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Azealia Banks, Love of Lesbian, La Pegatina y Crystal Fighters arrasan... Miles Kane y Biffy Clyro reciben tibias respuestas en el ecuador del Arenal Sound

El jueves ha sido hasta el momento el gran día del Arenal Sound de Burriana. Azealia Banks, La Pegatina, Love of Lesbian y Crystal Fighters consiguieron abarrotar la zona frente al escenario principal, el mismo en el que al día siguiente Miles Kane y Biffy Clyro obtuvieron respuestas casi tibias. Sidonie, Izal o Elefantes también han contado con el apoyo del ‘sounder’, todo lo contrario que unos cuantos grupos que desfilan por el Negrita y casi todos los del Inside… hasta que llega la madrugada y el dance electrónico y aquello es el acabose.
  
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Dos jornadas previas de fiesta de bienvenida y dos oficiales del Arenal Sound y se mantiene la tendencia apreciada desde el martes: la mayoría de los poseedores de pulseras prefieren la música que le permita bailar y brincar... y si es ya entrado el día siguente, mejor. El jueves y el viernes se ha comprobado a través del mestizaje buenrollista (La Pegatina), el rap (Azealia Banks), el dance (Crystal Fighters) o los temas pop de unos Love Of Lesbian que ya hace mucho dejaron atrás el coto indie y se expanden entre el público gustoso de la música comercial haciendo abiertamente el indio. El pop y rock de Sidonie e Izal tienen una respuesta importante también (los segundos entre un público más joven). El contraste llega con la relativa tibieza con la que han sido recibidos dos de los platos fuertes de esta edición: Miles Kane y Biffy Clyro… siempre teniendo en cuenta que se trata de un festival con 55.000 abonos vendidos. Cierto es que, sobre todo en el caso de los segundos, la expectación fue claramente a más durante su actuación, pero era palpable la diferencia de asistencia respecto a las actuaciones del jueves, el día más exitoso hasta el momento del evento de seis días de Burriana. Peace, en un horario de lujo (23:45, entre Miles Kane y Biffy Clyro), apenas captó la atención de unos centenares de espectadores, mientras la mayoría iba de paso de una zona a otra. El escenario de la playa, el Inside, se ha quedado como reducto para quienes gustan de escuchar la música sin agobios... hasta que llega la madrugada y la electrónica. La duda ahora es saber si la respuesta del sábado en el Desperados, con Placebo a la cabeza, será más parecida a la deslumbrante del jueves o a la un tanto decepcionante del viernes.

JUEVES 31 DE JULIO (DÍA 1 DEL FESTIVAL OFICIAL-DÍA 3 DEL ARENAL SOUND): AZEALIA BANKS, LOVE OF LESBIAN, LA PEGATINA Y CRYSTAL FIGHTERS ARRASAN

La estrella que más ha resplandecido en este festival por ahora se llama Azealia Banks. La propuesta más diferente. No entra en el rock, pop o indie, ni en la electrónica o el mestizaje, sino en el rap. Sobre el escenario principal (Desperados), puesta en escena sencilla (que a los que tenemos reciente la pasada edición del FIB, recordaba –salvando las distancias- a la de M.I.A.): imágenes proyectadas en una pantalla, dj, un conjunto de bailarines y ella –que era más que suficiente-. Eso sí, sin olvidar el par de coristas que colaboraron en algunos temas. Azealia Banks no necesitó más. Su salida al escenario fue como el de lo que es, una auténtica diva, que no permite tener fotógrafos cerca. Con falda y top dorado, pisa el escenario con fuerza de sobra para meterse toda Burriana al bolsillo con temas como “212” o “Luxury”, entre otros, y con los que demostró sobradamente su versatilidad a la hora de hacer rap. Un concierto diferente, realmente bueno y que se hizo corto.

Cuarto año consecutivo de La Pegatina en el festival de Burriana, con un éxito de convocatoria tremendo. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Pero cuando realmente el Arenal Sound comenzó a cambiar de aspecto fue alrededor de las 19:45, justo después de que Mishima acabase de estrenar el escenario secundario (Negrita) y un mar de decenas de miles de personas avanzase como un tsunami hacia el Desperados. Allí esperaba La Pegatina. Su cuarta comparecencia en cinco ediciones, el grupo que más veces ha actuado en este festival y vista la respuesta del público, no es necesario preguntarse el motivo. El grupo catalán exhibió ante 40.000 personas –la cifra que le fue indicada al grupo- todos los ingredientes que conforman el elixir de su ritmo rumbero. Hubo un invitado especial, Santi Balmes (cantante de Love of Lesbian), para interpretar “Amantes de lo ajeno”, repitiendo la colaboración del estudio, con un tempo mucho más tranquilo del que habían marcado las anteriores canciones. Tras la archiconocida “Maricarmen”, el grupo desató una serie de versiones de canciones ampliamente populares como “The Final Countdown”, “We Will Rock You”, y adaptaciones rumberas de “Sarandonga” y “Gasolina” que condujeron alegremente a los espectadores al final del concierto.

Santi Balmes y el unicornio; Love of Lesbian y la fiesta de disfraces. Foto. Carme Ripollès (ACF).

A Love of Lesbian se le solía poner como ejemplo de que el indie no tiene por qué ser aburrido. Una observación que no admite duda, salvo que a estas alturas considerar un concierto de Love of Lesbian como un “concierto indie” (si es que realmente alguien sabe definir qué es exactamente ese concepto) no tiene demasiada base. Es una actuación pensada para una masa amplia que disfruta con las letras divertidas, irónicas y críticas que con su característica voz canta Santi Balmes. El grupo suena compacto, con melodías que llegan rápido y el vocalista es un gran frontman que maneja al público a su antojo mientras éste disfruta hit tras hit; en especial ese “Club de fans de John Boy”, e incluso nuevas como “Manifiesto delirista” son bien acogidas. Por el camino se cuelan algunos momentos un tanto surrealistas –máscaras y atrezzo- y otros que tampoco extrañarían en un concierto de Mojinos Escozíos, como la imitación de Jorge Javier Vázquez o ese experimento con un trozo del “Como yo te amo” de Raphael… o esa vestimenta con falda escocesa. Ahora son ellos los que invitan a La Pegatina al escenario, con lo que montan algo más de algarabía… si es que hacía falta. Sus tablas permiten salvar 10 minutos de interrupción por problemas de sonido para reanudar tijeras en mano y criticando los recortes en Educación, Sanidad para introducir el tema "Mal español". No se muerden la lengua a la hora de atizar al político. Dicen que sus conciertos se repiten. Quienes estuvieron en Burriana y no volverán a verles hasta quién sabe cuándo –2015 será de parón escénico-, poco les importó.

Público en el concierto de Love of Lesbian. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Y para acabar la noche, bailes electrónicos. Ataviados con plumas y con una muy buena puesta en escena, saltaron a un llenísimo escenario Desperados Crystal Fighters. Consiguieron que todo el mundo bailase al ritmo de sus ya temas clásicos como “LA Calling”, “I Love London” o “Love Natural”. Consiguieron que resultase imposible no dejarse llevar por su actitud y su sonido. Como remate del día en el Desperados, el drum’n’bass de Knife Party, que consiguió reunir a un gran número de personas dispuestas a disfrutar de su set y no parar de saltar.

El Negrita se está convirtiendo en un escenario de paso entre el principal y el resto del recinto. Algunos conciertos enganchan (Elefantes), otros son de “a ver qué es esto y sigo mi camino" (L.A.), otros son para fans (Mishima) y algunos (French Films) se benefician de que al sounder le gusta vivir la noche hasta muy altas horas.

No es el mejor lugar para escuchar a Mishima. En este espacio, las buenas letras de David Carabén no se aprecian como se merecen y tampoco hay que olvidar que es un grupo que no destaca precisamente por su alegría, incluso cuando David suelta un “Vinga tots” durante uno de los momentos más rítmicos del concierto (“L’olor de la nit”), no suena demasiado convincente. A su alrededor, un florido ornamento instrumental. En el repaso a su reciente L’ànsia que cura no faltó “El corredor” y ese verso: “Avui hem tocat a València i jo em trobava fatal. M'he oblidat d'alguns versos, però ara ja m'és igual. Demà, a Castelló, segur que anirà millor. Però la gent no té un duro…”.

Shuarma, de Elefantes, con unas castañuelas. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Elefantes, una de las notas nostálgicas del Arenal Sound, tal vez más cercana a la propuesta de aquella ecléctica y un tanto desnortada primera edición. Después de siete años de parón, el pasado año regresó el grupo liderado por Shuarma, con gira y disco nuevo, El rinoceronte. Ahí permanece su pop con aires andaluces –castañuelas incluidas- hablando de sentimientos en tono melodramático, con el vocalista siendo centro de atención, aun sin buscar un intencionado protagonismo individual. El sonido fue un tanto extraño, escuchándose alta la batería y con el volumen del micro de coros del bajista por encima del usado por el cantante. Su concierto, justo después del de La Pegatina, tuvo un extraño conglomerado de público: por un parte, aquéllos (cientos) que esperaban escuchar temas como “Azul”, y los que estaban en la zona por motivos como el reparto de sombreros.

L.A., el grupo del mallorquín Lluís Albert, ofreció un concierto que osciló entre sus dos grandes pasiones: el rock norteamericano de autor y los Beatles. Un rock adulto, de vestuario negro, con buenos coros, guitarras que se notan, aunque no se exceden. Dualize es un disco que se defiende a la perfección en un escenario. Tal vez el Arenal no sea su contexto más natural, pero quien quiso escucharles, los disfrutó. El impás entre Love of Lesbian y Azealia Banks tuvo una buena respuesta de público.

Ya por la noche, el pop británico –con alguna guitarra rockera- y coreable de los finlandeses French Films y sus muy pegadizas tonadas, que animaron al personal. El “Uuuu, uuuu” siempre ayuda cuando la gente tiene ganas de pasarlo bien y bailar con canciones que se prestan con facilidad.

En la zona de playa tiene más éxito la piscina con música pinchada por Dulceida, blogger del festival, que los conciertos del Inside... hasta que llega la madrugada. Foto: Carme Ripollès (ACF).

El Inside ya se ha convertido en una especie de mundo aparte dentro del Arenal. Reducto para pocos, ya sea por las horas o por coincidir con los nombres más llamativos del cartel… hasta que el día siguiente está bien avanzado y recobra la vida como por parte de magia. Arrancó la jornada Trashtucada a ritmo de trompeta, instrumento muy presente en todas sus composiciones. Siendo siete miembros, no les resultó difícil imprimir un ritmo intenso en el escaso pero aplicado grupo de espectadores. El ambiente festivo se vio favorecido por el brío andaluz que transmitían Eli y Juanmi, las voces del grupo. La fiesta encontró compañero de viaje en los mensajes de compromiso social, que cuajó bajo los acordes de la adaptación de “Radio/Video”, canción original de System of a Down, y el grito con el público como coro del lema “El pueblo unido jamás será vencido”.

A Zulú 9.30 le tocó la incómoda papeleta de coincidir con La Pegatina. Una disyuntiva (sin pulso) que no se acabó de entender, ya que sus propuestas no están demasiado alejadas. Tal vez hubiese sido mejor un contraste de estilos para ofrecer una alternativa para otro tipo de público. Así que mientras La Pegatina tocaba ante decenas de miles de espectadores, los barceloneses lo hacían ante apenas 50. Eso sí, poco les importó. Muchas ganas e ilusión. Hicieron bailar a todos con sus ritmos de base reggae. Palmas, bailoteos típicos del ska, incluso congas… Visto desde cierta distancia, por momentos parecía una sesión grupal de gimnasia en la playa. Se hicieron un lío con la duración, porque cuando todavía les quedaban 25 minutos avisaron de que habían acabado, para volver con la relajada “María” tras comentar que pese a que iban apurados de tiempo, harían alguna canción más (!!!!). Un ejemplo de que el público siempre debe ser bien tratado, da igual que sean 50 o 50.000.

Els Amics de les Arts transportó el lirismo de sus trabajos al directo de forma eficaz. La dificultad de la tarea exigía un público entregado y así fue: aunque el concierto no registró una gran afluencia, la gran mayoría de los asistentes corearon y tararearon las ágiles y elegantes letras del grupo catalán con devoción real. Como muestra de esta complicidad, "Museu d'Història Natural’, que unió a artistas y público con un característico ritmo lento e hipnótico. En las letras es el catalán uno de los ejes centrales respecto a los que gira la personalidad del grupo y esto se reflejó en los expresivos cánticos de gran parte de los espectadores, como el de "In!- Inde! - Independència!" entre canción y canción.

Conseguir pronunciar su nombre es casi tan complicado como intentar no dejarse llevar por su sonido reggae y ska. Con clase de aerobic sobre la playa incluida, Alamedadosoulna consiguió que la gente levantase sus pies de la arena. Los instrumentos de viento despertaron los balanceos y sus letras las sonrisas. Suenan realmente bien y probablemente sea por la sencillez con la que parece que lo hacen todo. Además contaron con la presencia de unos de los grandes protagonistas de la jornada, la omnipresente La Pegatina, que también se subió al Inside junto a la banda madrileña.

Y, una vez los escenarios principales apagan las luces, todo el protagonismo lo adquiere la electrónica del Inside; la que acompaña al sol que empieza a asomarse por las rocas de la playa. La locura de Les Castizos (que en esta ocasión añadían una batería en directo) y la amplia y gran selección de temas por parte de Elyella Djs -jueves y viernes, respectivamente- demostraron que la música electrónica cada vez tira más al público del Arenal Sound, consiguiendo –sorprendentemente- que el escenario de la playa contase con mucha mayor afluencia a las 7:00 que durante la noche con otras bandas (como se ha podido comprobar con Tachencko, Loudspeakers o Alamedadosoulna).

VIERNES 1 DE AGOSTO (DÍA 2 DEL FESTIVAL OFICIAL-DÍA 4 DEL ARENAL SOUND): MILES KANE, BIFFY CLYRO…. RESPUESTA TIBIA PARA UNOS CABEZAS DE CARTEL

Miles Kane llevaba semanas cancelando conciertos; no el de Burriana. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Rock en el escenario principal… y respuesta tibia en lo que se refiere a asistencia de espectadores. Sí, los hubo a decenas de miles –sobre todo en la parte final del concierto de Biffy Clyro-, pero muchos menos que el jueves. Resultaba relativamente sencillo moverse entre las primeras filas e incluso, con un poco de esfuerzo, llegar a la valla del escenario.

La presencia de Miles Kane se había puesto en duda, debido a la cancelación de algunas de sus fechas más recientes. Pero en el Arenal Sound –no está muy claro si sabía que se celebra en Burriana- sí que estuvo, y con muchas ganas. Forma parte de la tradición de grandes compositores de pop y rock británicos, aunque todavía anda alejado de la élite. Se ha ganado la fama a pulso, aunque en el Arenal pareció hacer disfrutar realmente a quienes ya le habían visto en el FIB y ansiaban repetir. En cuanto al resto, daba la sensación de que no tenían depositado un excesivo interés en su bien trabajada propuesta. Incluyeron el “Sympathy for the devil” stoniano y dejaron al público cantando con “Come closer”.

Con Biffy Clyro se esperaba más expectación que la que se registró, sobre todo en su parte inicial. Tal vez su rock contundente contrasta con el gusto de un sector importante del sounder. Simon Neil y los gemelos James y Ben Johnston cuentan con el refuerzo de un segundo guitarrista y un teclista, pero tanto su posición en el escenario como su vestimenta –los tres principales sin camiseta y con aspecto de miembros de un clan de las Highlands y ellos dos vestidos con discreción- dejan claro que son un complemento en todos los sentidos. “Mon the biff” (“Vamos Biffy Clyro”) como grito de bienvenida de unos fans que cantan con muchas ganas esa especie de nuevos himnos celtas guerreros empujados por ritmos muy marcados propios del denominado rock alternativo, más algunos juegos de voces y desarrollos que contienen un tono épico y cada vez un poco más complicado y progresivo. “Many of horror” y la final “Mountains” fueron sus momentos mejor correspondidos, con calma sólo en la acústica "God & Satan".

Abrió el día en el Desperados, con más público que los grupos ya mentados, Sidonie y un repertorio equilibrado en el que lucieron “Fascinado” y “El Bosque”, y los siempre presentes aires de psicodelia. Marc Ros se permitió lanzar un guiño desenfadado a los artistas que le seguirían  en el escenario. “Miles Kane tiene un camerino pero el otro… ¿cómo se llama? Biffy Clyro, ese pavo… ¡Tienen un camerino especial solamente para calentar la voz!”. Su música hace tiempo que es de masas. Bastó con mirar hacia la puerta de acceso cuando se acercaba la hora de su actuación para comprobarlo.

Mucho guitarreo y contundencia de batería por parte de The Wombats. Invasión en el Arenal Sound del rock y pop de los ingleses. Consiguieron hacer el escenario suyo, sin parar ni un solo momento y sacando brillo a sus canciones sin mucha enjundia pero lo suficientemente trabajadas para que consiguiesen mover al público. Un sonido fácil, que dejaba buen sabor de boca.

Y al igual que el jueves, el Desperados se despedía a base de electrónica, con diferencias entre ellas y a las que, probablemente, les faltó ese toque de espectacularidad visual que siempre suele ir ligada a la electrónica (el que te deja con la boca abierta). Si el primer día fue Knife Party, el viernes el protagonismo fue para el jovencísimo Madeon, que dio una grata demostración de clase a la hora de ejecutar la sesión y gran maestría, pese a su juventud, con un toque más house con el que encandiló al público.

El Negrita se abrió con un Triángulo de Amor Bizarro que consiguió empatizar a las primeras de cambio. Un arranque potente les permitió trasladar con solvencia la personalidad que guardan sus trabajos de estudio al público de Burriana. Incluso la interrupción de Isa, que confesó haberse equivocado de canción sirvió para aumentar la cercanía entre artistas y espectadores. Era el tercer festival al que asistía el grupo gallego en la provincia de Castellón en poco más de un mes: el Bestialc de l’Alcora, el FIB de Benicàssim y cierre de esta gira en el Arenal de Burriana.

Izal continuó la oferta de bandas españolas. Si hay algo que no le faltará al grupo de Mikel Izal es un público totalmente entregado. De principio a fin, el grupo que presenta este año su nuevo álbum, Agujeros de gusano, atrapó a los espectadores –gran parte muy joven- y les satisfizo con el exotismo de instrumentos tan atípicos como el ukelele y los bongos. Pidieron sin alzar la voz un lugar en el escenario principal con ritmos melódicos e interpretaciones muy cuidadas.

Los jóvenes Peace, demostrando que el rock también gusta en Inglaterra. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Peace fue una de las sorpresas positivas del Arenal… reservada para unos pocos. Cubrió la espera entre Miles Kane y Biffy Clyro y apenas reunió a 500 espectadores, muchísimos menos que unas horas antes Izal. Grupo muy joven, mimado por la prensa británica, pero que se desmarca un tanto de la mayoría de nombres de pop inglés al introducir en su música elementos más rock (no en vano, uno de sus referentes confesados es Led Zeppelin) y psicodélicos. Con más solos de guitarra y mayor potencia podría pasar por un grupo reivindicativo del rock de los 70. Habrá que esperar para ver hacia dónde avanza.

De la frialdad de Loudspeakers en el Inside se benefició (en parte) en cuanto a público la energía del rock y pop-indie de Estereotypo; acompañando al ahora dúo una voz femenina. Buenísima actitud y fuerza sobre el escenario Negrita que poco a poco se fue contagiando entre el público que no paró de moverse. No podían fallar y no lo hicieron.

Aunque The Right Ons no obtuvieron una mala respuesta, quedó bien remarcado que el escenario de la playa es para unos pocos hasta la madrugada. Arrancó el día con Belöp, que  trató de conectar con una propuesta futurista, una mezcla de pop-rock y electrónica que no encandiló a los sounders, más numerosos en la piscina del Beach Club que en el Inside. Cuando Templeton subieron al escenario, ya no había gente en la piscina, pero tampoco escuchando al grupo. Cincuenta personas como mucho. Delicados a veces, con algún momento eléctrico –tres guitarras-, homenajeando a su “Mar Cantábrico” a escasos metros del Mediterráneo o contando la historia de “El látigo”. En los momentos más suaves, se colaba el sonido procedente de la actuación de Sidonie. The Right Ons son bien conocidos por los habituales a los conciertos de sala en Castellón, por lo que reunieron a un buen número de caras conocidas. Fueron los que más público tuvieron –unos 200- y ofrecieron uno de sus habituales buenos conciertos de rock bailable y potente a la vez.

Varry Brava coincidió con la presencia de Miles Kane en el escenario Desperados presentando una puesta en escena desenfadada y un vestuario blanco con tintes futuristas. Contraste con LOUDspeakers, una de las bandas más desconocidas, y el escaso número de asistentes daba buena prueba. Aunque lo cierto es que el grupo, ganador del concurso del Arenal Sound, tampoco puso mucho de su parte en un concierto que parecía algo similar a un ensayo. Cero comunicación con el público y escasa complicidad entre sus componentes, que apenas se dirigieron la mirada -excepto en un parón repentino de la banda que parecía perdida entre su pop-, y dando la sensación de que ellos no querían estar ahí.

Loudspeakers, de la república de Georgia, era una de las bandas más desconocidas y el escaso número de asistentes a su concierto en el Inside daba buena prueba de ello. Aunque lo cierto es que el grupo, ganadores del concurso de bandas del Arenal Sound, tampoco puso mucho de su parte en un concierto, que parecía algo similar a un ensayo de la banda. Cero comunicación con el público y escasa complicidad entre la banda que apenas se dirigió la mirada -excepto en un parón repentino perdidos en medio de una canción-, que dieron la sensación de que ellos no querían estar ahí.

Sidonie, uno de los grupos más queridos por los 'sounders'.

 

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