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Rauelsson: “En la música electrónica encuentro lo que más me gusta del ritmo que en el rock me aburre”

El músico castellonense inicia en el Casino Antiguo de Castellón la gira europea de presentación de su quinto disco, ‘Vora’. Instrumental, electrónico, paisajista y mezclado por Nils Frahm, Rauelsson lo presenta en una extensa entrevista con Nomepierdoniuna como una evolución “espontánea” después de ‘Réplica’ y tras distintos avatares personales y musicales. Surgido a la orilla del mar en Benicàssim, en ‘Vora’ cambia la guitarra por el piano y el tono bucólico por los colores más oscuros. En directo estará acompañado por la chelista alemana Anne Müller y por distintos teclados y ordenadores.
  
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Todo empezó recolectando sonidos del mar en la playa de Almadrava en Benicàssim, que terminaron componiendo el armazón de un disco que esta primavera será presentado en directo en España, Alemania, Francia, Bélgica y Portugal. La primera parada será en casa, en Castellón, el próximo sábado 27 de abril a las 20.00 en el Salón Pompeyano del Casino Antiguo, de la mano del ciclo Sons Off con entradas a 10 euros (incluye postal con código de descarga del disco y posibilidad de reservar el vinilo con descuento). Hablamos de Vora, el quinto trabajo de estudio de Rauelsson, mezclado y masterizado por el genial Nils Frahm en su Durton Studio y publicado por el sello alemán Sonic Pieces, en el que amplía horizontes hacia la música instrumental y electrónica a través de paisajes sonoros más que canciones. Desmenuzamos toda la trastienda de este ambicioso proyecto con una larga y esclarecedora conversación con Raúl Pastor, en la que explica con detalle el contexto musical y personal de esta nueva aventura, como la exploración en la música electrónica, sus constantes viajes de Portland a Benicàssim, su gira por Japón con MayMay o sus problemas de oído. Después de haberse ganado el respeto de la crítica especializada tanto en EE. UU. como en España con sus anteriores discos, especialmente La siembra, la espera y la cosecha (“Debutantes fue elegida una de las mejores canciones por los lectores de Rockdelux en 2010) y Réplica (junto a Peter Broderick), o de haber acompañado a Low en su anterior gira por España, el músico castellonense emprende el camino más arriesgado para seguir compartiendo emociones con la música. En directo, presentará un inédito formato con teclados, samplers, ordenadores, sintetizadores y la chelista alemana Anne Müller. Entre las citas destacadas de la gira europea, La [2] de la Sala Apolo de Barcelona con los daneses Efterklang:

ABRIL
>Sábado 27. Casino Antiguo de Castellón. Sons Off. 10 €
>Domingo 28. La [2] de Apolo (Barcelona). Con Efterklang.

MAYO
>Viernes 10. UT Connewitz (Leipzig, Alemania). Con Mountains.
>Domingo 12. Sonic Pieces / Miasmah HQ (Berlín, Alemania).
>Viernes 17. Galería Espacio. Off Herzios (Valencia).
>Viernes 24. Centro Joaquín Roncal. Música Subterránea (Zaragoza).

JUNIO
>Viernes 7. Les Pieds dans les Nuages Festival (Chapelle des Rosais, Plélan-le-Grand, Francia).
>Sábado 8. Planearium Sessions (Bethencourt, Francia).
>Domingo 9. AB, Huis 23, Silence is Sexy Concert Series (Bruselas, Bélgica).
>Viernes 21. Salão Brazi (Coímbra, Portugal).
>Sábado 22. La Marmita (Gaia, Porto, Portugal).

>¿Cómo llegaste hasta Vora, un disco instrumental y paisajista que se distancia mucho de tus anteriores?
Fue muy espontáneo, nada intelectualizado. No era un plan ni un proyecto. En el invierno de 2010 volví de Portland después de dos años muy intensos musicalmente, para asentarme en Benicàssim por más tiempo. Esos dos años fueron agotadores, con las giras de presentación de mis dos discos anteriores, La siembra, la espera y la cosecha y Réplica [con Peter Broderick]. No me salía coger una guitarra para tocar una canción. En parte gracias al trabajo que hice con Peter Broderick en Réplica, me empezó a interesar mucho más el sonido en sí que las canciones… El caso es que volví aquí [Benicàssim] un poco raro, porque tenía la sensación de dejar una etapa clara a nivel personal y musical, porque había empezado a tocar bastante en directo, algo que nunca había hecho como Rauelsson. Y la verdad es que disfruté mucho de ese placer efímero de tocar en directo. Así que volví dejando Portland en un momento muy bueno, pero al mismo tiempo agotado...

>Una sensación de vacío…
Sí, porque me planteaba qué podría haber pasado con la banda de Portland [Nicholas Marshall, Laurel Simmons, Dave Leavitt, Anna Schott y Matthew Rubin Berger]de haber continuado, ya que habíamos conseguido una conexión muy buena. Regresar a Benicàssim fue un punto de inflexión…

>Pero aquí tenías al Grup d’Autoajuda, con el que también habías girado por España presentando los dos discos…
Sí, y ellos además han sido y son muy importantes para mí, a nivel musical y personal, pero tenía la sensación de no saber muy bien hacía dónde tirar. No me daba por coger la guitarra y componer canciones… llamémosle convencionales. También había una circunstancia añadida que al llegar a Benicàssim se acentuó: en 2007 me detectaron tinnitus, un zumbido constante en el oído que no procede de ninguna fuente externa, pero que está siempre ahí y que cuando se intensifica interfiere con todo…

>¿Y no tiene tratamiento?
No. Se puede incrementar con el estrés, pero en general es suave y siempre está ahí. Empezó a pasarme de una forma algo misteriosa, grabando en una casa con piano en Portland. Es algo que también me ha hecho ser muy sensible al ruido y a todo en general, como si hubiera bajado mi umbral de sensibilidad. Y tiene consecuencias en mi vida cotidiana: me cuesta conciliar el sueño, no puedo conducir escuchando música porque me es imposible concentrarme en la carretera…

>¿De qué manera influye ese zumbido en tu música y en Vora?
Cuando regresé a Benicàssim pensaba que vivir junto al mar me ayudaría, porque los médicos te recomiendan ponerte sonidos suaves constantes por la noche para enmascarar ese zumbido. Pensaba que el oleaje del mar sería el mejor remedio natural para conciliar bien el sueño. Pero más bien fue el contrario: el sonido del mar me provocaba insomnio. Así que, como no podía dormir, empecé a dar paseos por la playa de noche con una grabadora antigua. Me di cuenta de que ahí había algo. Me iba por la Almadrava [playa que da nombre al cuarto corte de Vora] y recogía sonidos del mar y de la playa, manipulando la grabadora y probando distintas sonorizaciones. Un día volví a casa y empecé a escuchar las cosas que había grabado. Tenían un sonido y un tempo bastante estable. Me lo puse en los cascos y empecé a improvisar tocando el piano, de una forma instintiva.

>¿Pero tú nunca habías tocado el piano?
No, pero lo tenía en casa porque lo compré al volver de Portland, donde me había acostumbrado a ver casas con piano, con la idea de probar cosas nuevas. Y de hecho empecé a tocarlo dejándome llevar por la cadencia de lo que había grabado en la playa, para acompañarlo. Después grababa y, cuando quitaba los sonidos de la playa, el piano quedaba muy acuático, sin ninguna otra referencia. Y ahí es cuando en mi cabeza algo hizo click.

>¿Por qué?
Porque me apetecía mucho apartarme de la dictadura del ritmo. Siempre he tenido muchos problemas con la batería. Siempre me han gustado los baterías de jazz, porque de lo contrario me parece que se limitan a dividir el espacio. De hecho, en La siembra la batería fue lo último en grabarse. Josele Santiago [Los Enemigos] dijo una vez que en el rock’n’roll se ha perdido el “roll” y creo que tiene mucha razón. Sin el roll se pierde la sutileza. La idea de la improvisación y ese concepto de romper el tiempo me empezó a divertir mucho: yendo a grabar cosas a la playa y después tocando encima con el piano. También empecé a experimentar con el fieltro del piano y los micrófonos, con una riqueza percusiva increíble, y a combinar sonidos del piano con técnicas inspiradas en métodos de grabación que descubrí y discutí con Nils Frahm ese mismo verano. Coincidió que él estaba haciendo eso mismo en la grabación de su disco Felt. Él es un pianista de verdad, un fuera de serie, y además me encantó el sonido que sacaba. Así que empecé a recopilar sonidos. El 98% era infumable, pero rescataba algunas piezas que me gustaban muchísimo, con las que volvía a emocionarme haciendo música.

>¿Pero tú ya veías un disco en ese material?
Ni veía ni dejaba de ver. Simplemente recopilaba material. En el verano de 2011, hablando con Chad [Crouch, dueño de Hush Records, el sello de Rauelsson en sus discos anteriores], le propuse sacar dos singles con dos de los temas que tenía más claros, que eran “Vora 1” y “Vora 2”, y con ellos regalar cd’s con todo el resto de material en bruto. Chad lo escuchó y me dijo que ese material tenía mucha más entidad y me preguntó que por qué no me planteaba hacer un disco de verdad. Entonces descarté la idea del single y seguí grabando cosas. Al volver a Benicàssim escribí un texto reflexionando sobre todo y vi que ya lo tenía. Le comenté a Nils Frahm la posibilidad de mezclar con él. Entonces sí que empezaban a encajar ya todas las piezas.

>¿Cómo fue trabajar las canciones con Nils Frahm en su estudio?
Para empezar, me dio mucha satisfacción que me dijera que sí, porque es un músico al que realmente admiro. Él tiene una agenda imposible y la primera sesión fueron cinco intensos días en la Navidad de 2011. El primero fue muy duro porque había viajado de Portland a Amsterdam y de ahí a Berlín. Llego allí y me dice: “preparo un café y nos ponemos, ¿no?”. Nils está como una regadera. Es un tipo increíble, tiene una cabeza excepcional, pero su método de trabajo es brutal. Básicamente, desayunábamos fuerte por la mañana y, después, 12 ó 14 horas de trabajo casi sin parar.

>Y tengo entendido que es casi un arqueólogo de sonidos antiguos…
Sí. Tiene una forma de manipular el sonido que yo no había visto jamás. Todos sus aparatos son de los años 40, 50 y 60 y lo trabaja todo analógicamente. Es superdetallista y todo lo que utiliza es material rescatado de antiguas radios nazis. Utiliza cinta para todo y también magnetófonos de bobina como efecto para tratar el sonido… Fue duro porque tiene una personalidad muy fuerte. Tiene las ideas muy claras y hasta que me adapté a su método de trabajo me costó. Yo me desnudé ante él en el estudio y me costó adaptarme. Me volví a Benicàssim después de esos cinco días acumulando cansancio. A pesar de que fui con miedo de que en la mezcla se perdiera la crudeza de las grabaciones iniciales, me di cuenta de que había acertado: lo que él intuía para esa música era realmente lo que necesitaba.

>Para colmo, en la siguiente sesión surgió el contacto con el sello Sonic Pieces…
Sí, volví en marzo de 2012 y me di cuenta de que lo que yo había llevado era muy adolescente y que allí había llegado a su madurez. Fueron otros cinco días en los que adelantamos mucho trabajo. Le enseñamos el material a Monique [Recknagel] de Sonic Pieces y le gustó mucho desde el principio. El disco entonces tenía muchas más canciones y propuso una versión más corta para que cupiese en un vinilo. Después, Nils se rompió el dedo y no pudimos terminar la masterización hasta la Navidad de 2012. Peter Broderick estuvo en la mezcla final aprovechando que tocaba con Efterklang en Berlín. Cuando terminamos nos fuimos todos a celebrarlo al concierto y Peter tocó una canción que se llama “Benicàssim”. Fue algo muy especial, como cerrar el círculo…

>¿Cuándo saldrá el disco a la venta?
Sonic Pieces hace todos los discos a mano y se está fabricando ahora mismo. Estará para primeros de junio, con edición limitada en vinilo y en CD. También habrá un vídeo [el de arriba] y fotos con algunas partes del proceso.

>¿Cómo piensas llevar  al directo todos esos matices de la grabación y de la mezcla de Vora?
Últimamente me he aficionado mucho a la música electrónica, por su lenguaje y por cómo manipulan el sonido. Los grandes avances de la música en las últimas décadas han venido de la música electrónica... A mí me flipa Neil Young, su instinto, su rebeldía, su musicalidad, que en realidad se parece mucho a la de Peter Broderick aunque con estilos muy distintos. Precisamente, en la música electrónica encuentro lo que más me gusta del ritmo que en el rock me aburre. Lo imaginativo del ritmo en la música electrónica me atrae muchísimo, porque supera lo físico y lo material…

>…Disculpa que te interrumpa, pero ¿qué tiene que ver eso con cómo vas a llevar el disco al directo?
Pues porque he cogido muchos conceptos de la música electrónica, como la repetición, para preparar los conciertos de presentación de Vora. En el disco desaparecieron todos los sonidos de la playa y ahora los estoy manipulando de forma electrónica para crear un bastidor sobre el que asentar el directo. Los conciertos estarán sustentados en esos sonidos, que marcarán una base sobre la que ir metiendo capas e improvisar.

>¿Vas a tocar el piano?
Voy a tocar diferentes teclados, uno de ellos un piano con sonidos sampleados, dos ordenadores, sintetizadores… y acompañado de la chelista Anne Müller. Es un experimento del que sinceramente no sé muy bien cómo voy a salir.

>Un experimento que empezaste a probar con tus versiones de Les Deesses Mortes en el Paranimf de la UJI junto al Grup d’Autoajuda y el Grup de Veus Música Viva, ¿no?
Sí, utilice algunos de esos sonidos para las bases de las versiones de Les Deesses. Como no podíamos tocar con Víctor Pesudo [batería del Grup d’Autoajuda y de Les Deesses Mortes], empecé a manipular esos sonidos para ver cómo funcionaron como bases rítmicas.

>Y funcionó…
Creo que sí. Y además cumplí con el sueño de cantar con un coro, además de hacerlo con las enormes canciones de Les Deesses Mortes. Aquel concierto me convenció definitivamente de que ese era el camino para trasladar las canciones de Vora al directo. Con el tiempo he ido descubriendo que la diferencia entre la gente que hace cosas buenas y cosas buenas que salen a la luz es la capacidad resolutiva. Hay mucha gente que tiene muy buenas ideas, pero que no termina de rematar el proceso. Hay que tener la suficiente energía para enfocar un proyecto hacia un sitio pero, sobre todo, tienes que tomar decisiones para que realmente llegue a ese sitio. Y eso ocurre en todas las artes. Si de algo estoy satisfecho no es de las canciones en sí, sino de no haber prostituido demasiado las ideas iniciales y, además, eso combinarlo con ser detallista. Como soy muy racional y cerebral, la música me flipa porque es el único contexto en el que soy absolutamente emocional en el proceso creativo.

>Y la gente que vaya a ver a Rauelsson esperando un concierto folk-pop, en la línea de tus anteriores giras…
Pues ahora estoy volcado en este formato, en llevar este disco al directo durante un año.

>¿No tienes miedo de perder público por el camino?
Lo mismo se podía decir de Réplica o de La siembra con respecto a Tiempo de EP & Pacífico EP. Sinceramente, voy a hacer lo que más me motive y emocione en cada momento. Sí que me doy cuenta de que el tono de la música se ha oscurecido mucho. Sigue siendo amable, pero se ha oscurecido.

>Muchas veces la evolución artística de los músicos es pendular. ¿Quizás algo más pop y luminoso para el próximo? ¿Has vuelto a componer canciones con la guitarra después de Vora?
Pues sí, este invierno he vuelto a coger la guitarra y a componer canciones. Y hay planes de grabar el próximo verano. Pero está todo bastante verde todavía, porque ahora estoy muy volcado en el trabajo de llevar Vora al directo. Estoy en pleno reciclaje tecnológico y me está costando. Además, sinceramente, no hago mucha distinción entre las canciones de Vora y lo último que estoy componiendo. Para mí es todo música y ya está.

>Pero tus anteriores discos sonaban claramente más bucólicos y orgánicos que Vora o lo que hicisteis en Els altres canten Les Deesses Mortes. Tú mismo has reconocido que se ha oscurecido el tono…
En verdad las cosas fluyen con mucha más naturalidad. Creo que algo que podría explicar eso es que con el tiempo ha crecido mi interés por el sonido. En La siembra mi obsesión era que no hubiera nada de instrumentos electrónicos, que efectivamente sonara muy orgánico. Con el tiempo, además de mi interés por las canciones, ha crecido mi interés por el sonido. De hecho, incluso me está interesando desde el punto de vista de la neurociencia [Raúl Pastor es doctor en Psicología, investigador en neurociencia y profesor de la UJI]. Especialmente porque la música no tiene un valor biológico y, sin embargo, tiene una gran fuerza emocional. Y en el caso de Les Deesses Mortes, además, lo pedían las propias canciones, porque en el fondo son muy dramáticas y épicas. También el coro ayudaba a darle ese tono.

>Sabemos que tramas algo con Santi Campos de Amigos Imaginarios, Vicente Ordóñez y Pepe Buonamisis desde hace tiempo. ¿Nos puedes explicar de qué va la película?
No me gusta hablar de lo que no está terminado… Después del concierto con Peter Broderick y Brámala en el Teatre Municipal de Benicàssim, donde coincidimos todos, surgió la idea de hacer algo juntos. A Vicente y a Santi los quiero como amigos y los admiro como compositores. Fueron la primera referencia de tener gente cercana que hace algo que te encanta, porque Malconsejo me gustaba muchísimo. Así que hacer algo con ellos me hacía mucha ilusión. Y Pepe ha sido fundamental, porque es el que pone más interés en experimentar y sacarnos de nuestros roles habituales. En la Navidad de 2011, justo cuando volví de la primera sesión de la mezcla de Vora en Berlín, nos reunimos en una masía preciosa del Desert de Les Palmes con la idea de pasar cuatro o cinco días encerrados para componer canciones. El plan era ir allí a cocinar, a charlar y a tocar y a pasar tiempo juntos, que hacía mucho que no lo hacíamos. El caso es que empezamos a grabar material. Santi es el que en un principio aportó más composiciones porque es el más cantautor. Vicente también sacó un par de canciones preciosas. En un principio, la idea era tocar en directo y grabarlo con un enfoque muy folk. Pero Pepe dinamitó ese enfoque, también porque no teníamos los medios para grabar así y que quedara bien. Entonces empezamos a grabar por pistas pero mezclando cosas en directo. Muy lentamente, en sucesivas reuniones, ha ido tomando forma. Esperamos que esté terminado a finales de año porque este verano voy a mezclar algunas en el estudio de Adam Selzer, con el que he trabajado siempre en Portland. El material que tenemos es muy fresco, estoy muy contento.

>¿Y no tiene nombre el proyecto?
Estamos manejando varios nombres, pero todavía no nos hemos decidido.

>Has dicho que vas a volver a Portland este verano…
Sí, espero poder presentar Vora allí y también tener tiempo para empezar a grabar poco a poco material propio de Rauelsson y el proyecto que acabo de comentar. También espero sacar tiempo para componer la música para un proyecto fotográfico en colaboración con un músico japonés: la banda sonora para un libro de fotografía sobre la gira de MayMay en Japón.

>Tengo entendido que aquella gira por Japón con MayMay en primavera de 2012 te marcó...
Fue una experiencia muy buena, sí. Me gustó mucho el país y la gente, muy amable y educada, y además la gira funcionó muy bien. Es muy extraño llegar a un lugar tan ajeno y que haya tanta gente que conozca tu música. Eso te deja gratamente incómodo. Iba con guitarra, cacharritos y acompañado de Laurel [Simmons, MayMay] al piano. También me dio por hacer fotos con cámaras desechables. Después de la gira, me quedé cuatro días más por allí, las revelé en un estudio especializado y quedaron con una textura muy especial. Fue entonces cuando unos japonenses me propusieron el proyecto de fundir música y fotografía en una publicación.

>Y, por si todo eso fuera poco, también estás simultaneado tus proyectos más personales con la producción del último disco de Litoral o con una iniciativa conjunta con Laura Gibson y Julio de la Rosa. Cuenta, cuenta…
A Litoral les he ayudado a producir un EP que publicarán en un futuro, pero ahora mismo desconozco en qué punto está porque Pau [Roca, también guitarrista de La Habitación Roja] anda muy liado. Y lo de Laura Gibson y Julio de la Rosa es un proyecto que empezó con mucha ilusión y que se ha quedado en standby. Hay muchos bocetos y canciones grabadas, de hecho hay dos mías que me gustan mucho, pero por ahora no hemos tenido tiempo de terminarlo.

>¿Volverás con el Grup d’Autojuda?
Espero que sí. Espero que no me echen (risas). Ellos son una de las razones que hace mi vida en Castellón infinitamente más agradable, a nivel musical y personal. Pero para Vora era económicamente inviable llevarlo al directo con ellos.

>Un hallazgo musical reciente.
El disco de Damon Albarn para una ópera que se llama Doctor Dee.

>Un disco clásico que consideras poco valorado.
Street Legal de Bob Dylan. La gente lo ve hortera, pero a mí me gusta mucho.

>Un concierto que no olvidarás nunca (propio y/o ajeno).
Los Ramones en la sala Arena de Valencia en 1991. Y propio… algunos de Japón fueron realmente increíbles por los lugares, pero si tuviera que elegir sólo uno me quedaría con el que hice con Peter Broderick y Grup d’Autoajuda en el Teatre Municipal de Benicàssim.



  1. mola que los músicos sean claros y se sinceren sin tapujos y compartan sus miedos y momentos de saber para donde ir... a mi siempre me ha sorprendido lo de rauelsson. se saca mucho partido a sus inquietudes ... y la cancion del video mola mucho

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