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El Reclam se estrena a lo grande con 'Pinoxxio'

'Pinoxxio', una apuesta con fuerza para poner en marcha el Reclam en el Paranimf de la UJI. Foto: Àlex Pérez.

Espectacular arranque el pasado viernes 4 de noviembre de la XXIV Mostra Reclam, el evento anual que durante el mes de noviembre acercará 30 propuestas teatrales de diversos géneros a nueve localidades castellonenses. El equipo organizador de la UJI, con Toni Valesa al frente, quiso empezar con fuerza y por ese motivo programó a la gran triunfadora en los Premios Max de este 2016, Pinoxxio, de Ananda Dansa. La compañía valenciana llegó al Paranimf, actuó durante una hora y triunfó ante un público que llenó casi por completo la platea y aplaudió con ganas cada una de las escenas, con la coda de la ovación final. Pero hubo más, ya que el preámbulo, a cargo de Delrevés Danza Vertical, provocó también admiración entre el público que siguió con interés cada movimiento de ese uno.

Espectacular la puesta en escena de la compañía Delrevés Danza Vertical en la fachada del Paranimf. Foto: Àlex Pérez.

A las 19:00 se vio deslizarse sobre la fachada del edificio del Paranimf a tres bailarines-actores (Saioa Fernández, Eduardo Torres y Sheila Ferrer) de la compañía barcelonesa Delrevés Danza Vertical. Colgados en lucha contra la ley de la gravedad, y moviéndose con una sorprendente ligereza, supieron ofrecer durante 25 minutos una bella creación de danza al son de la composición de Manuel Dabove, jugando con las luces proyectadas a manera de tapiz, creando sombras que semejaban separar cuerpo y alma de los protagonistas.

Acto seguido, más de 500 personas se reunieron en el interior del Paranimf para observar los méritos que han llevado a Pinoxxio a conseguir siete Premios Max en este 2016. Una cantidad de público mayor de la habitual en espectáculos de danza contemporánea. Quien acudió esperando ver el conocido cuento de Carlo Collodi, encontró muy referencias. Y es que Rosángeles Valls y Edison Valls han ido a la base del relato: la relación entre el padre y el hijo, y sus intereses a veces enfrentados, con el deseo paterno de que su ya no tan pequeño descendiente le supere socialmente, mientras éste sitúa la diversión como prioridad. Es necesario pactar puntos de encuentro entre ambos.

El escenario contiene muy pocos elementos, más allá de una cortina, figuras geométricas o atrezzo circense, en un intento de obviar cualquier tipo de contextualización temporal. Porque el objetivo es alejarlo de su origen -siglo XIX- y representar esos vínculos familiares en cualquier época, como la actual, y desde esa perspectiva se entiende la transformación del nombre de la obra, con ese llamativo pero identificativo Pino-xxi-o.

Toni Aparisi y Ana Luján, galardonados también individualmente en los Premios Max 2016. Foto: Àlex Pérez

Al ritmo de la música compuesta por Pep Llopis -y grabada por un ensemble de la Orquesta Sinfónica Verum- se mueven siete bailarines, entre los que destaca Ana Luján como intérprete principal, junto con Toni Aparisi, responsable también de la coreografía junto a Rosángeles Valls. La estética global, que nace del mismo cartel anunciador, y un tono poético dominan la escena en todo momento, desarrollando un espectáculo ágil en la línea de las creaciones de Ananda Dansa, que acostumbra a tomar como eje principal a personajes clásicos de la literatura infantil. Y aunque es palpable un tono teatral, sus espectáculos no se ciñen a la historia ya conocida y mil veces explicada, sino que buscan diferentes interpretaciones del público. Difieran o no en el sentido de lo que acaban de ver, los espectadores sí coinciden en el premio del largo aplauso.