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Wyoming y Los Insolventes en la sala Opal. "El músico se ha quedado fuera de todo el negocio"

El Gran Wyoming, al frente de Los Insolventes. Foto: lacajadeimágenes.com

La Sala Opal del Grao de Castellón ha anunciado tres nombres potentes para arrancar este 2017: Wyoming y Los Insolventes (28 de enero), El Drogas (11 de febrero) y Love of Lesbian (11 de marzo). Con motivo de la visita del conocido presentador televisivo de El intermedio (La Sexta), Nomepierdoniuna contacta con él telefónicamente mientras empieza a preparar el programa de la noche del miércoles. Al momento queda claro lo que ya desprende por la pequeña pantalla: le gusta hablar, y la música es uno de sus temas preferidos. El sábado, a partir de las 23:00, se comunicará con el público a través de las versiones de clásicos del rock and roll que interpreta junto a Los Insolventes, la otra cara de la banda madrileña Última Experiencia, que a su vez estará actuado el viernes en la sala Four Seasons (19:00), junto a los valencianos Badlands. Desde Opal comunican que se han vendido ya más de 500 entradas, cuyo precio es de 15 euros.

>En junio de 2012 estuviste actuando con Los Insolventes en la hoy cerrada La Consulta del Dr. No sé si con anterioridad habías estado en Castellón con alguno de tus proyectos, yo no tengo constancia.
Pues, mira, no. Es curioso, pero nunca antes de que aquella actuación había visitado Castellón. Creo que es una de las pocas capitales españolas en las que no había estado. Ya pensé en aquel momento que me resultaba extraño no haber ido nunca.

>¿Cuál es el recuerdo que conservas de aquella visita?
Recuerdo el local, que era nuevo, muy espectacular, aunque me comentaban preocupados que no acudía mucha gente. En las calles había mucha tranquilidad. No sé si es que la crisis de la construcción, que afectó más a Castellón que a otros sitios, influía en las ganas de la gente por salir, pero sí que me sorprendió esa tranquilidad.

>En el pub Terra sí se acuerdan de tu visita. Acudiste allí a tomar alguna copa y parece que te gustó, porque se lo aconsejaste a Pablo Carbonell (compañeros en proyectos televisivos como Caiga quien caiga o en la dirección del sello discográfico 18 Chulos), según les comentó él mismo a sus propietarios.
¿Sí? Puede ser, no te lo niego, pero no me acuerdo dónde estuve. Mi memoria es muy mala. No recuerdo ni qué he hecho 50 minutos antes. A veces llegamos a un lugar y suelto sorprendido “qué lugar más bonito”, y me responden “pero si ya hemos tocado aquí”. Yo no me acuerdo. Hay que tener en cuenta que ya voy hacia los 62 años y la memoria falla. Y también hay que tener en cuenta que después de un concierto, pues te tomas alguna copa… Vamos, que estás de concierto, no en un spa, y quieras o no, influye en lo que recuerdas.

>Pero lo que no se te olvida es el rock and roll. Lo mamaste de joven y hoy en día sigues practicándolo en vivo, como haces con Los Insolventes.
Es que la música está en otra parte del cerebro. A una persona con alzhéimer le pones música y la reconoce y la canta, aunque sea incapaz de recordar a las personas que le rodean. Pero sí, yo siempre he llevado la música muy dentro de mí.

>Trabajas de lunes a jueves en La Sexta con El intermedio y el fin de semana coges la carretera y te pones a tocar rock and roll con Los Insolventes. ¿No te cansas de trabajar o en realidad para ti es un medio de despejar la mente?
Hacer lo que a uno le gusta no es un trabajo. Tocar música no es un trabajo para un músico. Cuando está tocando es feliz, porque está haciendo lo que realmente quiere hacer. El trabajo es todo lo que hay alrededor, como componer temas nuevos, grabar un disco, promocionarlo… Eso es algo que con Los Insolventes no ocurre. Una historia distinta es lo que hacen como Última Experiencia, que es un grupo, muy buen grupo, con temas propios. Con ellos toco y punto. Y con esa perspectiva todo funciona.

>En aquella visita de 2012, tocaron Última Experiencia el día anterior en La Consulta del Dr. y al siguiente lo hiciste tú con ellos como Los Insolventes. Esta vez se repite: ellos actuarán el viernes en Four Seasons -junto al grupo valenciano Badlands- y al día siguiente actuaréis en la Sala Opal. ¿Funcionáis siempre como un pack?
Lo acostumbramos a hacer. De este modo los gastos son menores: el traslado, el alojamiento... A un grupo que defiende su material propio y trata de abrirse camino, como es Última Experiencia, le va muy bien poder reducir los gastos que origina un viaje. Con un desplazamiento realizan dos actuaciones.

>¿Irás a verles a Four Seasons?
Probablemente, sí. Soy la persona que más veces les he visto en directo y para mí es un placer repetir.

>Lo que me resulta curioso es que con tu experiencia musical, tu ingenio y los temas que te da la actualidad no te decidas a componer algún tema propio para el repertorio con Los Insolventes, compuesto íntegramente por versiones.
Es que entonces sería un proyecto diferente, caeríamos en lo que te comentaba en una respuesta anterior: sería un trabajo. Habría que componer, publicar con una discográfica, promocionar… No nacieron Los Insolventes para eso. Descubrí a Última Experiencia en una actuación y me gustaron mucho. Hablamos y salió la idea de hacer algo juntos, pero sin caer en la parte del trabajo que en su grupo sí deben hacer. Ya llevamos diez años así, y lo curioso es que el proyecto nació para tocar algún día y punto. Parece que a la gente le gusta, como lo prueba que tengamos conciertos cada dos semanas, con una agenda repleta hasta septiembre y que en algunos lugares hayamos actuado ocho o nueve veces. No tenemos intención de parar.

>Vuestro repertorio: clásicos como Chuck Berry, más experimentales como tu admirado Frank Zappa y canciones de la Movida, como Radio Futura.
Realmente tocamos lo que nos gusta. Hay rock and roll clásico, pero también temas más modernos. Es simplemente una selección a partir de nuestros gustos. Sobre el escenario lo damos todo, porque nos gusta lo que estamos haciendo.

>Me comentan que ya hay más de 500 entradas vendidas para la Sala Opal. El día anterior, el viernes, Los Insolventes tocarán en Four Seasons, como Última Experiencia, y la expectación seguro que será menor. Me alegro por ti, por Los Insolventes y por Opal, pero, con sinceridad, ¿no te apena que la gente acuda a algo porque conoce a alguien por la tele y que le cueste tanto dar una oportunidad a los grupos emergentes, con sus propios temas?
No sabía que ya había más de 500 entradas vendidas. Me alegra mucho ese dato. De todos modos, traer a alguien con nombre tampoco es una garantía. Recuerdo que cuando acudimos a La Consulta del Dr. allí estaba yo y la asistencia no fue demasiado numerosa. Pero es cierto que nombres conocidos atraen más. Es algo que ocurre en la música y en cualquier apartado de la vida. Pero sí que cuesta dar oportunidades a los menos conocidos. En la música de hoy en día hay una brecha muy grande, mucho más que en otras décadas. Antes estaban las estrellas, pero por debajo había muchos grupos que podían vivir perfectamente de su música. Hoy en día esto no ocurre. Están los de arriba y por debajo es imposible sobrevivir con la música de uno.

>Y a pesar de que internet ha facilitado vías de promoción.
Pero es que internet en realidad a quien ayuda es a los de arriba. Mientras estamos haciendo esta entrevista se subirán 50 canciones nuevas a internet. ¿Y qué pasará con ellas? Nada. Los grupos nuevos suben sus canciones y la repercusión real es muy pequeña. La vía de promoción más válida para los grupos nuevos sería la televisión. Siempre ha habido música en la televisión. Enchufabas la tele y te aparecían grupos. Vas a otros países y te encuentras música en televisión, pero aquí no. La gente no va a los conciertos porque no sabe qué hay detrás de la puerta de una sala. Ese material que están tocando allí dentro no le ha llegado.

>Como músico y como médico, ¿cuál es tu diagnóstico actual de la música?
El peor estado de salud que he conocido. He vivido la música desde diversos apartados, como intérprete, como dueño de bar, desde un sello discográfico… y la etapa actual es la peor. Mira, en los 70 estuve en el grupo Paracelso. Salvo una canción que apareció en un recopilatorio, nunca grabamos nada… y no dejábamos de tocar, y cobrando. Podíamos vivir de la música. Tocabas y te pagaban por hacerlo. Hoy quieres tocar y has de pagártelo. He tenido un bar durante diez años en Madrid y la gente acudía, y todos los que tocaban allí cobraban. Hoy parece que un músico esté pecando si pide cobrar. En la radio, te quedan las radiofórmulas, pero ahí o pagas o no apareces. Bueno, y pagando según cómo. Cuando creamos el sello 18 Chulos contratamos algunas publicidades, y las músicas de nuestros grupos no sonaban. Preguntábamos y nos decían que “es que habéis contratado una cuña publicitaria; si queréis que os hagamos sonar lo tenéis que negociar con otro departamento y llegar a otro acuerdo”.

>Sin embargo, cada vez hay más festivales, a la vez que las salas van desapareciendo o están en crisis permanente.
Así es. Ahora hay tropecientos festivales, cuando antes había un par, y encima lo que ofrecen es la misma música. Pero falla el tejido de base, las salas.

>Y el músico incluso peor que las salas en muchos aspectos.
El músico se ha quedado fuera de todo el negocio musical. Si quiere tocar, ha de pagar a la sala, al menos en muchas ciudades. Llevo 40 años tocando en bares. Con El Reverendo estuve ocho años seguidos sin salir del mismo bar, y sin problemas. Ahora si no eres famoso o estás promocionado, lo tienes muy mal. Yo sé que podemos pedir un caché porque soy famoso… Es como el caso de Woody Allen, que llaman al grupo en el que toca el clarinete porque está Woody Allen en él. Hoy en día hay plataformas en internet, como Spotify, pero si no eres conocido y no tienes millones de escuchas, de poco te sirve. Por 3.000 escuchas te dan dos euros, con lo que no tienes ni para pagarte el aparcamiento en una calle de Madrid. Antes el músico recibía un 10% de toda la música que él creaba, y se quejaba por considerar bajo el porcentaje, pero es que ahora ni eso. En esas condiciones no te puedes plantear hacer de la música una profesión.

>Y, curiosamente, en estas circunstancias es cuando salen más músicos y hay más conciertos.
Sí, pero sin cobrar. Sin cobrar puedes hacer lo que quieras, y si encima pagas, pues todavía más. Pero de lo que se trata es de cobrar y vivir de lo que haces. Estoy convencido de que en otra década un grupo como Última Experiencia estaría viviendo sin problema de su música; ahora, ni de coña.

>Dentro de poco actuará El Drogas en el escenario de Opal. Una de las frases que más repite es “no quiero que el rock and roll sea entendido como la marca de tu culo en el sofá”, en referencia al carácter poco contestatario y sí asimilado que tiene hoy en día esta música. ¿Echas en falta esa rebeldía en el momento actual?
El rock surgió de seres marginales y de inmediato fue condenado por el establishment. Creo que el factor revolucionario le llegó al rock casi sin esperarlo. Tú veías masas inmensas siguiendo a grupos y con una actitud de protesta, pero luego oías muchas canciones y realmente tenían poco de protesta y de reivindicación. Muchas canciones del rock son del tipo “She loves you”. Creo que la gente encontró en el rock una manera de volver a lo atávico, de romper con el pasado, regresar a lo auténtico, a lo salvaje. Surgieron nuevos altavoces de opinión que coincidían con ese deseo de romper normas. Pero el rock ha perdurado y muchas personas ya han nacido y crecido con él. Lo ven como algo normal; está asimilado. Y dicho esto, a mí El Drogas me parece un personaje imprescindible dentro del rock. Es de esas personas que siempre tienen algo que contar, y algo diferente a lo comúnmente aceptado.

>Hace un momento has aludido a tu condición de “famoso” como atracción, incluso a la hora de pagar el caché. ¿A vuestros conciertos va más la gente por el rock al roll o por ver al famoso a pocos metros de distancia?
Acude gente que le gusta el rock and roll –responde de inmediato y sin titubeos-. Llevamos muchos años y en algunos sitios hemos estado nueve veces. Es posible que haya gente que acuda por verme o por lo que yo pueda decir, al igual que otra no irá porque yo no le caigo bien, pero esto es un concierto de música y creo que el público va por ella.

>Presentador de televisión, músico, propietario de bares, actor, monologuista, escritor de libros… Cuando te piden que te definas, ¿qué respondes?
Soy un testigo de lo que acontece. Un estudiante permanente. No creo que haya grandes diferencias entre todo lo que hago. En realidad, todo soy yo. Lo único que varía es el medio utilizado, pero no creo que cambie mi actitud dependiendo de qué esté haciendo. El protagonista es siempre el mismo.

>Es habitual que tú mismo te hayas referido a programas televisivos tuyos que han durado muy poco, haciendo broma sobre ello. Pero con El intermedio has superado todos los récords positivos, ya llevas 11 años, rebasando los siete de Caiga quien caiga.
(Risas) He estado en muchos proyectos televisivos. Algunos han durado poco por las audiencias (La azotea), en otros no tenían interés en que yo estuviese allí, ni yo tampoco lo tenía de estar con ellos. El peor programa de la semana se retiró por cuestiones políticas. El intermedio ya lleva once años y sigue gustando. Lucha contra la competencia, te exige una hora de tu tiempo y el público responde día tras día, año tras año. Creo que tiene mérito ir ya por los once años.

>¿Qué te aporta El intermedio?
Una gran satisfacción y darme la razón. Y lo digo porque yo siempre he creído en este tipo de televisión. Creo que era necesario este tipo de programas. Todo el mundo tiene tele y hay que ofrecer de todo. Si siempre sale lo mismo, el espectador se acostumbra a ello, cree que ya no puede haber algo diferente. Quien está mirando El intermedio recibe una información potente. Mi papel es el de quien entretiene, el que va haciendo comentarios graciosos, pero el trabajo que hay ahí es importante. Y el público se merece tener oportunidades de ver programas que no son lo que está acostumbrado a recibir.

>Siguiendo con la tele. Hasta no hace mucho siempre estabas picado con tu amigo Andreu Buenafuente, pero ahora ya no lo haces.
Ahora tenemos una relación diferente, distante. No nos vemos tanto. Es el problema de la política de las teles: al estar en cadenas diferentes no podemos ir al programa del otro.

>El sábado, como todos los sábados, habrá una copiosa oferta de conciertos en Castellón, y entre ellos el de El Gran Wyoming y Los Insolventes. ¿Cómo convencerías a quien esté en la duda de no saber a cuál acudir?
Tiene ante sí una ocasión única. Así que no desperdicien la oportunidad de ser testigos de un espectáculo prodigioso.

 >¿Qué te trae a la mente la palabra 'Castellón'?
Pensamientos de todo tipo (risas). Pero, como he comentado antes, nunca había estado hasta la pasada actuación. Estoy muy agradecido por el trato que recibí.

 >Al principio de la entrevista comentabas que 50 minutos después ya no recuerdas lo que has hecho. Ya nos acercamos a los 50 minutos. ¿Me lo repetirías todo, y palabra por palabra?
No, seguro que no. Es más, podría ser que contestase lo contrario de lo que acabo de decir (risas).