Etiquetas
Arenal Sound, Arnau Griso, Bad Gyal, Bizarrap, Borriana, c tangana, Cali y El Dandee, Carlos Sadness, Dani Fernández, Duki, Eladio Carrión, festival, Funzo & Baby Loud, Hens, Juacko, Lola Índigo, Maikel Delacalle, Mariah Angeliq, Morad, Música, Myke Towers, Ñengo Flow, Pole., Ptazeta, Quevedo, Recycled J, Rels B, RVFV
La sobremesa de El Madrileño arrasa en el Arenal Sound 2022. Foto: Carme Ripollès (ACF).
Si estás puesto/a al día en el mundo del marketing, seguro que te suena esta palabra: storytelling. Es decir, contar una historia para transmitir sensaciones y emociones únicas y, de esta forma, crear un vínculo con el receptor. Es una de las herramientas que más utilizan las empresas para conectar con su público y, bien llevada, puede aportar grandes beneficios en la estrategia de marketing. Porque las empresas, como las personas, necesitan tener una historia. Sobre esto sabe mucho el Arenal Sound (aviso legal: los festivales de música son empresas): contar una historia que se vale de todos los elementos posibles para transmitir una emoción, un deseo. En el caso del festival de Burriana, vivir la experiencia de un sounder. Todo ello a base de un bombardeo de fotos con escenarios repletos de público, humo, luces y muchos fuegos artificiales; gente que ríe, canta… ¡estalla! (en la mayor parte de las fotos, chicas; no como en el cartel… ;)); y, como no, los artistas (y que en comparación haya más publicaciones del público que de los propios artistas, también dice mucho sobre cómo se construye ese storytelling). También un rápido dedo borrando comentarios negativos. Pero, si sabemos que nuestro target está en las redes sociales y, sobre todo, en Instagram y Tik Tok y que no solo vale el relato que podamos contar a través de un perfil de empresa, ¿cómo podemos seguir creando nuestro relato? Valiéndonos de quienes mejor saben crear el contenido perfecto para unas imperfectas redes sociales: los influencers. Y por eso los perfiles de Dulceida (su llegada incluso fue posteada en las RRSS del festival), Paula Gonu, Marina Rivers, Lola Lolita, Jonan, Telmo Trenado, Marta Díaz y un laaaargo etcétera se llenan de una realidad que, en realidad, es totalmente paralela a la que vive el sounder: espacio propio -en el recinto, con vistas a los escenarios y al camping- llamado el Motel, con camas y aire acondicionado, una micro piscina, marcas regalándoles hasta el resopar e incluso una mesa de dj donde son ellos mismos los que pinchan para ellos mismos Vs. El camping y una ola de calor. O una ‘Fila 0’ para ver los conciertos Vs. Avisos de que mejor entres dos horas antes al recinto para ver al artista que te gusta. Pero es tarde para eso, porque el relato ya está contado. ¿Y asumido?

Tras cerrar con más de 300.000 asistentes (según la organización), el Arenal anuncia las fechas de 2023: del 1 al 3 de agosto. Foto: Carme Ripollès (ACF).
Es innegable que si se trata de crear una historia, el Arenal Sound sabe muy bien cómo hacerlo y si no sabes cómo poder solucionar un recinto que cada vez que se termina un concierto se convierte en un embudo, que la zona de descanso sea la misma que la de salida del recinto y la del espacio de restauración (con el césped artificial convertido en un suelo de platos, servilletas y restos de comida; porque no, lo de las papeleras sigue sin ser prioridad para el festival -y eso que este año con los vasos reutilizables se han ahorrado la habitual manta de plástico en el recinto-); si no respondes ante las quejas por los aforos, por los escasísimos controles de seguridad en la entrada en mitad de las noticias por los pinchazos a mujeres (con un punto violeta un poco improvisado) o las largas colas para acceder al recinto, a las barras (aquí no hemos tenido tanta suerte como en el FIB y no nos hemos librado del aguachirri) o incluso para ir al baño… Lo mejor es que te busques una buena estrategia de marketing para contar tu historia. Y así, reúnes a más de 300.000 personas, según la organización (sin dar cifras exactas).
Por cierto, hablando de pinchazos... Esa es la otra historia, la del miedo (por no decir terror). La de tener a más del 50% del público de tu festival con el abono en la mano pensando: ¿me pasará a mí? La de los avisos entre grupos de Whatsapp alertando con descripciones de los supuestos tíos a los que cuatro días de festival no les parece lo suficientemente divertido, necesitan más… Como introducirte vete a saber qué sustancia en el cuerpo o simplemente acojonarte durante toda la noche. Los casos por pinchazos no paran de aumentar, no solo en el Arenal, pero ojalá haber podido ver alguna reacción por parte del festival. Como sí hicieron algunos de los artistas, como Hens (“Daría algún consejo de seguridad con las jeringuillas, pero eso no valdría para nada, así que intentad pasarlo bien y tened cuidado”), Ptazeta (“Ya hay suficiente de inventarse más cosas para seguir haciéndonos estar incómodas, eso no nos representa”), la dj Flaca (“si notáis algo u os sentís agredidas o acosadas, mi cabina es un lugar seguro”) o Pole (“Lo primero: que les den por culo, son unos cobardes; lo segundo: tened mucho cuidado”), entre otros.
Hablando de estrategia de marketing: El Madrileño y su “Sin cantar ni afinar tour”. ¿Por qué la gira de C. Tangana es el mejor concierto que vas a ver (hasta ahora)? Porque ya cuando le vimos en 2019 sobre ese mismo escenario, tirando mucho más de electrónica y artificios varios, nos iba dando pinceladas del siguiente paso cuando en la pantalla leíamos “El Madrileño”. Y, efectivamente, sin cantar ni afinar, pero sabiendo juntar a la perfección todas las piezas -otra vez-. El anfitrión de su propio concierto, C. Tangana firma el mejor directo del Arenal Sound y, probablemente, de los mejores que vas a ver en mucho tiempo. Primero, por el propio espectáculo: un particular bar de copas (mesas, sillas, botellas de alcohol y hasta camarero retador incluido -Javier Dichas-) en el escenario con distintas escenas por las que Antón y los músicos se mueven; hasta la propia realización de las pantallas que se merece casi o incluso más atención. Fue estar en un concierto. En un teatro. En un cine.

C. Tangana, sin afinar ni cantar se mete al público en el bolsillo. Foto: Carme Ripollès (ACF).
Segundo: por los músicos. Qué gusto escuchar viento, cuerda, percusión, coros… C. Tangana se cuela en el Arenal Sound para reivindicar la tradición, los orígenes. Para contar una historia. Para hablarnos, otra vez, del futuro de la música, pero recuperando una herencia. ¿Y cómo te contamos que acabamos cantando “Mala, malita, mala” en un concierto que arrancaba con “Still Rapping”? Pues no lo sabemos. Coqueteó con el C. Tangana de “Yelo”, “Llorando en la limo” o “Antes de morirme”, se subió en la mesa para demostrarnos que estaba “Tranquilísimo” y se le iluminaba la cara, como a un niño, en esa mesa rodeado de amigos (“Me maten”). Como quien disfruta de un momento con sus amigos. Con la admiración hacía el resto de los músicos dibujada en la mirada. Siendo anfitrión, pareciendo invitado. El tracklist, redondo: “Ateo”, “Los tontos”, “Demasiadas mujeres”, “Párteme la cara”, “Comerte entera”… Joder.

Público durante el concierto de C. Tangana. Foto: Xavi Torrent (Arenal Sound).
Si lo de C. Tangana fue un concierto en mayúsculas, no sería justo decir que por el Arenal también hemos visto otros directos destacables (e igual de disfrutados por el público). El dominio argentino en la música urbana internacional quedó confirmado con la sesión de Bizarrap en, como era de esperar, uno de los conciertos más multitudinarios. Se esperaba que el de Buenos Aires pinchara sus sesiones más exitosas a cargo de nombres como Nathy Peluso, Ptazeta, Morad o Tiago PZK. Sin embargo, la sorpresa fue el cambio en directo de sus instrumentales, ocasionalmente orientadas a la música electrónica, transformando la BZRP Music Session con Dani en un inesperado tecno o llevando un house rompedor a la colaboración con Villano Antillano. A medio camino entre el apartado electrónico y urbano del cartel, la pinchada finalizó con la más reciente sesión de Quevedo, coreada por el público en una prueba de su merecido reconocimiento como un clásico contemporáneo. Por cierto, el canario anotó lleno en su concierto en las fiestas de bienvenida.
Y si Bizarrap firmó uno los mejores conciertos de Arenal Sound, no fue el mismo caso para el otro representante bonaerense. La actuación de Duki dejó un poso amargo, marcada por problemas técnicos -demasiados- y un formato de banda que, en el directo, se alejaba del imaginario construido en el estudio y que no consiguió el ambiente festivo tan esperado para el concierto del porteño (es el daño que hacen las canciones de 15 segundos virales en Tik Tok). Pero remontó y parece que conectó con el público sobre todo en el cierre: “She Don’t Give a Fo”, “Malbec”, “Givenchy” y “Goteo”.
También nos quedamos con el directo de Ptazeta, la sorpresa más grata de esta edición. Pese a la presión que supone actuar entre los dos grandes nombres de Buenos Aires, la joven palmense protagonizó una de las actuaciones más enérgicas de todo el festival gracias, en gran parte, al calentamiento previo de su dj y productor Juacko. Su canción más sonada en plataformas, la sesión con Bizarrap, llegó a estar eclipsada por la recepción del resto de sus temas propios como “Ri Ri”, “Azúcar” o “Mami”. Para qué nos vamos a engañar, se metió al festival en el bolsillo. De esto también sabe -y mucho- Bad Gyal o Lola Índigo; apostando más por la puesta en escena que por otra cosa, con plataformas, escaleras y coreografías milimetradas con sus cuerpos de bailes mixtos. Dejando a un lado la sobremesa de El Madrileño, dejaron unos de los conciertos mejor llevados al directo en cuanto a puesta en escena.
Y finalizando con los grandes nombres del apartado urbano del cartel, Rels B ejecutó un directo sólido, acompañado por su banda para los directos. El mallorquín, que ya pasó por el festival en 2018, celebró el calor del público en varias ocasiones: “Hemos hecho giras por todo el mundo, pero qué bonito es cantar en casa, en el Mediterráneo”, admitió. Tras los agradecimientos por el apoyo al sector cultural, “Un verano en Mallorca”, “A Mí” y “La Última Canción” hicieron el resto.
Si bien es cierto, algunas actuaciones del festival no pudieron gozar de una mayor experiencia por su ubicación en el horario. Es el caso de las intervenciones vespertinas de Maikel Delacalle, en la tarde del jueves, o Morad en la última jornada. Para otros, actuar antes de la caída de la noche no fue un problema y consiguieron igualmente una buena conexión con su público, como fue el caso de Cali y el Dandee (y el esperadísimo “Yo te esperaré”) o el celebrado almeriense RVFV. En otras ocasiones el problema no fue que llegase el turno durante las primeras horas de la jornada, sino más bien el contrario. Tras la cancelación de Ñengo Flow a pocos días de su actuación (el festival ha acumulado 3 cancelaciones, sin ningún reemplazo o plan b), Recycled J pasó de las 20:45 a las 02:35h, dando lugar que la propuesta del Hijo de la Ruina (algo más pausada que las actuaciones previas) no conectase plenamente con el público. Quien sí supo aprovechar su sesión de madrugada fue el puertorriqueño Eladio Carrión, cuya energía de temas como “Sin Frenos”, “Sauce Boy Freestyle 5” o “Tussi” mantuvo despiertos a lxs asistentes hasta el final de su actuación.
Las decepciones llegaron de la mano de Myke Towers que, pese a su posición encabezando el cartel de la primera jornada del festival, ofreció poco más que la interpretación de sus ya exitosos “La Curiosidad”, “La Playa” o “Experimento” y se dirigió al público únicamente para dedicar sus canciones a las asistentes solteras y para celebrar que había “muchas mujeres preciosas en esta zona”. Pues bueno…

Myke Towers. Foto: Carme Ripollès (ACF).
El concierto de Mariah Angeliq es difícil de explicar, sobre todo porque probablemente sea uno de los más prescindibles de esta edición. Pobre calibración del sonido y una actitud desganada e incluso increpadora con el público. Para la fortuna de lxs que estuvieran cansados de los 808 y el ritmo particular del reggaetón, Arnau Griso ofreció un buen directo que fue correspondido con la buena recepción del público. “Me atrevería a decir que ha sido uno de los momentos más increíbles de nuestra carrera”, admitió emocionado Arnau Blanch desde el escenario tras una “Para que el mundo lo vea” ampliamente coreada por todxs lxs presentes. Otro que se ganó a los suyos fue Carlos Sadness en su quinto paso por Arenal Sound. El barcelonés se notaba que jugaba en casa, como él mismo admitió: “El Arenal es nuestra family”. Y, con uno de los mejores sonidos en directo de todo el festival, defendió sin problemas “Miranda” o “Electricidad”, entre otros de sus lanzamientos.

Funzo & Baby Loud. Foto: Carme Ripollés (ACF).
La apuesta del festival por contar por propuestas muy emergentes en el apartado pop, como es el caso de Pole. y Dani Fernández (que sufrió el apagón del escenario en un momento del concierto), fue resuelta positivamente por parte del elaborado show con el que contaban los jóvenes artistas, destacando especialmente el madrileño Hens. En cambio, fue anecdótico que, debido al limitado repertorio de muchas de dichas propuestas y el carácter hermanado que comparten sus proyectos, pudiéramos escuchar “Batmóvil” o “Tiroteo” hasta en cuatro actuaciones diferentes, como en la intervención de los hermanos alicantinos Funzo & Baby Loud.
Por cierto, hablando de historias, otras muy reales. Como ver desde el escenario de la playa los barcos de rescate de Open Arms y Sea Watch atracados en el puerto de Burriana: “Construyamos puentes, no muros. Libre circulación para todxs”.

El otro relato que también ocurre en el puerto de Burriana. Foto: Carme Ripollès (ACF).