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Obras que rompen tabús y agradan en el Paranimf de l'UJI

¿Hablar abiertamente de sexo con madres y abuelas? No acostumbra a ser así. Unaovarias rompen ese tabú y lo llevan al teatro (documento). Fobias contra las razas o las orientaciones sexuales, así como un cuestionamiento de la masculinidad, a cargo de Jesús Torres (El Aedo). El Paranimf de l'UJI ha cerrado trimestre rompiendo tabús.
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Jesús Torres, dos personajes en 'Puños de harina'. Foto: José Damián Llorens.

¿Hablas con tu madre o tu abuela sobre sexo? ¿Aún mantienen relaciones íntimas? ¿Saben algo de tus comportamientos sexuales? ¿Un feriante que salta la comba es menos masculino que un boxeador haciendo lo mismo? ¿Hasta qué punto puede ser atroz el odio racial para dejar a una persona sin vida? ¿Por qué manifestar la condición sexual es un problema si no sigue los estándares socialmente bien considerados? Las tres primeras preguntas se entresacan de Abuela, ¿tú tienes sexo?, producción de Unaovarias; las otras tres, de Puños de harina, de El Aedo. Han sido las dos últimas apuestas -de satisfactorio resultado- del Paranimf de l'UJI de Castelló en el primer trimestre de este 2022, o en la previa al paréntesis magdalenero.

Antoni Valesa gusta de programar estas producciones tal vez no estelares dentro de la cartelera del momento, pero con contenido social de interés, invitaciones a la reflexión. Obras marcadas por la independencia creativa que, en ocasiones, rompen la puesta en escena más clásica del teatro para apostar por unas narraciones apoyadas en proyecciones que tienen igual -o más- de documental (totalmente real o en parte ficticio) que de interpretación al uso.

Abuela, ¿tú tienes sexo? (viernes 11 de marzo)

La joven compañía valenciana Unaovarias acudió al Paranimf con su segunda producción: Abuela, ¿tú tienes sexo? Una obra que parte de un documento real: el encuentro de madres e hijas -las actrices Laura Bellés, Arantxa Lecumberri, María Sorribes y la autora de la obra, María Martí- para charlar sobre sus respectivas costumbres sexuales, un tema inexistente hasta ese momento dentro de sus vidas, y que da lugar a algunos inesperados descubrimientos.

'Abuela, ¿tu tienes sexo?' hace partícipe al espectador desde el mismo arranque.

Ese encuentro se documenta en un audiovisual grabado que descubre sobre el escenario las reacciones en vivo de las actrices-hijas ante los testimonios de sus progenitoras. Al mismo tiempo, y dentro de una obra con gran componente de teatro físico, constatan las diferentes maneras que las correlativas generaciones (abuelas-madres-hijas) tienen de hablar sobre las cuestiones sexuales y de cómo ha ido variando la perspectiva en este apartado. En los días previos a la representación se conoció el fallecimiento de una de las protagonistas de las proyecciones, M. Fe, quien aparece dentro de una serie poco habitual de imágenes sensuales de veteranas modelos.

Su puesta en escena resulta llamativa desde su mismo arranque, ya que la representación empieza en platea con los preparativos de un bingo. Alguien se llevará un regalo a casa -no lo desvelo, pero tiene que ver con el título de la obra-, al tiempo que las actrices comentan que en el vestíbulo tienen camisetas a dos euros, modesto recurso financiero para ayudar a que la todavía nueva compañía siga investigando y llevando más obras a escena. Queda la duda de si ese final dará paso a una segunda parte sobre este mismo tema, pero desde el flanco masculino.

Venta de camisetas tras la función. Medio para ayudar a la subsistencia de una compañía aún nueva.

Puños de harina (jueves 17 de marzo)

Un día húmedo a causa de la lluvia es sinónimo de poca afluencia al Paranimf. Y si es jueves, aún más complicado. Circunstancias ambas hicieron que Puños de harina contase con la afluencia más floja de la actual temporada, rondando el centenar de espectadores. Eso sí, público más joven del habitual, con presencia de estudiantes de teatro y futuros maestros de enseñanza. No resulta extraño, puesto que El Aedo se presenta como "teatro para jóvenes", utilizando un lenguaje y unos recursos visuales que les acercan a los modelos actuales.

Un saco de un gimnasio de boxeo cuelga de un lateral del escenario. Foto: José Damián Llorens.

Una representación más que notable con el actor Jesús Torres en el escenario en un doble papel de personajes gitanos: uno real, el boxeador Rukeli, víctima del nazismo; y el otro, un estereotipo, en forma de feriante, Saúl. Una obra presentada a manera de capítulos/rounds anunciados en un cubo/cuadrilátero de boxeo que va ganando en fuerza mientras desarrolla dos historias simultáneas en el escenario pero independientes entre sí. Les une el hecho de estar impregnadas por el racismo, la homofobia, la violencia y la masculinidad, con el deseo de expresar libremente la identidad sexual, algo muy complicado en determinados contextos.

Un cubo iluminado sirve como espacio de acción para ambas historias. Foto: José Damián Llorens.

Puños de harina que va de menos a más. Empieza apuntando a simple entretenimiento, pero a raíz del violento episodio del desventurado gato Bowie entra en una dimensión diferente, en la que el espectador es consciente de estar ante dos situaciones complejas para sus respectivos protagonistas.Tal como avanza el minutaje, empieza a entenderse por qué Puños de harina acapara varios premios y cuatro candidaturas a los Max. La muy física actuación de Jesús Torres -se prepara para la obra en un gimnasio de boxeo- se merece el aplauso final con la totalidad del público puesto en pie.

Jesús Torres charla con los espectadores al final de la función.

Como colofón, el actor -y autor del texto- se queda charlando con los asistentes sobre la obra, con algunas confesiones por parte de espectadores sobre el parecido del feriante con personas reales de su entorno. Una charla que sirve de perfecto complemento y descubre que Puños de harina no finaliza en el escenario, sino que cuenta con una página web que incluye material didáctico, además de un juego interactivo en el que se puede manejar los grados de fobia de los protagonistas, al tiempo que solicita mensajes que les señalen qué les ha transmitido la obra. Como anécdota -graciosa ahora, problemática en su momento-, Jesús Torres comenta que la obra recibió varias negativas de programadores nacional para su estreno, que al final de llevó a cabo en Londres.

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