Cine

Cine para estas navidades

'Ahora los padres son ellos' para reír, 'Los viajes de Gulliver' para ir toda la familia, 'Tron Legacy', 'Balada triste de trompeta', 'Burlesque', 'The Tourist'... La Navidad llega cargada de películas que se dejan ver, pero con una que destaca por encima de todas y que apunta claramente a los Oscar, 'El discurso del rey'.
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Llegan las fechas navideñas y, aparte de la inevitable revisitación por enésima vez del clásico Qué bello es vivir de Frank Capra, cuyos derechos de exhibición no se renovaron y por eso casi todas las televisiones pueden ponerla —y a bien que lo hacen— todas las navidades, os proponemos varias excusas fílmicas para escapar de vuestros compromisos familiares y sentaros ante una pantalla de cine.

Si os planteáis ir al cine al menos una vez estos próximos días, mi recomendación personal es que sea para ir a ver El discurso del rey, película que se estrena este mismo fin de semana. El primero de los motivos es porque estamos ante la primera de las películas “de Oscar”, además de acopiar hasta siete nominaciones a los Globos de Oro, de cuantas empezarán a llegarnos en los albores del 2011. La coproducción británico-australiana El discurso del rey cuenta la historia de Jorge VI, monarca del Reino Unido, quien se vio obligado a reinar tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII. Sus dificultades oratorias, su inseguridad y su tartamudez le hicieron buscar la ayuda de un exótico terapeuta de trastornos del habla, Lionel Logue, quien con una serie de técnicas poco ortodoxas logró que el rey recuperara su correcta voz en una época en que la figura de un líder para unir y alentar a un país sumido en innumerables conflictos se erigió casi épica. El incontestable punto álgido del filme se sitúa en la relación que se establece entre los personajes del rey, interpretado por Colin Firth, y su logopeda: el oscarizado —por su papel en 1996 del genio pianista en ShineGeoffrey Rush. Ambos hacen unas interpretaciones magistrales y, en el caso de Firth, suena a uno de esos Oscar compensatorios —como el de Russel Crowe en 2000 por Gladiator cuando lo debió ganar el año anterior por El dilema— que la Academia suele otorgar cuando un actor o actriz ven dos años consecutivos nominados al galardón y no se lo dieron el año que lo mereció. En 2009 Colin Firth estuvo nominado por su papel en Un hombre soltero, y parece que éste puede ser su año —Jesse Eisenberg por La red social o incluso el presentador de la gala James Franco por 127 días apuntan a ser sus competidores—. A Rush y Firth les acompaña Helena Bonham-Carter, en el papel de una joven Reina Isabel. Estamos sin lugar a dudas ante unas de las películas del año, un fascinante y emotivo retrato de superación, un filme tan británico como hollywoodiense pero, sobre todo, una de esas representaciones que el cine sólo nos trae muy de vez en cuando —a mí se me ocurren casos paradigmáticos como el de Clarice Starling y Hannibal Lecter en El silencio de los corderos o el de Andy Dufresne y “Red” en Cadena Perpetua— de una relación entre dos personajes —rey-logopeda en este caso— que si a priori no podría manifestarse más desigual o heterodoxa, nunca se describiría al final de su asombroso discurrir más humana, más igual, más apoteósica, más amiga.

Este fin de semana también nos llegan a los cines comerciales de Castellón dos comedias que apuntan buena taquilla para estas navidades. Una es Ahora los padres son ellos —desafortunada traducción del original Little Fuckers en relación a los pequeños “LoFollen” que es la adaptación del inglés que se decidió en la película original como apellido del personaje de Ben Stiller—. Tercera parte de una saga que se inició con Los padres de ella y que continuó con Los padres de él, en esta ocasión vuelve a centrarse en las peripecias de Ben Stiller, esta vez ya convertido en padre de familia y con una relación menos catastrófica con su suegro, el exagente del FBI interpretado por Robert DeNiro, que ahora le pide que le suceda siendo el patriarca de la familia, esto es: el padrino. Numerosos chistes cinéfilos como insalvable guiño al monumento fílmico de Coppola aparte, la película ensambla gags muy al estilo de sus predecesoras, chistes, malentendidos y situaciones de enredo, además de lucir un reparto acumulatorio que es digno de tener en cuenta, pues si en la secuela a Stiller y DeNiro se les sumaban Barbra Streisand y Dustin Hoffman, ahora además son Jessica Alba, Owen Wilson, Harvey Keitel o Laura Dern. Entretenida y divertida película que es, muy posiblemente, la mejor opción en comedia para estas fechas festivas.

Eso sí, si en la familia que asiste al cine unida hay pequeños retoños, quizá la opción de comedia de aventuras que propone Los viajes de Gulliver sea más apta para todos los públicos, pues viene con la vitola de compartir producción con la saga Noche en el museo. La cinta, que se estrena también este fin de semana y además, en glorioso 3-D, es la enésima adaptación del relato del naufragio de Gulliver en la isla de Liliput, donde conocerá a los diminutos liliputienses, con quien compartirá hazañas, risas y a quienes inspirará defenderá de los ataques de una isla vecina y de un gigante mecánico. El principal —quizá único— reclamo de este nuevo Gulliver es su protagonista, el cómico norteamericano Jack Black, que encarna aquí a ese pequeño hombre, repartidor de correo en un periódico, que no puede engrandecerse lo suficiente en su vida y en su trabajo para enamorar a su amada, pero cuya valentía y arrojo en ese empeño le lleva a su aventura en Liliput, lo que le convierte, verdaderamente, en un gigante admirado y respetado. Los continuos guiños y chistes sobre el universo cinematográfico con el que Gulliver encandila a los liliputienses —representaciones paródicas de las míticas escenas de Titanic o La guerra de las galaxias unidas a las historias que cuenta: «¡Junto con el Capitán Sparrow derroté al Joker y a Magneto!», muy en la línea de la gondriana Rebobine, por favor, curiosamente también con Black— aportan la frescura necesaria para la actualización de la novela clásica a los tiempos del audiovisual tridimensional.

En la actual cartelera también sobreviven del pasado fin de semana tres títulos a hacer referencia: Tron Legacy: el remake de la película de culto Tron, de Steven Lieberger, de 1982, que pasa por ser la primera película de la historia del cine que hizo uso de efectos especiales generados por ordenador y animación infográfica, además de alojar en su trama elementos avanzados a su tiempo como la realidad virtual, los videojuegos o la informática. El remake, esperadísimo por legiones de fans, no aporta otra cosa sino una actualización aplantillada de la historia, un escaparate artificioso de efectos y filigranas tridimensionales y una preocupante ausencia de guión entre medio de todo ello. Jeff Bridges —en un papel harto diferente del que le valió el Oscar el año pasado por Corazón rebelde— vuelve a su personaje original de Kevin Flynn pero esta vez haciendo de padre del protagonista, Sam Flynn —un intrascendente Garrett Hedlund— enmarcado en un escenario hipertecnológico e inmaterial, tan abrumadoramente visual y estético como monótonamente vacuo, previsible y embarullado. Lo mejor que puede decirse de Tron Legacy, y para ello me remito a la crítica de Peter Debruge en Variety, es que como película no funciona, pero sería el salvapantallas más impresionante del mundo.

Las otras dos películas a rescatar del fin de semana pasado son Balada triste de trompeta y Burlesque. La genialidad de Álex de la Iglesia queda fuera de toda duda. Es un filme inclasificable que hizo las delicias de la ¿enferma? mente de Tarantino en el último festival de cine de Venecia y propugnó la polémica decisión —algunos dicen que caprichosamente a dedo— de otorgarle a la cinta española los Leones de Oro a mejor director y mejor guión. En todo caso, la película que debe su título a la canción homónima de Raphael es una comedia dramática que coquetea con el terror, la acción y la violencia explícita ambientada en los últimos años del franquismo, en los tensos tiempos previos a la transición española, que comienza con el reclutamiento de un payaso para luchar con el bando republicano durante la Guerra Civil Española, en 1937. Como argumento central, dos payasos —Carlos Areces y Antonio de la Torre— luchan por el amor de una atractiva trapecista —Carolina Bang, vista en la serie televisiva de De La Iglesia Plutón BRBnero—; como apósitos, muchísimas escenas repletas de secundarios habituales y situaciones a medio camino entre la atracción esteticista y la repulsión —especial atención en una de ellas a un irreconocible Santiago Segura—.

En cuanto a Burlesque, adelantaríamos con una de nuestras sumas: es El Bar Coyote + Chicago. A saber, joven provinciana estadounidense compra un billete “sólo de ida” para cumplir con el sueño norteamericano del “American Way Of Life” para viajar a Los Ángeles, a la gran ciudad, a ganarse la vida encima de los escenarios. Llega a un club regentado por una dura e inflexible mujer que sin embargo acabará alojando un trasfondo de bondad y confianza. La joven empieza allí como camarera, pero un buen día se decide a subir al escenario y deja a todo el mundo anonadado con su voz y talento. Los atractivos de esta cinta quizá sean, por un lado, la cantante Christina Aguilera, en un debut cinematográfico que, lejos de ser brillante es más digno que el de otras compatriotas y compañeras como Mariah Carey —malísima Glitter— o Britney Spears —lamentable Crossroads—. Por otro, ver a Cher de nuevo con un papel importante, el de Tess, la propietaria del cabaret, toda vez su interpretación no ofrece ningún interés añadido. También preocupa el encasillamiento de ese gran actor que es Stanley Tucci en otro papel de “mano derecha de la jefa que se desenvuelve entre bambalinas ayudando a la recién llegada”, tal y como resultó paradigmático en El diablo viste de Prada. Y es que lo mejor son los números musicales, pero es que Rob Marshall estará haciendo aspavientos en su butaca cuando vea que muchos de ellos están directamente plagiados de la planificación y puesta en escena que usó magníficamente en su oscarizadísima Chicago… A añadir en la cuenta a secundarios rostros de series televisivas como Kristen Bell ­—Veronica Mars o Héroes—, Cam Gigandet —de O.C.— o Eric Dane —el Mark Sloan de Anatomía de Grey—.

Cerramos el itinerario por el cine comercial de estas fiestas en Castellón con The Tourist, la película estrella que nos llegará el fin de semana de Año Nuevo. Infladísimamente nominada a tres importantes Globos de Oro ­—mejor película, actor y actriz— es el mejor ejemplo que se me ocurre para ilustrar aquello de que hace tiempo ya que en Hollywood se está comprando el éxito contra reembolso. La película es un remake de la francesa El secreto de Anthony Zimmer, y reflexiona acerca del clásico perfil hitchcockiano de inocente hombre turista norteamericano que se cruza con una bella y seductora mujer que le embelesa y que le entromete en un tremebundo cúmulo de problemas. Si a estos dos elementos les ponemos la cara de dos de los habituales rostros de portada de “mujer y hombre más atractivos del mundo”: Angelina Jolie y Johnny Depp, tenemos dinamita para la taquilla. A funcionar sin duda. La Jolie es aquí Elise, una extraordinaria mujer cuyo amante es un mafioso buscado por medio mundo. En un tren de París a Venecia, decide liarse con el primer hombre que físicamente se parezca a él, para distraer y confundir a policía y gobierno. Ese hombre es Frank ­—Depp— que “pasaba por allí” y no se podía imaginar el torbellino de intriga y peligro en el que la preciosidad que acaba de conocer le va a meter con Venecia como europeo ­—y exótico pues para los americanos— telón de fondo. Dirige el alemán Florian Henckel Von Donnersmarck, en su primera aventura en Hollywood, de quien no puedo sino recomendar encarecidamente el visionado de La vida de los otros, mejor película de habla no inglesa en los Oscar 2006.

Y en el Teatre Municipal de Benicàssim se proyectarán estos días dos películas de reciente estreno para quienes no pudieron ir a los cines en su momento: Wall Street: el dinero nunca duerme, de la que ya hablamos en este post y Ga’Hoole: la leyenda de los guardianes, cuyo estreno y correspondiente aproximación llevamos a cabo en su día.

Mucho cine, el que tenemos disponible para disfrutar en estas fechas festivas y muchas y muy diversas las opciones a acometer. No olvidemos que también podemos ver mucho cine en casa y que las televisiones se atestan de grandes estrenos navideños y familiares. En todo caso, si nos proponemos aguantar con todo este aluvión que nos viene, no se me ocurre mejor manera que recordar aquel final de Átame, de Pedro Almodóvar, y cantar con el Dúo Dinámico de fondo: "Resistiré".

Feliz Navidad.

Cartelera de cines de Castellón, Vila-real y Benicàssim:

>Cinebox Castellón-La Salera.

>Neocine-Puerto Azahar.

>Sucre Vila-real.

>Teatre Municipal de Benicàssim.

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