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Alfonso Plou, Anna Albadalejo, Arianne Algarra, artes escénicas, Assad Kassab, Begoña Tena, Carmen Maria Serrano, Castelló, Castellón, Celso Sorribes, Cristina García, Empar Canet, Estela Martínez, Fernando Soler, Institut Valencià de Cultura, Javier Llopis, Jesús Gimeno, Joan Sabas, Joaquín Murillo, Josán Carbonell, Les saurines, Mafalda Bellido, Manel Brancal, Manuel de la Paz, Maribel Bayona, Michel Llorens, Mostra Reclam, Natxo Navarro, Paranimf, Pedro Montalbán-Kroebel, Pepa Cases, Ramón J. Sender, Raúl Ferrando, Réquiem por un campesino español, Roberto García, Saúl Blasco, Sergio Ibáñez, Sergio Serrano, Sesina Moreno, Teatre Principal, teatro, Teatro Che y Moche, Toni Porcel, UJI, Vicente A. Jiménez, Ximo Olcina. Vestuario y realización: Sara RecataláLa XXIX edición de la Mostra Reclam de artes escénicas ha comenzado con dos de sus bazas potentes en este 2021. Arranque el viernes 29 de octubre en el Paranimf de l'UJI con la puesta en marcha de un clásico literario hispánico del siglo XX, Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender; para encadenar en el Teatre Principal de Castelló -sábado y domingo- con el estreno absoluto de Les Saurines, producción del Institut Valencià de Cultura escrita y dirigida por la alturana Mafalda Bellido, vinculada habitualmente a su compañía La Zafirina.
Una puesta en marcha que reunió en las plateas a buena parte del sector profesional del teatro castellonense, dentro de un ambiente de regreso a la etapa prepandemia (posibilidad de no dejar espacios entre asistentes, eso sí, con mascarilla en todo momento). A diferencia de otros sectores culturales, una vez arrancó la desescalada, el sector de artes escénicas ha salido el mejor parado, ya que sus particulares características le conceden un amplio margen a la seguridad sanitaria. Pero cierto es que en este arranque del Reclam se aprecia una atmósfera más de normalidad, optimista, más de hablar de teatro y menos de pandemia. Y todavía queda un mes de programación por las diferentes comarcas castellonenses.
Es habitual que el estreno de cada edición del Reclam tenga lugar en el Paranimf de la UJI, aunque con obras destinadas al público familiar. Esta vez la apuesta fue adulta, con Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender. La compañía zaragozana Teatro Che y Moche la estrenó en febrero de 2021, coincidiendo con el 120 aniversario del nacimiento del escritor oscense, convirtiéndola en la primera producción teatral de esta historia que en medio de la amistad esconde un drama. Adaptada por Alfonso Plou huye de versiones libres y prefiere adaptarse al texto original de la novela, aunque ganando dinamismo en relación al negro sobre blanco. De hecho, no existen los tiempos muertos, acertando a encadenar acciones que de manera continua circulan entre el pasado y el presente sin una mínima interrupción narrativa.
La buena interpretación de ambos actores transmite a la perfección ese juego temporal. Lo hace a través de elocuentes -que no exagerados- movimientos corporales que transmiten las diferentes edades. Muy evidente en las edades del personaje que interpreta Joaquín Murillo, Mosén Millán (en realidad, ese fue el primer nombre de la novela, cambiado después a Réquiem por un campesino español). Con un solo gesto de su cuerpo consigue que el espectador sepa al instante si se encuentra en el pasado o en el presente de la historia. Por su parte, Saúl Blasco encarna diferentes personajes, entre ellos el de Paco el del Molino, el campesino motivo de la misa un año después de su muerte. Entre ambos actores desarrollan la historia de Paco, desde el momento del bautizo hasta su fusilamiento, un trayecto vital que el sacerdote ha estado siempre presente.
Un muñeco de cartón de gran tamaño, sonidos y algunas proyecciones, con una fecha, "1936", son sus únicos apoyos para acentuar el dramatismo -atenuado- de esta obra que durante su hora de desarrolla deja un buen regusto. Texto, adaptación, puesta en escena e interpretación tienen la culpa. Espectadores: 221.
Un día de estreno absoluto siempre resulta especial. Acostumbra a crear una expectativa traducida en una notoria presencia del sector. Sin embargo, el estreno acostumbra a ser la peor de las representaciones de la obra, por la ausencia de rodaje, los nervios, la incertidumbre sobre la reacción del público... Les saurines superó con buena nota su primera vez. Se trata de una obra de dos horas de duración con diferentes planos temporales -representados incluso por distintos escalones escénicos- y un desarrollo que podría naufragar por su propia construcción. Pero no ocurre así. El resultado final permite un balance en positivo. En total, 750 personas vieron el estreno en sus dos días en el Teatre Principal.
Mafalda Bellido se reafirma como una buena constructora de textos, formando parte de esa ola más o menos nueva de dramaturgia valenciana en que las mujeres empujan con mucha fuerza. Mezcla el tema de la sequía con el de los secretos de las familias -en este caso, Saurines, en cuyo árbol genealógico se repiten los nombres Dolores y Alexander, en homenaje al gran hombre de ciencia berlinés Humboldt- y los pueblos, esos lugares donde las tradiciones, los recuerdos y los rencores se eternizan a través de sus pocos habitantes Diferentes generaciones viven las mismas situaciones, en gran parte provocadas por un legado no escrito.
Les Saurines se ubica en una tierra de secano en que el agua es bien muy preciado. Un manantial de propiedad privada, descubierto siglos atrás, se convierte en el epicentro de una historia dramática, pero recubierta por el humor, que la suaviza, la hace más accesible para el espectador. De hecho, hay momentos de puro humor. Queda la duda de si se trata de un drama cómico o una comedia dramática. ¿Por qué una mujer se niega a compartir el agua del terreno heredado de sus antepasados si su pueblo lo necesita? Habrá que acudir al teatro para descubrir los motivos.
"El péndulo de mi abuelo, mi especial para mí, me llevó a plantearme qué ocurriría si hubiese pertenecido a otra familia", apunta Mafalda Bellido como el punto de partida de su idea para esta propuesta recibida de parte del IVC. El péndulo que rastrea energías -y agua- es elemento constante (a veces le cede el protagonismo a la varita de madera). El árbol muerto que figura como único elemento escénico en vertical es testigo de luchas por la supervivencia y de orgullo.
>El antes, en opinión de Mafalda. "El proceso de creación y de ensayos ha sido maravilloso. Les saurines cuenta con un elenco actoral de lujo, unos actores con los que el trabajo ha sido un regalo, que me han brindado su generosidad y su sabiduría en todo el proceso de creación. Por no hablar del equipo artístico, un equipo que ha contado con un nutrido grupo de profesionales de Castelló, entre los que se encuentra Sara Recatalá en el vestuario, Pepa Cases en el movimiento o Manel Brancal en la creación musical y el espacio sonoro".
>El después. "Las sensaciones después del estreno son maravillosas. Ahora queda lo verdaderamente importante, el encuentro con el público y ver cómo la pieza crece día a día".
Intérpretes: Arianne Algarra, Empar Canet, Raúl Ferrando, Cristina García, Sergio Ibáñez, Estela Martínez, Fernando Soler y Begoña Tena. Texto y dirección: Mafalda Bellido. Ayudante de dirección: Sergio Serrano. Auxiliar de dirección: Carmen Maria Serrano. Escenografía: Joan Sabas. Iluminación: Ximo Olcina. Vestuario y realización: Sera Recatalá. Música y espacio sonoro: Manel Brancal. Asesora de movimiento: Pepa Cases. Imagen: Assad Kassab. Caracterización: Josán Carbonell. Fotografía: Vicente A. Jiménez. Grabación de vídeo del espectáculo: Sesina Moreno. Mediación social Habitem el Rialto: Anna Albadalejo, Maribel Bayona y Pedro Montalbán-Kroebel. Músicos: Toni Porcel, Celso Sorribes, Javier Llopis, Michel Llorens, Natxo Navarro y Jesús Gimeno. Producción ejecutiva IVC: Manuel de la Paz. Dirección adjunta d'Arts Escèniques IVC: Roberto García. Producción: Institut Valencià de Cultura.