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Salatal Club arroja (momentáneamente) la toalla, a la espera de una nueva normativa para las salas

Las salas de conciertos de pequeño formato -la mayoría- no pueden asumir la nueva normativa autonómica. Lejos de poder utilizar el 100% del aforo, la distinción entre zona de baile y zona de consumo, les deja prácticamente en la misma situación actual. Primera consecuencia en Castelló: la nueva Salatal Club suspende su programación de octubre. Desde EnViu! se solicita a Sanitat una legislación propia para el sector.
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Tony Adua, en el escenario de la Salatal Club.

El anuncio por parte del presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, de la caída de la mayoría de las restricciones, con la fecha del 9 d'Octubre como "día que marcará un antes y un después" tuvo una buena acogida inicial por parte de los propietarios de las salas de conciertos, ya que ahora se les permite utilizar el 100% del aforo. Pero leyendo más allá de los titulares, con la letra pequeña llegó la decepción a un sector que ha sido el más castigado en esta pandemia dentro del ámbito de la cultura y, por ende, de la sociedad.

En el DOGV del 8 de octubre se lee que para consumir en una sala se deberá estar sentado en mesas separadas por al menos 1,5 metros. Además, con la nueva normativa sí se permite bailar frente al escenario -a un mínimo de 2 metros respecto a los músicos-, pero sin consumir. A la hora de ponerlas en práctica, resulta inviable para las salas de conciertos de pequeño tamaño (la gran mayoría), ya que conduce a tres opciones: separación entre zona de baile y de consumo (lo que conlleva una logística prácticamente imposible de asumir), el público de pie (sin ingresos de barra) o el público sentado (la situación hasta ese 9 de octubre). La única ganancia de espacio aplicable es el uso de la barra. La primera consecuencia visible en Castelló: Salatal Club -polígono industrial Fadrell- anuncia que suspende su concierto de inauguración (Iker y Alfredo Piedrafita + Insolentes) previsto para el sábado 16 (pasa a Because) y toda su programación de octubre.

Cartel previsto por Salatal Club para octubre, y que ha sido anulado.

"Nos hemos quedado igual que estábamos, y parece que son medidas definitivas. Por las características de Salatal Club no podemos establecer una zona de baile y otra de consumo de bebidas. Deberíamos diferenciarlas y que alguien vigilase cuándo abandona un espectador la zona de escenario para tomar algo y dejar entrar a otro para ocupar ese espacio que quedaría libre. Es inviable para nosotros", comenta Tony Adua, propietario de Salatal Club.

El responsable de esta nueva sala de Castelló que toma el relevo en cuanto a espacio físico de la desaparecida La Burbuja, explica el funcionamiento de su local: "El grupo alquila la sala y se queda con la taquilla. A nosotros nos queda la recaudación de la barra. Si el público se pone delante del escenario y no consume, no tenemos ese ingreso. Por su capacidad, no podemos dividir nuestra sala. Y si pudiésemos, deberíamos tener un guardia de seguridad dentro, lo que supondría más gasto. Hemos pensado incluso poner una pantalla en el hall para que pueda acceder más gente. Pero, claro, el público va a un concierto para verlo en un escenario y no para contemplarlo en una pantalla. Así que tras darle vueltas, hemos decidido suspender la actividad, al menos en octubre".

“El grupo alquila la sala y se queda con la taquilla. A nosotros nos queda la recaudación de la barra. Si el público se pone delante del escenario y no consume, no tenemos ese ingreso. Por su capacidad, no podemos dividir nuestra sala” (Tony Adua, propietario de Salatal Club)

Para Tony, "hay como una especie de vacío legal que perjudica a las salas de conciertos. Se nos sitúa junto a las discotecas, y no es lo mismo una macrodiscoteca que una sala pequeña de conciertos. Sé que se pretende tratar el tema con Sanitat, pero ¿cuándo se reunirán y cuándo habrá nuevas medidas, si las hay? Nuestra programación más inminente no puede estar pendiente de si esta semana se nos dará mayor libertad o a la otra. Así que hasta hemos decidido suspender todo lo previsto en octubre, y a ver cómo está el panorama en noviembre".

El dueño de Salatal Club pone el ejemplo de la Generalitat de Catalunya como otro modo de encarar la situación actual: "Allí permiten la ocupación del 70% del aforo normal, con pista de baile y mascarilla mientras no esté consumiendo. Para una sala eso es más lógico".

Interior de Salatal Club, en el espacio que ocupaba La Burbuja (polígono Fadrell, de Castelló).

"Nos conformaríamos incluso con que nos dejasen el 50% de nuestro aforo". Lo  dice Fede Beroy, propietario de Because y de la recién inaugurada Escuela de Calor. Ahora se habla del 100% del aforo, cuando en realidad en mi caso puedo hacer uso solo del 30%. Estoy peor que antes, porque ahora tendré que estar vigilando por si alguien se levanta y se separa de su asiento más de lo que marca la normativa, con el riesgo de ser sancionado si así ocurre".

Un punto de vista compartido por Álex Bachero, del pub Terra: "Hay que estar en mesas con distancia, así que lo del aforo total no es real. Como si nos dan el 300%... Si llegamos al 50% damos las gracias, y si están de pie con mascarilla y sin consumir, igual piensan que somos placetas. La pista de baile es inviable, ya que nos hace tener aún menos mesas, y eso es menos consumo".

Petición de una regulación específica para salas

En estos últimos días se han producido movimientos desde EnViu!, la asociación de salas de la Comunitat Valenciana. Su petición a Sanitat pasa por crear una regulación específica para sus establecimientos, similar a la creadas para los festivales, pero con características especiales. Apuntan a un máximo del 70% del aforo, con libertad para consumir y bailar, siempre con mascarilla -salvo en el momento de ingerir- y sin consumo de comida. Además, para el acceso se solicitará el Certificado Covid o la Prueba Rápida de Detección de Antígenos (PRDA). Al ser espacios cerrados, deberán contar con sistemas de climatización y renovación de aire por medios mecánicos. Las sesiones musicales tendrán una duración máxima de 90 minutos, debiendo realizar una ventilación natural del espacio durante 15 minutos entre sesiones.

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