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Tiempos de cambio. Neus Ballús nos habla de ‘La plaga’ que llega al Espai d’Art Contemporani

Llega al ciclo EspaiCinema del EACC una de las películas españolas más interesantes del año: ‘La plaga’ de Neus Ballús. Un film que combina documental y ficción para retratar la periferia de Barcelona y los personajes que la habitan. Una historia sobre el final y la necesidad del cambio, que habla de nuestra realidad de una manera poética pero incisiva. De todo esto y mucho más nos habla Neus Ballús en una entrevista concedida a Nomepierdoniuna.
  
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Neus Ballús.

La plaga comenzó a extenderse a principios de año en un festival tan importante como el de Berlín. Desde entonces ha seguido un largo recorrido por estos circuitos: ha estado nominada a los LUX, ha obtenido muchos premios y ahora está nominada a los European Film Awards. Al mismo tiempo, también ha llegado a las salas de cine de las grandes ciudades. Ahora le toca su recorrido por salas independientes, como el ciclo EspaiCinema del Espai d’Art Contemporani de Castelló. Una magnífica ocasión para entrevistar a su directora, Neus Ballús, para que nos desvele los entresijos de este film que logra emocionar a todo aquel que lo ve. Del lunes 2 al jueves 5 de diciembre en el EACC (lunes, martes y jueves a las 20.00; miércoles a las 22.00) con entrada libre, podrás disfrutar de una de las cintas más destacadas de la programación de otoño.

>Se podría decir que La plaga está actuando tal como su nombre indica, llegando a todos los rincones de exhibición posibles. Pero este largo recorrido comenzó hace más de cuatro años. ¿Podrías contarnos como surgió el proyecto y la forma de llevarlo a cabo inicialmente?
El punto de partida de la historia es el espacio de donde parte la película, la periferia de Barcelona, una zona común de las grandes ciudades europeas donde hay muchas actividades y áreas mezcladas: agricultura, polígonos industriales, autopistas, los últimos barrios de la ciudad… y a mi me parecía que había un punto de partida interesante por la cantidad de gente que convive. Comenzamos a trabajar el proyecto como si se tratase de un documental. Queríamos  hacer un retrato de este lugar y, durante el largo proceso que ha supuesto hacer la película, hemos ido haciendo un giro progresivo hacia la ficción, partiendo de todos estos elementos y personajes reales. El punto de partida, aquello que nos hizo encender la maquinaria, fue este espacio tan particular.

>Cuatro años de trabajo en un proyecto es mucho tiempo. ¿Qué dificultades o sorpresas surgieron a lo largo de ese periodo?
Es un periodo largo, pero lo hemos hecho en el tiempo que hemos necesitado. Por un lado, sí que es verdad que necesitas esperar un tiempo para conseguir la financiación necesaria, pero por otra parte, trabajando con personajes reales, el hecho de escribir sobre ellos, de poner en escena la propia vida… requiere un nivel de intimidad con todos ellos muy elevado. Por lo tanto, no es un proceso que pueda realizarse rápidamente, necesitas una experiencia previa con todos ellos, tener la base y la confianza que permite hacer una película donde ellos expresan su emociones… y esto se debe cocinar a fuego lento.

>Mucha dedicación la requerirían los personajes, gente real, no actores, que demuestran en pantalla la implicación con la película. ¿Cómo fue trabajar con ellos?
El resultado ha sido realmente por esta implicación emocional que los personajes han tenido con el proyecto. Trabajar con ellos fue muy enriquecedor. Yo no he trabajo nunca con actores, por lo tanto no puedo hacer una comparación. Pero sí que tengo la experiencia de trabajar con gente que no es profesional de la actuación, sino que tiene su propia vida, su propia historia, con un background muy diferente del tuyo. Y eso es lo que hace interesante al proyecto y lo que hace que le dediques tanto tiempo a esto. No es solo hacer una película, sino que además es tener una experiencia de vida con gente que se convierten en amigos tuyos. Una experiencia de vida para todos los que han participado.

>El punto más conmovedor de la película es la pureza que transmiten sus protagonistas. Hay un trabajo magnífico en torno al rostro y su búsqueda de lo imprevisto, de la verdad. ¿Hasta qué punto recibían indicaciones o tenían que “interpretar”?
En el rodaje utilizamos técnicas de grabación muy diferentes. Desde la observación más externa como en un documental observacional hasta la intervención total de pedirles que hablaran algunos temas concretos. En función de cada secuencia nos fijábamos si era adecuado darles más libertad o menos. Como tienes una trama narrativa que se ha ido desarrollando, de tanto en tanto necesitas darles indicaciones para que la trama evolucione y el espectador pueda tener un camino a seguir en la película. Pero, por otro lado, si aprietas demasiado y quieres que hagan exactamente lo que te has imaginado, puede que les quites la vida de alguna manera. Por lo tanto, era siempre un equilibrio entre una cosa y la otra. Y todo se basaba en la confianza que yo tenía con ellos, en esa proximidad. El ir poco a poco acercándonos a los primeros planos, a los rostros, es porque realmente nos sentíamos cercanos y legitimados para hacerlo.

>El resultado del trabajo con estas personas y el guión que articula todo el film hacen que La plaga sea una película que aúna documental y ficción de una forma que se hace imposible distinguir donde termina una y comienza la otra. ¿Qué te hizo decidirte plantear la película de esa manera?
El punto de partida, como he comentado, era una idea documental. Pero, en un momento dado, al conocer mejor a los protagonistas, nos dimos cuenta de que todos ellos estaban en un momento vital muy parecido, pese a estar en situaciones objetivas, externas, muy diferentes. Y había en ellos como un sentimiento de estar solos haciendo frente a dificultades, de tener problemas que tenían en común… Entonces vimos que era necesario construir esta especie de narración coral, de historias cruzadas tan propia de la ficción. Entre esto y que queríamos transmitir una atmósfera del espacio muy calurosa, que la meteorología fuese muy importante y que fuese marcando las sensaciones del espectador, nos vimos abocados a la necesidad de utilizar herramientas y narrativas de la ficción. El objetivo era explicar mejor esta historia y que el espectador la pudiese sentir con la misma intensidad que nosotros la vivimos allí.

Escena de 'La plaga'.

>Entonces, ¿crees que el cine va más allá de estas categorías y que toda película parte de una realidad pero se elabora una ficción?
Sí, sí, absolutamente. Yo pienso que los géneros no son compartimentos separados. Las películas están teñidas de muchas cosas diferentes. Hay películas que están teñidas de experimental y no por eso son ficción, hay documentales experimentales, etc. Creo que podríamos catalogar las películas con más palabras de las que lo hacemos ahora, que parece que es una cosa o es otra. Creo que en las películas, el nombre del género y estas maneras de describirlas nos han de servir, o si las hemos de utilizar, para que la gente entienda lo que es, pero no hemos de quedarnos con la idea de que es una cosa o es la otra, porque lo interesante del cine es que evoluciona, que muta, que se hibrida, que cambia y… yo, que aunque parto de la realidad, pienso que hay que tener la libertad para utilizar todos los mecanismos cinematográficos que tengas al alcance. Hay que admitir que se han acabado estas fronteras tan claras.

>Los personajes que habitan esa periferia no podrán aspirar  a nada más allá de ese extrarradio. Una vida que parece condenada a terminarse: la cosecha ecológica en peligro, la prostituta que ya no tiene trabajo, la anciana ingresada en el asilo… Entonces, el film nos deja entre el desencanto de unas vidas que son apagadas por una sociedad de consumo rápido y centralizado, y la esperanza de que se puede salir adelante si se asume una vida humilde. Desde tu punto de vista como autora, ¿cuál es uno de los mensajes que La plaga quiere transmitir sobre este conflicto?
Yo lo que quería remarcar es que son personas que, como muchos de nosotros, nos encontramos inmersos en un sistema que no entendemos, que nos viene determinado por el exterior, que no podemos cambiar y que nos hemos de ceñir a las normas que nos imponen. Y, por lo tanto, los protagonistas, como muchos de nosotros, vivimos una vida que no podemos transformar desde la base, y, por lo tanto, quería dar esa sensación de un tipo de mundo que se está terminando porque también es verdad que se está acabando la paciencia de la gente de resistir según la situación que está viviendo. Se aproxima una época de cambio en la cual el resistir, el ir tirando, ya no es válido, y hemos de empezar a pensar en incidir, entre todos, en el sistema político y económico. Pienso que [La plaga] es un retrato fiel de los últimos años que hemos estado viviendo aquí y que en muchos casos todavía se siguen viviendo.

>En relación con esto, otro tema que llama la atención es la problemática de la integración del extranjero (Iuri y Rose), el marginal (Maribel) y el débil (Raül y María); en una sociedad prejuiciosa, que encasilla al extraño y no le deja actuar en función de sus capacidades. ¿Esta idea surge en el guión o en la búsqueda de los personajes? 
El hecho de trabajar con personas que están un poco al límite de eso que está mejor valorado por el sistema es el principio de la idea del film. Desde el momento en que seleccionas un espacio que está considerado como residual, una tierra de nadie, y unos protagonistas que hacen los trabajos menos valorados y las personas que tienen menos que decir en los sistemas de poder y de toma de decisiones: una anciana que ya no pinta nada en nuestra vida, la gente que hace nuestra comida tampoco tiene importancia en la toma de decisiones, los que vienen de fuera ni te lo explico, o trabajadoras del sexo o gente que cuida ancianos… precisamente quería hablar de eso, del trabajo y cómo determina tu manera de vivir. Esto está pensado desde el principio, y los personajes están buscados pensando en esta intención. Pero sin la idea de dramatizar o poner el dedo en el ojo, sino todo lo contrario, incitando al espectador a sentirse cercano y ver que somos todos nosotros los que formamos parte de ese sistema que no podemos controlar sea cual sea nuestra profesión.

Una de las protagonistas de 'La plaga'.

>En definitiva, La plaga es una maravillosa película, sencilla pero que transmite y que dice mucho. Esperamos que gane en los European Film Awards y que su reconocimiento llegue hasta los Goya. ¿Crees que hay posibilidades?
No tengo ni idea. Es la primera vez que hacemos una película y todas estas cosas se nos escapan. Tampoco tenemos muchos conocidos ni amigos dentro del mundo cinematográfico español… pero bueno, a nosotros nos encantaría que esto nos ayudará a acercar la película a más público. Eso sí, el milagro que ha sido que nos nominen a los European Film Awards tendría que tener una repercusión aquí, en nuestro país, superior a la que está teniendo. Sentimos que la película es mucho más valorada en el exterior, hasta este momento.

>Si no es La plaga, ¿qué otras películas te gustaría que reconociera nuestra Academia como las más importantes de este año?¿Qué cineastas españoles/as consideras relevantes para el devenir de nuestro cine?
Hay muchísimos. Este año viajando con La plaga no he podido ver todo lo que me gustaría, pero hay muchos muy interesantes. Aquí en Cataluña está Isaki Lacuesta, que nos ayudó mucho con la película. Y Marc Recha, que como espectadora siempre sigo lo que va realizando. En Madrid también encuentro espectacular lo que hace Fernando Franco o Javier Rebollo. Hay muchas cosas que se están haciendo innovadoras… desde Galicia también, como Lois Patiño.  Hay un nivel, una explosión de cine muy arriesgado que está funcionando muy bien en festivales y que no tiene una repercusión en España. Y cuando estas películas llegan a las salas, como en nuestro caso, el público sale emocionado. Por lo tanto, creemos que hay un problema de cómo los distribuidores están arriesgando o no para llevar estas películas a la pantalla.

>Para concluir, pregunta obligatoria: ¿tienes un nuevo proyecto en marcha?¿Podrías comentarnos brevemente algo sobre él?
Sí, muy brevemente, porque solo es un principio de idea, y acompañar a La plaga en sus viajes por festivales todavía nos supone mucho trabajo. Pero, sí, estamos comenzando un nuevo proyecto que se acercará más a la ficción, sin renunciar al trabajo con no actores y situaciones reales. Es la historia de una familia española que va a pasar las vacaciones de Navidad a una zona turística de Senegal. Queremos hablar de las maneras de viajar que tenemos cada uno y las maneras de relacionarlos con los demás cuando somos tan diferentes.


  1. Moltes hi moltes FELICITATS NEUS. Estemb molt contens de tenirt una veína tat popular. Una abraçada.

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