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El Arenal Sound 2012, graduado con sudores

Como los graduados, el Arenal Sound lanzó el birrete al viento al cierre de su tercera edición, con notables actuaciones de The Ting Tings, Corizonas, Sr Chinarro, Wombats, Clap Your Hands Say Yeah o Smile. El domingo fue el día más habitable de un festival que ha estado repleto de gente (50.000 personas) y de actuaciones disfrutadas a saco por público y artistas. Pero también atestado de basura e incomodidades a las que la organización les quitó hierro en la rueda de prensa de balance. Graduado, sí, pero con algunas asignaturas pendientes.
  
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Sombreros al viento en el escenario principal del Arenal Sound. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Calidad. Esa es la palabra que más veces pronunció David Sánchez, el director del Arenal Sound, en la rueda de prensa de balance ofrecida el último día de festival, el domingo, mientras Sr Chinarro cantaba “Vacaciones en el mar” con ese estribillo que dice…

He visto en Google Earth un sexto continente:
botellas, trastos y presentes
flotan en un remolino, creo que es divino,
yo me alegro por mis competidores.
Ay, señores, ¿qué esperaban encontrar?
Vacaciones en los plásticos del mar”.

Pura coincidencia. Seguro. El festival de la playa de Burriana se enfrontaba a la gran prueba de fuego en su tercera edición tras el caos organizativo del año pasado: hacer que más de 50.000 personas pudieran disfrutar a gusto de los conciertos para no morir de éxito. Y el Arenal sale vivo y coleando, sin duda. Prueba superada. Pero por los pelos. El recinto y los campings han crecido y han dado un respiro a los asistentes. Y el cartel, guste más o menos, va ganando en coherencia y en adeptos. El domingo fue un gran ejemplo: actuaciones como las de The Ting Tings, Corizonas, Sr Chinarro, Wombats, Clap Your Hands Say Yeah, Smile o Sr Chinarro fueron todo un éxito. El público los disfrutó a lo grande y los artistas también.

Hasta ahí, bien. Lo que no puede ser es que todo eso ocurra rodeados de basura y malos olores, con una zona de la playa –Beach Club- sembrada de vasos de plásticos y restos de comida, y que la dirección del festival afirme que “la falta de contenedores en el recinto es intencionada” alegando que “se llenarían rápidamente y la entrada de camiones para vaciarlos sería peligrosa”. En cuanto al orín y los malos olores en distintos puntos del recinto, Sánchez afirmó que “había el doble de urinarios de los que exige la normativa” y que “no se pueden contratar nannys para que lleven a la gente a hacer sus necesidades donde toca”, obviando que estaban todos situados en el flanco sur dejando descubierto el norte.

Sin embargo, su principal mensaje en la rueda de prensa de balance fue defender que el Arenal “está más preocupado en la calidad que en la cantidad”, que el festival está “pensado por y para Burriana” y que “crecerá en la medida que se puedan ofrecer las infraestructuras para asumir la afluencia de más público”.

The Ting Tings. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Como decíamos, el domingo fue uno de los días que mejor se disfrutó de los conciertos, ya que muchos asistentes habían abandonado ya el barco tras cinco días de jarana, y que más cantidad y calidad de bandas interesantes hubo sobre los escenarios. Empezando por The Ting Tings, que aunque ofrecieron un concierto un poco a trompicones, terminaron por arrasar a base de canciones y actitud. La percusión de Jules de Martino empezó ganándole a la voz de Katie White, pero remataron con una cascada de hits dance-punk que desarmó al personal: “Keep Your Head”, “Shut Up and Let Me Go” y, el apoteosis, “That's Not My Name”. La escenografía y la energía que transmitió el dúo británico hizo que cuajara uno de los mejores conciertos del Arenal 2012.

Clap Your Hands Say Yeah. Foto: Carme Ripollès (ACF).

La diversión y el bailoteo a lo grande ya empezó antes en el mismo escenario Desperados, con los norteamericanos Clap Your Hands Say Yeah, y se prolongó después con los británicos The Wombats, quienes precisamente se dieron a conocer teloneando a otros cabezas de cartel del Arenal, Kaiser Chiefs. Especialmente el grupo de Liverpool supo llevar la actuación por donde quiso a pesar de que el cansancio –eran las tres de la mañana- ya hacía mella en los presentes.

Corizonas. Fotos: Pau Bellido (ACF).

La última noche del Arenal tuvo otros grandes protagonistas, peludos, barbudos, larguirudos y llegados del lejano Oeste. Corizonas se marcaron un directo tremendo, rutilante y rodadísimo. Acompañados por proyecciones -que en unos casos ambientaban las canciones y en otros ponían el contrapunto- y por el anochecer, el cruce de caminos entre Los Coronas y Arizona Baby demostró por qué han sido aclamados en todos los festivales y actuaciones por los que han pasado este año. Porque son una superbanda, porque suenan como quieren sonar, porque la voz y el carisma de su cantante, Javier Vielba, tienen tanta fuerza que incluso le permiten a Fernando Pardo estar en un segundo plano. Y, sobre todo, porque cuentan con la mejor base rítmica de rock en este país, la que forman Roberto Lonzano “Loza” y Javier Vacas. Brutales. Les sobran coreografías de chiste, algo de pose, y les faltan más canciones. Pero aún así funciona a las mil maravillas. Conciertazo.

Puede que algunos ya dieran por cubierta su dosis de rock con Coronas, pero después aparecerían Layabouts en el escenario Legendario para volver a refrescar el ambiente con su arrollador directo sobre las mismas tablas que el año pasado. Justo después de Coronas, solapándose incluso, Smile se erigió en una de las grandes sorpresas del día. La banda de Getxo tiene un sonido perfecto para un festival de verano, con un inconfundible aroma californiano y setentero, lleno de melancolía y de salitre. Se dejaron la piel y conectaron. Tienen canciones y estribillos para hacer camino.

Sr Chinarro. Foto: Pau Bellido (ACF).

Del carro, el domingo, empezó a tirar Antonio Luque. Empezó mostrando su cara más socarrona, asegurando que “antes del chumba-chumba” le tocaba a él poner el toque “taciturno” del día y reprochando que el público estuviera aglomerado en un lado –por el sol, claro-. Pero el sevillano pronto dejó hablar a sus canciones, que se explican la mar de bien, y terminó exhibiendo una sonrisa de oreja a oreja, rendido a la complicidad que le terminó devolviendo el público. Ver un concierto de Sr Chinarro es un festín de palabras y de imágenes que te llegan. Lo ha sido siempre. Pero, además, en sus dos últimos discos, ha compuesto un buen puñado de canciones pop, saltarinas y con gracia, que cuelan un mensaje demoledor como el que no quiere la cosa. En directo, además, los interpreta acompañado de una excelente banda –con la sección rítmica de Maga y un guitarra muy detallista- y, después de 20 años de festivales, ha aprendido a disfrutar de un concierto bajo el sol de agosto. Nosotros también.


  1. Buenas! solo quería informarte de que hay algunas imagenes que no me
    cargan correctamente, aunque no se si es de la página
    o será mi internet.. aunque lo he probado en varios navegadores y me
    seguia pasando lo mismo. De todas formas, felicitarte por el contenido.


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