Desde hace más de cuarenta años, la Galeria Cànem forma parte activa del mapa artístico de Castelló. Ahora, con una pandemia resonando por todos lados, también es uno de los pocos lugares en los que aún podemos disfrutar de pequeñas dosis de arte contemporáneo. Un ejemplo de esto es Línia, ferro, tinta...
Esta exposición colectiva, que estará activa hasta el 27 de febrero, combina dos disciplinas artísticas, dos mundos colindantes, para reflexionar sobre los límites de la representación y el significado. Para ello, Miquel Gozalbo (Betxí) imprime en sus esculturas metálicas el perpetuo y equilibrado conflicto entre el desorden y la armonía mediante unas estructuras libres que nunca dejan de lado el paralelismo de las líneas que las componen.
En contraste con los cuadros de Antoni Alcàsser (Tírig), con una ordenación rígida en la que, aprovechando material reciclado (cintas de VHS o de máquinas de escribir eléctricas), replica la composición del pixel y la imagen digital. Material analógico para reflexionar sobre el poder de lo visual en esta sociedad de las imágenes.
