Smoking Souls son Pau Camps (guitarra), Carles Caselles (guitarra y voz), Josep Bolu (batería) y Marc Miralles (bajo).

Smoking Souls emprenden un merecido descanso, pero con la ferviente promesa de regresar con nuevas historias por contar. Después de haber recorrido innumerables caminos durante 12 años y haber lanzado al mundo cinco discos emblemáticos, los incansables músicos de Pego (Alicante) dicen hasta otra a los escenarios en una gira con parada en el Feslloc (7 julio).

Y en este momento tan importante para la banda, aprovechamos para recorrer la trayectoria de Smoking Souls de la mano de Pau Camps, guitarrista, para hablar de los inicios, de despedidas, de la música en valenciano, de canciones que cobran vida en plazas, salas de conciertos y festivales y de seguir cantando desde la trinchera.

>¿Cómo es despedirse?
Es agridulce. Por primera vez tomamos conciencia de que las cosas tienen un final. Estamos tranquilos, porque pensamos que no es definitivo, ya lo explicamos en la canción "Flors i finals". No es un adiós, es un hasta luego, pero cada concepto se vuelve más especial. La relación con el público o nuestra relación encima del escenario... Cada concierto es una despedida con los nuestros.

>¿Cómo fue tomar la decisión?
Fue bastante natural. Llevamos alrededor de 12 años tocando y nos lo hemos pasado genial; hemos llegado a conocer ciudades y países que no esperábamos, como México. Es verdad que estamos bien, estamos en un buen momento, pero pensamos que parar ahora y echar la mirada atrás para evaluar todo esto que hemos conseguido hará que al volver, valoremos más todo lo que hemos hecho. Fue una decisión conjunta y esperamos volver con nuevas cosas que decir.

>Volviendo al origen... ¿Cómo nace Smoking Souls y cuál es la historia detrás del nombre de la banda?
Al final somos un grupo de un pueblo de 10.000 habitantes y nos conocemos más o menos todos. Somos de edades dispersas porque cuando quieres empezar a buscar miembros para montar un grupo con tan pocos habitantes tienes poco donde elegir, porque igual hay una persona o dos que tocan la batería y la guitarra en Pego. Fue bastante natural ir llamando a gente del pueblo que toca un instrumento. Primero empezamos haciendo versiones y por eso el nombre en inglés, porque primero de todo, cuando no teníamos nada grabado, hacíamos versiones de grupos americanos y británicos, incluso alguna canción en eusquera también. Y claro, hacíamos una sonoridad más rock, más de la cultura del pop rock británico o del rock americano. Decidimos poner ese nombre para hacer nuestro primer concierto.

>Smoking Souls, La Gossa Sorda y muchos más. ¿Qué ocurre en Pego?
Además, el batería de la Gossa y el de Smoking son hermanos. Pego siempre ha sido un pueblo donde ha habido una cultura y un tejido de base musical muy grande. Algunos grupos como Victims of the Lola, Lílit y una animalada de grupos más que no han transcendido tanto como la Gossa, hacían natural para nosotros ver que la gente joven formaba grupos. Y después, cuando tienes un ejemplo como la Gossa Sorda tan próximo, y que además es familia, también te sirve para creer que no es una locura esto de juntarte con los amigos y hacer kilómetros los fines de semana, que ya lo ha hecho alguien antes.

>¿Hay alguna canción en particular que consideréis como la más representativa de Smoking?
Escoger una canción es como preguntar a un padre o una madre escoger a un hijo preferido... Pero sí, una canción que tal vez marca un antes y un después es "Nit Salvatge". Nos la encargó el Festivern en el 2015 como banda sonora de la edición, y a la canción se sumaron artistas del cartel de aquella edición como Boikot, Los chicos del maíz o Els Catarres. Esta canción recuerdo que transcendió bastante y, a partir de publicarla, empezamos a viajar a Cataluña, que ahora es muy normal, pero fue a partir de esa canción que empezamos a subir constantemente.

>En vuestro último single "Flors i finals" cantáis: "Tancarem la porta i seguiràs cantant". ¿Cómo es para un músico saber que sus canciones seguirán siendo cantadas y bailadas en las calles y las plazas, aunque se cierre la puerta?
Yo creo que es muy emocionante, es como dejar un pequeño grano de todo el trabajo y de toda una época y que eso transcienda en cierta forma. Estemos nosotros encima del escenario o no, el recuerdo de esas canciones se mantienen registradas.

>12 años rodando y 5 discos. ¿Si de esta primera etapa hubiera un documental, cómo empezaría?
La primera escena podría ser una cámara hacia atrás super rápida... Yo recuerdo un momento muy clave donde Josep el batería y yo subimos en su coche, un Peugeot 206, a buscar conciertos porque no nos conocía nadie en lugares donde no se montaban ni conciertos. Nosotros llegábamos allí con los amplificadores y hacíamos un concierto en un lugar que no era una sala ni nada; en los pueblos no hay salas de conciertos, en las ciudades está mucho más normalizado. Recuerdo toda esa autogestión, todo ese trabajo de base hasta poder llegar a profesionalizarnos y vivir de la música, sin furgonetas, sin recursos económicos... Recuerdo esa ilusión que no hemos perdido nunca y que nos ha llevado a exigirnos más.

>Hace unos meses estuvisteis en el Viña Rock, ahora pasaréis por el Pirata Rock, el Feslloc y por último, el Festardor. ¿Cuál es la parte buena y la menos buena de los festivales para un grupo como el vuestro?
Yo creo que los festivales a ningún grupo le gustan. Un festival es mucho menos especial que un concierto en una sala. Hay mucha gente que te conoce y otra muchísima gente que no te conoce. También es muy bonito que mucha gente te pueda descubrir en un festival, pero la relación más básica con el público se produce en las salas y no en los grandes acontecimientos. El último Viña Rock lo recordamos muy bonito; a veces compartes horario con muchos grupos que son colegas, y esta vez nos tocó compartir con Boikot, que somos muy amigos. El escenario donde tocamos estaba a tope y, sobre todo, lleno de gente que no tiene la suerte o la oportunidad de vernos en los Países Catalanes o seguidores de otros lugares del estado español.

>Como bien referencia a vuestro último disco, La Cura (2022), uno de los propósitos de la música es sanar. ¿Para qué más sirve la música?
Yo creo que la música es un altavoz interior y exterior. Igual que hablamos de emociones internas, los artistas somos un reflejo de aquello que pasa social y políticamente a nuestro alrededor. Creo que la música es muy importante para concienciar, para sensibilizar, para reivindicar, para denunciar y también para hablar del día a día y de las cosas más pequeñas, y que no por eso son menos importantes.

>El 7 de julio os veremos por Benlloc, en el Feslloc; festival que, entre muchos de sus valores, está promover la lengua valenciana. ¿Son tiempos difíciles para la música en valenciano con este nuevo escenario político?
Creo que la música en valenciano ha vivido siempre en la trinchera. Después de años de avances culturales y muchos avances políticos, toca volver a la trinchera y hacer política desde allí. Ya lo hemos vivido y pienso que serán unos años difíciles, pero unos años donde se tiene que hacer mucho trabajo desde la cultura y, sobre todo, desde la calle.