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Renunciar antes de empezar. Mauricio Pérez invita al Paranimf a terminar su obra sobre sueños rotos

El bailarín representó a finales de julio ante el público del Paranimf de la UJI su espectáculo 'Esto iba a ser la oportunidad y ha terminado siendo mi primera despedida'. Un trabajo, todavía sin terminar, sobre una generación que siente que soñar es una pérdida de tiempo. Mauricio Pérez empezó la obra hace tres años y ha sido gracias al programa ‘Impuls a la Dansa’ que ha podido avanzar en su ejecución.
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Ensayo abierto de 'Esto iba a ser La Oportunidad y ha terminado siendo mi primera despedida' en el Paranimf. Foto: Carme Ripollès.

Acto -1. En el escenario del Paranimf de la Universitat Jaume I (UJI) aparece el bailarín Mauricio Pérez Fayos montando la escenografía del espectáculo Esto iba a ser La Oportunidad y ha terminado siendo mi primera despedida. La obra, en realidad, ya ha empezado, pero esta acción forma parte de ella. Así pues, también lo vemos cambiarse de ropa. Mientras en la parte alta del escenario, una pantalla LED va mostrando los pensamientos por escrito de su personaje, que avisa: "Esto iba a ser un inicio. Esto iba a ser algo con mucho fundamento. Esto iba a ser una obra con un equipo de diez bailarines en escena y una escenografía." Pero no lo es. Y de lo que aquí se quiere hablar es de sueños, de frustraciones, de metas...

Empieza el Acto 1. Entonces Maurio Pérez arranca a bailar y lo hace adaptándose al estilo de las compañías y bailarines que admira. De La Veronal pasa a Sidi Larbi y sigue con el Ballet de la Ópera de París, Trisa Brown, la DV8 Physical Theatre, Antonio Gades o Pina Bausch. Pero, aún así, su voz interior se pregunta si este es su sueño y le dice que no. No es suficiente. Entonces los rótulos que hay en lo alto del escenario le piden que baile siguiendo el ritmo de la música, después que baile solo con los pies, más tarde que baile coreografías de tendencias como la de Aitana en la canción "miamor", que lo haga como si fuera un muñeco de los Sims o que interprete una coreo de modernas. Pero nada de esto es suficiente.

Mauricio Pérez juega con una escenografía pequeña montada en directo. Foto: Carme Ripollès.

Pasamos al Acto 2 y en el escenario se puede ver un pie de micro, pero no hay nadie detrás de él. Y empiezan a sonar aplausos. Muchos aplausos. Se intuye que es una entrega de premios y alguien agradece, a través de los rótulos, toda la confianza depositada en él. ¿Es el bailarín que hemos visto todo este tiempo?

Cuenta Mauricio Pérez, ya fuera del escenario, que el Acto 2 se corresponde con el futuro. Su personaje quiere trabajar en la danza, triunfar y parece ser que lo consigue. "Muchas veces no nos lanzamos y no nos atrevemos a hacer algo porque sentimos que estamos al borde del abismo, pero quizá solo hace falta un pasito para lograrlo. Sin embargo, es complicado". De ahí, que en el Acto -1 veamos a un personaje frustrado que debe ejercer de coreógrafo y de bailarín, mientras que en el Acto -2 encontramos a un personaje perdido qué no sabe muy bien qué hacer para dedicarse a la danza.

La voz en off juega un papel fundamental en la obra. Foto: Carme Ripollès.

"Hay una frase a mitad de la obra que para mí es crucial, en la que el personaje dice que últimamente sueña con que no deja de bailar, pero sin embargo en su día a día es lo último que hace. Esto me toca mucho como creador e intérprete, porque lamentablemente no hay mucho trabajo, pero creo que puede conectar con todo el mundo. Muchas veces tenemos una obsesión, queremos hacer algo, pero cuando vamos a ello hay algo que nos paraliza y no nos atrevemos. Las expectativas que generamos en nuestra cabeza no se materializan tan rápido como queremos, pero se debería intentar", afirma Mauricio Pérez.

El mismo creador lleva tres años trabajando con esta obra, la cual no ha podido ver la luz en teatros todavía. Su representación en el Paranimf, el pasado 26 de julio, formaba parte de una estancia técnica impulsada por el festival Dansa València. Desde hace tres años la cita cultural, que financia el Institut Valencià de Cultura (IVC), organiza el programa Impuls a la Dansa para ayudar a la creación local mediante estancias de creación, investigación y/o ensayo; y no solo en la ciudad de València sino en localizaciones diseminadas por la Comunitat Valenciana. En el caso de la UJI, se han realizado tres estancias técnicas, donde los diferentes creadores han podido probar sus creaciones con un equipo profesional para terminar así de perfeccionarlas. Mauricio Pérez trabajó durante dos semanas en el Paranimf y tras ello decidió representarla ante el público de Castelló, dándole la oportunidad al finalizar de que dieran su opinión y le contarán qué cambiarían y qué no.

Mauricio Pérez explica al público del Paranimf cómo fue su proceso creativo. Foto: Carme Ripollès.

El bailarín asegura que su estancia en el teatro universitario ha sido crucial para terminar la obra. "Quedará alguna cosa por revisar, pero ya la doy por cerrada". Su cuerpo y su mente también lo necesitan. "Me he encargado de toda la parte técnica, del texto, de la música -excepto la canción del final ("Dancing Queen", de Abba)-, de diseñar el vestuario... Y aunque está bien hacer todo, cuando conecto con mi lado interpretativo sobre el escenario, también pongo un ojo en la luz y en la música para asegurarme de que estén bien", explica.

El espectáculo empezó, precisamente, como parte de su Trabajo Final de Grado. Un trabajo que iba sobre el emprendimiento creativo en España. "Hice una investigación extensa y me topé con un futuro desolador", asegura Mauricio. Por eso, si él mismo quería hacer una obra debía medir muy bien sobre qué hacerla. "Tenía un único disparo. Debía pensar muy bien qué iba a contar y qué quería hacer en el escenario. Entonces, pensé en que, para mí, el teatro es como un espacio mágico donde todo es posible. Creo que si hay algo que conecta con mi generación y con mi yo-creador es la idea del sueño".

Durante la representación. Foto: Carme Ripollès.

Esto iba a ser La Oportunidad y ha terminado siendo mi primera despedida materializa el paisaje actual "donde parece imposible imaginar un futuro mejor, un espacio que absorbe todas y cada una de las aspiraciones, deseos y sueños de una generación que sigue el ritmo sin saber a dónde ir. Es el deseo material de querer cumplir con las metas imposibles, un no-lugar donde completar todo aquello a lo que no nos hemos atrevido a enfrentarnos todavía y a la vez, una reflexión profunda respecto al abandono incluso antes de empezarlo todo".

Mauricio Pérez ha querido hablar así a todos aquellos que últimamente sienten estar atrapados en un bucle del que es difícil salir. A todos aquellos que dejaron de lado toda aspiración porque cuando se está despierto parece que soñar es una pérdida de tiempo. O como dice el bailarín "una caída hacia un no-lugar". Por lo que a su obra se refiere, ahora el creador debe diseñar un plan de distribución para intentar hacer llegar su espectáculo hasta el mayor número de personas.

Foto: Carme Ripollès.

Para quiénes estén interesados en llevarla a sus teatros, dos apuntes más: Mauricio Pérez tuvo en cuenta la sostenibilidad a la hora de diseñar este espectáculo, y solo hacen falta cuatro focos para iluminar el escenario; por otro lado, el bailarín ha llevado a cabo un importante ejercicio de citar, algo que no muchas veces se ve en escena: "Citar en danza es complicado. Y por eso te cuento con mi cuerpo, y en los carteles, de quién es el estilo que en ese momento represento".

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