Música

Benicàssim. La ciudad de festivales, una carrera de obstáculos para la música en vivo en la 'liga regular'

El Corb y Las Osas han visto interrumpidas sus programaciones estables de música en vivo. En un caso la normativa autonómica y en otro la municipal dificultan la celebración de conciertos organizados por salas en el Benicàssim de los grandes festivales. Jinete Pálido y Boom Club también encuentran obstáculos.
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Cartel del concierto de Faradai programado por Las Osas en la plaza Constitución que no se llegó a celebrar.

Temporada difícil para la música en directo en Benicàssim, la autodenominada Ciudad de Festivales. Desde el otoño del pasado año han surgido una serie de inconvenientes para bares, pubs y salas que, de forma estable, durante la liga regular mantienen viva la música en directo hasta que llegue el verano y, con él, grandes eventos como el FIB, el Rototom, el Benicàssim Blues, el Festival Flamenco -del 21 al 24 de abril- o el Benicàssim Electrònic Festival, aunque en los dos primeros casos también también han apuntado en algunas ediciones a su traslado por dificultades administrativas. El Corb y, recientemente, Las Osas son los casos más sonados, en un caso por no adaptarse a la normativa autonómica y en el otro por falta de permiso municipal, dentro de una ordenanza que los propietarios de los locales coinciden en señalar que no es clara en sus términos y aplicación.

“Antes era mucho más difícil conseguir la licencia para programar música en vivo. Lo hice alguna vez, pero es complicado por permisos y también por la asistencia de público”, comentaba Javier García Vidri cuando en octubre de 2015 su pub, Jinete Pálido, celebró su vigésimo aniversario. Un festejo con concierto nocturno de Graham Foster en la calle que fue abortado antes de su finalización por la presencia de la Policía Local a causa de quejas por ruido. Su programación se basa en actuaciones puntuales.

Pocos días antes, Jorge Socarrades, propietario de El Corb, después de 14 años de continuada programación musical en su interior, recibió un comunicado en el que se le indicaba que “el 15 de septiembre se aprobó el Decreto 143/2015, que regula el nuevo Reglamento de la Ley 14/2010, de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Establecimientos Públicos”. Según la licencia del local –salón lounge- esta normativa autonómica sólo le autorizaba a programar “espectáculos y actividades extraordinarias (…) una vez al mes, con un máximo de seis dentro de un año natural”. La opción que le quedaba era transformar su interior para poder continuar programando semanalmente. Hubo iniciativas de músicos para recaudar dinero y también una campaña de recogida de firmas, pero El Corb sigue en la misma situación: actuaciones musicales concretas y algún festival en la calle, que depende del permiso del Ayuntamiento para ocupar espacios públicos al aire libre.

Actuación de Los Simples en el interior de El Corb.

Boom Club, en fechas pascueras, también vio anulada su programación. En este caso fue la falta de permiso autonómico para realizar un concierto en su interior, con el grupo Grand, que decidió desplazarse hasta el edificio del Ayuntamiento y realizar allí como protesta un improvisado concierto acústico, a la hora que estaba prevista su actuación en la sala.

Las Osas ha sido el caso más reciente. El local de la plaza Constitución había conseguido animar los mediodías de los sábados con sus conciertos al aire libre, a base de esfuerzo, constancia y una programación considerada atractiva por los asistentes. Es comentario común el buen ambiente que allí se crea, que incluso lleva hasta Benicàssim a residentes de localidades cercanas. El 11 de marzo hubo un primer aviso: el Ayuntamiento no daba autorización al concierto del domingo 13 de Keco Fontana & Spooky Band, pero sí al del día anterior de Sol González Quartet en el mismo lugar y horario (13:00).

Pero es el 14 de abril cuando ha saltado la indignación de las propietarias, Conxa Casas y Magdalena Flors, recibiendo un importante apoyo en las redes sociales, e incluso en el mismo local. En esa fecha, el Ayuntamiento de Benicàssim les comunicó que “teniendo en cuenta que dentro de este mes de abril de 2016, por parte de la interesada –Conxa- se ha solicitado también la celebración de actividades recreativas sin estructura enfrente del local de la que es titular, los días 2 y 9 de abril, y así se le ha autorizado, y dada la reiteración del citado tipo de actividad o evento, es por lo que en base a todo lo anterior, vengo en no autorizar la celebración de la actividad solicitada”. Es, decir, Las Osas sí pudo celebrar los conciertos de Las Auténticas (sábado 2) y Loretta’s (9), pero no los previstos de Faradai (16) y Ramon Godes (30). El motivo: realizar conciertos de manera continuada y no con carácter extraordinario, aunque sin explicitarse en el escrito ninguna motivación legal. Por contra, sí que están autorizadas a programar el 23 y 24 de abril  -Cañada Real y El Cifu, respectivamente- en ese mismo espacio público; aunque en este caso por formar parte del Festival Flamenco de Benicàssim y no depender de la misma concesión municipal, que colabora en la celebración del evento.

Esa denegación ha dado lugar a un escrito por parte de las propietarias de Las Osas en el que expresan su malestar porque “no nos autoricen a seguir haciendo conciertos gratuitos, en un horario matinal, y sin molestias, que nosotras sepamos hasta la fecha, por el mero hecho de ser reincidentes. Pensamos que con esta actividad hemos contribuido a revitalizar Benicàssim en un horario y unas fechas -mañanas fuera del verano- en las cuales la localidad carecía de alicientes (...). Pensamos que no es sólo un negocio el que se puede perder –apuntando al posible cierre de Las Osas si no puede programar música en vivo-, sino un modo de turismo y cultura, no subvencionado por el pueblo, que podría haber abierto muchas otras oportunidades”.

Y dentro del texto un apunte que los propietarios de locales consideran clave:  “El no saber si las actuaciones serán autorizadas o no, puesto que no hay criterio ni ordenanza que lo indique, sino el libre arbitrio del ayuntamiento, nos impide por completo realizar cualquier tipo de programación, que no sólo depende de nosotros sino también de los grupos a contratar.” Es decir, la falta de una ordenanza que regule con claridad estas actividades.

El texto actual apunta sobre la ocupación de espacios y bienes públicos para uso privado que “la Administración Municipal no viene obligada a conceder licencia para el establecimiento de estos elementos por el solo hecho de solicitarse y ofrecer el pago de las cuotas de la tasa fijada, sino que podrán denegarse, concederse o condicionarse con arreglo a las normas establecidas y en atención al interés público”. Ese párrafo no aclara a los propietarios los motivos por los que se aprueba o rechaza una petición de actividad y están a la espera de la redacción de una nueva ordenanza que les aclare cuál es límite numérico de las actividades de organización privada en espacios públicos.



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