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Cesc Gelabert. Una lección de agilidad física y mental

El barcelonés Cesc Gelabert, referente dentro del mundo de la danza, exhibió en el Paranimf de la UJI su agilidad física y también mental con el solo 'Escrit en l'aire'. Una creación tomando textos de Valère Novarina que busca el deleite en el espectador, más allá de transmitirle significados nítidos en sus reflexiones teñidas de surrealismo.
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Cesc Gelabert, sobre el escenario del Paranimf de la UJI. Foto: José Damián Llorens.

'Escrit en l'aire' (Gelabert dansa Novarina), con Cesc Gelabert (bailarín y coreógrafo). Dirección escénica: Moisès Maicas. Textos. Valère Novarina. Paranimf de la Universitat Jaume I de Castellón. Viernes 27 de abril de 2018 (20:00). Alrededor de 100 espectadores. Una hora de duración. Espectáculo incluido en la conmemoración del Día Mundial de la Danza.

Comentaba en el mismo Paranimf la bailarina y coreógrafa vila-realense Pepa Cases (A Tempo Dansa) que acudir a ver en directo a Cesc Gelabert era prácticamente una obligación para cualquiera que se dedique a la danza. Referente a nivel mundial, desde 1972 este creador barcelonés va desplegando su maestría como bailarín por escenarios de todo el mundo. Lo más sorprendente es que hoy en día, con 65 años, muestra una agilidad propia de alguien algunas décadas más joven, y no solo física, también mental, porque en Escrit en l'aire usa la palabra a lo largo de toda su hora con un texto cargado de surrealismo de Valère Novarina que se aparta de la narración y exige una importante capacidad nemotécnica por sus malabarismos lingüísticos. Razón tendrá Cesc Gelabert cuando afirma que la danza debería ser un hábito en la educación por sus beneficiosos efectos, principalmente en la salud, tal como comentó a Nomepierdoniuna en una entrevista previa a su llegada a Castellón.

El bailarín se ayuda de un aro en uno de los números del solo. Foto: José Damián Llorens.

Escrit en l'aire no es una obra fácil de entender si se busca un significado. Se trata de un solo de baile dividido en varias escenas desarrolladas durante una hora que hay que saborear por lo que los sentidos absorben, como un vino, en un símil utilizado por el propio protagonista. "El espectador ha de mirar, disfrutar y dejarse llevar por sensaciones", comentaba Cesc Gelabert en la citada entrevista. Si se olvida de buscar significados, aunque la pieza tampoco está vacía de ellos, se disfruta con los movimientos precisos, nítidos, ágiles del bailarín, quien se mueve por el escenario con elegante y asombrosa facilidad.

Cesc Gelabert utiliza una serie de elementos geométricos para acompañarse en escena. Por momentos se encierra en ellos dentro de espacios diáfanos, en otros los usa a la manera de un malabarista, como punto de apoyo, como complemento... Las luces, las sombras, la música y las voces grabadas, al modo de sus pensamientos interiores... son sus otros acompañantes. Pero su compañero más especial en Escrit en l'aire es la palabra. El bailarín habla mientras danza, al modo de un actor de teatro, y lo hace con una dicción pausada y nítida. Toma las palabras del artista total suizo-francés Valère Novarina (escritor, dramaturgo, director teatral, pintor y fotógrafo) y las lanza al público, que recibe información por dos vías. Un espectáculo trabajado de manera concienzuda con el director Moisès Maicas, fallecido en junio del pasado año

Una hora después de arrancar, Cesc Gelabert se despedía del público congregado en el Paranimf y tras los saludos formales se despidió con un breve solo improvisado en el que dejó claros -por si hacía falta- sus valores como ágil y elegante bailarín.

Las luces sirven de decorado en 'Escrit en l'aire'. Foto: José Damián Llorens.

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