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Julián Barón ('El laberinto mágico'): "Antes que borrar una foto es mejor no haberla hecho"

Julián Barón protagoniza la actual exposición de ECO Les Aules en Castelló, 'El laberinto mágico'. Un título tomado de su admirado Max Aub que provoca un laberinto visual donde todo encaja a través de la superposición de fotografías. Imágenes de recreaciones de episodios de la Guerra Civil, resultado de no tener que escoger una sola foto. Y es que el creador segorbino encuentra soluciones a partir de una premisa: "No borrar". Así se lo explica a Nomepierdoniuna uno de los fotógrafos castellonenses más reconocidos internacionalmente.
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Julián Barón, en el centro de la exposición 'El laberinto mágico', título tomado de Max Aub, donde se ilustran recreaciones de episodios de la Guerra Civil. Foto: Juan Vicent.

Julián Barón expone 'El laberinto mágico' en ECO Les Aules de la Diputació de Castelló. Hasta el 12 de septiembre, con libre acceso (10:00-14:00 y 17:00-21:00). El 11 de septiembre dirigirá el taller de fotomontaje ‘A la carga’ (10:00-14:00 y 16:00-18:00). Inscripciones a través de lesaules@dipcas.es.

Julián Barón (Castelló de la Plana, 1978) es uno de los fotógrafos CS más importantes en la actualidad. Utiliza la imagen como herramienta social de pensamiento, una llave para cuestionar discursos que han construido la historia considerada oficial. Lo hace a través del uso de series que dan lugar a relatos de lenguaje universal. Un trabajo constante que transita por diferentes proyectos, al tiempo que  mantiene una actividad como decente que le llevó a dirigir entre 2008 y 2015 la Blank Paper Escuela Valencia, Castelló y online.

Su primer fotolibro, C.E.N.S.U.R.A. (2011) devino en toda una sorpresa con esas fotografías quemadas que, encadenadas en un contexto, transmitían un sentido crítico hacia el mundo de la política. Paris Photo le concedió la mención de honor por ese trabajo, que en 2016 recibió el Magnum Photography Awards. Otras destacadas creaciones se acumulan en su curriculum, como Tauromaquia o Los últimos días vistos del rey, llevándole a espacios expositivos europeos, chinos y estadounidenses. En los últimos años se ha involucrado en la creación y coordinación de proyectos, talleres o laboratorios de ideas con perfil pedagógico y colaborativo como Horizon, imagenred.org, The Cage...

Durante estos días, y hasta el 12 de septiembre es protagonista en el céntrico Espai Cultural Obert - ECO Les Aules de la Diputació de Castelló, dirigido por Ruth Sanz, con la exposición de gran formato El laberinto mágico, donde propone al espectador un juego visual de superposición de imágenes tomadas en recreaciones de episodios de la Guerra Civil. Desde su Segorbe, Julián Barón habla sobre fotografía con Nomepierdoniuna.

Julián Barón, durante la inauguración de 'El laberinto mágico' en ECO Les Aules. Foto: Juan Vicent.

>"Nunca borres una foto”. ¿Tu primer consejo/enseñanza como docente de fotografía cuando te encuentras con alguien que acude hasta ti para aprender?
No soy nadie para dar consejos, pero en mis clases, y aunque no tiene por qué ser la primera sugerencia, sí abordo la cuestión de que no se borren fotos. En cualquier caso, antes que borrar es mejor no haberla hecho. Introducir esta cuestión en las clases es muy sugerente para reflexionar sobre la posición física, estética, ética y de cualquier otra dimensión que tomamos ante los temas y las formas con las que estamos trabajando. Además, en el futuro, si es que lo hay, podrás volver a ese archivo y en aquellas fotos que fueron tentadas a eliminarse, descubrir algo que no sabes ahora y ni siquiera encuentras sentido.

>Y tú eres el primero que estás aprendiendo constantemente. Tus trabajos dejan entrever claramente que no te conformas con crear dentro de tu zona de confort, sino que de un proyecto al siguiente buscas un resultado diferente. Y en esos proyectos que pones en marcha es común que contengan la característica de la colaboración, lo que te lleva a enseñar y aprender.
De la manera en la que me posiciono ante los proyectos, parto de la premisa de que cada tema tiene sus particularidades, contexto, materiales, tensiones, etc., y mi trabajo es investigar, experimentar, prueba y error hasta detectar y destilar las claves de interés con las que armar el proyecto. La colaboración es fundamental. Me pregunto si existe alguna actividad que no parta de la colaboración-conexión con personas, pero también con elementos, materiales, espacios, sonidos, etc. A lo largo de estos años he estado involucrado en diferentes talleres y laboratorios de creación colectiva con los que he conocido a gentes con diferentes maneras de hacer y leer mundos. Hacer es la mejor manera de aprender, y activando la participación surgen otras miradas, nuevas voces y lecturas. Crear desde la zona de confort es simplificar los efectos hasta un punto que se estandarizan las miradas.

“Hacer es la mejor manera de aprender, y activando la participación surgen otras miradas, nuevas voces y lecturas. Crear desde la zona de confort es simplificar los efectos hasta un punto que se estandarizan las miradas”

>Sorprendiste con tu primer fotolibro, C.E.N.S.U.R.A., donde jugabas con los negativos para plasmar una visión distinta del mundo de la política. En un primer instante, y si escoges una sola fotografía, parece un negativo quemado y, por lo tanto, se consideraría fallida, ¿Cómo llegaste hasta aquella idea?
Más bien la sorpresa me la llevé yo. A priori quien las veía me decía que eran "malas fotos". El concepto de la serie C.E.N.S.U.R.A. es muy sencillo. Consiste en realizar el trabajo que haría un fotoperiodista de la crónica política de este país en los años 2010-2011, pero utilizando una cámara fotográfica rota y disparando con el flash a máxima potencia. El resultado es una serie de fotografías quemadas, erróneas, corruptas y que dan cuenta del trasiego de los políticos en campaña electoral, plenos de ayuntamiento, pasillos del Congreso de los Diputados y otros espacios de poder. El objetivo final era conseguir desvanecer la imagen que los políticos nos quieren ofrecer desde los mass media.

>Te valió numerosos reconocimientos internacionales. Ni los primeros ni los últimos. Además de la satisfacción interna, ¿a nivel profesional cuál es la repercusión de un premio Magnum o una mención de honor de Paris Photo?
Los premios son un tipo de mercado, utilizan técnicas publicitarias y de propaganda para atraer a la gente y acaban convirtiéndose en un escaparate.

La superposición de imágenes permite crear un laberinto visual. Foto: Juan Vicent.

>Permíteme una zancada hasta el momento actual. Pero antes, ¿cuál es el trabajo del que más satisfecho te sientes… si es que te ves capaz de escoger?
Todos y ninguno.

>En El laberinto mágico pones tu grano para romper el silencio que durante décadas hubo alrededor de la Guerra Civil desde el punto de visto de fotografía, y más allá. ¿Qué es lo que particularmente te atraía de esa etapa que marcó el siglo XX español?
Todo comenzó hace 90 años. Mi abuelo paterno Julián, su hermana Trini y su hermano Santos eran unos niños de apenas 6 años. Vivían en Villarroya de la Sierra, provincia de Zaragoza. Sus padres no podían hacerse cargo de ellos en el pueblo porque estaba en pleno campo de batalla y les mandaron con unos familiares a Segorbe, un pueblo de Castellón cercano a Valencia y límite con la provincia de Teruel. Una vez en Segorbe, los tres hermanos fueron adoptados por diferentes familias. Huyeron de la guerra y pudieron rehacer sus vidas. La única familia que le cambió el apellido a alguno de los niños fue la de mi abuelo. Por ello me debería llamar Julián Sebastián y no Julián Barón. Cosas que vienen de entonces: un laberinto como el que describió Max Aub en sus novelas de los campos.

“Las lecturas de Max Aub fueron mi primer encuentro con historias de la guerra y posguerra de España”

En los años 90, durante el instituto, comencé a leer a Max Aub. Por un lado, eran lecturas obligatorias en la asignatura de Literatura y, por otro, porque mi padre traía a casa todas las publicaciones que hacía la Fundación Max Aub, y recuerdo que me dejaban maravillado. Estas lecturas fueron mi primer encuentro con historias de la guerra y posguerra de España. Recuerdo con un brillo especial el libro de Josep Torres Campalans de 1958, donde Max Aub se inventa la vida y la obra de un pintor. Es espléndido su diario de 1969, La gallina ciega, cuando recorre desengañado la ajena España franquista. Y por supuesto El Correo de Euclides, hechos desde México y en edición facsímil. Esos posters me llenaron la cabeza de un montón de ideas sin que yo lo supiera. Luego, en 2015, encontré una noticia de que se celebraban recreaciones de la batalla del Ebro en Fayón (Zaragoza), cerca del pueblo de mi abuelo, y me entró curiosidad por ver de qué se trataba. Así que fui a fotografiar en 2015 la recreación en Fayón. Cuando estaba dentro de las recreaciones me preguntaba: "¿Qué pensaría Max Aub de esta simulación de su guerra? ¿Cómo sería una guerra de la guerra a través del laberinto del silencio y bloqueos que se han mantenido en el tiempo?".

>Y escoges el papel de reportero de guerra en esos escenarios donde se organizan recreaciones históricas de episodios bélicos.
Estas recreaciones me hacían sentir en una situación que contiene una tensión por su propia naturaleza, que es lo radical y popular de la propuesta. Radical porque es el simulacro del simulacro y popular porque se ha convertido en un ejercicio de turismo bélico que funciona como modelo en diferentes lugares de la España olvidada. Esta tensión de radical popularidad me mantuvo siempre en el papel de sentirme un reportero que viaja en el tiempo y tomando fotos digitales del teatro de la Guerra Civil. Me unía a la masa y tomaba fotos de todo lo que sucedía. Estas fotos las archivaba por batalla y año.

“Tenía que elegir una foto entre seis de diferentes milicianos al paso con gente observando la procesión. Y decidí no elegir una, sino las seis”

En el año 2018, Mónica Allende vio la serie y me invitó a participar en Getxo Photo. Entonces se trazaron unas líneas de trabajo y confeccioné un imaginario visual que venía ilustrando la imagen que se ha creado de la Guerra de España. Para ese momento contaba con las fotos individuales, no tenía título del proyecto y me aburría la solución. Un día, editando el trabajo, llegué a una encrucijada. Tenía que elegir una foto entre seis fotos de diferentes milicianos al paso con gente observando la procesión. Y decidí no elegir una, sino las seis. Y lo que hice fue superponer las seis fotos para conseguir una sola foto. Y asomó una imagen que era un laberinto visual. La superposición se percibe como un viaje del ojo en busca de los nodos que hacen componer la imagen total.

>¿Tenías algún referente al que asirte?
El laberinto mágico de Max Aub. Las lecturas de las novelas Campo de los almendros, Campo del moro, Campo francés, Campo de sangre, campo abierto y Campo cerrado. Además de la pieza sonora Ecos reverberantes del memorial colectivo, creada por mi amigo Manuel Vargas Martín, y que me acompañó en la edición del trabajo en el estudio.

>Algo curioso en el fotolibro El laberinto mágico es que el receptor tiene la posibilidad de modificar el producto que tiene en sus manos. Es como el punto y final del proceso de alteración. 
A propósito de la publicación, editada por la Fundación Max Aub, comentaré que en mi trabajo fotográfico a menudo considero trabajar el fotolibro como medio de difusión de mis ensayos visuales. En este caso para el diseño de la publicación, realizado junto a la diseñadora Mati Martí, partimos de la idea de jugar con el espacio del libro como un laberinto. Es por esto que surgió la idea de hacer un libro sin coser, y que se guardara en una caja, para que el lector pudiera desarmar el libro y cambiar los encuentros entre imágenes para proponer otras secuencias en el laberinto. Aunque tiene diferentes modos de activar su lectura y al primer encuentro con el libro siente esa idea de laberinto.

>Hay palabras, frases, en este fotolibro y también en su correspondiente exposición. Lo llamativo es que están escritas en castellano, valenciano, gallego y euskera, sin traducir. ¿Qué papel juegan en el todo?
En el centro del libro, emulando el centro del laberinto, se encuentra un texto de textos que están escritos por seis voces que sintetizan en unas pocas palabras lo que les sugiere lo que han visto. Textos escritos en la lengua natural de quien los escribe: castellano, catalán, gallego y euskera. Con este texto de textos se quiere hacer visible el conflicto de nacionalidades que también son causa, entre otras, de esta guerra.

Las imágenes fotográficas están acompañados por textos en los cuatro idiomas oficiales en España, sin traducir. Foto: Juan Vicent.

>El resultado en ECO Les Aules es muy espectacular, con ese efecto de incluir al espectador en el centro de la acción gracias al gran formato utilizado.
Sí, es la intención de la propuesta. Y se debe al cuidado puesto en el proyecto por el equipo de ReViu Les Aules, encargado de la programación del Espai Cultural Obert Les Aules, así como a la exquisitez y profesionalidad en impresión y montaje de la obra realizada por la empresa Cambaluc de Onda.

>Dejas de lado la fotografía como entidad única y prefieres adoptar el papel de un relator a través de las imágenes. Algo que tiene incluso más fuerza que la palabra, ya que rompe las barreras de los diferentes idiomas del planeta.
Totalmente de acuerdo. Es una pena que desde las altas estancias de las instituciones educativas hasta las escuelas no se atienda a la importancia del lenguaje visual; la fotografía, las imágenes como una materia más a aprender en el aula y sobre todo fuera de ella.

>¿Qué piensa un profesional de la fotografía como tú de Facebook, Instagram… y su avalancha de imágenes?
Pues qué voy a pensar… que vivimos en unos tiempos muy locos en cuanto al consumo y mala digestión de fotos y videos, 24 horas al día, siete días a la semana.

>¿Tu proyecto actual?
Estadio radical. Una investigación visual sobre los usos de la fotografía, fotomontajes y fanzines de grupos ultras en los campos de fútbol español de los años 90.

>Vista tu continua producción, y su complejidad, no puedo evitar preguntarte cuál es tu secreto para manejar el tiempo. ¿Tremendamente ordenado o impulsivo sin control ante los retos que te motivan?
Intento no manejarme demasiado en el tiempo de los relojes. Como sabes, hay otras maneras de medir el tiempo. Y a la pregunta te respondo con una cita de Gustave Flaubert que leí en el libro de memorias de Frank Zappa, con la que me identifico y trato de practicar en el día a día, contra el tiempo. Esta cita decía así: "Sé regular y ordenado en tu vida para poder ser violento y original en tu trabajo".

Dos de las obras de gran formato expuestas en el Espai Cultural Obert Les Aules de la Diputació. Foto: Juan Vicent.

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