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Autorretratos honestos de una superviviente

Pat Escoín. Foto: Mary Wilson.

“La tele era efectiva. Me conocía todo dios cuando llegaba a Castellón; la medio fama en mi ciudad natal me venía muy grande (…), no podía soportarlo. Me señalaban por la calle y hasta dejé el instituto porque los alumnos hacían cola en la puerta de la clase para venir y mirarme. Yo soy muy tímida y me moría de la vergüenza”.

“Los artistas vemos lo que otros no ven, dedicamos nuestro tiempo a cosas nimias, sin importancia para la mayoría. Yo me considero artista; suena prepotente, pero me considero… aunque sea la peor artista del mundo. Yo siempre lo he vivido como una desgracia, que me hace ser inmensamente más feliz pero también inmensamente más desgraciada”.

En estos extractos de Redonda como una pelota (Ediciones Chelsea, colección Mis Documentos, 2014) se refleja la dualidad que concentra gran parte de la esencia de sus 84 páginas que, aunque puedan parecer pocas y su formato fragmentado, dan para mucho. Para que Pat Escoín (Castellón, 1970), la estrella de la música pop más centelleante que ha tenido nunca Castellón, resuma sin ambages su trayectoria desde los días de vino y rosas de Los Romeos, también el ocaso, hasta la honesta resistencia actual en Lula y Los Amantes, salpimentada con reflexiones sobre el proceso creativo y la industria musical, y los retazos de su vida personal que la han marcado. Lo primero que queda claro en el libro es que sigue en la brecha, que su vida es la música y que la música llena su vida. Para lo bueno y para lo malo. El libro es también el crudo retrato de una ciudad y una escena durante tantos años corta de miras. Y no es, en absoluto, un ejercicio de confortable melancolía. Podemos disfrutarlo gracias al editor que se lo encargó, Álex Díez, el inquieto músico leonés ex líder de Los Flechazos y en Cooper.

Pero, sobre todo, Redonda como una pelota es una reveladora colección de autorretratos. Como esos que lleva dibujando desde que tomaba clases de pintura en la adolescencia; a veces enigmáticos, con trazos gruesos, como inacabados, pero siempre con un resultado directo, potente. El libro lo componen pequeñas reflexiones realizadas ex profeso sobre recuerdos del pasado, agrupadas en distintas épocas y categorías; extractos de diarios personales, poemas sueltos, letras de canciones, entradas del extinto blog Patyladulce (Desfaenos mil) y fragmentos de entrevistas en medios como Ruta 66, Popular 1, Disco Grande de Radio 3, Nueva Ola Ochenta, Mundo Pop… y Nomepierdoniuna. Las primeras son decididamente lo más valioso a nivel biográfico y como retrato de distintas épocas; es una pena que no se haya extendido más porque tienen muchísima miga. Sirva este botón de muestra:

“Eran tiempos de esos bolos que se sacaban entonces de caché inflado a los ayuntamientos. Nuestro mánager de entonces, Pito, fue especialista en ello; bueno, él y otros muchos por supuesto. Cuando llegaba Pito con su descapotable y Ana Díaz con pañuelo al viento a algún bolo era la repera, eran tan ultramodernos… y nosotros éramos unos garrulos de pueblo, la gente debía pensar que eran ellos los artistas importantes. Y lo eran, claro”.

Los Romeos de 'Sangre Caliente': Jose Ángel Leiros (guitarra), Juan Carlos Tomás, Juanki (guitarra), Pedro López (bajo) y Patrizia Escoín (voz), de izquierda a derecha.

Patrizia es una de esas personas que crees saber quién, pero que realmente has moldeado a base de pegajosos prejuicios y estereotipos. Con el libro se entienden muchas cosas que antes se intuían o directamente habías tergiversado por desconocimiento. Como bien explica en distintos pasajes, tras la sobreexposición de la época dorada de Los Romeos ha trabajado en distintos pubs de Castellón, donde ha tenido que fabricarse un caparazón para proteger su timidez: “la vergüenza, el peor de mis males”. Un rasgo de su personalidad que, como es habitual en tantos otros casos a pesar de su aparente contradicción, combina con esa suerte/desgracia de saberse artista. Una dualidad que tensa y atraviesa -en primer o segundo plano- todo el libro, de principio a fin. Entre confesiones sinceras descubrimos, por encima de todo, a una mujer fuerte, que ha sabido sobreponerse a golpes duros, encontrando en la música su mejor refugio para enjugar las lágrimas y ver la luz.

En Redonda como una pelota encontramos a Pat Escoín cantando canciones de Serrat, Boney M y Los Pecos cuando era una niña, en los 70, y acompañando a su tía hippie, Nayta, al antiguo bar Colón de la plaza de la Paz, donde coincidía con un joven Juan Antonio Morcillo, antes de convertirse en Auténtico y en Bellaco. La descubrimos leyendo a borbotones las novelas de Henry Miller -¡ay los préstamos de biblioteca!- y de la Generación Beat, idealizando la casita de madera de Big Sur y las naranjas de Hieronymus Bosch. Y nos enteramos de que iba a empaparse de buena música por las tardes al Mow cuando pinchaba El Goma; donde precisamente conoció a Pedro López, entonces enrolado en Los Rítmicos con Morcillo y con ganas de comerse el mundo. Con él compartió la pasión por Blondie, Ramones, Phil Spector, siempre con Radio 3 de fondo… las primeras composiciones para Los Romeos, como su sencillo de presentación, “Muérdeme”. Esas, como “Mi vida rosa” o “Un poquito de amor”, que aún hoy siguen sonando turgentes. También el frenesí de aquel verano del 86, que después rememoraría en Lula con “Dee Dee y Marilyn” tras su prematuro fallecimiento.

De ahí al éxito de los dos primeros discos, Los Romeos (1990) y Sangre Caliente (1992), ambos con Hispavox, con tan sólo 17 años. “Íbamos a grabar un disco con una compañía que iba a invertir mucho dinero. Para mí no fue ni un sueño porque no me dio ni tiempo a soñarlo, confiesa. Las giras con el Súper 1 de Los 40 Principales con Los Limones, los playbacks en televisión hasta en escenarios imposibles de magazines matinales, las entrevistas promocionales, tocar papel… Los excesos. El ocaso con el tercer disco, Sin conexión (Magna Music, 1996) –del que han aguantado muy bien el paso del tiempo un buen puñado de canciones, como “Déjame caer”-, la gira con James Brown. El regreso a la cruda realidad.

Después vino la época de Belfast, con Juan Fortea -hoy Junior Mackenzie y Martina-, en la que le impactó Elástica y la fuerza del directo de PJ Harvey en el FIB 2000 (una “revelación”), y escuchaba mucho a Radiohead, Placebo, Hole o Garbage. Una etapa muy importante en su vida personal, porque tuvo con Pedro López a Luca, su hijo. En 2004 cambió de aires definitivamente creando Lula con Adela Arrufat (su "ángel de la guarda") y Félix Ribes para subrayar más su lado punk frente al pop o más edulcorado. Después llegaría la conexión con Vicente El Rana de Lucinda Records para sacar los discos con Lula. Su Fender Telecaster, su ampli Twin Reverb, al que profesa un amor tan incondicional como a sus gatos, las grabaciones en el estudio Rockaway… y el feliz encuentro con Tomás Ramos, Tommy (cantante de Depressing Claim en los 90 y ahora también batería en Los Reactivos), su actual pareja y compañero de viaje en Los Amantes, junto a Alberto Lucendo y Albert Segarra. También a él le dedica una de las canciones de Lula, “Vaqueros viejos”.

Pat Escoín, al frente de una formación expresamente creada para la primera fiesta de Nomepierdoniuna en 2010 en la sala Four Seasons de Castellón; acompañada por Tomás Ramos a la batería, Luis Sánchez a la guitarra y Daniel Forcada al bajo. Foto: Pau Bellido (ACF Fotografía).

Y hasta el háztelo-tú-mismo actual, con una apuesta sincera y decidida por sus dos bandas, Lula y Los Amantes; con las ideas bien claras y la cabeza bien alta, como demuestra en distintos pasajes del libro. Orgullosa del camino recorrido y disfrutando a tope de lo que más le gusta: hacer canciones, picar piedra en el local de ensayo, grabarlas cuando están bien frescas –una verdadera obsesión para ella en los últimos tiempos-, subirse a la furgoneta y defenderlas en directo. Como dice el editor, Álex Díez, en la contraportada “permanece conectada a su mundo de rock’n’roll y hoy en día disfruta de una segunda juventud, atronando con su Fender Telecaster (…). Sin atajos, pero regateando a aquellos que pensaban que acabaría siendo un juguete roto. Y disfrutando cada canción. Con la sonrisa puesta”.

“Me encanta tener un grupo, y sobre todo la furgo: ir en la furgoneta, marchar hacia lo desconocido, con ilusión, siempre con ganas (…). No hay problemas ya, todo queda suspendido hasta que vuelva: los pagos, la comida, mis gatas, y ya veremos cuánto dinero hemos perdido en esta gira después. Cuelgo hasta mi papel de buena madre y llamo lo justo si todo está bien. La felicidad es completa si tenemos varios días de tocar en garitos”.

Pat Escoín presenta Redonda como una pelota (Ediciones Chelsea, 2014) este jueves 10 de julio a las 21.30 en la Llibreria L’Àmbit de Benicàssim (C/ Mestre J. Segarra, 3B) con una charla-coloquio en la que participará la propia autora, el editor, Álex Díez (Cooper, ex Los Flechazos), y el editor de Nomepierdoniuna, David Hernández. La presentación incluirá una actuación acústica de Los Amantes y firma de libros. Después, a partir de las 23.30 en Blister Terraza Travesura se celebrará la Fiesta de Pat, con Tommy Reactivos y Alex Cooper a los platos.

El libro está ya disponible en la librería Babel de Castellón y en L'Àmbit de Benicàssim por 15 euros.