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Claudia Victoria Poblete Hlaczik narra la historia de 'Claudia', su propia vida. Foto: Damián Llorens.
'Claudia', por la compañía La Conquesta del Pol Sud. Protagonistas: Claudia Victoria Poblete Hlaczik, Carles F. Giua y Eugenio Szawarcer. Dirección: Carles Fernández Giua. Paranimf de la UJI. Viernes, 22 de noviembre de 2019. Duración: 20:10-21:30. Espectadores: 180. Entradas: 8/10 euros. Obra incluida en la XXVII Mostra de Teatre Reclam.
Carles F. Giua y Eugenio Szwarcer charlan tranquilamente entre sí en un lateral de la frontal del escenario. Aguardan que se complete la entrada de los espectadores a la platea del Paranimf de la UJI. Una vez anunciado por megafonía el inicio del espectáculo se presentan a los asistentes. Son los fundadores de la compañía barcelonesa La Conquesta del Pol Sud. Inciden en quiénes son sus antepasados, sus procedencias geográficos. Un simple ejemplo de memoria hacia el tiempo pretérito y su influencia en el momento actual. A continuación aparece Claudia Victoria Poblete Hlaczik. Ella es Claudia... durante buena parte de su vida, Merceditas. No hay actriz. Claudia es Claudia. A esta ingeniera informática le gusta pasar las horas haciendo patchwork, metáfora de su vida, confeccionada a partir de diferentes retales de discordantes realidades.
No es Claudia una obra de teatro al uso, ni tan siquiera es una representación. Englobada en la denominada dramaturgia contemporánea, con el recurso de las nuevas tecnologías, va relatando su propia vida, la real. Una existencia fantaseada por la dictadura argentina establecida entre 1976 y 1983. Durante 21 años, fue Merceditas, hija de militares. O eso creía ella. Desde entonces y hasta ahora es Claudia, hija de padre y madre detenidos, torturados y desaparecidos por sus ideas contrarias al régimen dictatorial. Ella fue como una especie de botín de guerra. Ella es históricamente el primer caso que derrumbó la impunidad a los militares partícipes de los atroces mecanismos de orden social liderados por Videla.

Los directores de la compañía, Carles Fernández Giua (izquierda) y Eugenio Szwarcer, permanecen en todo momento sobre el escenario. Foto: Damián Llorens.
No existe afectación interpretativa en el modo de contar su vida frente a los espectadores. Sus apoyos son imágenes proyectadas en una pantalla tapada a ratos por persianas que son subidas y bajadas, una máquina de coser, una cama y los propios Carles y Eugenio, quienes la escuchan desde el mismo escenario al tiempo que hacen uso del material que permite desde incluir efectos de sonido a enfocar con una cámara a Claudia en ese mismo instante, sobre el escenario del Paranimf.
La narración de Claudia es lineal. Arranca contando que vivía dentro de la burbuja de un entorno militar que filtraba las cuestiones fundamentales de su vida, aunque algunos detalles no encajaban en su raciocinio. Fue el impulso de su abuela real, una de las Abuelas de Plaza de Mayo de Buenos Aires, la que acabó conduciendo a un examen de ADN que desveló la realidad. Claudia confiesa que una vez descubierta la verdad, y admitiéndola abiertamente en un tribunal, en su interior siguió conviviendo con Merceditas. Y así ocurrió hasta que convertirse en madre la situó en un único plano: Claudia, hija de torturados y desaparecidos.

'Claudia' es una muestra de una realidad muy amplia a partir de un caso concreto. Un invitación a la reflexión. Foto: Damián Llorens.
Como espectador, la narración de Claudia te incomoda. Te invita a la reflexión a partir de un caso particular que ejemplifica una realidad cuya magnitud te hace cuestionarla (ella misma se preguntaba de joven: "¿Cómo va a haber 30.000 desaparecidos?"). Es el objetivo de La Conquesta del Pol Sud, que sitúa Claudia dentro de una trilogía formada también por Raphaëlla -ya vista en el Paranimf- y por Nadia. Teatro documental sobre la mujer, la historia y de la entidad que a partir de casos particulares abarca el colectivo social que las envuelve.

Equilibrios y acrobacias con 'Josafat'. Foto: Àlex Pérez.
>'Hippos' + Josafat' (Viernes 15)
Claudia ha sido una más de las variadas muestras de artes escénicas que oferta la Mostra Reclam en esta XXVII edición que se desarrolla durante el mes de noviembre en diferentes localidades castellonenses. Justo una semana atrás, en ese mismo espacio universitario, tres hipopótamos dieron la bienvenida a un público muy joven atraído los bailes de esos azules Hippos. El preámbulo a Josafat, una narración de bella y bestia a cargo de la compañía Passabarret con técnicas circenses, principalmente equilibrios de María Cavagnero y Oriol Llop con el acompañamiento de la música en vivo de Guillermo Cides, referente de la stick guitar.
>'Maletes de terra' (Sábado 16)
Esta edición también sirve para mostrar el teatro que se está haciendo en Castelló. Alguna producción es tan nueva que ni siquiera está acabada por completo, como es el caso de Maletes de terra, escrita por la almassorina Sònia Alejo, a cargo de La Medusa/Visitants, que se probó en la plaza Pere Cornell de la localidad de la autora. Una obra que estará rematada y lista para su estreno oficial en abril de 2020. Una representación de calle, itinerante, basada en los cambios sociales introducidos por la Segunda República y el cambio completo del panorama como consecuencia del estallido de la Guerra Civil, tomando a cinco mujeres como protagonistas.
>'Chucho' (Martes 19)
Y de un preestreno a un título que en este 2019 ha alcanzado el puesto de finalista de los Premios Max: Chucho, de La Zafirina. Con la firma de la dramaturga Mafalda Bellido -de Altura- puso en escena en el Teatre del Raval de Castelló -también unos días antes en el Espai Cultural de Orpesa- un dinámico juego dialéctico con el actor nulense Jordi Ballester como oponente. Y es que Chucho es una historia de pareja en proceso de disolución en que la palabra adquiere el peso principal. Sus 70 minutos de diálogo se hacen cortos, lo que avala la validez de una obra en la que la palabra es la base.

El preestreno de 'Maletes de terra' tomó el centro de Almassora. Foto: Juan Vicent.