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Emac.Borriana 2022. Entre el alboratador "not a crime" de Los Voluble y la sorpresiva "pureza" de Queralt Lahoz

El festival Emac ha recuperado sus señas prepandémicas -salvo las mascarillas- en este 2022. Una edición, como siempre, para descubrir, aunque ha atraído menos público del que era habitual, dejando pasar la ocasión de asistir a la revolución audiovisual de Los Voluble o la grata sorpresa del flamenco urbano de Queralt Lahoz.
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Los Voluble revolucionaron el CMC La Mercè de Borriana con su audiovisual entre la tradición y la modernidad. Foto: Carme Ripollès (ACF).

El año del regreso a la (relativa) normalidad del festival Emac de Borriana. Después de una edición de pago -en que se agotaron las entradas a una velocidad de récord-, el festival músico-plástico ha regresado (11-13 de febrero) a la gratuidad y al Centre Municipal de Cultura La Mercè como espacio único. Una edición -la séptima ya- que ha mantenido la mayoría de los puntos esenciales de este evento, aunque con la sorpresa de la floja asistencia del domingo, cuando menos de la mitad de la capacidad del anfiteatro -lo habitual en otros años ha oscilado en esa franja final entre el casi lleno al abarrotado- asistió a la actuación de Queralt Lahoz. Tal vez el ser la cabeza de cartel con menos renombre de la historia del Emac (Christina Rosenvinge, Rigoberta Bandini, Maria Arnal & Marcel Bagés...) haya llevado a una respuesta mucho más tibia en cuanto a asistencia: pero quien asistió pudo vivir uno de los mejores conciertos en estos siete años del festival. Una auténtica sorpresa para casi todos.

Mucha más calidad que cantidad en la jornada del domingo. Foto: Batiste Safont (Emac).

Y es que el equipo que lidera Vicent Tormo -con la colaboración indispensable de la concejalía de Cultura de Vicent Granel- sigue demostrando un gran ojo a la hora de confeccionar el cartel. Apunta a emergentes con posibilidades y acierta. Ejemplos varios: María José Llergo, Califato 3/4, incluso Rigoberta Bandini o Maria Arnal & Marcel Bagés. Algunos de esos nombres hubiesen sido imposibles a efectos de caché para el Emac apenas unos meses después de sus respectivos pasos por Burriana. En algunos casos, lo que hacen es tirar del hilo. Si funciona Califato 3/4, lo mismo puede ocurrir con Los Voluble. Ahi está la senda Breaking Bass (sello discográfico sevillano), que este año ha traído a La Mercè a Vera Fauna o Tinatha. Laborde es una de las componentes de Lisasinson, ya conocidas en el Emac. Blu Boi está en el círculo de Aina Palmer y, junto a Nereu i Les Bèsties Marines, Esther, Juanma García y Xenia ha integrado la representación castellonense. No hay que olvidar tampoco que en épocas muy recientes de ausencia de nombres femeninos, Emac ha apostado desde el primer momento y de manera constante por carteles con muchas mujeres, y siempre alguna en lo más alto del listado.

Borrasca (en primer plano) y Anticiclón, en una de las sesiones de dj de la plaza. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Un festival que apareció prácticamente como una rareza, con más público de fuera de la localidad que de la propia Burriana (aún es notoria la presencia valenciana), y que se ha asentado, aunque es notorio que la zona bar, ambientada por dj, es complemento imbatible para la zona de conciertos (anfiteatro y jardín, aunque se ubique barra en este último), con una asistencia global mejor que en años anteriores.

Pero también tiene el Emac, aspectos por mejorar, y algunos fácilmente subsanables. Por ejemplo, el sábado no actuó Depresión Sonora por positivo covid, y no hubo ningún anuncio oficial al respecto, lo que provocó que una parte del público esperase -o se desplazase- en vano uno de los conciertos más atractivos a priori. O la ausencia de unos pocos carteles indicando por dónde se entraba a los conciertos del jardín o la necesidad de lucir una pulsera que aguardaba en la zona vallada del bar. La presencia de personas identificadas como de la organización en accesos también facilitaría el tránsito y la información para quien llega dispuesto a dejarse a envolver por una atmósfera acogedora.

Imagen del público durante la actuación de La Paloma, en la matinal del domingo. Foto: Carme Ripollès (ACF).

El desequilibrio entre la parte musical y la plástica es evidente cada año; y en el actual, la imposibilidad de entrar o salir del jardín por el interior del edificio ha dificultado aún más los paseos por los pasillos expositivos, con los estands de jóvenes artistas vacíos de público (e incluso de artistas) en muchos momentos. Un cartel integrado por Ana Gil, Ruver & María Vivanco, Artichoke, Andre Plube, Eli, Adrián Herrerías, Lucía Emeterio, Sergio Cerisuelo, Stan Laurentiu, Boavista Taller, Hula Cerámica ArtesanaIno Grau.

Los artistas plásticos fueron ubicados en los pasillos del interior de La Mercè. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Viernes 11

Nereu i les Bèsties Marines fueron los encargados de iniciar las actuaciones en el Escenari Amfiteatre. La banda de gran formato de Castelló, con su marítima brisa sonora, consiguió hacer vibrar el interior de La Mercè defendiendo temas como “Adéu Petit” o “Je T’aime”. La vinarocense Esther, por su parte, recogió el testigo con su primera actuación en formato de banda de 2022. La reivindicación por el cuidado de la salud mental antes de “Monstres” o de “amarnos bien” antes de “El teu llibre preferit” pusieron la guinda a un concierto con marcada asistencia juvenil en las primeras filas.

La vinarocense Esther, una de las más recientes revelaciones de la música valenciana, y en valenciano. Foto: Carme Ripollès (ACF).

El pop de los primeros grupos dio paso paulatinamente a la electrónica con la llegada de Surolla. Pese a los problemas técnicos iniciales, el dúo consiguió llegar a buen puerto y ofrecer una sesión tan atmosférica como lúgubre con un clímax culminado por la intervención vocal de Museless, su vocalista. Ya entrada la noche invernal, Los Voluble entraron al Escenari Amfiteatre para hacer gala de su Flamenco Is Not a Crime. Una sesión perfectamente hibridada con el formato audiovisual, en el que las intervenciones de políticos fueron intercaladas con clips de archivo con intervenciones de cante jondo, sampleadas a su vez por ambos dj. Todo ello, a su vez, conviviendo con contundentes mensajes: “Flamenco is not Spain”, “Andalucía is not Flamenco” o “Cantar is not a Crime” fueron algunas de las consignas. Sin lugar a dudas, el minuto de odio más divertido en el que hemos estado.

Atmósferas dark con el dúo Surolla y su llamativa puesta en escena. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Sábado 12

El sábado es la jornada del jardín, el día de las guitarras y de los aparatos electrónicos de programación o de interpretación in situ. Del rock alternativo y del trap, del baile y también de algo de sensibilidad interior. Del llenarse conforme pasan las horas y las actuaciones hasta quedar en evidencia que se queda pequeño cuando la tarde ya amaga. Pero la propia estructura de ese patio pone difícil la solución al tema del aforo... salvo que se traslade fuera del jardín, algo innegociable hasta la fecha.

Los sábados va llenándose paulatinamente el jardín... hasta que sus elementos arquitectónicos se convierten en obstáculos. Foto: Batiste Safont (Emac).

Los ritmos urbanos de Tinatha (junto con Dalila) para plasmar estampas cotidianas y de reivindicación personal ("Alicia Nils") y la mezcla de guitarra a dúo con Dani Martínez/programaciones de Laborde (Miriam es integrante de Lisasinson) con versiones y temas propios dentro de un proyecto más personal, fueron unas tranquilas y agradables maneras de iniciar una tarde que con las guitarras y letras cabreadas de Calivvula (con bajista valldeuxense), recordaron las maneras del post punk ochentero tanto en boga en la actualidad en Valencia.

Las guitarras tomaron protagonismo con los valencianos/valldeuxenses Calivvula.

En esos momentos, el jardín ya dibujó esa típica escena de abarrotamiento, donde es complicado observar lo que está ocurriendo en la tarima, lo que ocurrió con los sevillanos Vera Fauna -segunda visita a este escenario- y su propuesta entre el pop, la psicodelia y el blues, en una relajante combinación. A continuación debería haber llegado una de las actuaciones más esperadas, la de Depresión Sonora (por el positivo de Marcos Crespo tras girar por México), cuyo hueco no fue cubierto y propició una relajación ambiental y merma de público ante los ritmos urbanos de María Escarmiento y el baile discotequero a pecho descubierto -literal- de Rocío Saiz. Un apagón en la plaza tomada por los djs hizo que Blu Boi -de Tírig- contase con más público en su parte final de exhibición electrónica junto a Erebo y la participación de Fran Yera, del grupo valenciano Atupa. Jove x sempre es su apuesta dentro del mundo electrónico, con imágenes incluidas.

El directo de Vera Fauna se hizo complicado de seguir por la gran afluencia de público en el jardín,

Domingo 13

El primer concierto llegó por la mañana, con La Paloma ubicado entre las sesiones de dj de la plaza. La tarde se abrió con el burrianense Juanma García, el menos Emac de este Emac. Con un sencillo publicado, "Tormenta", y alguno más en preparación, descargó un repertorio muy rockero de versiones, con doblete de Ramones. Un contraste con la donostiarra Sara Zozaya y sus canciones mayoritariamente en euskera evocando paisajes sonoros de catártico entre la atmósfera onírica y la dura descarga. Al igual que en unas cuantas de las actuaciones, el volumen sonoro estuvo por encima de lo que es habitual en este espacio (en comparación con otras ediciones), lo que en algunas zonas del anfiteatro no ayudó al seguimiento.

La Paloma ha sido el único grupo en actuar en la plaza. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Sorprendió la presencia de la valldeuxense Xenia en el penúltimo lugar del día, dada su corta trayectoria. Acompañada por un batería (Jaime Llorens) y muchas programaciones, exhibió -junto a su timidez-, una serie de canciones electrónicas con un sentido pop plagadas de sentimientos personales, como "Desde la luna", que cierra el ep Esfera.

En otras ediciones es habitual que la penúltima de las actuaciones roce el lleno y en la última se complete. Esta vez no ocurrió así, situándose algo por debajo de la mitad del aforo. Por contra, la protagonista, Queralt Lahoz, ofreció una de las mejores actuaciones del Emac. Su mezcla de raíz flamenca y sonidos urbanos la ubica en el círculo donde resplandece Rosalía. Sin embargo, esta artista de familia granadina y residencia en Santa Coloma de Gramanet, "de clase obrera y antifascista", demostró una enorme personalidad y tablas, flanqueada por Pau García, Marc Soto y Jahzzmvn. Defendió con enorme soltura sus temas más livianos ("Con poco"), en los que las raíces del sur y el rap encajan sin problemas. Ya muy cerca del final interpretó con fuerza su tema más conocido, su homenaje a Gata Cattana ("Drogas caras"), con la que puso a bailar las presentes.

Aunque la sorpresa llegó en la parte central, tomada por el flamenco moderno, enlazando temas de su disco Pureza a manera de suites en las que dejaba asomar influencias como Enrique Morente & Lagartija Nick, Triana, La Lupe... y también aromas jazz o Christina Aguilera. Hasta un bolero a capella forman parte de un repertorio lleno de bellas letras, como el tributo a su abuela "María La Molinera" o ese bolero latino "De la cueva a los olivos".

Queralt Lahoz. Foto: Cristian Lorente.

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