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Enric Monfort reabre el EACC: "Es casi un milagro levantar un proyecto de nueva creación en España en comparación con otros países europeos"

De origen castellonense pero con residencia vital y profesional en Amsterdam, Enric Monfort es uno de los músicos más internacionales surgidos de La Plana. Percusionista inquieto, ha sido escogido para el reencuentro del Espai d'Art Contemporani de Castelló con el público el 12 de junio dentro de la desescalada cultural. Salvo del contenido de la acción sonora que estrenará ese viernes, que es una sorpresa y del que sólo da una pista al final, habla de toda su intensa vida profesional en esta entrevista concedida a Nomepierdoniuna: sus raíces, su crecimiento y su marcha a un país en el que es más fácil poner en marcha nuevos proyectos culturales.
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Enric Monfort, en el exterior del Espai d'Art Contemporani de Castelló (EACC). Foto: Carme Ripollès.

El viernes 12 de junio tendrá lugar la primera actuación musical de la desescalada de la cultura en Castelló, en concreto dentro del calendario del Institut Valencià de Cultura (IVC). Eso sí, no se trata de un concierto de los más habituales (pop, rock...), pero es que el Espai d'Art Contemporani de Castelló (EACC) no es un lugar típico y el protagonista, Enric Monfort, no es precisamente un músico -percusionista, en su caso, pero también investigador y coleccionista de sonidos- que guste de amoldarse a convencionalismos etiquetables. Formado en la clásica, pero atraído por registros contemporáneos, guiado siempre por su curiosidad innata y el hazlo tú mismo, el lema del punk, estilo por el que transitó en su juventud manejando las baquetas en grupos como T-Shirts y también en la primera formación de Vicent Von Reverb & Sus Vaqueros Eléctricos.

En la actualidad reside en Amsterdam (Holanda), pero por su hoja de ruta profesional se podría decir de Enric que es un ciudadano del mundo que nunca pierde su vínculo interior con La Plana. Coprotagonista junto a José Antonio Portillo de la producción evolutiva Biblioteca de ruidos y sonidos, pasea el nombre de Castelló a nivel internacional, algo que adquiere más mérito por las desventajas con las que se enfrenta una producción española en relación a las de otros países en cuestiones como ayudas para las giras, según señala Enric. Muy comunicativo con Nomepierdoniuna, sin escatimar datos... excepto cuando ha de comentar qué verá el público que se acerque el viernes 12 (20:00; con entrada libre) al exterior del EACC para asistir a su acción sonora que estrenará para la ocasión, en una actividad que celebra la programación del IVC en Castelló con público.

>Por algunas imágenes que has subido a redes sociales se entiende que estás viviendo esta crisis del coronavirus en La Plana. ¿Estabas aquí cuando empezó a agravarse la situación en Europa o te trasladaste ex profeso?
Coincidió que estaba trabajando en Madrid la semana de marzo en la que se empezó a cerrar todo. Teníamos shows de lunes a viernes y a mitad semana se cancelaron, por lo que adelanté mi viaje a Castelló. Ya tenía organizado venir a ver a la familia el fin de semana de Magdalena. Una vez aquí, se cerraron las fronteras, mi vuelo de vuelta se canceló y también empezaron a caer proyectos. Salí de casa -en Amsterdam- por una semana y aquí estoy, casi tres meses después.

>¿Cómo te ha afectado esta crisis?, ¿te ha obligado a suspender muchas actuaciones y frenar proyectos a estrenar?
Sí, se ha cancelado todo hasta, por lo menos, final de septiembre. Solo de marzo a mayo, unos 30 conciertos, giras por Austria, China, Bélgica, Alemania… Incluso se han caído proyectos en octubre y noviembre, y otros, como la producción de una nueva versión de la Biblioteca de ruidos y sonidos para bebés, están en el aire. En Holanda y otros países europeos la pandemia ha empezado a afectar un poco más tarde, así que experimentan un proceso muy parecido al de aquí con unas semanas de retraso. Mi sensación es que no se empezará a normalizar nuestro sector hasta febrero-marzo del año que viene, y giras fuera de Europa, para 2022.

>Esta pregunta anterior surge también porque no es sencillo seguirte la pista hoy en día. Hasta el verano de 2018 actualizabas en tu web la agenda, y estaba plagada de actuaciones, principalmente por Europa, pero ya no la llevas al día y ahora no es tan sencillo saber en qué lugar del mundo y con qué proyecto estás.
Gracias por recordármelo. Desde que las redes sociales mandan en la comunicación, tengo la web abandonada. Esta temporada he estado mucho por Holanda, trabajando con Slagwerk den Haag (grupo de percusión de La Haya), Black Pencil, New European Ensemble, Ives Ensemble, Maze, Insomnio Ensemble… Con la Biblioteca de ruidos y sonidos estuvimos en València y Luxemburgo. Grabaciones de música de Philip Glass y Benoliel en Colonia. Conciertos también en Estambul, Mallorca, Girona, el Festival de Flamenco de Ljubljana y dando clases en la academia Percusons en València y en The art of collective imagination en Izmir (Turquía) con Timucin Sahin, Reggie Washington y Sean Rickman. Hasta que paró todo, en Madrid el 11 de marzo, con una producción que hice para la Fundació La Caixa.

El percusionista castellonense residente en Amsterdam, a las puertas del EACC. Foto: Carme Ripollès.

“El cambio fundamental en mi desarrollo fue conocer a mi maestro, Josep Vicent, quien me descubrió un mundo sonoro y creativo que desconocía y abrió el puente a Amsterdam”

>Y por algunos vídeos que has colgado recientemente, has seguido trabajando con la percusión desde tu casa y ha habido también alguna videollamada con la ensemble Black Pencil, al parecer para preparar algún proyecto nuevo.
Sí, he aprovechado esta temporada para estudiar y desarrollar cosas para las que nunca había tiempo. Estoy experimentando con la batería, editando un disco pendiente de hace años y preparando un proyecto grande para el año que viene. Con Black Pencil vamos a grabar nuestra versión del ciclo entero de Die Kunst der Fuge de Bach y el Workers Union de Louis Andriessen. También preparando una gira por Indonesia para el verano que viene.

>He buscado en internet información sobre ti y más allá de la biografía oficial, que se repite en varias páginas, poco más he encontrado. Si quieres, hacemos un repaso rápido. Eres familia del escritor Josep Barberà i Ceprià. Decidiste moverte dentro del mundo cultural, aunque escogiste como formación la música clásica. ¿Qué te encaminó hacia ella?
Empecé a los 7-8 años en el Conservatorio, en una época en la que la música clásica en Castelló se reducía bastante a la Sociedad Filarmónica y las bandas de música. No existía internet y la información no viajaba tan rápido como ahora, por lo que vivir en la periferia significaba estar un poco aislado (creo que todos hemos tenido esa sensación, para lo bueno y lo malo), así que no fue hasta más mayor cuando empecé a descubrir que me podía dedicar profesionalmente a esto. Siempre lo digo, el cambio fundamental en mi desarrollo fue conocer a mi maestro, Josep Vicent, quien me descubrió un mundo sonoro y creativo que desconocía y abrió el puente a Amsterdam. Al mismo tiempo, pasé mis años de adolescencia tocando en grupos de punk rock, con lo que la actitud de hazlo tú mismo la he llevado conmigo desde siempre. Ya como estudiante no esperaba a que otros me llamaran para hacer cosas, siempre he sido creativo y montado mis propios proyectos, y he tenido la suerte de que gente maravillosa se subiera al barco y hayamos crecido juntos en unas cuantas aventuras. Además, mi familia siempre me ha apoyado. A mi abuelo no tuve la suerte de conocerlo, falleció un par de años antes de que naciera, pero de alguna manera siento una conexión con esta raíz artística familiar. Algún día haré algo con un poema suyo que me gusta mucho.

>¿Y de dónde te surgió ese afán por no quedarte en lo clásico y buscar vías más contemporáneas y rompedoras de esquemas?
Ha sido un camino gradual y, de alguna forma, totalmente natural. Probablemente la curiosidad haya sido determinante. Esa necesidad que nos lleva a explorar otros caminos con la mente abierta y el espíritu dispuesto a descubrir algo nuevo, diferente. Cuando llevas un tiempo por estas vías, la verdad es que no te planteas que estés rompiendo esquemas, simplemente te riges por unos diferentes. Me gusta compararlo con la alta cocina, Ferran Adrià y demás. Hace 15 años la gente lo veía como extravagancias de elitistas, cosas raras que desafiaban el concepto de comida, platitos con pocas cantidades… Hoy en día, ves Masterchef y utilizan técnicas que inventaron estos genios. “Donde esté un buen plato de cocido…” decían. Bueno, el cocido es la bomba, pero a mí no me importaría en absoluto probar un menú de El Bulli.

>Tras formarte en Castelló, seguiste aprendiendo en Holanda y Luxemburgo. ¿Fue una continuidad en tu línea de aprendizaje o en alguno de esos episodios fue cuando decidiste explorar más a fondo vías más experimentales?
Como decía, fue un proceso gradual. Durante muchos años, hasta no hace mucho, combinaba proyectos con orquestas sinfónicas, incluso música antigua, con la contemporánea. Pero, casi sin darme cuenta, he llegado a este punto profesional en el que estoy muy contento.

>¿Cuándo decidiste instalarte en Amsterdam? ¿Por qué tomaste esa decisión, por motivos labores que te situaban allí o una vez en Holanda empezaste a buscarte la vida profesional?
Fui a estudiar un máster cuando acabé el conservatorio aquí y poco a poco fui entrando en la escena profesional. Hice un medio intento de establecerme en Madrid hace unos años, pero me tuve que rendir a la evidencia de que mi sitio profesional, al menos por ahora, está en Holanda.

>Has trabajado y trabajas en proyectos como Kimbala (director artístico), Black Pencil, orquestas filarmónicas, orquestas de percusión, te encargaste de la banda sonora del largometraje Neckan de Gonzalo Tapia, junto con el clarinete bajo Carlos Gálvez formaste Duometrie, llevas a cabo proyectos en solitario, junto con José Antonio Portillo pusisteis en marcha la Biblioteca de sonidos y ruidos y un larguísimo etcétera… La sensación es que intentas hacer de manera constante cosas distintas, no repetirte.
Creo que el hecho de tener intereses muy variados me lleva a colaborar en direcciones diferentes. No creo que sea una búsqueda consciente, sino más bien el resultado de esta actitud abierta y curiosa. En cuanto a la parte creativa, la verdad es que soy una persona bastante emocional en este sentido, y me embarco en proyectos cuando algo dentro de mí me empuja a hacerlos, o me encuentro con personas que me inspiran, como Carlos o Portillo, con los que los procesos creativos son maravillosos y salen con gran facilidad. Trabajar con el equipo correcto es el 90% del trabajo. A partir de ahí, todo lo que he ido aprendiendo en otros proyectos aparece procesado por mí en cada nueva aventura. Por ejemplo, al hacer la mezcla de la música de Neckan en 5.1 con Pelayo Gutiérrez y Javier Salvador, descubrí algo que ya no he dejado desde entonces: la espacialización del sonido. Cuando me embarqué en la Biblioteca de ruidos y sonidos sabía que este elemento debía ser fundamental. En el concierto de la semana que viene también lo será.

“Pasé mis años de adolescencia tocando el grupos de punk rock, con lo que la actitud de hazlo tú mismo la he llevado conmigo desde siempre”

>¿Por un casual llevas la cuenta de producciones?
La verdad es que no. Mías, unas 20 o así, creo.

>Buscando en la red, la primera referencia tuya que he encontrado se remonta a 2008, cuando participaste en el proyecto expositivo dedicado a John Cage en el EACC. Al año siguiente formaste parte del cartel de CinemaScore, con tu propia banda sonora para la película checa Alice.
¡Ah, qué bonito proyecto el de Alice! Creo que volveremos a hacer algo juntos pronto con Elena Setién, Raphael Vanoli y Carlos Gálvez. En 2008 hicimos también la primera versión de A la Tierra, con Antonio Canales, en nuestro festival Percusons de Moncofa. En el 2007, Egungun y Kaleidoscope, Engranatges… De alguna manera mi presentación en sociedad fue Añá, el concierto para percusión y ensemble de Louis Aguirre. Lo estrenamos en 2005 en el Auditori de Castelló como proyecto de final de carrera con la Dávalos Fletcher.

>Es Biblioteca de sonidos y ruidos el proyecto que más se ha podido ver por escenarios de Castelló, y lo habéis conseguido mover mucho. ¿Cómo surgió esta idea de reunir sonidos con objetos no estrictamente musicales?
La semilla la plantó mi socio, Juan Antonio Portillo, quien me llamó para que vistiera de sonidos un espacio que tenía en mente. Siempre digo que ha sido uno de los mayores regalos profesionales que me han hecho. Naturalmente, el proyecto evolucionó hacia una creación conjunta en la que todo está interrelacionado: espacio, objetos, música,…así que apareció de manera muy lógica. Lo bonito de este proyecto es que no tiene fecha de caducidad. Es nuestro juguete, nuestro patio de juegos en el que seguimos trabajando continuamente y que va a seguir evolucionando durante muchos años.

>Aunque instalado en Amsterdam, mantienes contacto constante -actuaciones incluidas- con España y especialmente Castelló. En líneas generales, ¿qué diferencias sustanciales hay para un profesional de la música vivir en uno u otro país?
En cuanto a actuaciones, tengo la suerte de que, cuando trabajo en España (y Castelló), lo hago con instituciones importantes que me permiten hacerlo en condiciones bastante decentes, pero sí que es cierto que el tejido cultural está bastante fragmentado. Encuentras islas de programación potente como la del IVC de Castelló o el Teatro de Benicàssim, pero, en general, la clase media vive en precario. En cuanto a la producción, es mucho más complicado aquí. Hay muy poco dinero para la nueva creación y se trabaja en condiciones muy justas, por no decir que es un milagro levantar un proyecto. Con la Biblioteca de ruidos, por ejemplo, estamos teniendo mucha demanda a nivel internacional: de China a Alemania, Uruguay, Holanda…pero el hecho de no contar con ayudas a giras por el tema del transporte nos limita mucho. Es difícil competir con compañías del resto de Europa que sí las tienen.

Enric Monfort salió de su casa de Amsterdam por una semana y ya lleva dos meses y medio en Castelló. Foto: Carme Ripollès.

“'Biblioteca de ruidos y sonidos' ha sido uno de los mayores regalos profesionales que me han hecho (...) Es nuestro juguete, nuestro patio de juegos en el que seguimos trabajando continuamente y que va a seguir evolucionando durante muchos años”

>¿Qué puedes contar de esa acción que preparas para el 12 de junio a las puertas del EACC?
"En 2018 apareció en una playa de Australia el mensaje en una botella más antiguo jamás encontrado, lanzada al mar en 1886. Una de las personas que lo encontró es la madre de Daniel Ricciardo, el piloto de Fórmula 1". Hasta aquí puedo leer… Contento de que hayan pensado en mí para celebrar la vuelta a las actividades culturales en Castelló.

>Lo más inminente que tienes después de ese 12 de junio…
Seguir estudiando y preparando proyectos. Y rezar al Flying Spaghetti Monster para que tengamos trabajo pronto. Ramén.

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