Morcillo El Bellaco: Es difícil olvidar

El periodista musical Eduardo Guillot recuerda en un artículo para Nomepierdoniuna sus primeros encuentros con su viejo amigo Morcillo a mediados de los 80, el concierto con Los Rítmicos el día de su boda y un glorioso encuentro con Joey Ramone tras un concierto de los neoyorquinos en Valencia, acompañado también de Pedro López. “Tenía una actitud ante la vida y el negocio musical que se basaba en hacer siempre lo que le daba la gana, muchas veces sin tener en cuenta las consecuencias”. Así resume Guillot la personalidad del músico castellonense fallecido el pasado sábado. (Comentarios 1)

Morcillo, el músico que rompió el hielo en Castellón

La trayectoria musical de Juan Antonio Morcillo explica casi por sí sola la historia de la música rock y pop de Castellón, al menos, hasta los años 90. Hizo sus pinitos versionando a los Beatles en los 60, se adentró en el rock progresivo en los 70 con Motor y Tedio, bordó el pop nuevaolero con Los Auténticos en los 80 y rompió definitivamente el hielo con Los Rítmicos para dejarle el terreno abonado a Los Romeos a inicios de los 90. Recuperamos el relato de casi medio siglo de aventuras musicales que desgranó en una larga conversación para el disco-libro ‘Historia de la música pop en Castellón’ (Lemon Songs, 2011)*. (Comentarios 4)

Muere Morcillo. La calva más auténtica deja de brillar

Pero sus canciones seguirán arrojando luz: “Ya no voy a pensar más”, “Hielo”, “Quería el mundo cambiar”, “Mi cenicero"… o las que cantó con Los Auténticos (“La estrella”, “Mi abuelo”, “Día tras día”). Indomable, lenguaraz e independiente. Nunca alcanzó el éxito comercial; tampoco lo buscó ni se lamentó por ello. Por dentro del personaje que se construyó, un gran músico y un compositor con talento. Juan Antonio Morcillo ha fallecido a los 65 años dejando una profunda huella en la cultura de la música popular de Castellón y la Comunidad Valenciana. Se va un pionero del rock y del pop desde finales de los 60, influyente en varias generaciones de músicos. Con un epitafio que lo define por sí solo, parafraseando a su manera a Groucho Marx: “Perdonad que no se me levante”. (Comentarios 3)