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Olivier Arson ('El Reino'): “Fue un lujo influir con la música en el rodaje y montaje de la película”

¿Qué sensaciones debería producir la música en una película? Es la pregunta que ronda constantemente la cabeza del compositor francés Oliver Arson. El ganador de la Goya 2019 a la mejor Música original por la BSO de 'El reino' compartió en un Encontres Musicals los entresijos del proceso creativo en la composición de bandas sonoras.
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Olivier Arson durante su charla sobre composición musical en el Menador. Foto: Eli Ramírez

Conciertos, charlas y talleres son las actividades que desarrollan dentro del ciclo Encontres Musicals para favorecer los intercambios de experiencias musicales. Esta vez ha sido el turno del compositor francés Olivier Arson. Compositores y amantes de la música se acercaron el pasado 28 de mayo al Menador Espai Cultural de Castelló para recibir una masterclass sobre el proceso creativo de bandas sonoras. El productor de música electrónica ha sido galardonado con el Goya 2019 a mejor Música Original por la BSO de El reino (Rodrigo Sorogoyen, España, 2019). También es autor de las bandas sonoras de Que Dios nos perdone y la serie La Zona. Actualmente dirige Territoire, un proyecto personal donde produce música y discos en el que ha llegado a colaborar con el dj madrileño Óscar Mulero.

"Los proyectos que mejor salen son cuando hablas con los creadores antes de que se ruede la película o la serie"  

Arson nos habla de la importancia de una buena calidad de imagen y planos o la profundidad del guion como los elementos más valorados en el territorio audiovisual. Pero también la música es otro ingrediente fundamental que ayuda a reforzar el significado de las escenas, pasando muchas veces desapercibido. Se trata de una herramienta con un gran potencial para crear sensaciones y contribuye a guiar la trama y a construir la psicología de los personajes: “Normalmente si se ha hecho una buena mezcla, empiezas a ver que has creado una especie de lenguaje”. En el largometraje El Reino, la incesante música, que en ocasiones llegaba a tapar los diálogos, constituía un claro reflejo de la vida del protagonista: “Queríamos mostrar que no se para a pensar nunca hasta el último momento, en el clímax, que es cuando cesa. Además, queríamos conseguir un efecto sensorial para que la gente estuviese casi obliga a estar atenta toda la película”, explica Oliver Arson.

El papel del compositor suele entrar en el proceso creativo de cara al fin del rodaje de cualquier pieza audiovisual. Arson, en cambio, intenta huir de esta dinámica y estar presente desde el principio, según él mismo explica: “Los proyectos que mejor salen son cuando tú hablas con los creadores antes de que se ruede la película o la serie. Creo que es fundamental definir conceptos y pensar muy bien en el proyecto antes”. Un primer contacto con el director y varias lecturas del guion, una desde el plano del disfrute y otra de carácter más analítico con toma de notas, son los primeros pasos que el productor francés efectúa para inspirarse. En esta fase también considera importante la labor de documentación y búsqueda de referencias que puedan ayudarle a encaminar su obra final.  “Una vez tienes esto se deben definir unos objetivos claros sobre lo que vas a crear y qué quieres transmitir con ello”, concluye Arson.

En el caso de El Reino, por ejemplo, todo este proceso previo fue fácil por su cercana relación con el director Rodrigo Sorogoyen y la claridad de intenciones manifestada desde un principio. Desde un punto de vista narrativo, tenían claro que la música debía seguir al protagonista del largometraje en todo momento y, además, no dudaron con el género: “No queríamos presentar a todos como gente de las altas esferas, sino como gente muy común e incluso vulgar. Pensábamos  que si les bañábamos en una esfera de discoteca a través de la música electrónica conseguiríamos el objetivo”. Arson, para ello, tomó referencias del mayor movimiento clubbing de los 90 en España: la ruta del Bakalao.

Con esta idea general sobre la película, la inspiración de Arson comenzó a brotar en dosis de pequeñas pruebas musicales: “Hice como una decena de sesiones. Empecé haciendo de 30-40 minutos como si fuese un dj y lo grabé todo”. Recalca, por otro lado, que es recomendable “dejarse llevar sin juzgarse demasiado” frente a la posibilidad de descartar ideas de inicio que luego pudiesen encajar con el proyecto.

Una vez se inició el rodaje de El Reino, recibió las primeras imágenes de la película. En este punto, Arson combinaba las sesiones que previamente había preparado con algunas secuencias, lo que le “ayudaba a preparar un primer script de la música, o spotting”. Esta práctica fue un ejercicio que realizaba, además, junto a Sorogoyen para ver en qué momentos habría música y cómo debía evolucionar. De hecho, uno de los aspectos que Olivier Arson valora más de su forma de trabajo anticipada es su poder de influencia: “Es muy guay porque hasta Rodrigo Sorogoyen tenía presente estas sesiones en algunas secuencias y ya había ciertas ideas de tempo. Es un lujo poder influir desde la música a lo que se está rodando sobre todo en lo que se está montando”, comenta.

"A veces te llega una peli con música de Hans Zimmer o John  Williams y te dicen: "Haz algo parecido". Es muy jodido porque muchas veces los montadores trabajan con un material que es excepcional"  

Los montadores de piezas audiovisuales suelen trabajar con música preexistente en durante la fase de montaje. Olivier Arson apunta que esta práctica es uno de los “grandes temores” de los compositores: “A veces te llega una peli con música de Hans Zimmer o John  Williams y te dicen: "Haz algo parecido". Es muy jodido porque muchas veces trabajan con un material que es excepcional.” Por todo ello, el productor francés es partidario de facilitar el trabajo a los montadores brindándoles algunas de sus sesiones de prueba. “En el caso de El Reino ha ido genial porque mi música ya estaba aprobada por el director y en el 90% de la película el montador trabajó con estas muestras que le preparé”, desvela Arson.

Al trabajar con texturas y atmósferas en la mayoría de sus creaciones, Olivier Arson piensa que establecer una buena comunicación con el equipo de sonido es muy relevante: “La música con la que trabajo se basa más en el sonido y no tanto en recursos musicales tradicionales como melodías, por lo que considero importante que los de sonido entiendan mis conceptos y yo los suyos”.

La próxima y última sesión de la temporada de Encontres Musicals será el sábado 8 de junio a las 10.30 con el poeta, traductor literario y audiovisual y voz de Las Víctimas Civiles Héctor Arnau, encargado dei mpartir el taller ¿Cómo escribir una canción? en el Menador. La entrada es libre, per es necesario inscribirse.

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