
Fotograma de 'Perdición' de Billy Wilder, película con la que arranca el ciclo del Raval dedicado a clásicos del cine negro.
Tras deslumbrar con el ciclo dedicado al maestro de cine japonés Kenji Mizoguchi, la Filmoteca del Institut Valencià de Cultura (IVC) vuelve a llevar al Teatre del Raval de Castelló una magnífica programación para iniciar el nuevo año cinéfilo. Bajo el título Crímenes y sombras. El cine negro clásico, el ciclo ofrece un recorrido de una década por algunas de las mejores obras del género en su época de plenitud entre mediados de los años 1940 hasta la mitad de la década de 1950. Las películas se proyectarán los miércoles de enero a marzo a las 20.00 por 3 euros.
Para abrir 2020 y poco días después del final de la Navidad, el 8 de enero, qué mejor que una de las cimas del cine negro, Perdición (1944) de Billy Wilder. Este filme, nominado a 7 premios Oscar, sentó cátedra en el género y es una de las principales influencias en el thriller contemporáneo. El guión de Raymond Chandler, basado en la magnífica novela de James M. Cain, narra el intento de dos amantes, un agente de seguros y una clienta, de asesinar al marido de esta para cobrar un falso seguro de accidentes. La magistral dirección de Wilder, la envolvente música de Miklós Rozsá, la oscura pero nítida fotografía en blanco y negro de John Seitz y las interpretaciones de Fred MacMurray, Barbara Stanwyck y Edward G. Robinson llenan esta película de un suspense que se impregna en la piel.
El cineasta de origen austro-húngaro Otto Preminger siempre será recordado por la mítica Laura (1944), además de haber dirigido otros grandes clásicos del film noir como Cara de ángel (1952), El hombre del brazo de oro (1955) o Anatomía de un asesinato (1959). El 22 de enero podremos disfrutar en pantalla grande de una obra que profundiza en los aspectos tratados en Laura con una mayor incisión en el retrato de la sociedad estadounidense del momento. ¿Ángel o diablo? (1945) cuenta con los elementos clásicos del género: la llegada de un extraño a una remota comunidad donde cuya presencia altera la cotidianeidad, y la figura de la femme fatale, que en este caso muestra esa dualidad del título mediante dos personajes interpretados por Alice Faye y Lind Darnell, respectivamente.
Aunque es popularmente conocido por su etapa alemana en cintas como Metropolis (1927), M, el vampiro de Düsseldorf (1931) o El testamento del Dr. Mabuse (1933), la carrera de Fritz Lang en Estados Unidos a lo largo de dos décadas, trabajando en el cine negro en particular, fue clave en la evolución del género y su modernización, siendo una figura central para cineastas como Jean-Luc Godard. El 5 de febrero en el Raval podremos descubrir una de sus cintas más genéricas, Perversidad (1945), su “estudio más desgarrador sobre la culpa y la condena”, según Dave Kehr del Chicago Reader. Remake de otra obra maestra, La golfa (1931) de Jean Renoir, la película sigue el devenir de un cajero infelizmente casado y con aspiraciones de artista de éxito que se ve arrastrado por una mujer que, junto con su novio, le explotarán hasta llevarlo al extremo.

Fotograma de 'Perversidad' de Fritz Lang.
Hace unos años el nombre de Henry Hathaway volvió a salir a la luz con el remake de Valor de Ley (2010) que hicieron los hermanos Coen del clásico de 1969 dirigido por Hathaway y protagonizado por John Wayne. En esta caja de muñecas rusas, la película que veremos el 12 de febrero, El beso de la muerte (1947), también tiene un remake, El sabor de la muerte (1995) protagonizado por Nicolas Cage, David Caruso y Samuel L. Jackson. Estos dos ejemplos ponen de manifiesto el legado de Hathaway y sus películas, siendo la cinta que vamos a ver en el Raval una de las más destacadas de su filmografía. La película gira en torno a una trama de infiltrado en un grupo de delincuentes y el debate del protagonista entre la lealtad a sus compinches o el deber como padre y marido. El filme tuvo 2 nominaciones a los Oscar.
Antes de que Bonnie y Clyde (1967) dinamitaran el uso, la perspectiva y la mostración de la violencia en la gran pantalla, Joseph H. Lewis dirigió El demonio de las armas (1950), que se proyectará el 19 de febrero. En la película, Bart Tare es un hombre obsesionado con las armas desde niño. Cuando conoce a una femme fatale como Annie se deja arrastrar por el mundo del crimen, atraco tras atraco, entre la pasión y el peligro, con la afición común por las armas y la violencia. La obra de Lewis abrió el camino, Bonnie y Clyde lo pavimentó y Quentin Tarantino está cobrando el peaje. El demonio de las armas está protagonizada por una Peggy Cummins estelar que deja huella con una interpretación icónica.
El 4 de marzo descubriremos los orígenes del detective Mike Hammer en El beso mortal (Robert Aldrich, 1955). El personaje salido de la pluma de Mickey Spillane ha protagonizado multitud de películas y series de televisión, siendo la que veremos en el Raval una de las adaptaciones más relevantes de las novelas de Spillane y un clásico del cine negro. En el filme, una noche Hammer recoge en medio de la carretera a una joven que huye de un peligro mortal. Los acosadores de la chica logran interceptarlos, matándola a ella y propinándole una paliza a Hammer, que es lanzado por un principio pero sobrevive, iniciando así una profunda investigación hacia los infiernos del alma humana.
El ciclo concluirá el 11 de marzo con la curiosa Sábado trágico (1955) de Richard Fleischer, en la que tres atracadores realizan un asalto a un banco y huyen con una rehén hasta una población donde vive una comunidad Amish. Varias historias se entretejen en la trama, basada en la novela homónima de William L. Heath: un hombre de la comunidad Amish que decide hacer frente a la violencia, un padre que debe proteger a su hijo y un hombre que intenta recuperar el amor de su esposa. Con un esplendoroso color filmado en Cinemascope, la película es una delicia visual llena de ritmo, y hace de bisagra entre el cine negro clásico con el que comenzó el ciclo y el que seguirá en el futuro.