones sobre las que se fraguó la Solución Final, décadas después de que esta se perpetrará. Instantáneas a color que, a diferencia de las anteriores, destacan por su componente artístico y no tanto por su valía testimonial. Nacho Canós logra captar la belleza estética y cromática de la arquitectura de Auschwitz, Ravensbrück, Mathaussen, Dachau, Flossenbürg y otros campos de concentración y exterminio que añadieron oscuridad a la ya ensombrecida historia del siglo XX. Fotografías de los raíles que dirigían a la muerte a los pasajeros de aquellos ataúdes de acero formados por vagones, alambradas oxidadas que cercaron la crueldad, torres de vigilancia edificadas para custodiar las vidas de los futuros asesinados.
Los últimos años de la dictadura franquista, la convulsa Transición que la precedió y los primeros años de una frágil democracia se pueden resumir en las imágenes que constituyen Retratos documentales. España 1960s-1980s. Una exposición en blanco y negro de César Lucas, un fotoperiodista que lleva más de medio siglo captando simples instantes que condensan complejos periodos históricos. Esta recopilación de fotografías, ubicada en el Espai Cultural Obert Les Aules, nos sitúa en primera línea de las movilizaciones obreras y las manifestaciones estudiantiles que impulsaron la democratización de España. Nos traslada a las primeras elecciones democráticas, tras cuarenta años de silencio, a través de la inmortalización de carteles propagandísticos de la campaña electoral de 1976. César Lucas consiguió internarse en los despachos dónde los políticos más influyentes de la época decidían el rumbo del país para retratar a Dolores Ibarruri (Pasionaria), Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga o Santiago Carrillo. Pero la historia de España entre 1960 y 1980 no se puede explicar solo desde una perspectiva política, la cultura popular es un pilar fundamental para comprender dicho periodo. De modo que Retratos documentales también contiene retratos de los artistas más significativos del momento como Carmen Sevilla, Miguel Ríos, Julio Iglesias, Lola Flores...
Madres e hijas es otra exposición que se puede visitar en la Sala San Miguel de la Fundació Caixa Castelló, y cuyo punto de conexión con la anterior es el uso, en este caso exclusivo, de la fotografía de retrato. El punto de partida son los expresivos semblantes de Pilar, Paqui, Teodora, Rosario, Amparo, María, Carolina, Encina, Esperanza e Izaskun. Durante once años, el artista valenciano Alex Francés se ha dedicado a congelar las miradas longevas y la belleza de las arrugas de los rostros de mujeres ancianas de su entorno más cercano. Los retratos de su madre, hermana, otras familiares e, incluso, de las vecinas que lo conocieron cuando solo era un crío reflejan la vida de una combativa generación de mujeres. Luchadoras que bregaron con las penurias de una oscura época dónde la libertad brillaba por su ausencia. Además de los retratos a color, Madres e hijas también alberga dos piezas audiovisuales. La primera de ellas es una íntima entrevista testimonial con algunas de las protagonistas retratadas, ancianas que rememoran sus vidas entre sosegados murmullos y trémulos susurros. El segundo video es una perfomance en la que el autor de la exposición se maquilla y trasviste para encarnar en su propia madre.
Nuestra siguiente parada es en el Menador Espai Cultural de Castelló con Ellas toman la palabra: un grito esperanzador que llama a la resistencia universal de las mujeres maltratadas. Una exposición de los fotoperiodistas Alicia Petrashova y Pablo Parra que trata sobre la violencia de género a partir de cuatro casos reales que se enmarcan en el sud-este asiático. Cuatro mujeres birmanas de diferentes generaciones que sufren las agresiones de un patriarcado salvaje. Pero en las instantáneas no se las representa como víctimas, sino como heroínas. Cuatro migrantes que se vieron obligadas a refugiarse en el oeste de Tailandia para escapar de un entorno opresivo. Solo Khin Myat Mon se atreve a mostrar sus rasgos faciales ante el objetivo. El resto prefieren cubrir sus rostros con un velo o con sus propias manos por miedo a quedar estigmatizadas dentro de las comunidades en las que residen actualmente. Junto a las fotografías se encuentran paneles explicativos que describen las historias de estas supervivientes. Vidas marcadas por la cotidianidad de una violencia que no se puede explicar con palabras, sino con la crudeza de las imágenes.
exposiciones Festival Imaginària 2020
En el Museu de Belles Arts de Castelló (hasta el 8 de noviembre):
-Taro y Capa en el Frente de Málaga, de la Asociación 14 de abril para la Recuperación de la Memoria Histórica en la Costa de Granada.
-Los Hijos del Ciervo, de José Luis Carrillo.
En la Llotja del Cànem (hasta el 24 de octubre):
-Mathaussen, Memoria Gráfica, de Francesc Boix.
-Holocausto, Arquitectura del Desatre, de Nacho Canós.
En el Menador Espai Cultural (hasta el 24 de octubre):
-Mar Naúfrago, de Eva Mar y Pilar Edo.
-Ellas toman la palabra, de Vórtice Photo: Alicia Petrashova i Pablo Parra.
-Adiestrada. Ensayo para decir Sí o No, de Julia Galán.
-Anacronismes, de Pep Iglesias.
En la Sala Sant Miquel de la Fundació Caixa Castelló (hasta el 24 de octubre):
-Madres e Hijas, de Alex Francés.
-La Deriva de un Gesto Postromántico, de Hugo Martínez-Tormo.
Otros emplazamientos de Castelló (hasta el 24 de octubre):
-SuburbiaDOR, de Eduardo Valderrey. En el Museu Etnològic de Castelló.
-Retratos documentales. España 1960s-1980s, de Cesar Lucas. En el Espai Cultural Obert Les Aules.
-A la Fila 7, de Ester Pegueroles. En la Galeria Cànem.
-Random City, de Leticia Lampert. En el Mercat Central de Castelló.
-Sin Conservantes ni Colorantes, de Maya Marja Jankovic. En la Sala Zona 3.
-Atlas Fotográfico da Cidade de São Paulo, de Tuca Vieira. En el Col·legi Territorial d’Arquitectes de Castelló (hasta el 30 de octubre).
En la provincia de Castelló:
-El Hermoso Vuelo de la Moneda, de David Salcedo. En el Centre Cultural Melchor Zapata de Benicàssim del 5 al 29 de noviembre.
-Monasterio, de Gracia Barrué. En la Sala Escena del Teatre Municipal de Benicàssim del 5 al 29 de noviembre.
-Fer de la Nit, Dia, de Gilberto Membrado. En las Salas Góticas del Ayuntamiento de Vilafranca hasta el 31 de octubre.
-Cuatro Viajes, de Kirti Cea, Julia Carbonell, Cristiana Gasparotto y Darío Gil Cabanas. En el Convento de San Francisco de Paula Espacio Cultural de Viver hasta el 25 de octubre.
-Music Box, de Col.lectiva A.F.S. En la Casa Garceran de Segorbe hasta el 18 de octubre.
-Las Arenas. Años 80. Fotografías Inéditas, de Paco Moltó. En el Edifici Polifuncional (Antigua Prisión) de Vistabella del Maestrat hasta el 8 de noviembre.
-Fotografías, del Grupo Fotogràfic Almenara. En el Centre Municipal de Cultura Paulo Freire d'Almenara hasta el 31 de octubre.
-Lugares Vividos, de Robert Lengua. En las Salas Góticas del Ayuntamiento de Morella hasta el 31 de octubre.
-Canvi Climàtic, Autorresponsabilitat i Consciència, del Grupo Fotográfico Arse . En el Centre Cultural Mario Monreal de Sagunt hasta el 31 de octubre.