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Aitana Sánchez-Gijón y Marta Poveda demuestran sus avales en 'Malvivir'

Nombres mediáticos que llenan el Teatre Principal de Castelló. Ha ocurrido de nuevo con 'Malvivir', una producción que homenajea a las pícaras femeninas en el Siglo de Oro que permite disfrutar con la dotes interpretativas de Aitana Sánchez-Gijón y Marta Poveda, aunque con la sensación de que agradan más ellas que la obra.
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Aitana Sánchez-Gijón (izquierda) y Marta Poveda, en 'Malvivir'. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

El Teatre Principal de Castelló ha batido su récord de abonados en este primer trimestre del 2022, llegando a 349. Más de la mitad del aforo en cada función está ya asegurada. La otra parte para llegar a esos 600 depende de qué luzca el cartel. Y como quiera que la apuesta del Institut Valencià de Cultura a través de Alfonso Ribes (o el azar) ha reunido este invierno varios nombres de primer nivel de la escena, los llenos totales se suceden. Aitana Sánchez-Gijón -sobre todo- y Marta Poveda suponen unos alicientes mediáticos más que suficientes para que una tarde de domingo (la del 31 de enero) el edificio de la plaza La Paz se llene por completo para asistir a una representación, en este caso Malvivir, la propuesta de la compañía Ay Teatro.

Ambas protagonistas, acompañadas por el trovadoresco músico multiintrumentista Bruno Tambascio, dan una lección de interpretación que el público premia al final con un largo aplauso (incluso, por un equívoco, lo hace antes del cantado cierre real). Pero, ¡Ay! Queda una sensación de que la obra no ha terminado de calar (sensación de quien esto redacta y de conversaciones con otros espectadores), de que la trama no conecta emocionalmente. Tal vez ocurra porque Malvivir trata sobre el mundo de la picaresca en el Siglo de Oro, un tema muy manido en la novela y el teatro. La diferencia es que en este caso se sitúa en el lado de las pícaras femeninas, con ese monólogo casi al final en que se repasa nombres de estas antiheroínas de la literatura española, situando a su cabeza a La Celestina. Pero la trama ya te la imaginas y la vas confirmado mientras se desarrolla.

La actriz Marta Poveda puso la semilla para esta obra instalada en el Siglo de Oro. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

En realidad, el final ya es sabido desde el inicio de la obra, donde destaca la representación de la llegada al mundo de la pícara Elena de Paz (en ese momento, Marta Poveda), quien desde el interior del útero de su madre se dirige al público para anunciar cuál será su heredado destino -las seis 'P'- en una vida en la que no tendrá lágrimas que derramar y en la que solo importará sobrevivir y ser libre, defendiéndose del resto de un mundo también exento de escrúpulos, con el engaño, la imaginación y el deseo carnal como herramientas.

Una de las curiosidades de Malvivir es que ese papel principal lo desempeñan tanto Marta Poveda (inicialmente) como Aitana Sánchez-Gijón, con la coda de hacerlo al unísono en los últimos instantes. Un intercambio de papeles, que no el único, puesto que durante la algo más de hora y cuarto son numerosos los personajes que participan en estas historias de picaresca. Una sucesión constante de cambios -con especial preponderancia para el amante Montúfar, interpretado por Marta-, lo que ayuda a demostrar la gran capacidad de ambas actrices, incluso utilizando sus sobresalientes dicciones de diferentes maneras y en un constante ejercicio de teatro físico sobre una especie de escalones-estanterías ubicados en el escenario que ayudan a proporcionar un efecto cabaretero, y también de manipulación de objetos. Aunque tal vez, por contrapartida, reste fuerza en comparación con las posibilidades de un hipotético reparto coral.

Un tono cabaretero se instala también en esta producción de Ay Teatro. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

Avalada por una amplia carrera (el próximo 12 de febrero puede aumentar su listado de premios con el Goya por Madres paralelas), Aitana Sánchez-Gijón es un seguro de interpretación. Y así lo refrenda sobre las tablas. Menos conocida mediáticamente es Marta Poveda, pero su condición de primera actriz de la Compañía Nacional de Teatro Clásico ya es de por sí todo un aval. Sus papeles son los más divertidos en Malvivir, una producción que nació precisamente a partir de ella, que deseaba encontrar refugio en la comedia después de varios papeles dramáticos consecutivos (El idiota, Macbeth) buscando la complicidad del dramaturgo Álvaro Tato para desarrollar una obra instalada en el Siglo de Oro. A partir de ahí, embarcaron al director Yayo Cáceres -también autor de la música que interpreta Bruno Tambascio- y a Aitana Sánchez-Gijón. El material a utilizar: textos de La hija de Celestina (Alfonso Jerónimo de Salas), La niña de los embustes (Alfonso de Castillo Solórzano), La pícara Justina (Francisco López de Úbeda), más letrillas y un romance de Quevedo.

Lo que debería ser chocante: esa realidad del siglo XVII es aplicable al hoy en día. Cambian las maneras, cada vez más tecnológicas, los carros han sido sustituidos por vehículos a motor... Pero la base se mantiene intacta, algo con lo que se ironiza en un momento discursivo de Aitana.

Panorámica del Teatre Principal. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

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