Fèlix Gimeno Sánchez.

La Ciudad de la luz también esconde muchas sombras agazapadas tras el Sena y la catedral de Notre Dame. “París” es una canción que transita entre lecciones de francés, la negación de la íntima realidad, jaulas, pajaritos y, cómo no, la sublimación del amor como ente fuera de todo control. Así es el single de debut de Sánchez, el nuevo proyecto de Fèlix Gimeno, el compositor vila-realense que en febrero de 2013 vio, sentado en una butaca del Paranimf de la Universitat Jaume I, cómo otros músicos interpretaban en directo sus canciones en el concierto de homenaje Els altres canten Les Deesses Mortes, organizado por Nomepierdoniuna junto al Servei d’Activitats Socioculturals de la UJI. Una experiencia muy especial, que le hizo reflexionar mucho y que le sirvió de piedra de toque para dar un paso adelante. Para emprender un nuevo proyecto en solitario que el próximo otoño verá la luz en forma de disco largo y de actuaciones en directo.

Fèlix Gimeno Sánchez (Castellón, 1974) es un labrador de canciones pop. Los tiempos de la siembra, la espera y la cosecha de sus composiciones siempre han sido un enigma. Esta vez ha decidido elegir sus mejores simientes y cultivarlas siguiendo el ciclo natural para que florezcan un proyecto y un disco audaces. El debut de Sánchez está repleto de melodías que se quedan prendidas, indelebles, al poco de escucharlas. De sonidos de distinta estirpe, del pop al funk pasando por la bossanova, algunos trufados de electrónica y el punto justo de experimentación, que logran cuajar sin artificios pese a su sofisticación, mostrándose turgentes tras una larga maceración. Y de canciones. Canciones de esas que compone y graba de forma artesanal a deshoras en su casa, casi a diario, desde que tenía 12 años; en tiempos con un radiocasete y ahora con GarageBand. Una colección de canciones que llevaba tiempo persiguiéndole y a la que ahora ha decidido encarar y echar el lazo. Para llevarte de viaje sin moverte.

Canciones especiales, de esas que tienen algo, que Fèlix ha ido deslizando desde los primeros 90 en distintos proyectos, aunque huyendo siempre del primer plano. Y es que su forma de compartirlas con el público nunca ha sido convencional, incluyendo bandas conceptuales que no contemplaban actuar en directo y largos silencios. Aún así, la calidad de sus composiciones ha terminado colándose por las rendijas más insospechadas, en forma de actuaciones de postín y reconocimientos: concierto con Freses en el FIB 1999 o premio Ovidi Montllor con Les Deesses Mortes en 2010, por poner ejemplos de dos de sus grupos anteriores. Porque su música ha adquirido distintas formas durante las dos últimas décadas: desde el indie-hardcore de Poor Fish hasta la canción de autor musicando Poeta en Nueva York de Lorca con Ribàs pasando por el funk de Monterrey. Pero manteniendo la misma personalidad, la misma esencia: la electricidad de sus melodías, la calidez de su voz, el groove.

Como apuntábamos, al cantante y guitarrista vila-realense le apetece ahora más que nunca sacar sus composiciones de la habitación, compartirlas sin tapujos, defenderlas en directo. Dar la cara por ellas. Por eso ha iniciado un nuevo proyecto, bautizado con su apellido materno, grabando por primera vez temas propios cantados en su lengua materna, el castellano, después de haberlo hecho en inglés (Freses, Monterrey) y en valenciano (Les Deesses Mortes) en discos anteriores. Sánchez es su forma de reafirmarse, de mirarse a sí mismo y al frente con honestidad. Y eso se traduce en un disco conceptual articulado por historias que, partiendo de viajes y destinos reales, llevan a viajes interiores. Viajes que redimen y purifican, en los que afloran verdades hirientes y deseos imposibles, que se terminan convirtiendo en recuerdos idealizados pero vívidos. Un disco con alma que conecta a la primera escucha y que, al mismo tiempo, está repleto de pliegues y meandros para recrearse por dentro. Resuenan sus influencias de siempre: David Bowie, Einstürzende Neubauten, Prince, Ween, XTC, Sly Stone, Beach Boys… Las luces y las sombras, la melancolía y el brillo con los que le gusta expresarse, ahora con más personalidad que nunca. Absolutamente desinhibido.

Fèlix Gimeno -con los brazos en alto dando las gracias-, durante el concierto de homenaje a su anterior banda, Les Deesses Mortes, en el Paranimf de la UJI. Foto: Galcerán de Born.

Fèlix Gimeno se ha rodeado de dos piezas clave en toda su trayectoria: Pascual Arnal y Víctor Pesudo. Amigos y compañeros de viaje desde el siglo pasado, juntos dieron forma a Freses y a su anterior proyecto, Les Deesses Mortes, y vuelven a verse ahora las caras. Pascual Arnal se ha encargado de la producción del disco junto a Juanjo Ballester, para hacer una interpretación valiente y abierta de miras de las maquetas iniciales. Y Víctor Pesudo es el batería de la banda que llevará al directo sus nuevas composiciones, el Grup d’Autoajuda, conocidos por haber acompañado a Rauelsson en sus últimas giras españolas. Ambas parcelas, la producción y el directo, han sido labradas en paralelo para que acaben confluyendo en una exuberante vendimia. Sírvase en compañía de seres queridos.

En el single de “París”, Pascual Arnal y Juanjo Ballester, bajo los seudónimos de Poalet y Galvano –respectivamente- firman dos relecturas especiales del tema principal de Sánchez. La remezcla de Poalet nos brinda un viaje en el tiempo recreando en clave soft-disco las melodías, sonidos y ritmos que camparon a sus anchas a mitad de los años 70 en sellos tan carismáticos como Salsoul, Casablanca o T.K. Records. Una banda sonora perfecta para las tardes de verano con puestos de avituallamiento y viseras hacia atrás. Galvano, por su parte, nos adentra con su melancólica visión en un mundo tan fantástico como extraño, retorciendo hasta la última nota de la canción para extraer de ella lo que sólo se intuía. Cerrando el artefacto, una singular y emocionante versión del "Nature's Way" de Spirit, banda norteamericana liderada por el malogrado Randy California.