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Un Sant Antoni de 'sold out' vuelve a demostrar que Betxí es la capital del rock más visceral

El Sant Antoni Pop de Betxí volvió a enero y llenó por completo. Un festival de rock visceral en el que importa tanto el cartel como el ambiente. Porque este evento ha puesto -y desde hace años- a la localidad de La Plana Alta en el calendario de festivales que cualquier amante del rock visceral debería visitar.
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The Smoggers abrieron la tarde con un show adrenalítico. Foto: Cristian Lorente.

Es probable que el cartel de este 2023 del Sant Antoni Pop no haya sido el más potente en cuanto a nombres de sus dieciséis ediciones... y es que ha habido años con pedazos de historia del garage-rock sobre el escenario. Pero el Sant Antoni Pop ya está por encima de su cartel de un año. Y ninguno de sus listados desmerece. Es el festival en sí el que atrae, y ya no solo a la gente de la contornà, como ocurría en su primer lustro. En primera fila de los conciertos de la tarde se podía ver a un espectador -Ernesto- a la caza de los set-list. "Soy de Alicante. Hemos venido cuatro amigos, especialmente por The Smoggers. Es nuestra primera vez en Betxí y nos ha sorprendido. Es un ambiente de rock and roll auténtico", comentaba al pedirle quienes estás líneas escribe que le dejase fotografiar la hoja del repertorio de The Phantom Keys. Su última frase es perfectamente definitoria. Eso sí, la larga jornada pasa factura a algunos -no regados por agua precisamente-, y quieren sus dos minutos de gloria sobre el escenario, saltando la invisible línea de separación..

En este año sí se ha vivido una circunstancia especial: el regreso a la primera hoja del calendario, a ser el más madrugador de los festivales en las comarcas de Castelló. Y la gente le tenía ganas: sold out con 600 espectadores. En realidad, siempre le tiene ganas. Un año atrás, en mayo, superó el medio millar. Pero su fecha es enero.

Imagen de la repleta sala Fratelli. Foto: Sant Antoni Pop.

Sant Antoni Pop es más que un festival de música. Es el almuerzo de las 10:00 para organizadores y músicos. Los miembros de The Crawlies y Las Jennys de Arroyoculebro -y acompañantes- llegaron a última hora del ágape, pero aún cataron en las mesas preparadas en Malànima, gastrobar ubicado a pocos metros del pub Monkey, para empezar las actuaciones a las.... "no antes de las 12:00". ¿Para qué crear falsas expectativas de horarios puntuales?

Las Jennys de Arroyoculebro. Foto: Cristian Lorente.

 

Y en el pub Monkey se repite el guion año tras año. El discurso de bienvenida, en esta ocasión con Jordi Moliner -batería de Los Altragos- en sustitución del habitual, Pepe Birra. Sobre ese pequeño escenario se grita el "S, sí, sí. El garage está en Betxí". Eslogan coreado por los presentes antes de que desde Zaragotham el trío The Crawlies ofreciese su descarga de garage, pero también de r&b y power pop. Aunque la locura llegó con Las Jennys de Arroyoculebro, unas chicas de Madrid con una guitarrista de salvaje parecido con Gerardo, de Los Chicos, casi padrino de este festival. Monkey a tope. Sin barrera escenario-público.

La paella es el otro momento de plena confraternización. Aunque la atmósfera de camaradería no cesa ni un instante. La sala Fratelli -antes Saló 1964- es el escenario de la tarde y de la noche. Se puede decir que la franja nocturna es la principal, pero resulta complicado mantener tal aseveración cuando se disfrutan descargas como las de los sevillanos The Smoggers, con un Fernando Jiménez que podría pasar por el hermano de Rudi Pretrudi, frontman de la banda tomética The Fuzztones. Garage, furia punk y un Farfisa que da un toque especial a un directo rematado con "Strychnine", himno del garage a nivel planetario.

Consiguieron un grado de excitación mantenido por los gallegos The Phantom Keys, con una sonoridad más r&b dentro del garage. No se les puede considerar tentempiés de nada, porque solo por sus directos ya valió la pisar un año más el Sant Antoni Pop, como le ocurrió a este redactor, quien por cuestiones personales no pudo asistir a la larga noche con Les Rencards, TT-Syndicate y The Pacifics, para rematar a las tantas con la pinchada de Toni Valer-oh.

The Phantom Keys. Foto: Cristian Lorente.

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