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El Rototom, un puerto seguro

Diez ediciones en Benicàssim, 26 en su historia. Sobre los escenarios, la fuerza de Jah9, Marcia Griffiths, Lila Iké y Queen Ifrica; también unos arrolladores Busy Signal, L'Entourloop, The Selecter, Green Valley y sus 'amigos' o Morgan Heritage. Por el camino, Ziggy Marley. Y lo mejor, que el Rototom sigue siendo la casa de muchos y de muchas. También un motivo para que miremos hacia la Madre Tierra. Te contamos (casi) todo lo que pasó en el festival reggae de Benicàssim del 16 al 22 de agosto.
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Rototom Sunsplash 2019

“Qué bonito es volver”, proclamaba Leticia Cabo en el Foro Social (Alianzas y solidaridad en los festivales) del Rototom Sunsplash en la última jornada de la 26ª edición del festival reggae. Es médico y activista de Proactiva Open Arms. La vimos el verano pasado, poniéndonos la piel de gallina al relatarnos lo que ella y el resto de sus compañeros y compañeras ven y viven día a día y entender el por qué de la ONG. Esta vez la escuchamos con la mente puesta en la última noticia: tras 19 días en el mar buscando puerto seguro, más de 130 personas (quedándose en 83, debido a evacuaciones previas de emergencia) podían pisar tierra. El “Día 1”, como lo llaman en Open Arms. Han sido casi 20 días luchando contra las duras políticas antiinmigración de Salvini, hasta que la Fiscalía italiana ha ordenado su evacuación inmediata, pudiendo atracar en Lampedusa. Casi 20 días navegando en la desesperación, en el miedo y en la incertidumbre de qué pasará; rodeados de mar y con la tierra en el horizonte. Ahora, sobre el equipo de la ONG, incluso la sombra de una posible sanción por parte del gobierno español.

“El mundo es para los valientes” reclamaba Macaco, quien aprovechó su concierto para dedicar su tema “Valientes” al equipo de Proactiva Open Arms. Porque Rototom es precisamente esto, un puerto seguro. Un altavoz para mucha gente y para que otros muchos conozcamos todas aquellas cosas que tiene que decir gente como Leticia Cabo. Macaco se ha convertido, sin ninguna duda, en uno de los protagonistas de la 26ª edición del Rototom, y no solo por ponerle un toque diferente a la primera jornada del festival (viernes 16) añadiendo un complemento singular en el cartel: rumba con matices del reggae, el funk y el mestizaje.

El artista barcelonés también ha sido, junto a Green Valley y Koers, una de las propuestas que ha dado forma a los conciertos que habitualmente el Rototom lleva al Centro Penitenciario Castellón II de Albocàsser, y del que disfrutaron 200 internos. Este año, además, esta iniciativa llegaba con una novedad: un curso de grabación de conciertos y actuaciones culturales en directo en el que algunos internos se han estado formando durante el mes de julio y que ha tenido como colofón la grabación de estos conciertos. Porque esto también es Rototom.

Hay más, porque el autor de “Moving” ha convertido el festival benicense en el escenario del vídeoclip de su próximo tema: “Vívela”; diferentes rincones del recinto, el propio público y hasta el desfile final del jueves 22 han sido algunas de las localizaciones en las que se ha rodado el videoclip. También le vimos ese mismo día cerrando el Main Stage junto a Green Valley.

Macaco y Green Valley en su concierto en el Centro Penitenciario de Albocàsser. Foto: Rototom Sunsplash.

No es la primera vez que la banda liderada por Ander (voz) pisa el festival, pero el jueves 22 lo hacían con una propuesta exclusiva para el Rototom: Green Valley & friends. O, lo que es lo mismo, Macaco, Rayden, Swan Fyahbwoy, Morodo, Rapsusklei, Woman Soldier, Emma Youth, Mamadou (con el que presentaría el documental Dónde irán en el Foro Social días antes) y bailarinas africanas acompañando a los 11 miembros -casi nada- de la banda alavesa-barcelonesa sobre el escenario. El motivo de esta particular reunión, celebrar los diez primeros años del Rototom en Benicàssim. El resultado, un broche y un cierre del Main Stage con Green Valley sus amigos improvisando sobre el tema “Maria Marihuana” y que bien podría servir como un escaparate de la escena reggae, dancehall y urbana nacional. El “Si no te tengo”, coreado hasta el infinito. También los temas de su nuevo disco. Green Valley consigue sonarnos a nuevo pese a haberle visto en varias ediciones anteriores. Todo gracias a la forma que va cogiendo el show. Además, el artista aprovecha para hacer un guiño a aquellos y aquellas asistentes al festival que durante estos días han denunciado cierto abuso por parte de la policía en las zonas cercanas a los accesos al festival y en los campings.

Green Valley por los 19 años del Rototom en España. Foto: Luca d'Agostino (Rototom Sunsplash).

Diez años desde que el Rototom Sunsplash aterrizaba en Benicàssim, él y su filosofía de paz y amor. También 26 ediciones desde su nacimiento. Del 16 al 22 de agosto el festival ha conseguido reunir, según la organización, un total de 202.000 asistentes (frente a los 208.000 de 2018), confirmando que el Rototom aguanta el tirón. El público del Rototom llega a Benicàssim desde 76 países diferentes: España, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Suiza, Estados Unidos, Países Bajos, Portugal y Suecia… Además: Brasil, Costa Rica, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Filipinas, Singapur, Líbano, Etiopía, Ghana y Kenia… También mostrando pulso internacional, alcanzando las 7 millones de personas que han seguido el festival por streaming. Y poniéndose al día, pulseras cashless con las que poder pagar en barras, restaurantes y stands del Mercadillo. Por el momento, el Rototom confirma que habrá festival en 2020, sin confirmar las fechas exactas.

Stand up for Earth ha sido el lema de esta edición. Una llamada a la concienciación y preservación de la naturaleza, un guiño a la Madre Tierra. El festival también ha puesto su pequeño grano de arena, además de su habitual política de plastic free con vasos de plástico reutilizables (este año los beneficios de los vasos depositados en los contenedores de madera irán a parar a favor de Greenpeace) y fuentes de agua repartidas por todo el recinto, también ha impulsado su propia filosofía Greensplash: contenedores para colillas, luces LED en los escenarios, placas solares, depósitos para reutilizar el agua en el camping, plantación de árboles, impulso del uso del transporte público y la presencia del Banco de Alimentos de Castellón, entre otras medidas.

El lema que también ha sido el eje central de los encuentros en el Foro Social, en las actividades en Pachamama, Mágico Mundo (el festival sigue demostrando que también es una opción perfecta para las familias y anota este año en su público 11.000 menores de 13 años) y Mercado Artesano y en los seminarios de House of Rastafari.

Un festival para todas las edades. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Un mensaje que nos llegaba mientras veíamos cómo avanzaba el fuego en Gran Canaria o como nuestro pulmón, el Amazonas, corre gran peligro y se convierte en víctima de las políticas de Bolsonaro. Con las palabras de la líder indígena en defensa del Amazonas Sonia Guajajara en el Foro Social aún resonando en nuestras cabezas sobre tierra y dignidad. También las de la antropóloga Yayo Herrero para conocer un poco más sobre el ecofeminismo, movimiento que pone la vida en el centro y la naturaleza como eje y principio del desarrollo tecnológico y económico. Una excusa para dejarnos caer por el área No Profit, en donde es posible toparse con distintas ONGs y asociaciones, para saber más sobre el movimiento juventudes por el clima Fridays for Future o sobre el acto de desobediencia que ha organizado Extinction Rebellion para el 7 de octubre en Madrid como llamamiento por en defensa del medio ambiente: “Nos rebelamos para exigirles que tomen medidas ya”, explica Gian A. Cutanda (Extinction Rebellion España).

No han sido los únicos movimientos sociales que nos ha acercado el Rototom. Cada tarde, a primera hora, en el African Village ha tenido lugar el ataya, la tradicional ceremonia del té que este espacio dedicado a África aprovecha para crear encuentros que conectan al público del festival con la cultura afro. Aquí nos topamos con el mediador intercultural y activista Sani Ladan, sentado bajo la lona del African Village con Deborah Ekoka, Desirée Bela-Lobedde, Moha Gerehou y Yeison Fernando García López para darnos a conocer #WeAreMore, unidad frente a la injusticia centrada en el antirracismo: “El problema no son los muros físicos, son los personales”, explicaba Sani Ladan, “el miedo a lo desconocido, el odio o la xenofobia es lo que nos lleva a construir los muros físicos. Y derribar un muro físico no quiere decir que acabes con los personales”. En este mismo espacio también nos topamos con otras iniciativas que nos acercan a la cultura africana; como el espacio cultural, librería y galería United Minds de Valencia o el stand de Top Manta, marca impulsada por el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona. La conexión del Rototom con África también llega con la entrega del premio Africa Peace Award al festival por impulsar la paz y la convivencia y que entregó Mussie Hailu (activista por la paz, director regional de URI for Africa y representante de URI ante la Unión Africana y la oficina de la ONU) al director del festival, Filippo Giunta, tras la proyección del documental 25 years walking together en la Reggae University; con la presencia del príncipe Ermias Sahle-Selassie, nieto de Haile-Selassie I, último emperador de Etiopía y admirado por los rastafaris; también se le ha podido ver durante todo el festival entre conciertos y actividades.

En African Village, además de la ataya también había hueco para percusión y danza africana. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Siempre se habla de que el Rototom es mucho más que un festival de música, y no les falta razón. Pero una de las señas del festival es que consigue llevar su compromiso y su filosofía al público a través de la programación cultural de sus áreas, pero también con los nombres de los que se alimenta su cartel musical. La cara más comprometida de esta edición ha llevado voz femenina, también firman algunos de los directos más destacados de esta edición. Atrapados nos quedamos con la poetisa y cantante Jah9, una de esas voces que narran a la vez que cantan, cuyas letras son más que un conjunto de frases unidas con la finalidad de obtener una rima, son melodías extraídas directamente del corazón. Esa visión de que la música va más allá de algo bailable, que puede movilizar y generar conciencia. Y así lo vive ella cuando canta y así se lo explica al público. Porque cuando tienes el poder de hacer que algo cambie, lo tienes que intentar. La jamaicana clama por el amor, por la comprensión, por eliminar todo lo injusto que domina al mundo con un impecable aire reggae y dub que quedaba firmado por The Dub Treatment.

Poesía, conciencia, música y fuerza con Jah9. Foto: Patrick Albertini (Rototom Sunsplash).

Otra reina jamaicana, aunque más bien toda la una leona. La primogénita del mítico artista reggae Derrick Morgan, a quien también hizo un guiño en forma de ska, Queen Ifrica llegaba con su voz rasgada y lírica combativa. Lo suyo no se considera un mero espectáculo, sino una voz por los derechos humanos y la mujer. Sobre el escenario, con los pies descalzos para mantener la conexión con la tierra y el discurso rasta por bandera. Un auténtico torbellino. Una ola de energía similar en la que también nos subíamos con Lila Iké. De un lado al otro del escenario, sin freno y ataviada con un traje verde lima. Horas antes la habíamos visto en la Reggae University para hablar sobre las mujeres en la música jamaicana. Con versión de “Hello Mama Africa” poniendo en pie al Rototom. Llega con la recomendación de otro conocido del festival, Protoge, y se va demostrando que el lugar de esta artista emergente del reggae es el escenario principal (“Second chance”).

Lila Iké, la gran sorpresa del viernes 16. Foto: Patrick Albertini (Rototom Sunsplash).

Lila Iké compartía mesa en la Reggae University junto a la también jamaicana Sevana, otro de los nombres destacados de esta edición. No es lo único que tienen en común, ya que Sevana también mostró su admiración a Protoje sobre el escenario (“Bit too shy”). Eso sí, con un aire más calmado que la anterior y canciones más intimistas, convirtiéndose en una de las actuaciones más aclamadas de la segunda jornada del festival. El broche de ese mismo sábado 17 lo ponía la potencia del artista dancehall Busy Signal. De punta en blanco, como siempre nos tiene acostumbrados. Poniendo patas arriba el escenario, también como siempre. La hora del dancehall. También de encandilar con “Comer over” o de su particular versión “Jamaica love” (“Forever young”) vistiendo al público del Rototom. También contó con Bad Gyal en “Santa María”, aunque parece que el paso de la artista barcelonesa por el escenario principal del festival está un poco gafado.

De uno de los reyes del dancehall a la reina del reggae. Marcia Griffiths volvía a encontrarnos con el reggae original. Con su dulzura y naturalidad (con la carpa de la Reggae University con lleno completo en su encuentro con el público) y con todo lo que su figura representa dentro de la escena reggae; sobre todo teniendo en cuenta que celebraba sus 55 años en la música. Lo de Marcia Griffiths es como un pasen y vean por la historia del reggae; no faltaron tampoco referencias a Bob Marley (fue corista del artista jamaicano) o su reciente “What kind of world”, homenaje a la discográfica Studio One.

Maria Griffiths, la reina reggae. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Dejándonos caer por el Lion Stage el último día, nos topamos con Women Soldier, show capitaneado por el sound system Chalart’58 acompañado por Awa Fall, Matah, Belén Natalí y High Paw; a quienes veríamos poco después junto a Green Valley. El resultado, sorprendente, explosivo y un auténtico abanico de estilos y singularidades que empasta a la perfección. En el Lion Stage también encontramos a Eva Lazarus, uno de los nombres que más suenan en la escena británica y que esta vez ponía la alternativa más reggae al concierto de Macaco el viernes 16; sobre el escenario, acompañado por Young Robotiks, banda de Mad Professor.

Chronixx ya se ha convertido en el caramelo del festival. La apuesta segura del cartel: directo sobresaliente y perfecta acogida por parte del público. Y eso que su última referencia en solitario data de 2017 (Chronology), pero sigue conectando gracias a que ha encontrado ese camino del reggae más contemporáneo y guiños dancehall, entre numerosas referencias a Jamaica.

La apuesta segura: Chronixx. Foto: Patrick Albertini (Rototom Sunsplash).

Uno de los destellos de esta edición se lo llevan los hermanos Gramps o, lo que es lo mismo, Morgan Heritage. Los clásicos poniendo en lo más alto el reggae en el festival. Además, invitados muy especiales: sus propios hijos, Esh y Jemere. También uno de los aclamados en el Lion Stage, Stonebwoy. Morgan Heritage ponían el broche del escenario principal en una jornada (martes 20) cargada de nombres clásicos de la música jamaicana. Del roots reggae más tradicional con Israel Vibration a la corriente clásica del ska, rocksteady y mento de The Jolly Boys. Y entre tanta representación jamaicana, los estadounidenses Slightly Stoopid intentando ponerse a la altura, que no es tarea fácil. Aún así, mostraron un reggae más rítmico con influencia rock.

Con la boca abierta nos dejaban los frances L’Entourloop, amantes del vinilo y de los cócteles entre dub, reggae, hip hop y funk. El escenario principal hasta arriba para bailar y saltar. Si hasta llevaban mesa de pinchar portátil (con máscaras para parecer mayores incluidas). La guinda la puso el acompañamiento del mc Troy Berkley y N’Zeng. Un huracán que se movía en el Main Stage el domingo 18 como relevo al clásico roots reggae de Culture, con Kenyatta Hill al frente.

L'Entourloop. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Sensación extraña con Iseo & Dodosound. No hay duda de que su manto dub sigue siendo hipnótico y que el cariño que se palpa cada vez que actúan en el festival es más que patente (normal, teniendo en cuenta que el Rototom ha sido uno de los detonantes del crecimiento del dúo), pero el dúo, muy bien acompañados, como es habitual, por Mousehunters (vientos), dejaba un concierto un tanto monótono. Todo lo contrario al sabor de boca que deja Emeterians, esta vez acercándonos a un estilo roots reggae. La banda madrileña apela, a través de sus letras, directamente a las leyes españolas, sobre aquellas que acaban con la vida de los extranjeros o las que prohíben el consumo de marihuana. El trío, formado Sister Maryjane, Maga Lion y Wildman, tuvo como invitado a TianoBless y estuvo acompañado por la Forward Ever Band, que también se encargó del acompañamiento del artista dancehall nacional Lasai, presentando sus últimos temas un día después (domingo 18) en el Lion Stage. Lasai, que es un habitual y amante del festival, también se dejó caer, como no podía ser de otra forma, en la Dub.

Iseo & Dodosound, en casa. Foto: Carme Ripollès (ACF).

El Rototom también se ha convertido en la excusa de poder tener en Benicàssim a auténticas leyendas de la música jamaicana. También de poder soplar las velas del 50 aniversario en la música de The Abyssinians… que se dice pronto. Fueron los encargados de abrir el Main Stage de la 26ª edición del festival el viernes 16. Pero es que pudimos vivir ese medio siglo de carrera musical de dos formas: una, a través de sus propias palabras en la Reggae University, con un increíble agradecimiento a su público y gran generosidad descubriéndonos que hay detrás de The Abyssinians. Después, sobre el escenario a base de roots reggae y reivindicaciones rasta. Una semana después, el jueves 22, veíamos a Bernard Collins, miembro fundador de The Abyssinians, interpretando en directo la banda sonora de la película Rockers de Ted Badaloukos, uno de los clásicos reggae del cine. Junto a Collins, el batería y también actor del film Leroy Horsemouth Wallace, el dj Big Youth, el bajista Lloyd Parks, el vocalista Kiddus I y el acompañamiento de Kushart. Tanto sobre el escenario como en su visita a la Reggae University o en sus paseos por el recinto, desbordaron energía y simpatía con el público; en directo, un llamamiento contra Babilonia.

Escuchar “Too much pressure” de mano de los ingleses The Selecter también son de esas cosas que nos llevamos de esta edición del Rototom. También de su elegancia ska y del entregadísimo Arthur Gaps y la carismática Pauline Black. El Rototom, este 2019, iba de soplar velas.

The Selecter, la guinda ska del Rototom 2019. Foto: Paula Abellán.

The Selecter comparten aniversario, concretamente el 40º, con los también ingleses Misty in Roots, que se subirían al escenario principal poco después (lunes 19). Esta vez, 40 años de roots reggae y de compromiso rastafari. Sin grandes artificios, con referencia a la BSO de James Bond incluida, y generando el calor del público. Qué mejor forma de celebrar años. Más velas, como las de los 45 años de Third World; eso sí, un poco pasadas por agua. La lluvia también hizo aparición el martes 20 y miércoles 21, pero no pudo parar la actividad del festival. Además, bajo la lluvia se puede bailar perfectamente el reggae progresivo de Third World, de sus clásicos y de los más recientes: “Na na na”.

La breve aparición de la lluvia no pudo parar con la actividad del festival. Foto: Carme Ripollès (ACF).

El gran esperado de este año, Ziggy Marley, probablemente también fue el chasco. Es lo que puede pasar si llevas el apellido Marley, no permites que el festival pueda grabar tu concierto en streaming y proyectarlo en la pantalla del escenario principal o que los fotógrafos tengan que hacer peticiones para poder captar imágenes durante el concierto; con posibilidad de estar entre los aceptados o los denegados por el equipo de uno de los hijos de Bob Marley.

Ziggy Marley en el Main Stage del Rototom'19; otro miembro de los Marley que pasa por el festival. Foto: Carme Ripollès (ACF).

“Ves los diferentes tonos de piel, de edad y de género. Este es el poder de la música, este es el poder y el potencial de la humanidad”, publicada en su cuenta de Instagram Ziggy Marley sobre su llegada al festival, cuando se topó con uno de los talleres de danza de la Teen Yard: “Me sentí atraído por el sonido de la música y los seres humanos”. Gran expectación para un concierto que resultó ser un poco plano; eso sí, sobresaliente papel el de sus coristas. Ziggy Marley se aleja del estilo tradicional del que su padre es referente para acercarse a un reggae progresivo que también bebe del rock (“Love is my religion”). Lo más importante de su directo, el mensaje de libertad y de lucha que proclama a través de su trabajo más reciente, Rebellion Rises. No faltaron referencias a su padre (“Get up stand up”, “Jammin”...) incluso a Haile Selassie (con su nieto mirando el concierto desde la zona de backstage). Un detalle: a la batería, Carlton ‘Santa’ Davis (Bob Marley, The Wailers).

Con los micrófonos verde, amarillo y rojo: Ziggy Marley. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Porque de formas de entender el reggae va también el Rototom. De Turbulence (que no le podía ir mejor el nombre a Sheldon Campbell) al las bases más tradicionales del también jamaicano Bushman. El primero, un torbellino de emociones desenfrenadas y energía que transmitió al público, erizando la piel; sobre todo al sonar “Notorious”. Mientras, Bushman, representando esa sonoridad roots reggae de The Wailers, con su increíble y clásica voz, su mensaje y hasta un guiño a Peter Tosh incluido (“Bush Doctor”).

Bushman a los pies del Main Stage. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Ha habido vida más allá del Main Stage. El escenario secundario, el Lion Stage, ha sido el perfecto plan B a la propuesta del principal. Con menor público durante las primeras horas de la noche (sobre todo cuando los conciertos coincidían con los del escenario principal) y con el lleno una vez entrada la madrugada. Este escenario también ha servido para detectar que la música dub y derivados cada vez tiene más adeptos entre el público del Rototom. En el Lion Stage lo que más pegada tiene es el reggae revival y progresivo, dub y dancehall.

Las fronteras de la música jamaicana cada vez están más difusas, una prueba de esto es la combinación reggae, rock, dancehall y hip hop a la que dan forma los polacos Bednarek (ex Star Guard Muffin), con Kamil Bednarek a la cabeza; una muestra de que se pueden explorar otros géneros y además puede resultar todo un acierto. También Reemah, desde las Islas Vírgenes (cuna del reggae en Estados Unidos) y cautivando con su voz, filosofía rasta y feminista con base roots reggae. En el otro extremo, la revolución dialéctica del italiano Brusco.

Brusco en el Lion Stage. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Y si durante el día el festival se alimenta de la programación cultural de sus áreas, por la noche es el turno de los escenarios. Además del Main Stage y el Lion Stage, los clubs también empiezan a cobrar vida. Por un lado, el Jumping, que este año compartía espacio con el Foro Social; una combinación un poco extraña, aunque se convirtió uno de los principales polos de atracción para bailar de madrugada, como en la última jornada con la espectacular pinchada de los castellonenses Mash Masters. También la casa del ska y derivados, Caribbean Uptempo, con pinchadas y conciertos; eso sí, hasta bien entrada la madrugada, estas zonas apenas consiguen reunir público. Una perjudicada de esto, por ejemplo, fue La Reina del Fomento, con tan solo una decena de personas bailando. Poca interacción con el público y un mix de ritmos latinos y mucha cumbia.

Las zonas musicales más singulares, también han sido de las más concurridas. Por un lado, la Dub con sus enormes torres de sonido con el público abrazado a ellas entrando por completo en trance. Si es la primera vez que pisas este escenario, probablemente sea el que más llame la atención dentro del recinto. Si hasta desde el Mercadillo se podía notar las vibraciones dub. Sesiones interminables, como la que se marcaron los sound system King Shiloh con Jah Tubbys de 22.00 de la noche del sábado 17 a las 05.30 del domingo; casi nada. O para descubrir al particular relevo de Green Light Sound System: la pequeña Omara (todo queda en casa).

Stylo G en el Dancehall. Foto: Patrick Albertini (Rototom Sunsplash).

Muy cerca, del hipnotismo dub a la fiebre en el Dancehall, en donde, además de arrancar cada jornada con las exhibiciones de baile, nos ha acercado a habituales como el italiano Lampadread o los jamaicanos Reinassance y Freddie Krueger. También conciertos, con conocidos en la escena dancehall como Ward 21 (lunes 19) hasta los nuevos representantes, con un Stylo G que literalmente arrasó con el escenario el viernes 16.

El Rototom llegaba a Benicàssim hace diez ediciones; directamente desde Osoppo, huyendo de la persecución política y judicial a la que se vio sometido el festival por las políticas de Berlusconi. En aquel verano de 2010 empezamos a escuchar por primera vez aquello de “Peace, love & reggae”. Ahora, en 2019, el festival ha conseguido hacerse un merecido hueco en la macro-lista de festivales que se celebran en España. El Rototom no solo ha contribuido a la visibilidad de la música jamaicana en Castellón y en el territorio español, también nos ha acercado a una forma diferente de entender el concepto de festival de música. Con sus errores y aciertos. Conectando la música con valores como el respeto y la paz. Nos mantiene alerta sobre lo que sucede en el mundo y cuál puede ser nuestro papel en él. Nos encuentra con gente de todas partes, con distintos colores de piel, géneros, edades y ojos con los que poder mirar el mundo. Le hemos visto crecer, cambiar, disculparse y celebrar. También hemos crecido junto a él (con nuestros errores y nuestros aciertos) y, sin quererlo, hemos tejido nuestra propia trayectoria a la del festival.

Rototom, el punto de encuentro para su público global. Foto: Carme Ripollès (ACF).

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