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Barrence Whitfield & Los Mambo Jambo en el Four Seasons: Sudor de leyendas y virtuosismo

Éxtasis en el concierto del pasado domingo 26 de noviembre en el Four Seasons. Barrence Whitfield y Los Mambo Jambo provocaron un lleno completo en la sala, agitada al ritmo de los ases del rock nacional y la voz de una leyenda.
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De izquierda a derecha, Ivan Kovacevic, Dani Nel·lo y Barrence Whitfield, en el escenario del Four Seasons. Fotos: Adrián del Barrio.

Cuando un concierto en una sala pregona que se les han acabado las entradas, que no les entra un espectador más en el aforo, la experiencia se promete interesante. Y se veía venir desde que Four Seasons confirmó su programación para el mes de noviembre: la última línea del cartel se esperaba como un niño espera el recreo. El crossover del titular anunciaba algo especial: Barrence Whitfield, el Iggy Pop del soul y R&B -por su violencia vocal y expresión escénica- cantaría escoltado por Los Mambo Jambo, un veterano cuarteto afincado en Barcelona y que se junta alrededor del bautizado como “sonido jambofónico” (mezcla de rock de raíces, surf, rockabilly y algunas cosas más) cuando las giras y grabaciones con otros artistas se lo permiten.

Los alrededores del Four Seasons ya evocaban otra época, otra forma de entender el concepto de “concierto de rock & roll”. Castellón fue territorio rocker algún tiempo ha, zona de paso y destino de concentraciones moteras y de su cultura nómada, y queda el poso de todo ello en las chupas de cuero, los zapatos de gamuza y los tatuajes de línea gruesa de los amantes del género. El sixties club de La Plana sería su meca particular la tarde del domingo 26, y la expectación vibraba como vibra el rock & roll. Era la última oportunidad de ver a estas primeras espadas del rock, al menos en la gira de diez fechas (del tirón, desde el pasado 11 de noviembre, con solo un día de descanso) que los ha juntado este 2017.

Barrence Whitfield en plena actuación.

La apertura les fue cedida a Los Mambo Jambo, que con un solo corte instrumental, “Fuego Cruzado”, de su último disco Jambology (Buenritmo, 2016), encendió la mecha que llevaban los talones de los presentes. La explosión quedó reservada para el de Jacksonville, el nacido como Barry White –sí, y cuyo nombre artístico surgió por pura diferenciación- y estrella underground, valga el oxímoron, desde la época de los Savages. Barrence Whitfield apareció en el segundo tema, tras la debida presentación tradicional del soul americano, y rompió el hielo con el primero de sus falsetes, característicos por lo ahogados y rotos que brotan de su garganta. Así se completa la formación para esta batalla.

Con todas las cartas sobre la mesa, el concierto se desveló como el recorrido por la obra de Whitfield, predominantemente con The Savages, algunas versiones de temas clásicos y el par de descansos que se tomó el cantante, dedicados a que la banda se luciera. Porque el concierto del domingo no fue un directo de contenido, sino de continente. Sí que sonaron los temas más conocidos, claro; sobre todo hacia el final: “Cave Man”, “Stop twisting my arm” o el “Bip Bop Bip” de su primer álbum, entre las dos decenas que llegaron a interpretar. Pero el preciosismo instrumental y la figura del mito presente, junto a las ganas de bailar del público, volvieron el Four Seasons en un ballroom salvaje. Un concierto en toda regla, al fin y al cabo, con las miradas al escenario fijas y el resto del cuerpo en movimiento.

Dani Nel·lo, completamente en su salsa, con una ejecución sobresaliente durante la hora y cuarto de concierto.

Varias menciones particulares: sí, Barrence Whitfield está en forma. Berrea y se mueve, suda, chilla y exhibe orgulloso las notas más graves de su registro vocal. Es una leyenda. Sin embargo, en la pelea por el espacio protagonista, los pesos pesados fueron el saxofón de Dani Nel·lo y la guitarra de su tocayo Baraldés, con permiso del vocalista. Probablemente, Nel·lo (ex Rebeldes, colaborador habitual de Loquillo, Ariel Rot o Enrique Bunbury y un largo etcétera) sea el saxofonista más representativo del panorama musical español, al menos dentro del jazz, el R&B y el rock & roll; es decir, todo estilo en el que haya un saxofón solista. Los vaivenes de los dedos delante y detrás del saxo, vacilando a las propias escalas, agitándose y alzando el saxofón como un trofeo, patentan el lujo que es formar una banda con un virtuoso de tales características.

No es menos agraciado, en su terreno de seis cuerdas, Dani Baraldés (ex El Fantástico Hombre Bala, actualmente con Rulo y la Contrabanda, colaborador de Enrique Bunbury, Raimundo Amador, etc.), con un toque cálido en lo rítmico y punzante en los punteos, rasgador nato y de sonido puramente twangero. Contrabajo y batería (el serbio Ivan Kovacevic y el sueco Anton Jarl, respectivamente) sólidos, moderados cuando lo requiere el show y espectaculares en sus improvisaciones; es bien llamativo bailar abrazado a un contrabajo o aporrear una caja a ese ritmo esquizofrénico.

El contrabajista serbio Ivan Kovacevic.

No hubo joya de la corona en el concierto, que se volvía más agresivo e impaciente conforme llegaba el final. No hacía falta esa guinda: cada dosis de rock era estridente, pero melódicamente empastada y legible con un primer vistazo; ese escenario era auténtico. Nel·lo azuzaba al público en alguna ocasión alegando que si Barrence (con 62 años) lo estaba dando todo, abajo del escenario también. Furia en los últimos compases del concierto, extremando los tempos y haciendo del ruido un arte. Despedida gloriosa entre la conversación de solos, ahora bien acalorada, del saxofón y la guitarra, con los tupés deshilachados y todas las frentes perladas de sudor. Manos arriba, aplausos, vítores que casi ahogan las últimas palabras de Dani Nel·lo desde el escenario, agradeciendo que se apoye la música en directo. "¡Viva el rock & roll!", concluye, extasiado. Por supuesto, Dani. Que viva.

Dani Baraldés, extasiado en los minutos finales del concierto, con el público prácticamente sobre él.

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