Pedazo de estreno el del Tanned Tin 2011. Al menos para quien suscribe. Porque juntar en una misma sesión a los culpables de tres de los conciertos más memorables de los últimos años en el festival de las distancias cortas es, más que una fiesta de presentación, un fiestón. Un regalazo en toda regla. Y, como además son colegas, pues se juntaron en un ir y venir constante en un escenario que se quedaba pequeño ante tanto talento.
Aún saboreo el magnífico concierto que ofrecieron Herman Düne y Julie Dorion en el Auditori. El festival ya se había trasladado a Castellón y acabaron el recital cantando a capella. Uno de esos momentos para decir con orgullo "yo estuve allí". Si mal no recuerdo, era 2005.
O cuando, en 2008 tres ingleses con cara de no haber roto un plato en su vida se subieron al escenario del Teatre Principal para dejarnos con la boca abierta: eran The Wave Pictures, quienes poca presentación necesitan ya. O, el pasado año, The Wowz, una explosión de alegría llegada desde Estados Unidos para firmar el mejor concierto del último Tanned Tin.
Pues bien, todos ellos (y alguien más) estuvieron juntos este miércoles en el Four Seasons.
Para abrir boca, una para mí desconocida, Freschard, con una dulzura tal que nos recogió al abrigo de su voz cuando eran las 20.00 en punto. Después llegó el turno de Stanley Brinks (Andre Herman Düne), guitarra y dedos en ristre (no usa púa... ni falta que le hace), con un look bien diferente a 2005, aunque cuando empezó a cantar todo volvió al sitio: sí, era él, el de esa voz tan peculiar que cantase la fantástica 'Non on top' hace unos años.
Fue entonces cuando empezó el festival del talento conjunto. The Wowz y David Tattersall se subieron al escenario y la música creció hasta niveles muy elevados. Era el complemento perfecto a las enormes ganas que teníamos de Tanned Tin.
Un breve receso (para paladear lo visto y echar un pitillo en la puerta del Forsi) y más madera... noble. David Tattersall, el líder de los Wave Pictures, cogía su acústica para hipnotizarnos como sólo él sabe. Llegaba para tocar, por segunda vez en España (la primera fue en el Petit Festival de la Vall d'Uixó y por suerte también estuve allí) su único trabajo en solitario hasta la fecha: Happy For a While grabado, precisamente, con la ayuda de Stanley Brinks. Se hizo el silencio en la sala. Sólo un molesto móvil (¡¡por Dios apáguenlo!!) hacía frente a tanta magia. Su voz y sus melodías te transportan. Sus dedos (su clase de guitarra en Happy For a While es simplemente magistral) parecen de otro mundo. Precisión, rapidez, calidez, dulzura... todo es posible en manos de David.
Silencio en la sala, sí, y reverencia absoluta del público y del resto de artistas. Reverencial por momentos. Para él fue un placer compartir escenario con algunos de los músicos que más admira. Así lo dijo. Pero el sentimiento es recíproco. Y, de este modo, todo fluye...
En la parte final de su actuación también echó mano de The Wowz, de Stanley y de Freschard, antes de dar paso a los neoyorquinos.
Esta vez, a diferencia de 2010, no contaron con la colaboración de Julia LaMendola, pero volvieron a provocar el mismo efecto: euforia bailable. Para que os hagáis una idea, echemos un vistazo a la actuación del pasado año en el Tanned Tin con la magnífica "Light In The Wake Of Love", una canción pegadiza como pocas y que volvió a llenarnos de alegría.
Con dos guitarras (una acústica y una eléctrica) y una batería recubierta de camisetas insonorizantes les basta.
Y la alegría puede ser doble, pues hoy jueves Simon Beins, Johnny Dydo y St Grossmark IV nos ofrecerán un acústico en en el Principal entre concierto y concierto.
Si el principio es así, que este Tanned Tin no acabe nunca...
Totalmente de acuerdo con la crónica, un honor y un lujo poder estar presente ayer en el Four Seasons.Todavía con el subidón de buena música y buen rollo de los conciertos de ayer, espero con impaciencia seguir disfrutando de uno de los mejores (posiblemente el mejor) festivales de música del momento.