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Castelló, Daniel Lampérez, entrevista, Fakir, Kawak, Música, Pub Terra, Raag, Youthical VybzDicen que la unión hace la fuerza, y casos como el de Fakir y Kawak hacen válida la expresión. Nos vemos con ellos en el Pub Terra, y no es casualidad. Esta particular cueva ubicada en la calle Ramón Llull de Castelló ha sido un punto de encuentro y de conexión entre ambos artistas. También el escenario en el que hace unas semanas presentaron su nuevo trabajo conjunto: Raag; largo de más de dos años de desarrollo con Daniel Lampérez a cargo de la producción que ha sido valorado entre los mejores discos castelloneneses de 2021 según las listas de Nomepierdoniuna.
A Fakir lo conocimos en un Acústico Sobre Ruedas junto a Sharif y Morgan que ya suma más de 1.800.000 visualizaciones. Con Kawak nos topamos casi por casualidad en el 11º aniversario de Nomepierdoniuna en Menta en 2019 (la última fiesta de la web... de momento) acompañando sobre el escenario a Hummer Lema. Nos sentamos con ellos para saber más de su nuevo disco, también de la que ya parece la vuelta de los conciertos a las salas. De cómo se encontraron, de influencias musicales, el estado de la escena rap en Castellón y el activismo de sofá.
>¿Cómo surgió vuestra unión musical?
Kawak (K): En esa época, Youthical Vybz tenía una fiesta mensual en el Pub Terra dedicada al reggae y el dancehall. Eran sobre todo pinchadas, pero muchas veces les interesaba traer artistas y tiraban mucho de los locales. Nos juntamos con mucha gente, pero nunca he sentido tanta complementariedad a nivel de estilos y letras al compartir escenario como con Fakir. Recuerdo en los primeros bolos la sensación de que no fueran dos actuaciones independientes. Nuestros mundos son distintos, pero las temáticas y la forma de escribir es muy similar. Es difícil encontrar a alguien con quien compartas tanto la forma de ver las cosas.
Fakir (F): Nuestra música publicada es la punta del iceberg. Si tiramos del hilo, nuestra relación musical va mucho más allá. Durante una época nos ganamos la vida como músicos en la calle. Aprendimos mucho porque en la calle se aprende un montón y de todos los aspectos posibles. Gran parte de nuestros gustos, perspectivas y saber trabajar codo con codo nacieron en ese momento. Hubo una conexión muy especial que empezó en 2011 con una guitarra y tocando en las calles de Ibiza.
"Venimos de referentes en el hip hop con un alto nivel cultural; he aprendido cultura, política y filosofía escuchando a esos raperos" (Kawak)
K: Comíamos de lo que nos ganábamos en una tarde. Nuestro repertorio era bastante peculiar: hecho a petición del guiri. Pero entre tema y tema que nos daba de comer probábamos a tocar alguna letrita propia. Es uno de los momentos que tuve mayor evolución a la hora de ponerme frente al público. La música estaba en tercer plano. Si eras un jetas y vacilabas a la gente, se paraban y te caían las monedas y eso quería decir que esa noche podrías comer tranquilamente.
F: Muchas picardías y buenos recuerdos. Ahí aprendimos a fusionarnos. Y a coger una letra de rumba y convertirla en un reggae, o coger un rap y convertirlo en una rumba. Era bonito porque era una renovación continua. Es una pasada cómo afrontas las cosas en la calle y cómo vives la música. Ese es el principio de nuestra historia.
>¿Y creéis que esas experiencias como músicos de calle os influyen a día de hoy?
K: La experiencia de Ibiza me mostró que nos podíamos ganar el pan con nuestras aptitudes como músicos. Y nos lo estábamos pasando muy bien. Guardo en una cajita los recuerdos más especiales y los saco a día de hoy en los momentos más críticos.
F: En la calle aprendes que no te quedan más cojones que ser tú mismo. Y ser tú implica abrazar lo bueno y lo malo. Te hace consolidarte en las dudas que se te puedan plantear porque todo es más puro.
K: La calle es muy cruel y muy bonita... No tiene miramientos por un artista en concreto. La gente se parará a escucharte en función de lo que le hagas sentir. Ahora cuelgas el cartel de un bolo y sabes que acudirá la mitad de la gente que conoces. Si consigues que un corro de gente se pare a escucharte en la calle no es porque hayan ido a verte como en un concierto, sino porque les has transmitido algo. No hay posible engaño. Si vales, vales.
>Volviendo al presente, ¿cuánto tiempo habéis estado trabajando en Raag?
F: Dos años y medio.
K: Empezamos a componer y nuestro manager nos recomendó que nos centráramos en la producción del disco. Que no estuviéramos componiendo y al mismo tiempo haciendo bolos con un repertorio muy distinto. Así que en agosto de 2019 decidimos parar de hacer directos y meses después llegó la pandemia... Así que el parón del covid no fue tan impuesto porque coincidió con el nuestro.
>¿El parón de la pandemia ayudó a encarar la producción del disco?
F: Influyó, ya que gran parte de los miembros del proyecto estuvieron más disponibles y pasaron a tener más tiempo libre para volcarse en el proyecto. No de la manera que más nos hubiera gustado, porque no había tanta proximidad ni cercanía, pero como coincidió con nuestros planes nos vino bien.
K: Es el caso de Daniel Lampérez, nuestro productor; si no hubiera sido por la pandemia no podríamos haber contado tanto con él. Habría habido en Raag alguna base suya, pero no habría podido estar presente como productor del proyecto. Recuerdo pedirle bases una semana antes de Magdalena de 2020, en cuestión de unos días se marchaba de gira por Latinoamérica con Green Valley... Es una putada porque le anularon la gira y se cayó todo, pero le pudimos ofrecer curro.
"Al final la música es disfrutar, investigar y ser curioso" (Fakir)
>Llama la atención, porque hay mucha variedad musical en Raag (hip hop, reggae, trap…). ¿Fue esa la intención del disco?
F: Quisimos representar nuestra esencia en la fórmula del disco. Venimos sobre todo del rap, porque es a lo que más tiempo hemos dedicado, pero nos encanta la rumba y lo clásico, la salsa, el funky… Queríamos plasmar eso. Puede que el reggae sea el pilar central que hemos querido mostrar en el disco, pero sin llegar a hacer reggae. Me apetecía probar un poco de trap, pero de igual manera que hay también dancehall en el disco.
K: Incluso en algún momento tuvimos que cortarnos un poco... En la carpeta de beats que teníamos para el disco tuvimos que descartar cosas por ser demasiado locas. Sonaban bien y nos gustaban, pero no pegaban con lo que teníamos ya hecho. Había que seguir una línea central y coherente, y aún así se pueden ver los diferentes estilos.
F: Se ve que nos gusta mancharnos en el barro.
K: Queríamos que no diera la impresión de que cuatro o cinco temas fueran iguales. Soy muy crítico con lo que hago, pero Raag no se me hace pesado al oído. Desde “Freedom Vybz”, que es un tema relajado, a “Trifulca”, que es muy oscuro e intenso, o “La Party”, que es puro bailoteo y goce... Hay muchos colores.
>También hay mucha variedad en las letras. Desde reivindicación a la celebración o el análisis introspectivo.
K: Nos hemos quedado cortos de todas las cosas que queríamos decir. A más de mitad del proceso me venían ideas de temas que ya no cabían porque estaba muy avanzado el álbum. Somos dos cocos, y dos cocos muy activos. Ha habido mucha idea descartada también. Como en cualquier grupo, hay momentos de mierda y tensión por las personalidades. Pero en lo artístico compartimos la misma inquietud. Sé que no podría meterme en un disco con otra persona porque no me seguiría tanto el rollo al meterme con un tema.
F: Nos gustan los berenjenales. Nos hemos tenido que frenar para dar una línea central al disco. Pero nos gusta pringarnos y meternos donde no nos llaman. Que al final la música es eso: el disfrute, investigar y ser curioso.
>En “Cuando toque fondo” habláis de volver a levantarse en un mundo cada vez más loco. ¿Cuál sería la manera de volver a ponerse en pie?
F: Cada persona es un universo y tiene sus aprendizajes. No hay una fórmula y menos cuando uno toca fondo. Se trata de conocerse, entenderse a uno mismo y abrazar lo bueno y lo malo. Partiendo de eso, cada uno puede tener las directrices para poner su propia vía para dejar de estar ahí abajo. La intención del tema es buscar la empatía con el público y que cada uno saque su propia fórmula.
>Se habla mucho en el hip hop actual de ser de calle o estar vinculado con el tráfico de drogas para poder hacer rap. En “Mi Crew” os apartáis completamente de ello y describís vuestra propia forma de entender a la gente de la calle. ¿Visteis necesario posicionaros al respecto?
K: Cuando la escribí llevaba mucho tiempo dándole vueltas, porque me estaba quemando ese tema. Venimos de unos referentes en el hip hop con un alto nivel cultural; he aprendido cultura, política y filosofía escuchando a esos raperos. Un día leyendo a Neruda te das cuenta de que Kase.O hace referencia a sus versos en sus temas. El hip hop, como música nacida en la calle, tenía una identidad política y social muy activista y eso es peligroso, por eso las discográficas crearon hombres de paja con discursos muy diferentes porque sabían lo que gente como Tupac podía hacer; que hablaban de vender droga, pero porque no les habían dado otra opción y se les había negado la posibilidad de ser abogados o profesores. Las multinacionales apostaron por el discurso de que vender droga mola, de un materialismo asqueroso, cosificando a las mujeres y basando todo en el lujo y el dinero. Me repugna en lo que se está convirtiendo la música urbana hoy en día.
F: Es todo muy hipócrita. Un tío que es un verdadero gánster, que se dedica a hacer cosas ilícitas de verdad, no lo predica en su música. Va con la boca callada y vestido como toca para que no lo paren en la esquina. Y todos esos chavalitos que vacilan de vender droga… el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que escuche.
"Las multinacionales apostaron por el discurso de que vender droga mola, de un materailismos asqueroso, cosificando a las mujeres y basando todo en lujo y dinero. (...) La música urbana está vacía de contenido" (Kawak)
K: Se ha perdido el contenido. Nuestra generación ha vivido la época de las estructuras, de escuchar una canción y fijarte en el tipo de rimas que se han utilizado. Escuchas trap y, aunque hay gente muy buena, se está perdiendo una cultura que tenía un fundamento muy potente a nivel intelectual, social y político. Considero que los principales estandartes de la música urbana son gente manipulada. Son marionetas para que la juventud no se fije en lo que nosotros cuando escuchábamos rap. Oías “Mierda” o a Kase.O hablando del monopolio del petróleo, y eso te hacía algo en la cabeza. La música urbana está vacía de contenido. Me da igual escuchar a los grandes artistas urbanos que a Los 40 Principales, de hecho los prefiero porque no te están engañando. Melendi no te estará vendiendo una pantomima de ser de calle o social. Todos podemos llegar a conocer a alguien que vende droga. Y en “Mi Crew” no juzgo al camello, porque he podido hasta serlo. Lo que critico es ser un camello para fardar. Entiendo que tengas necesidad y tengas que vender cuatro gramos. Lo entiendo y lo he visto. Pero que me hagas un discurso en el que ensalces esa forma de vida… La gente que conozco que se ha puesto a vender droga no ha sido porque molaba, sino porque la vida estaba muy puta y había que sacar cuatro duros para pagar el alquiler. No se fardaba de ello. Se hacía para sobrevivir y ganarse el pan. Así que esa línea de molar por mover cuatro quilos… Si eso es lo que vas a enseñar a los chavales para que tengan un futuro de mierda acabarán siendo como tú y entre rejas.
F: Al final todo esto se trata de plasmar tus realidades. Hay gente que hace cosas que no le gustaría porque está en una situación que no le gustaría. Y eso es una circunstancia. Si es la tuya y lo cuentas, me quito el sombrero. Pero habla de lo tuyo, no de cosas que están de moda para quedar bien ni para tener más visitas. Hay que saber discernir entre esas dos cosas.
K: Y es que todo influye. Ves a los chavales de catorce años con esa estética gánster y haciendo como que se pasan gramos. Y es muy peligroso. A nosotros nos inculcaron el amor por las letras y la cultura. Ahora eso está barrido y se ensalza el materialismo y poder comprar un chalet. De eso canta el rapero mainstream, de haberse podido comprar un Lamborghini. Pues si eso es funcionar en la música yo me bajo. Prefiero bajar la guitarra algún día en la placita y hacer música con mis colegas.
>Dedicáis “Hambre” a hablar de los estragos causados por la humanidad. ¿Es tarde para salvar el mundo?
F: Al planeta le dan igual los humanos. Las acciones de la humanidad nos afectan más a nosotros que al mundo. Afectan más a la sociedad que concebimos que al planeta Tierra. Nuestro planeta es muy sabio y tiene un equilibrio brutal. Podemos hacerle un poco de cosquillas, pero a quien estamos haciendo daño es a la humanidad y a los seres vivos de nuestro alrededor. El planeta tirará adelante haga frío, calor o caiga un meteorito. Somos insignificantes para él.
>En “A Salvo”, Kawak contrapone nuestra evasión con imágenes de injusticias en otros lugares del mundo. ¿Estamos muy desconectados de nuestra realidad
K: Lo escribí cuando estaban dando mucho la turra con Venezuela. Sé que hay muchas injusticias en el mundo, como los activistas desaparecidos o asesinados en México. Así que cuando aquí hablan de Venezuela te das cuenta que los únicos Derechos Humanos que importan son los de ese país porque hay un político que no nos da sus recursos naturales. No importan los de Colombia cuando doscientas personas son asesinadas por una manifestación contra el gobierno. En Colombia son terroristas, en Venezuela defensores de la libertad. Intenté dar caña en la canción tanto a la derecha reaccionaria como hablar de la izquierda y hacer autocrítica. Porque podemos hablar de lo mal que nos parecen algunas cosas en otros países, pero en el fondo nos la suda. Nos reímos de los hippies, pero en los setenta algunos de ellos pillaron un avión y se fueron a Vietnam para ponerse delante de los militares. Nosotros no. Lo ponemos en Twitter. No nos vamos a Afganistán a decir que es una injusticia. Somos muy de izquierdas, pero somos muy hipócritas. Así que empecemos por asumir eso. Que nos la suda porque aquí estamos a salvo. Porque hay festivales y cervecita y las bombas suenan muy lejos de aquí. Tenemos una postura política que no va más allá de eso. La inacción hace que no te diferencies tanto de alguien de Vox. Él pondrá un tweet con su opinión y tú con la tuya. Y dará igual a quién votéis porque dependerá de cuestiones macroeconómicas que los gobiernos no pondrán resolver. Seamos más autocríticos en nuestra forma de pensar.
>¿Cómo veis la escena rap de Castelló después de la pandemia?
F: Una cosa es la escena de directos y otra la escena rap. La escena de directos está muy mal porque las salas pequeñas se están yendo al garete con muy pocas excepciones. Se van haciendo algunas cosas, pero está muy afectada por la pandemia. En cuanto a los artistas activos te diría que la escena está en un buen momento. La gente que hacía música sigue haciéndola y te diría que cada vez conozco más artistas activos. Hay quien da un pasito adelante y se monta un estudio. La pandemia nos acaba tocando a todos, pero el hip hop en Castelló sigue vivo.
K: El talento está, solo falta apoyarlo. Y la escena está fuerte. Oyes a la gente que tiene veinte años y tiene mucho nivel, comparado con lo que nosotros hacíamos a su edad. Que haya escenarios para mover eso es la parte más jodida. En Castellón da la impresión que las actuaciones organizadas por las instituciones se hacen a gusto del concejal de turno. Cómo puede ser que aquí haya ochocientos chavales que hacen hip hop y cuando hagas un evento no cuentes con alguno de ellos.