Cine >> Portada

El castellonense Jordi Collado da vida al protagonista de la premiada ‘El Efecto K. El montador de Stalin’

Jordi Collado encarna el papel de Maxime Stransky, un actor convertido en espía por encargo de Stalin que se verá envuelto en un círculo de engaños. ‘El Efecto K. El montador de Stalin’ es un largometraje del director Valentí Figueres con la producción de La Hormiga Roja con el que se invita a reflexionar a la gente sobre una misma idea: El pasado es imprevisible. Una reflexión sobre la verdad y la falsedad que cuenta con 14 premios a sus espaldas, la historia de un actor-espía que reconstruye su propia memoria. Entrevistamos a Jordi Collado para que nos de las claves de su personaje en ‘El Efecto K’ y conocer un poco más del actor castellonense.
Envía Envía
Imprimir Imprimir

Noticias relacionadas

Etiquetas

, , , , , , , ,

Fotograma de Jordi Collado en 'El Efecto K'. Foto: La Hormiga Roja.

Llegó a la Universitat Jaume I para estudiar la carrera de Informática, pero pronto se dio cuenta de que ese no iba a ser su camino. El Aula de Teatre Carles Pons de la UJI fue el impulso que necesitó el actor Jordi Collado para meterse en el mundo artístico. A partir de ese momento decidió marcharse a Barcelona para formarse como actor y descubrió el mundo audiovisual: “Yo estoy en la fila y, si me llaman, estoy preparado”. Hablamos con el actor castellonense que acaba de estrenar la obra de teatro Tartufo, mientras aún intenta digerir el éxito del último proyecto audiovisual en el que ha participado: El efecto K. El montador de Stalin, un largometraje que cuenta con 14 premios internacionales.

Te quiero en la película. No sé aún de qué, pero estás dentro”. Estas fueron las palabras que le dijo el director Valentí Figueres a Jordi cuando acabó el casting para El Efecto K. Lo que no se esperaba el actor castellonense es que, días después, recibiría una llamada del director para decirle que encarnaría al personaje principal del largometraje: Maxime Stransky, un joven actor con sueños de cambiar el mundo que el mismo Stalin convirtió en un espía doble. A partir de este momento, Maxime, empieza a vivir una doble vida entre Rusia y Estados Unidos. Jordi lo define como “un personaje que lucha contra sí mismo. Traiciona a sus dos familias, a sus amigos e incluso se ve obligado a asesinar. Maxime tiene muchas contradicciones dentro de él, intenta luchar pero siempre se deja llevar por su sueño hasta que se ve dentro de ese círculo de engaños del que ya es muy difícil salir”.

Para el actor ha sido un auténtico desafío enfrentarse a este papel, del que ha aprendido mucho: “Al ser una película muda el reto es mayor, he aprendido bastante a nivel audiovisual al no tener el refuerzo del texto. Pero ha sido fácil porque he estado muy apoyado, Valentí y yo teníamos mucho feeling, mucha confianza. Yo directamente trabajaba sólo con Valentí, hicimos mucho trabajo de mesa. Trabajábamos las escenas una por una para crear la atmósfera”. Se trataba de trabajar la psicología de un personaje con toques de realidad transformado en ficción para el que era necesario que todas las historias por las que pasa tuviesen un hilo común, desde su papel como espía para Stalin, su implicación en el Crack del 29, la traición a su amigo Eisenstein, pasando por la Guerra Civil española, la II Guerra Mundial, la Operación Borodino, su escapada del FBI por el Polo Norte, su ascenso de la Patria Socialista, su deportación al gulag de Kolimá y su desaparición.

El efecto K. El montador de Stalin, es un largometraje que combina imágenes de archivo y rodadas, una historia paralela a la historia del cine basada en el efecto Kuleshov -el efecto K-, la contaminación de las imágenes. Utilizando recursos del cine-ojo, Maxime, se convierte en un creador que se filma a sí mismo. Característica de la que el propio Jordi se apropió: “En algunas escenas Valentí nos daba total libertad de movimientos, siempre había una parte de creatividad, pero otras estaban muy determinadas. En una secuencia le propuse que yo cogiese la cámara y, al gustarle, me dejó hacerlo en otras escenas. Esto para mí fue un regalo, ahí está parte de la creatividad”. Es más, ni el propio Jordi sabía cuál iba a ser el resultado final, algo que descubrió tras el montaje.

Si algo caracteriza al largometraje es el trabajo tan sumamente cuidado por parte de su director para conseguir un film que sorprenda, pero que no pierda la esencia y la frescura del home-movie, un largometraje en el que no se dan respuestas sino que se te invita a reflexionar a través de Maxime Stransky. Todo gira alrededor de la idea de que la historia viene determinada según quién te la cuenta: “El lema de la película es: el pasado es imprevisible. Stalin contó la historia a su manera y, aunque las generaciones siguientes se acuerden de lo que sucedió, los hijos de ésta lo olvidarán. Todo depende de quién hace el montaje, y así es como hay gente que desaparece de la historia”. El dilema de si manipular los propios recuerdos para crear un nuevo significado es al que se enfrenta Maxime, la misma disyuntiva que se plantea el propio Jordi: “Algo que me ha aportado la película es ser consciente de que un problema que tenemos actualmente es que tenemos una memoria muy corta. Y el pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo”.

El actor Jordi Collado

Con la producción valenciana de Los Sueños de la Hormiga Roja, El Efecto K cuenta con la banda sonora original de Luis Prado de Señor Mostaza y acumula ya 14 premios de cine, entre ellos el Premio Mayahuel al Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción en el 28 Festival Internacional de Cine en Guadalajara (México) en 2013. “Que se le dé este bombo es la señal de que tiene algo diferente. No fui consciente del éxito que estaba teniendo hasta que fui al festival de México y vi la magnitud de éste, me dije a mí mismo: ¿Y así 13 más? ¡Guau!”. Jordi se ilusiona al recordarlo: “Fue alucinante cómo nos recibieron en Sudamérica, es una película difícil de ver y tuvo muy buena acogida por parte de la crítica”.

Pero el actor tiene los pies en el suelo, “sabes que tienes que vivir una realidad y que esto se queda aquí. Están matando al cine español y no hay posibilidad de distribución por mucha financiación que tengas. Es una lástima cuánta gente buena se ha queda por el camino”. Jordi lo tiene claro: “¡Que apoyen al cine por favor! Nos vamos a quedar sin cultura y, desde fuera, los proyectos españoles tienen muy buena acogida”. Jordi ve el problema en la falta de educación artística y cultural: “No hay una educación cultural que obligue a la gente a plantearse cosas. Poder ir a ver una película y saber por qué te gusta o no, aprender a tener una visión crítica. Lo vamos a perder y la educación es la solución a muchas leyes absurdas”, señala el actor.

Por el momento, Jordi, que acaba de ser padre, no tiene ningún plan de futuro, pero sí muchas ideas: “Seguiré buscándome la vida para quitarme el hambre artístico”. Por el momento, tiene en mente continuar este verano con una serie que empezó a rodar pero que, por falta de financiación, no se pudo llevar a cabo y con el proyecto de una serie web junto a Gotera Producciones: “Intentamos hacer proyectos y ver si alguno cuaja. La ilusión no nos la quita nadie, el que la sigue la consigue. Hasta donde he llegado me siento satisfecho y contento, para mí esto es triunfar”. Jordi lo tiene claro: “Esto es lo que verdaderamente quiero, en un despacho estaría más amargado. Estoy muy contento con la vida que llevo y ahora no creo que llevara bien el encerrarme”. A la pregunta dónde le gustaría verse, lo tiene claro: “Me encantaría hacer cine, poder ir a esos sitios a los que yo no iría pero sí lo hacen los personajes”. A Jordi aún le queda un camino que no es fácil, y cada vez lo es menos, pero no imposible.

Deja un comentario

He leído y acepto el Aviso Legal

Puedes consultar el tratamiento que hacemos de tus datos y la forma de ejercitar tus derechos en nuestra Política de Privacidad,