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Al alba, Ángel para un final, Aute, Canción de Navidad’, Cola de nube, Compañera, concierto tributo, Joan Isaac, monólogo, Museo de Bellas Artes de Castellón, Museo de Belles Arts de Castelló, Nits al Claustre, Óleo de una mujer con sombrero, Quédate, Sílvia Comes, Silvio Rodríguez, Te doy una canciónEra jueves por la noche y la segunda fecha del ciclo de conciertos de Nits al Claustre estaba apunto de empezar. El aforo del claustro del Museu de Belles Arts de Castelló estaba completo para ver a Joan Isaac y Sílvia Comes homenajeando la obra de Silvio Rodríguez, el público había llegado con la antelación necesaria para evitar aglomeraciones a la hora de acceder al lugar. La gente entró al museo de manera progresiva y formando una cola en la que se mantenía la distancia de seguridad. Una vez cruzabas el umbral de la puerta, en el que había un portero calculando el número de personas que accedían, encontrabas dos dispensadores de gel automáticos. Antes de entrar al claustro, una cámara termodinámica medía la temperatura corporal de los asistentes. El personal del museo encargado de que se mantuvieran las medidas sanitarias era abundante y estaban atentos en todo momento.
En el claustro se habían colocado una gran cantidad de sillas, dado que los conciertos se tienen que contemplar sentado, manteniendo la distancia de seguridad y con mascarilla. De este modo, tras comprobar que la temperatura corporal de cada asistente era la adecuada, una acomodadora te guiaba hasta tu asiento como si de un cine se tratara. Las sillas estaban distribuidas en su mayoría en grupos de dos y de tres butacas. El público era heterogéneo en cuanto a edad, aunque existía un claro predominio de personas pertenecientes a las generaciones que crecieron con la música del cantautor cubano.
Para amenizar la espera hasta que empezara el concierto, la organización introdujo un hilo musical a un volumen bajo para permitir las conversaciones. Pasadas las 22:30, Joan Isaac y Sílvia Comes subieron al escenario y, tras un aplauso general y breve, la guitarrista reconoció que se sentía "como en una conferencia de neurocirujanos". Momento en el que las sonrisas del público se intuyeron bajo las mascarillas. Después de este comentario, Sílvia Comes se reacomodó en la silla, carraspeó ante el micro, conectó el cable auxiliar a su guitarra y, sin más preludio, comenzó a rasgar las seis cuerdas.
Antes de poder escuchar el final de la primera canción, se produjo un apagón repentino que dejó el claustro a oscuras y sin música. El silencio se rompió con un aplauso espontáneo y con otro comentario chistoso de Sílvia Comes, quien afirmó: "Esta sorpresa estaba preparada". La broma rompió la tensión generada, pero los operarios de sonido aún no habían podido solucionar el fallo eléctrico. Para ganar tiempo la guitarrista inició un breve diálogo con el público sobre el calor que hacía en Castelló. El claustro del museo se había convertido en un enorme ascensor.
A los cinco minutos del apagón, el concierto pudo reiniciarse y, tras tocar por segunda vez la primera canción, Joan Isaac nos dio la bienvenida, ensalzó la figura del Silvio Rodríguez y confesó su admiración por "Cuba y su resistencia". A continuación, tocaron adaptaciones al catalán de "Canción de Navidad", "Óleo de una mujer con sombrero" y "Cola de Nube", término cubano con el que se hace referencia a los tornados. Joan Isaac no tardó mucho en desenganchar su micrófono del soporte, lo que le permitió una mayor libertad de movimiento, a pesar de que cantaba desde su asiento. Este simple acto, se tradujo en una mayor gesticulación que se llegó a notar en la propia entonación, así como en la emoción que transmitía su voz.
Después de tocar "Ángel para un final", Sílvia Comes reconoció que se le hacía muy raro cantar para un público inexpresivo a causa de las mascarillas. A continuación, Joan Isaac tomó la palabra de nuevo para presentar la adaptación al catalán de "Unicornio azul". El músico afirmó que la gente suele interpretar esta canción como una búsqueda de los sueños y las utopías, pero el origen de la letra tiene una explicación mucho más simple y material. Joan Isaac nos contó que Silvio escribió este tema tras perder un colgante con un unicornio azul que tenía un gran valor sentimental.
En mitad de una canción, se escuchó el sonido de una ambulancia y la guitarrista rasgó las seis cuerdas con mayor intensidad. Asimismo, elevó el tono de su voz para imponerse a la sirena proveniente de la calle. La velada continuó con "Te doy una canción" y "Monólogo". Joan Isaac pausó la actuación para explicar cómo se habían desarrollado un par de conversaciones telefónicas que había entablado con Silvio Rodríguez sobre su obra musical, imitando el acento cubano del cantautor. Este fue el único momento de la noche en el que se escuchó hablar en castellano.
Exceptuando el apagón inicial, el concierto tributo se estaba llevando a cabo sin ningún percance. Conforme pasaba el tiempo se te olvidaba que llevabas la mascarilla puesta, dado que la compenetración de los dos artistas te abstraía del entorno. Joan Isaac y Sílvia Comes versionaron "Compañera" y "Quédate", una de las primeras canciones que compuso el cantautor cubano. En los estribillos, las voces de ambos se coordinaban a la perfección, generando un equilibrio de volúmenes y tempo admirable.
Antes de cantar la decimotercera canción, los dos músicos se colocaron en la espalda unas alas rojas para representar a los ángeles. Tras finalizar el tema, el público entendió que el concierto había acabado y aplaudió de forma sonora y dilatada. Mientras se producía la ovación, Sílvia Comes se quitó las alas y empezó a abanicarse con ellas. Esta acción arrancó las risas del público, dado que gran parte de los asistentes estaban disfrutando de la música con un abanico en la mano. Al acabar los aplausos, Joan Isaac expresó su agradecimiento al público por "este homenaje a la poesía y a la resistencia". Pero el concierto aún había terminado, quedaban una canción por tocar.
El cantante catalán quiso mandar un recuerdo para el recientemente fallecido Luis Eduardo Aute. Y Sílvia Comes comenzó a tocar los primeros acordes de "Al alba". En el estribillo de esta última canción, el público se animó a cantar la letra a modo de coro creando una atmósfera de complicidad y unidad muy emocionante. El concierto acabó en la medianoche con este homenaje a Aute y con un sonoro aplauso en el que parte del público se levantó de su silla para mostrar su agradecimiento a los músicos. Aquellos que decidieron erguirse para aplaudir mantuvieron la distancia de seguridad con el resto de los asistentes, dado que no se alejaron de su asiento.
Una vez Joan Isaac y Sílvia Comes agradecieron la ovación y se retiraron del escenario, el público se mantuvo en su lugar y el personal del museo organizó la salida del museo de forma progresiva empezando por la primera fila. La segunda fecha de Nits al Claustre había terminado, pero el jueves siguiente la música volverá a ser la protagonista de la mano de Joan Rovira.