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El artista urbano Eltono viste la fachada del EACC con 'Modo Nº6': "Reivindico la calle como mi taller"

Calle, cinta y pintura, poco más. Eltono crea una obra participativa pensada para el EACC con 'Modo Nº6' y Pascual Arnal como comisario. Mientras le da forma, aprovechamos para hablar con él sobre arte urbano, su obra y su proyecto en Castellón.
  
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Eltono se caracterizar por convertir sus obras en experimentos. Foto: Carme Ripollès (ACF).

El Espai d’Art Contemporani de Castellón (EACC) estrena fachada, y no sólo porque se haya desmontado, tras más de once años, la ya sumamente deteriorada prótesis diseñada por el arquitecto Santiago Cirugeda. Sino porque Eltono ha aterrizado en el EACC para desarrollar la obra participativa Modo Nº6. El reputado artista urbano francés, junto a alumnos de la Escola d'Art i Superior de Disseny y de los institutos La Plana de Castellón y el Broch i Llop de Vila-real, han sido los encargados de dar forma a la fachada de la parte trasera del EACC con esta creación colectiva.

Se trata de la primera obra de un proyecto que ha iniciado esta temporada el Espai d'Art que, junto a sus exposiciones trimestrales, acogerá intervenciones en su fachada realizadas por artistas urbanos. Cada proyecto será comisariado por un artista local, encargado de elegir a los autores que darán vida a la fachada del EACC. En este caso, ha sido el artista vila-realense Pascual Arnal, a su vez director del TEST de Vila-real, quien ha propuesto una de las obras participativas y geométricas de Eltono como arranque de esta iniciativa.

Desde el martes 27 de septiembre hasta el día de la inauguración de la obra, el sábado 1 de octubre (a las 12:00), Eltono y los participantes de Modo Nº6 pasan mañana y tarde dando forma a la fachada del EACC, entre las miradas de los curiosos que pasan por la calle y ven, en primera persona, como la pieza toma vida y crece día tras día.

Precisamente ahí es donde encontramos a Eltono, viendo cómo Modo Nº6 crece mientras hablamos de la obra, el mundo del arte urbano y su propia obra, entre otras cosas.

>La culpa de tenerte en Castellón la tiene el taller Modo Nº6, comisariado por Pascual Arnal, que estás desarrollando en el EACC junto a alumnos de diversos centros educativos y de la Escola d’Art i Superior de Disseny (EASD). ¿Cómo llega hasta ti este proyecto?
El EACC tenía este espacio (la fachada en la que se desarrolla la intervención artística de Eltono), que por lo visto estaba en muy mal estado, aunque yo no he llegado a ver cómo estaba el callejón antes. Decidieron quitar las baldosas porque se caían y la gente las arrancaba. Simplemente taparon la pared y la pintaron de gris para poder llevar la acción y, en cierto modo, mejorar ese callejón. Tenían la idea de hacer algo desde el EACC, y Pascual fue el encargado de buscar artistas para poder hacer esto y pensó en mí, sobre todo porque le gustó todo lo relacionado con la participación que tiene mi obra; con el poder hacer un mural participativo. Además yo tengo muy buenas soluciones para este tipo de formato alargado, que siempre es más difícil de pintar.

>¿Cómo está siendo el proceso de Modo Nº6?
Es un juego de composición aleatoria donde cada participante pinta una columna vertical compuesta por seis figuras geométricas muy simples, pero combinándolas para ser una figura un poco más compleja. Además pinta dos de un color y por debajo de otro color, y se superponen. El juego consiste en tirar al azar esas seis formas geométricas y que el participante sea el que tenga la libertad de hacer la composición que quiera; tirando al azar esas seis formas hasta que obtenga lo que le gusta y es lo que pinta. Entonces, dejo un poco de libertad pero no demasiada, es una libertad bastante marcada dentro de unas reglas marcadas pero, mientras respeten eso, son libres de hacer lo que quieran. Es que si quieres hacer participar entre 50 y 60 personas y que sea coherente y se parezca todo a una única cosa y no a la mezcla de mil movidas, tienes que tener un marco, unas reglas claras que se respeten y tener un resultado global, de todos.

Participantes de 'Modo Nº6' durante uno de los turnos. Foto: Carme Ripollès (ACF).

>¿De qué manera has ido trabajando este juego con los participantes?
El lunes 26 realizamos una presentación y una pequeña conferencia en la que les mostré fotos desde mis principios, cuando pintaba grafiti, cómo pasé de escribir mi nombre por la calla a hacer dibujos con un enfoque más artístico y poco a poco cómo he empezado a trabajar en galerías, museos y hasta llegar a lo que estoy haciendo en el EACC, los talleres participativos. La segunda parte de esta reunión fue organizar quién podía venir, cuándo, formar los grupos, etc. Y a partir del martes 27 hemos empezado a pintar.

>Modo N6 también es una experiencia pedagógica. Desde una visión educativa, ¿se le da importancia al arte, por formar en arte?
Queda mucho trabajo. Además esto es una cosa muy poco democrática, en el sentido en el que hay escuelas que llevan a sus alumnos a ver museos y demás y otras que no. Y que un niño no vaya a una galería de arte en su vida es súper triste… Por ejemplo, yo en Francia hago cosas participativas, este verano he estado tres semanas en un barrio bastante chungo de Dijon, pero el Dijon de las afueras. Estuve tres semanas con ellos y, además de haber hecho cosas con ellos antes, por lo que ya conozco a los vecinos, hicimos unos cuantos talleres y realmente tengo la impresión de que se necesita y de que sirve de algo lo que hacemos. Vemos cómo aportamos un ejemplo social distinto a los niños. Siempre les digo que en la vida no todo es ser futbolista o cantante de pop, que la vida no es hacerse mega rico y lo demás no cuenta; les digo que a veces gano dinero y a veces no, pero que no cambio nada de esa calidad de vida.

>Ser feliz con lo que haces…
Totalmente. Y esto siempre es mucho más importante que todo lo que pueda ingresar. Me gusta ser mediador y explicarles esto y hablarles de mi experiencia, y para ellos creo que es bueno encontrar gente así. Y con que sólo a uno le haga algo click, ya es importante.

Acercarles el arte funciona también muy bien para la gente que vive en el lugar en el que hace el proyecto participativo de este carácter. Porque luego vienen los padres de los niños, y simplemente con que esos padres que no se conocían de repente hablen… Como la madre francesa y la madre francesa musulmana, de repente se hablan y se dicen: “Pero si esta mujer es exactamente como yo”. Ya está, rompes esa barrera, creas cohesión social. Yo no lo noto en proyectos como el de Francia.

>En tu trabajo siempre hay un protagonista: la calle. Pero, ¿por qué la calle?
Desde siempre. A mí lo que me llevó al arte fue el grafiti, entre los 13 y los 23 años me dedicaba a pintar mi nombre con spray y en el 2000 cambié y dejé de pintar letras, dejé de mi pintar mi nombre y dejé de usar el spray. Empecé a hacer distintas intervenciones por la calle con cinta, pintura plástica y pincel. No tenía nada que ver, fue un gran cambio, pero en ningún momento he dejado de trabajar en la calle, y precisamente por ese lado más democrático de ofrecer arte sin esa frontera que puede ser la puerta de una galería o de un museo. Porque todo el mundo puede entrar en una galería, pero hay gente que no se atreve simplemente por vergüenza o porque piensan que no lo van a entender y no van a saber comportarse.

>Cuando atraviesan la puerta se dan cuenta de que no es así, y vosotros además lo acercáis…
Totalmente. Aunque es verdad que al poner el arte en la calle lo impones, pero al ver todo lo que se hace con la publicidad… El imponer el arte no me hace sentir mal –ríe-, si luego te ponen a Geroge Clooney ocupando un edificio de cinco plantas. Lo de imponer lo he superado, yo impongo pero intento hacerlo con criterio. Se trata de que llegue a todo el mundo, a mucha gente que no tiene acceso al arte, y los que pintamos en la calle les ofrecemos eso. Es algo más universal.

>La calle también tiene una serie de dificultades… Llueve, la luz del sol puede destrozar el color de una pared, el día a día de la ciudad erosiona los espacios, otra persona decide pintar encima,… ¿Esto es otro atractivo más?
Me encanta que saques esto porque todo mi trabajo en galería y en museo está basado en esto, en observar cómo es la vida de una obra en la calle y comparar cómo es la vida de una obra en un taller. Me invento experimentos alrededor de esto, y es súper divertido.

Eltono junto a la fachada del EACC. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Mucha de la gente que pinta en la calle, si se hacen un poco famosos, lo que hacen es pintar en un lienzo y lo enseñan en una galería. A mí esto no me interesa nada, porque la experiencia de pintar por la calle no es comparable con pintar en un taller; por todo lo que acabas de decir, por el momento en el que lo haces y por la conservación de la obra.

>Una obra lo mismo puede tener una vida de diez años como de cinco minutos…
Exactamente. Mientras lo haces hay una carga de estrés importante, trabajas ilegalmente, a mí me han llegado a tirar vasos –ríe-, y hay mil movidas, la lluvia, el frío, la posición,… No se puede comparar, por eso yo siempre me he negado a pintar lo mismo que pinto en la calle en un lienzo y enseñarlo en una galería. Obviamente sigue siendo arte, pero no es arte callejero, no es arte urbano. No se puede reivindicar ser artista de calle si pintas en una sala de esa forma, porque hay otras mil formas, que son las que busco yo, y son mucho más divertidas. Tengo muchos experimentos en los que utilizo la calle, reivindico la calle como mi taller. Por ejemplo, hago grabados buscando de qué manera hacerlo en la calle. ¿Cómo? Necesito algo pesado y que tenga ruedas… Hay un millón de coches por todos lados, entonces pongo grabados en el suelo, dejo pasar cien coches y lo recupero; y esto es lo que enseño en la galería. Ahí se crea un puente entre calle y galería en el que se respetan y es coherente.

>En algunos de tus proyectos el público tiene su propio papel. Pero, ¿te ha ocurrido que, al acabar una obra, algún otro artista se ha tomado la libertad de continuar tu obra, de añadir más detalles o modificarla?
Cuando hago pinturas, como las llamo yo, furtivas, por no decir ilegales, no me siento un bandido haciendo una pintura –ríe-, sí que me ha pasado. De repente pintas algo y alguien pinta un muñeco que lo agarra, y esto es lo divertido de la calle, me gusta. Aunque no me guste lo que ha hecho la otra persona, pero sí que exista eso. La calle es de todos, hay libertad total y se puede jugar con mi obra. Es el riesgo y la diferencia de la conservación de este arte.

>En cuanto a la legalidad o ilegalidad del arte urbano. ¿Es ese carácter ilegal, furtivo, otro atractivo de este arte?
El juego del grafiti siendo legal… No es grafiti. Yo que he hecho mucho ilegal, al final llegas a descubrir una forma de conocer la ciudad y la calle de una forma muy especial, pero porque es ilegal y tienes que observar todo. Al final los grafiteros son gente aguda, tienen una forma de moverse por el espacio urbano muy especial y lo ven todo.

Pero es una cuestión complicada porque también hay chavales que hacen firmas muy feas y que no se pueden quitar. Hay gente que firma de forma súper bonita, pero el que empieza… Debería empezar antes en su cuaderno –ríe-. Señala una firma pintada sobre la fachada del EACC: Yo tenía mucho respeto, nunca habría hecho una firma sobre un mármol ni nada de eso. Pero la cosa es que si se deja, se deja a todos, y si no se deja, no se deja a nadie. No se pueden hacer diferencias.

>¿Puede pasar de ser arte a ser molesto?
Lo que más molesta es la firma, pero hay firmas que son bonitas. Aquí he visto una…

>¿En Castellón?
Sí, sí. Tiene un estilo súper bonito, está muy bien escrito y son firmas agradables de ver. Creo que es uno que firma como Erizo, firma muy bien pero luego hay gente que… -mira la firma de la fachada del EACC otra vez y ríe-.

>¿Conoce realmente la gente lo que es el arte urbano?
Es difícil de saber y yo, al estar metido dentro, tengo una visión muy clara de lo que es. Separo lo que es el grafiti, las firmas, el arte urbano, el muralismo… Lo que yo estoy haciendo en el EACC es muralismo, no es realmente arte urbano. Arte urbano son pinturas o intervenciones, no sólo pintura, pero no comisionadas, espontáneas e ilegales. Es pintura en la pared ilegal sin ser grafiti, porque el grafiti es firmar y hacer piezas. Claro, yo conozco estas categorías y para la gente es todo lo mismo. De vez en cuando pongo street art en Google para ver qué imágenes salen y es espantoso –ríe-, nada bonito y armonioso.

>¿Se ha convertido el arte urbano en una moda?
Ahora, más que moda, ha pasado a institucionalizarse y hay mucho más dinero, hay proyectos que se pagan a precios que nunca se habían visto antes. Que puede ser bueno, pero no lo sé… El arte urbano hecho en un lienzo es un poco raro. Lo peor que está pasando es como con los ­old school de Nueva York, que han salido de nuevo y están pintando lienzos, hacen Pop Art pero en 2016 y te lo venden a 50.000€. Alucino con esto. Yo no soy nadie, pero es arte de pésima calidad y no acabo de entender quién engaña a los coleccionistas y les dice que tiene ese valor. Pero dudo que esto siga siendo así a lo largo, pero ya se verá.

>Además, el arte urbano se está convirtiendo en una herramienta del mundo de la publicidad. Las marcas ya no contratan grandes anuncios en la ciudad, sino a artistas que hagan piezas, generando mayor impacto…
Este es el gran problema de ahora… Yo los proyectos así, los veo venir y si veo cosas o condiciones raras… Es como cuando compras por una web y miras los comentarios de otros compradores. Pero yo no pinto para eso.

>¿Se pervierte de esta forma el arte urbano?
Totalmente. Van a usar tu imagen para promocionarse y nunca van a pagar lo que vale realmente tu trabajo, y les aportas muchísimo a nivel de comunicación. Trabajo muy pocas veces para marcas, y cada vez que lo he hecho lo he hecho con otro nombre para desvincularlo. Pero ya tengo suficiente trabajo, no lo necesito –ríe-.

Eltono. Foto: Carme Ripollès (ACF).

>En cuanto a tu trabajo, ¿cómo nacen tus obras? ¿Cómo es el proceso creativo?
Lo primero es el lugar, ya sea legal o ilegal, comisionado o no, yo lo primero que hago es ver el lugar. Según el tipo de pared decido si va a ser generativo y participativo como el del EACC o si simplemente me pongo a componer.

>¿El lugar determina a tu obra o viceversa?
El lugar determina totalmente la obra, sobre todo en el caso de composición. El edificio manda porque yo sigo siempre las directrices del lugar en el que intervengo y los objetos. Juego con todos los elementos que me encuentro. Lo primero es observar cómo es el soporte, y luego ya empiezo a trabajar.

>¿Cuál es el lenguaje gráfico de tus obras?
Es puramente geométrico y abstracto. Dentro de esto he llegado a desarrollar un lenguaje propio a través del cual la gente me empieza a reconocer.

>¿Y los materiales?
Calle, cinta y pintura.

>De la misma manera que tienes en cuenta la estructura, ¿lo haces con el papel que pueda adquirir el público?
Depende del proyecto. Puede tener un papel observador donde, al ser abstracto, le dejo una libre interpretación, que sea más libre. También por eso pienso que, según mi opinión igual cansa menos que una pared figurativa, porque esto deja puertas abiertas a la imaginación. Puedes venir cada día y ver algo distinto, interpretarlo de forma distinta. Por eso a mí me gusta tanto lo abstracto.

>¿Y cuál es el papel del espectador en Modo Nº6?
Aquí está el participante y el espectador...

Una persona nos interrumpe. Es profesor y quiere preguntarle a Eltono por este juego que ha creado con los participantes de su obra para ver de qué manera puede acoplarlo a proyectos con niños, consiguiendo que, dentro de unas reglas, puedan explotar su creatividad y jugar con el arte. Además, decide unirse como participante al proyecto; se acercará a pintar esa misma tarde.

>Hablábamos del papel del espectador…
Es generador.

>Y aprovechando esta interrupción, ¿te estás convirtiendo en un profesor de arte?
No –ríe-, pero sí es una especie de mediador, de impulsor. Pero es lo que te decía antes, como veo que haciendo esto hago que realmente el papel de artista sea más necesario, que realmente tenga un resultado a nivel social, me parece importante hacerlo. Obviamente no hago sólo esto, tengo otras cosas para mí, pero me gusta tener un 50/50 entre las cosas que hago más para mí y las que comparto. Noto que tengo cosas qué decir y me gusta compartir y, si puedo, aportar mi experiencia y forma de ver las cosas a la gente.

Pascual Arnal junto a Eltono. Foto: Carme Ripollès (ACF).

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