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MIAU. En Fanzara todos los gatos son arte

La mujer felina creada por Deih da la bienvenida a Fanzara a través de MIAU. Foto: JuanjOh Libia.

Una docena de gatos retoza en una estrecha calle. Cualquiera que pasee por Fanzara les ha visto y se ha detenido unos instantes ante la imagen que configuran. Allí, quietos, en actitud de descanso, parecen incluso formar parte de una imagen irreal, como extraída de una pintura paisajística de tranquilo pueblo rural. Desde el pasado año han visto incrementada su familia felina, aunque desde su parcela territorial ni siquiera se han dado cuenta. A la llamada de MIAU, la pequeña localidad del Alt Millars se ha poblado de gatos que miran desde las paredes de cualquier edificio, y junto a ellos, robots, rostros humanos, estatuas pintadas… imágenes todas extraídas de las mentes de los artistas del grafiti. Hoy en día, diez meses y dos ediciones después de su puesta en marcha, Fanzara es un auténtico Museo Inacabado de Arte Urbano, una gran galería artística al aire libre, sin necesidad de que se abran puertas, que invita a pasear por sus habitualmente serenas calles y dejarse sorprender. Cada esquina puede esconder una obra de arte de diferente tamaño y estilo, plenamente realista o con un deliberado punto de abstracción para hacer reflexionar sobre lo que se ve sin conceder un significado estricto. En diez meses, Fanzara se ha convertido en una localidad tomada por el arte… y aún quedan paredes libres para seguir expandiéndose.

Un vecino de Fanzara, delante de la construcción escultórica trabajada por Joaquín Jara. Foto: Ángel Sánchez (ACF Fotografía).

“Nunca antes había venido a Fanzara. Es espectacular lo que aquí se ve, y encima se disfruta de un bonito paisaje”. Frase de visitante primerizo. La Cultura como imán turístico y sin necesidad de realizar enormes desembolsos (12.000 euros ha sido el presupuesto de esta segunda edición de MIAU, con subvención del Ayuntamiento y de Peronda Group). “Hemos trabajado a tope estos días. Nos ha faltado algún camarero más”. Frase compartida por los dos bares que conviven en la localidad separados por la carretera que la cruza. Se refieren a la afluencia que entre el 16 y el 19 de julio –especialmente el sábado, a pesar de la lluvia, y el domingo- registró el núcleo urbano de visitantes ávidos de observar el trabajo en vivo de artistas internacionales que por años –o mientras queden paredes libres y no haya que reutilizar- quedará plasmado a ojos de cualquiera que quiera contemplarlos.

Trazar una ruta a seguir no es realmente necesario. Basta con empezar a caminar y tener los ojos bien abiertos. En caso de duda, preguntar a vecinos o en alguno de los pocos establecimientos de venta de Fanzara. Los vecinos han sido testigos y colaboradores, algunos de ellos dando vivienda a la veintena de artistas reunidos. Lo saben todo. A buen seguro que, entre las novedades sumadas en esta segunda edición, apuntan a la figura femenina con máscara felina que Deih ha pintado a la entrada de la localidad desde Onda. Aunque en realidad es imposible no verla. A su lado, un MIAU da la bienvenida a un Museo de Arte Urbano que seguirá desarrollándose en ediciones venideras.

Más escondidas están algunas de las piezas más espectaculares añadidas a las ya existentes. Por tamaño hay que apuntar a la colorista obra creada por Animalito Land, es decir, la argentina Graciela Gonçalves da Silva. Hay que buscar por la zona comprendida entre el edificio Sociocultural y el colegio de la localidad. Allí, en el lateral de una casa, dos figuras que entremezclan rasgos humanos y animales, sin dejar claro qué son realmente, en una imagen amable y muy viva que parece estar asomando desde el  interior del hogar. Y muy cerca de ese lugar, justo delante del Sociocultural esperan dos gatos envueltos por telas pintados por el brasileño Thiago Goms.

Animalito Land, entrevistada ante su colorista creación. Foto: JuanjOh Libia.

Automática e inconscientemente se escapa un “oh” admirativo al toparse con la creación de la pareja Pichi&Avo: una estatua clásica semi transparente pintada encima de grafitis. Es una declaración de que el arte más antiguo y el nuevo no han de estar enfrentados y que dentro de unos años se concederá a ambos el mismo valor. Es probable que se le escape en el primer momento al visitante, e incluso que tenga que preguntar por su ubicación, ya que hay que acudir hasta la parte trasera del pueblo para verla, justo al lado de una pintura de Emilio Cerezo en la que une verdura y carne.

Y si además de admiración gusta la sorpresa, no hay que ir muy lejos de allí, sin abandonar la parte posterior, mirando hacia la ladera. Julián Arranz ha construido un mosaico con 1.100 piezas cerámicas, cedidas por Peronda Group, en una pared que domina la localidad desde la zona montañosa. En un principio, no resulta especialmente llamativo: piezas pequeñas de blancos, grises y negros. La sorpresa llega cuando al apuntar con el objetivo de la cámara aparece en la pantalla un bien visible rostro felino, que vuelve a desaparecer cuando lo observan directamente los ojos, salvo que se entornen de una manera chinesca.

Más hacia el centro, y fácilmente observables, se puede apuntar la mayor de las pinturas realizadas. Sobre la pared crema del lateral del ayuntamiento vuelvan dos ángeles robotizados, obra de Xèlön en homenaje a dos seres queridos fallecidos recientemente, con destalles personales incluidos como el ‘66’ que indica la edad de uno de ellos, reflejando incluso su tripita. Al igual que ha ocurrido con varios de los participantes, ha realizado más pinturas en diferentes puntos, como el de un robot en una pequeña fachada “para espantar a los gatos”.

Los ángeles robotizados de Xèlön. Foto: Ángel Sánchez (ACF Fotografía).

Otros han preferido acudir a la abstracción de conceptos, como la fácilmente observable de Kenor, vecina de uno de los dos bares de Fanzara. Coloristas líneas rectas y figuras geométricas sin curvas que simbolizan las conexiones que se establecen entre personas sin relación previa. No demasiado lejos de estas características se sitúa el trabajo de H101, con figuras geométricas que representan una ascensión hacia la luz (la sabiduría) partiendo de una base naranja, en homenaje a los huertos de cítricos de la zona.

El francés Gaël ha acudido a una lluvia de ideas. Como si estuviese apuntando pensamientos al azar en un bloc, pero usando una pared gris como fondo. Figuras independientes entre sí de elementos habituales en la vida cotidiana pintadas con spray negro.

Hay quien se lo ha tomado con calma. La cuestión era crear disfrutando y sufrir lo menos posible. Así que a las horas de sol, era fácil encontrar a los artistas bañándose en el río y verles en acción cuando la luz menguaba. Algunos, como Pincho –una de las figuras aglutinadoras de acciones y coordinador en la primera edición-, no han tenido problema para prolongar su estancia, rematando su grafiti después del plazo fijado oficialmente.

Las admirativas exclamaciones se escapan involuntariamente ante el espectacular trabajo de Pichi&Avo. Foto: Ángel Sánchez (ACF Fotografía).

También hay espacio para la escultura, y en ambos casos chocante. El aragonés Joaquín Jara ha realizado un par de intervenciones que no pasan desapercibidas. En el balcón de una casa desocupada ha ubicado una imagen que asemeja una estatua de una Virgen sosteniendo una criatura. La ha realizado con materiales rescatados del río, al igual de buena parte del ornamento que la rodea. Él mismo admite que puede asustar por la noche, pero añade que “no es peligrosa (risas). Además, creo que el arte debe remover interiores, y es lo que busco, respetando siempre el entorno en el que trabajo”. Además, en la fuente situada enfrente de la obra de Pichi&Avo ha dibujado con blancos y negros una figura que también causa inquietud vista de cerca.

Sillas ancladas en vertical en el lateral de una vivienda, creación improvisada por la Compañía de Mario. Foto: Manolo Bosch

Por otro lado, las sillas viejas y rotas ancladas en una vieja pared lateral por la Compañía de Mario, un colectivo multidisciplinar murciano que se presentó en Fanzara sin estar anunciado y decidió realizar su  particular homenaje a los corros de charla que, cada vez menos, se forman en las calles.

El catálogo es ya larguísimo: la fachada del céntrico consultorio médico, dominada por el negro atravesado por una espada amarilla y una parte granate, en cuyo interior Justin Case expuso durante los cuatro días de creación una serie de cuadros con sus compañeros de MIAU metamorfoseados a través de Photoshop (este espacio servirá también de centro de exposiciones, uniéndose a la oferta del gran edificio Sociocultural). El rostro de Hombrelópez –otro de los aglutinadores de artistas en MIAU- por triplicado en homenaje realizado por Borondo, quien optó por renunciar a un mural grande y en su lugar proyectó por varias acciones medianas. En la zona del colegio se pueden ver las plasmaciones pictóricas de las jóvenes de la localidad que participaron en el taller de B-Toy. En el frontón, los coloridos trabajos de voluntarios… Es innecesario realizar un listado completo; basta con pasear y mirar. Ahí está el trabajo de dos ediciones, con aquella llamativa figura robótica presidiendo el pueblo desde una blanca fachada que firmó Deih… y aún quedan paredes para ser utilizadas.

Y ya enfilando la salida en dirección a Onda, aún se puede contemplar otra espectacular obra, llena de tonalidades rosáceas con la autoría de GR170. Tal vez sirva como recordatorio para que el visitante tenga en cuenta que el año próximo habrá nuevas creaciones en Fanzara, el pueblo donde por la noche los gatos son pardos, pero por el día son arte.

El sorprendente mosaico cerámico de Julián Arranz. Fotos: Juan Poré.