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El SanSan (por fin) cristaliza en Benicàssim

Un festival que funciona. El SanSan arrasó en su edición más multitudinaria de la historia, según la organización, con más de 45.000 asistentes y un cartel formado en su mayoría por clásicos festivaleros. Tres días de música sin adversidades (¡por fin!) en un ambiente de buen rollo con conciertos como los de Phoenix, Alizzz, Rayden Cala Vento... No para 6€ la birra, pero sí para rememorarlo en una crónica.
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El SanSan desde el escenario. Foto: Cristian Lj

El cartel del SanSan nos adelantaba a modo de tentativa el devenir. Un cartel sin sobresaltos. Un festival indie con pocas sorpresas. La verdadera novedad llegó con su resultado. Un SanSan que no pudo funcionar mejor. Tres jornadas repletas de conciertos vibrantes. Más de 45.000 personas. La edición más multitudinaria de su historia para agitar las vacaciones de Pascua después de años intentándolo en Benicàssim después de trasladarse desde Gandia en 2017.

Después de años con adversidades –climatológicas y pandémicas– el primer festival del año arrancaba con total normalidad, con un ambiente de entusiasmo y una energía arrolladora. Un público que entraba al recinto un 6 de abril soleado, sabiendo que, en tres días, saldrían de él de igual forma, pero cargando a sus espaldas una gran colección de vivencias que pesarían mucho. Asistentes de todas partes y con un rango de edad amplio, confirmaban que los festivales –y el SanSan– consiguen que una parte de la sociedad baile junta. Todo por la música –y por lo que hay detrás de ella–.

La energía festivalera. Foto: Cristian Lj

Tres escenarios formaban el festival: los principales, Sansan y Turia, y el secundario See Tickets, más pequeño y sin pantallas. Una carpa que ponía a bailar las esperas al ritmo de un indie electrónico que no se encontrará en otro lugar y una zona con más de 10 puestos de comida para recargar y seguir –y así durante tres días–. Las pantallas en formato vertical de los grandes escenarios listos para el mejor storie o reels (qué suplicio para cámaras y realizadores...) y una noria que acaparó todas las fotos que, de día, con el sol cayendo, o de noche, con las luces de neón que la iluminaban, posaban, uno tras otro, para conseguir la mejor foto. Todo ello, rodeado de unas barras bien organizadas con muy poca espera a pesar de una asistencia arrolladora, pero con unos precios desorbitados que conseguían lo inesperado hace años: pagar 6 euros por una cerveza –aunque eso sí, no era aguachirri–.

Miss Caffeina, el primer concierto en el escenario principal. Foto: Cristian Lj

El festival dio el pistoletazo de salida con Miss Caffeina, toda una declaración de intenciones de lo que vendría después, con muchos clásicos festivaleros. La banda abrió el escenario grande del festival, jugando de maravilla ese acercamiento al pop que maneja últimamente. Más tarde, Cala Vento defendía en el SanSan por primera vez en directo los temas de su cuarto disco largo, Casa linda. Y fue sencillamente brutal. De principio a fin. El dúo del Empordà incorporó sus nuevas canciones y el público las recibió como si siempre hubieran formado parte de su repertorio. "Ferrari" o "Equilibrio" sonaron igual de frescas y clásicas que "Gente como tú" o "Teletecho". Un concierto sin valles, con el pogo de "Un buen año" como punto álgido, al igual que ocurrió en el SanSan de 2021 todavía marcado por la pandemia, y con el original cierre de "Conmigo", con Joan y Aleix cantando desinhibidos, desprendidos de la batería y la guitarra. Faltó la balada que le da título al nuevo álbum, pero el banquete fue suculento; están justo en su punto. Solo quedan ganas de escuchar el disco al completo y de disfrutarlos en sala.

Uno de los grandes protagonistas de la noche fue Sen Senra. La emoción se expandía en el ambiente mientras los últimos asistentes llegaban puntuales al primer gran concierto multitudinario de la primera jornada del Sansan. El artista gallego estuvo tan enigmático como siempre, condensando en el aire un halo de misterio e intimidad. En el pasado, el músico podía parecer demasiado minimalista y poco carismático, pero, algo cambió. Parece que encontró el equilibrio perfecto, adaptando su imagen de marca a los escenarios, con un visual, unos samples vocales, unas luces de neón y unos bailes muy SenSenra. Con una setlist que miraba hacia el futuro en lugar de centrarse en el pasado y una producción sólida y cautivadora, confesó ante el público que quiere ser algo más que un simple cantante. Y vaya si lo consiguió.

El estilo de Sen Senra marcó un antes y un después en la primera jornada del festival. Foto: Cristian Lj

Lori Meyers se sometió –como siempre– a un público que lo acogió con pasión. La energía que salía del escenario era correspondida de igual forma por unos asistentes entregados. Con un show potente, sin pausas y con un arsenal de hits, los granadinos hicieron vibrar al público sin dar tregua; además, la banda adornó el escenario con sus características luces, que decoraban el escenario del Sansan como una pequeña ciudad futurista. Pero, sin duda, una de las grandes sorpresas de la noche fue el debut en vivo de "Un Último Baile", una nueva canción que reafirmaba que la vida en los escenarios de Lori Meyers –siéndolo muy larga ya– tiene cuerda para rato.

Lory Meyers levantó al público  con su himno "Emborracharme". Foto: Cristian Lj

Love Of Lesbian daba uno de sus últimos conciertos de la gira de su último disco, Viaje Épico Hacia la Nada (2020), y se despidieron de aquella partida sin retorno, sin dejar de regalar al público sus –y las– grandes canciones de toda una carrera –y de una década–. Siempre elegantes y distinguidos, la banda consiguió llenar los dos escenarios principales con un público que recitaba sus míticas letras poéticas. Santi Balmes avisó que no podría moverse mucho durante el concierto debido a una reciente operación, pero a pesar de esta advertencia, abarcó todo el escenario sin parar de moverse y saltar. Balmes pidió desde el escenario que se hiciera la magia y –efectivamente– se hizo.

La impecabilidad de Love Of Lesbian. Foto: Cristian Lj

La presentación de Zahara fue el punto culminante de la primera noche. En la pantalla se mostró un mensaje que dejó claro que se estaba haciendo uso de la libertad artística, y que cualquier persona que se ofendiera podía abandonar el lugar. Zahara interpretó todas sus canciones más queridas, pero cada una de ellas transformada en una ofrenda a "la diosa del techno". El espectáculo tenía una puesta en escena excepcional, coreografías muy trabajadas, música experimental y una iluminación que rivalizaba con la de un teatro. Los bajos eran los más potentes que se hayan escuchado en el festival y la energía contagiosa de Zahara y sus compañerxs en el escenario crearon una experiencia única, que superó a la de un concierto al uso. Al final, los créditos aparecieron en la pantalla como si de una película se tratara, concluyendo la actuación de manera magistral y dejando claro que lo que habíamos presenciado, iba mucho más allá.

La nueva rave de Zahara. Foto: Cristian Lj

A la primera jornada le dio carpetazo Carolina Durante (¿quizás hubiera sido más lógico intercambiar su horario con la rave de Zahara?) con un concierto marca de la casa: repleto de canciones instantáneas y trepidantes, con un sonido potente y un desatado Diego Ibáñez al frente, protagonizando bailes más espasmódicos que nunca. Sus letras, las nuevas de Cuatro chavales y las de sus inicios, siguen siendo para tomar apuntes y utilizarlas como recurso frente al cuñadismo. "¿Tú qué estarías dispuesto a hacer por ser famoso en tres calles?".

Carolina Durante cerró el escenario del viernes. Foto: Cristian Lj

El segundo atardecer del festival parece que fue diseñado a medida para Guitarricadelafuente, quien aprovechó la caída del sol para ofrecer un concierto plácidamente hermoso que dejó a los espectadores hipnotizados. Cada vez se le da mejor congelar el tiempo con solo su voz y su guitarra, aunque su arte es mucho más que eso. El directo de Guitarrica adquiere más fuerza y calidez con cada concierto, y en este caso, el autotune desempeñó un papel fundamental en el set. Con su toque folclórico, el artista de Benicàssim no soltó la guitarra en todo el concierto, salvo cuando tocó el órgano que reposaba detrás de una gran roca decorativa que simbolizaba mucho de lo que es la música de Álvaro. Muchos de nosotros quedamos congelados en ese atardecer, que culminó con su particular versión de "A tu manera" y su canción estrella, "Guantanamera".

El atardecer que envolvió a Guitarricadelafuente (y la noria, claro). Foto: Cristian Lj

Más tarde, Rayden. El concierto que podría titularse "Cómo despedir de manera magistral una carrera de más de 20 años en una hora". El primer concierto de su última gira, "Quiero que nos volvamos a ver... una última vez", tuvo lugar en el Sansan y llenó la explanada de un público que lo despidió con todo su corazón y que anheló con fuerzas volverlo a ver –aunque sea una última vez–. Al inicio, el artista confesó sentirse emocionado y nervioso, ya que era su último concierto en el festival que le impulsó como artista años atrás. Por entre sus canciones, nos susurró, como grandes secretos guardados –ahora que ya había terminado todo–, algunas claves y aprendizajes que el paso del tiempo le había otorgado: en primer lugar, nos contó que en "Finisterre" no se ubica realmente el fin del mundo, que siempre hay otro principio del final; en "Haz de luz" nos hizo ver que hay muchas formas de volverse a mirar y que los ojos, eso sí, siguen siendo de los que te los hacen brillar; que la historia de amor del "La Mujer Cactus y el Hombre Globo", siempre será la más bella de todas; que en un adiós caben muchas cosas, que en el "Multiverso" siempre habrá algo más allá de la despedida final y que, donde hubo amor y tanta vida –a pesar de la ausencia de muchas otras cosas–, siempre habrá un rastro atado de lo que fuimos como un "Imperdible", para siempre. Rayden nos dejó una herencia: "mantenedme vivo dedicando mis canciones a amores y desamores". El primer festival para todos, el último para él. Pero con “Final feliz”.

El inicio de la despedida de Rayden. Foto: Cristian Lj

Cariño y Cupido ocuparon gran parte de la segunda noche del escenario See Tickets. Aunque sin pantallas, el público los sintió a través de su particular tono desenfadado y su pop electrónico y colorido. Una experiencia más íntima y relajada que sopló aire fresco. Por otro lado, Viva Suecia y Dorian, dos grandes clásicos festivaleros, protagonizaron el escenario Turia durante la noche del viernes. Viva Suecia encajó en los escenarios a la perfección las canciones de su reciente disco El amor de la clase que sea (2022). Intensos y festivos, pero sin sorpresas, dejaron un recinto a rebosar de asistentes, el que más de la segunda jornada.

El salto de Gabi Montes (Sexy Zebras) al público del SanSan. Foto: Cristian Lj

Phoenix fue cohesión, experiencia y calidad. Y aunque intentaron revivir la energía después de Viva Suecia, no lo consiguieron. Con espacio entre el público, resultó en un concierto bajo en asistencia a pesar de ser uno de los nombres que más resonaban en el cartel. A pesar de ello, el grupo consiguió animar a los allí presentes e incluso su vocalista se lanzó al público, que lo levantó de vuelta al escenario. La noche terminó con la fiesta de La Pegatina a las 3 de la madrugada. Su energía de grupo y su gran fiesta colorida removió el festival hasta dejarnos a todos exhaustos. Como siempre.

La Pegatina, un espíritu de banda que contagió al público. Foto: Cristian Lj

El aire y nubes oscuras parecían amenazar la última jornada, pero el Sansan de este año parece que contaba con buena suerte y mantuvo el disfrute de sus dos veladas anteriores en la final. Xoel Lopez tocó sobre los escenarios la jornada del viernes, dividiendo a los asistentes al coincidir con el concierto de Rayden. Pero dio una segunda oportunidad y volvió a los escenarios el último día con Deluxe, dejando un rastro por los cielos de Benicàssim de esas pequeñas lecciones de vida que resuenan en sus canciones. Un público intergeneracional que cantaba al unísono temas clásicos como el cierre con "Que no", con asistentes realmente jóvenes que, a pesar de no haber podido vivir los inicios de la banda, escuchaban y cantaban en directo unas canciones con muchos años a sus espaldas.

El público que acogió a Deluxe. Foto: Cristian Lj

Otro de los momentos del SanSan 2023 fue la actuación de Alizzz. Teníamos muchas ganas de escuchar los temones de Tiene que haber algo más (2021) y el recién lanzado Boicot (2023) en directo. Por las canciones en sí, chulísimas y con letras honestas e incisivas (¿hay algún retrato mejor de lo que ha pasado a nivel cultural en los últimos tiempos en Catalunya que "Que pasa nen"?), y también por el morbo de ver cómo se lo monta sobre un escenario uno de los productores del momento (C.Tangana, Amaia, Alejandro Sanz...). Y cubrimos las expectativas. "Amanecer", "Ya no vales", "El encuentro", "Superficial", "Los mejores" o la mencionada "Que pasa nen" sonaron turgentes, convencidas y convincentes. Hubo un guiño al punto de inflexión de su carrera, que hace 7 años le permitió dedicarse por completo a la música, al recuperar "Antes de morirme", que produjo para C.Tangana y Rosalía. Y una actitud absolutamente volcada en el público. Sin embargo, quedó la sensación de que Alizzz no terminó de recoger todo lo que sembró, ni se desenvolvió con total comodidad en el escenario. Detrás de sus gafas de sol y envuelto de un potente montaje audiovisual, el músico de Castelldefels casi se excusó por colgarse la guitarra acústica para tocar un baladón arrebatador como "Todo está bien" entre el murmullo del público. Quizás la parroquia mayoritaria de Leiva el sábado en el SanSan no estaba para otras poses que no fueran las del canon rockista.

Alizzz al ritmo de 'Antes de Morirme' de C.Tangana y Rosalia. Foto: Cristian Lj

Milky Chance, la banda alemana, resonaba en el cartel bien fuerte y sonaron de igual forma en los escenarios y entre el público. Confesaron sus nervios al inicio debido a ser su primer concierto del 2023, pero salieron con todo, regalándonos verdaderas joyas como la inédita "Frequency Of Love". Mientras, en el See Tickets, sonaba Sidonie, ese grupo de amigos que te sacan a bailar y te remueven de buenas cosas. Simpáticos y buenrolleros, nos adelantaron también su inédita canción "No Salgo", con pretensiones de himno generacional.

La banda alemana tocó su canción más conocida, "Stolen Dance", en la mitad del concierto: Foto: Cristian Lj

Más tarde, uno de los conciertos más esperados del festival: Leiva, con el inicio de su gira "Antes De Que Te Muerdas El Labio". Con todos los éxitos que acumula, el madrileño cantó junto con todo el público sus grandes hits letra por letra. "Terriblemente Cruel", "La Llamada", "No Te Preocupes Por Mí", "Como Si Fueras A Morir Mañana" y muchas más, para terminar con los himnos de una generación "Estrella Polar" y "Lady Madrid". Por decisión del artista, las pantallas quedaron apagadas durante todo el concierto, provocando el enfado de muchos que cuestionaban su decisión ya que, al estar en un festival y no en una sala de conciertos, era casi imposible poder ver al artista desde lejos.

Leiva cantó un repertorio lleno de hits. Foto: Cristian Lj

El festival lo cerró, como no podía ser de otra forma, la electrónica de Delaporte. Una despedida por todo lo alto con canciones originales y remixes que despertaron a un público muy cansado que se puso a saltar. Cuando ya parecía casi imposible, consiguieron remover la energía y cerraron el festival con las mejores sensaciones posibles. Y de paso, celebraron el cumpleaños de su vocalista, Sandra, que cumplió 29 años encima del escenario del SanSan.

Pocos días después de volver de México, Delaporte cerró el festival por todo lo alto. Foto: Cristian Lj


  1. La foto que titulais "El salto Thomas Mars (Phoenix) al público. Foto: Cristian Lj" es del concierto de Sexy Zebras.

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