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La mirada del terror español

Llegan a las carteleras el suspense e intimismo de la española 'Agnosia', la crítica estadounidense a la guerra de Irak en 'Caza a la espía' o el humor gamberro de 'Salidos de cuentas'.
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Fin de semana de esos en los que cuesta verdaderamente destacar un título de los que nos llegan a Castellón como la película de la semana. La discreción de la cartelera en este momento —y que se repetirá, ya lo avanzamos, de aquí a siete días— no es sino un claro síntoma del estruendoso estreno que en un par de semanas asolará con la taquilla mundial, la primera parte de la última entrega de Harry Potter, osea, Las reliquias de la muerte, postrero libro de la saga que en su adaptación cinematográfica va a exprimirse dividido en dos películas distintas. Así, lo dicho, ninguno de los títulos que esta semana se estrenan, ni tampoco los de la siguiente, tienen demasiado interés es ser eclipsados por las esperadas aventuras del mago adolescente, de manera que esto explica por qué estamos en una semanas, si se quiere, de cierto impasse en cuanto a novedades relevantes.

Quizá la gran noticia es que la interesante Los ojos de Julia se ha hecho con el primer puesto de la taquilla española. Ya avanzamos aquí el ojo —nunca mejor dicho— del productor Guillermo del Toro y de la distribuidora Universal para lanzar el filme el fin de semana de Halloween. Esto la ha convertido no sólo en la película más vista del fin de semana pasado sino también en la película española con mejor primera semana de todo lo que llevamos de año, por encima de Que se mueran los feos, que ostentaba esta cifra hasta ahora. Tras unos años en los que Telecinco Cinema, con éxitos como Ágora, Celda 211, El Orfanato o El Laberinto del Fauno, era la televisión española con mejor suerte en sus incursiones cinematográficas, parece que este año, Antena 3 Films, con la mentada Que se mueran los feos, con Pájaros de papel y, sobre todo, con estos Ojos de Julia, marcan un cierto cambio en la tendencia competitiva entre estas dos televisiones privadas.

A rebufo pues del éxito de Los ojos de Julia, y recogiendo también el estreno hace unas semanas de La otra hija, nos vuelve a llegar otra cinta de terror española, en lo que no es sino la confirmación de que el terror es el género que mejor hacemos y exportamos los españoles. Esta vez, con Agnosia, no estamos ante una película de terror canónica, sino una producción de época —ambientada en la Barcelona del Siglo XIX— que conjuga el suspense y el romanticismo. Aparte de estas cuestiones de producción, distribución y estreno, lo que emparenta a Agnosia y Los ojos de Julia es la obsesión por algo tan cinematográfico como la mirada, esa que se le marchita a la Julia de Belén Rueda y esa que es engañada por la percepción del cerebro que sufre la Joana interpretada por Bárbara Goenaga en Agnosia. Efectivamente, la agnosia es una extraña enfermedad psiconeurológica que afecta a la interpretación de los estímulos que recibe independientemente de que sus sentidos estén perfectamente. En ello se centra Agnosia como película de suspense, en la empatía del espectador ante tal carencia. Ella, Joana Prats, es hija de una familia acaudalada de la Barcelona del Siglo XIX que se dedica al negocio —no casualmente— de las lentes y la óptica. Única conocedora del secreto industrial de la familia, su limitación será el detonante para que otros empresarios e intereses ocultos aprovechen la situación para obtener esa información. En la trama jugará la baza romántica un triángulo amoroso que completan Eduardo Noriega, prometido de Joana, y Félix Gómez, criado de la mansión Prats. Dirige —y compone la música— el treintañero Eugenio Mira, tras su debut en 2004 con la surrealista The Birthday, en la que es otra prueba de la buena salud del terror por parte de nuevos directores españoles —caigo en la cuenta de que Eduardo Noriega ha estado en los primeros pasos del género con directores entonces emergentes como Alejandro Amenábar (en Tesis y Abre los ojos); con Guillermo del Toro (en El espinazo del diablo) o este mismo año con Óskar Santos en El mal ajeno—. De Bárbara Goenaga decir que nos suena porque seguramente la hayamos visto en Los cronocrímenes, esa nunca suficientemente reivindicable genialidad de Nacho Vigalondo —otro de la terna— que sirvió de inspiración a los mismísimos creadores de Perdidos y que merece la pena no perderse, si aún no ha pasado por vuestras retinas.

Si quizá el apartado de interpretación es el más discutible de Agnosia —en pro de otras cuestiones de superior calado como su atmósfera o su diseño de producción— nos llega de Hollywood el thriller de la semana, donde precisamente el reclamo actoral es su mayor baza. Se trata de Caza a la espíaFair Game, o sea “juego limpio” en el original— , una película dirigida por Doug Liman, el tipo que renovó el cine de acción y espionaje en el nuevo milenio con la orquestación de la primera de una trilogía sobre un desmemoriado agente llamado Jason Bourne. Su influencia fue tal que hasta el mismísimo 007 de Daniel Craig ha tomado de él muchas cosas en su última reformulación. Sea como fuere, Liman tiene aquí a sus órdenes a Naomi Watts y a Sean Penn, en una historia real basada en el libro autobiográfico de Valerie Plame, a quien da vida la propia Watts. Esposa, madre y espía de la CIA, Valerie Plame se involucra en una investigación acerca de los motivos de intromisión de Estados Unidos en la Guerra de Irak, la verdad sobre las armas de destrucción masiva, y su marido diplomático Joe Wilson, interpretado por Penn, escribe un artículo en el New York Times que desata la polémica y que no gusta nada a la administración Bush. A partir de ese momento, en esta historia real, el estatus de agente secreto de Valerie es revelado y la vida de sus hijos y de su marido peligra con el descubrimiento de tan controvertida información. Así, deberá luchar para limpiar su reputación y salvar a su carrera y a su familia. Excelentes Naomi y Sean, un seguro de vida en cualquier producción que se precie, y una trama suficientemente consistente y absorbente como para cautivar al espectador sediento de una conflictiva historia de intereses políticos ocultos, muy a la estela de aquellas producciones del género cuya ebullición datamos en los setenta, como por ejemplo la siempre rescatable Todos los hombres del presidente.

La comedia de la semana es Salidos de cuentas, película que comparte dirección, producción y hasta temática con una de las mayores y más agradables sorpresas de los últimos tiempos en el género, que fue Resacón en Las Vegas. Vuelve a dirigir Todd Philips —especialista en el tema del humor testosterónico gamberro con Road Trip (Viaje de pirados) o Aquellas juergas universitarias en su curriculum— pero, imprescindible e insalvable, repite Zach Galifianakis, ese desternillante tipo rechoncho y barbudo que era lo mejor de Resacón y que vuelve aquí a ser el elemento cómico por excelencia. En esta ocasión comparte cartel con Robert Downey Jr., y la idea de base es prometedora. Éste es un arquitecto que trabaja en Atlanta y que recibe la noticia de que su mujer embarazada está a punto de salir de cuentas —de ahí el rocambolesco título, me aventuro a decir— de manera inminente, en Los Angeles. Deberá recorrer el país coast to coast, pero las vicisitudes del destino le harán cruzarse con el descacharrante personaje de Galifianakis, un aspirante a actor que también quiere ir a Los Angeles para iniciar su carrera al estrellato. Le acompaña un perro con un embudo que tampoco ayudará precisamente a facilitar las cosas entre esta extraña pareja que acabamos de conocer. Como puede deducirse, una curiosa mezcla entre una road movie y una buddy movie que, sin llegar al nivel de la hilarante película sobre los amnésicos resacosos de la ciudad del pecado, tiene gags que resultarán divertidos y un puñado de cameos —Juliette Lewis, Jamie Foxx, RZA…­— que harán las delicias de aquellos espectadores que ya están contando los días para que en 2011 se estrene la esperada Resacón en las Vegas 2.

Cartelera de cines comerciales de Castellón y Vila-real:

>Cinebox Castellón-La Salera.

>Neocine-Puerto Azahar.

>Sucre Vila-real.

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