Teatro y danza >> Portada

Carles Alberola divierte con un 'Waterloo' que tiene algo de ABBA y bastante de batalla en el Principal

Carles Arbeloa es Carles. El único actor de 'Waterloo'. En realidad, el único protagonista sobre el escenario, porque los dieciséis retratados tienen un importante papel en esta obra que con la diversión cubre algunos dramas familiares. Dos exitosas sesiones en el Teatre Principal de Castelló en fechas pascueras.
Envía Envía
Imprimir Imprimir

Noticias relacionadas

Etiquetas

, , , , , , ,

Carles Alberola apunta al joven Carles en la foto que preside el escenario en 'Waterloo'. Foto: Carlos Pascual (slowphotos.es).

Waterloo, de Albena Teatre. Intérprete: Carles Alberola. Guion y dirección: Carles Alberola y Pasqual Alapont. Teatre Principal de Castelló. Sábado 3 y domingo 4 de abril. Duración: 19:05-20:35. Espectadores: 283. Entradas: de 3 a 20 euros.

Carles Alberola es como Jack Lemmon o Woody Allen. Es decir, uno de esos actores que se interpretan a sí mismos y te recuerdan a tu vecino, amigo, familiar, compañero de trabajo...mientras te cuentan su vida. Eso sí, a la valenciana. Es natural de Alzira, y se nota su filia por las costumbres y esos tics que diferencian a los valencianos. Buena parte de su producción escénica tiene ese acento de la terreta. Es algo natural. Y en Waterloo, Carles Alberola es aún más Carles. Así se llama sobre el escenario, en el que cuenta a quien desee oírle -y haya pagado su entrada- historias de familia. Lo hace con su registro cómico dentro de un monólogo de hora y media, aunque en realidad lo que está contando, el después de la foto que llena el fondo del escenario, tiene mucho de trágico. Solo uno de los protagonistas de aquella imagen puede hablar sobre ella.

¿Qué hay más tradicionalmente valenciano que un domingo de paella? Aun más, ¿qué hay más tradicionalmente valenciano que un domingo de paella en una alquería de l'horta? Ahí está el punto de partida de Waterloo. ¿La ciudad destino de Puigdemont? No guarda relación. ¿La batalla de la derrota de Napoleón? No, directamente, pero algo de batalla sí hay. ¿La famosa canción de ABBA? No, pero sí. Porque a las espaldas de Carles Alberola hay una foto de grandes dimensiones que está tomada el 7 de abril de 1974, el día después de la victoria del cuarteto sueco en Eurovisión, convirtiéndolo en el tema más famoso surgido de este festival que durante muchos años provocaba que ese sábado por la noche casi todo el mundo se sentase ante el televisor para escuchar las canciones, comentar los vestuarios de gentes de toda Europa y esperar aquello de "guayominí, di puan".

Un actor, una silla, una mochila y una foto. El resto es palabra y relato. Foto: Carlos Pascual (slowphotos.es).

Pero, no es Waterloo un ensayo sobre Eurovision, ni sobre Europa. Es un punto de partida circunstancial, anecdótico, que le sirve a Carles Alberola para poner banda sonora. En realidad, es un relato muy valenciano que se podría ubicar en cualquier lugar del planeta. Lo universal localizado en este caso en torno a un paelló. El actor -también autor de esta producción de Albena Teatre junto a Pasqual Alapont- sorprende al empezar la representación por su final. Incluso más allá, por la coda que a veces se da en algunas obras (pero no desvelaremos en este texto qué recurso utiliza en una producción recién estrenada). Es una obra que va hacia atrás con un solo protagonista, aunque en realidad son dieciséis. Porque cada uno de los que aparecen en la fotografía tiene su papel -y apenas hay secundarios- que el actor se encarga de desarrollar/explicar ante el público.

El poso argumental es clásico: detrás de la aparente felicidad (fotografía) late una realidad menos alegre y de tonalidad oscura (lo que no se ve en la foto, aunque algunas poses ponen sobre la pista). Un domingo de paella de disfrute, pero basta una simple chispa no controlada para que la aparente felicidad arda y dé paso a un panorama cubierto por la negra ceniza. El chocante contraste es que el costumbrista relato de Carles daría para un drama en toda regla, pero su tono de comedia -más algún paréntesis de nostalgia- lo convierte en un relato humorístico, sin olvidar que abundan las situaciones divertidas.

Una hora y media que se pasa muy rápido, algo que con solo un relator -casi más que intérprete-, una foto, una silla y una mochila acrecentan su mérito. La casualidad ha situado las dos funciones en el Teatre Principal de Castelló casi en la misma fecha de aquella foto tomada antes de comerse una paella del que parecía ser un domingo cualquiera y que en realidad lo empezó a cambiar todo.

Carles Alberola, el único actor en escena, relata siempre en tono divertido cómo una imagen que aparenta felicidad esconde una buena dosis de drama. Foto: Carlos Pascual (slowphotos.es).

 

Deja un comentario

He leído y acepto el Aviso Legal

Puedes consultar el tratamiento que hacemos de tus datos y la forma de ejercitar tus derechos en nuestra Política de Privacidad,