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Julián Maeso (Arrankapins): "Hay muchos grupos de gente joven increíble en España; hay que darles voz"

Julián Maeso, uno de los protagonistas de la rockera primera jornada de Arrankapins en el Pinar del Grao de Castellón.

Multiinstrumentista todoterreno, aunque con inclinación hacia la black music. Hay quien dice que a nivel nacional el toledano Julián Maeso es el mejor tocando las teclas de un Hammond, pero él prefiere considerarse alguien que está en constante proceso de aprendizaje y que aún mira de lejos el reflejo de sus espejos musicales. Se inició en el blues y subió muy alto en la escalera de la fama con The Sunday Drivers (en la primera década del siglo XXI) y unos cuantos peldaños más abajo con SpeakLow, pero después vivió la cara B de la vida, la del olvido. De la fama a la nada, a reinventarse, a trabajar en lo que fuese, hasta que esa situación le llevó a crear unas canciones que fueron escuchadas por alguien de la multinacional Sony. Confianza absoluta en Julián Maeso y tres discos ya grabados con su nombre y editados por el subsello Legacy: el doble Dreams are gone (2012), One way ticket to Saturn (2014) y el reciente Somewhere somehow (2017). El viernes 21 de julio los defenderá con su banda, The Magic Souls (Amable Rodríguez y Pere Mallén a las guitarras, Coke Santos a la batería, Alfonso Ferrer al bajo y las coristas Alana Sinkey y Erin Corine), durante una hora en el Pinar del Grao de Castellón, dentro de la II edición de Arrankapins, que organizan el Ayuntamiento de Castelló y El Caimán Producciones, con la colaboración de Rototom Sunsplash. Será a partir de las 23:00, en sesión compartida con The SaltitoS (20:00), Ruth Baker Band (21:30) y Los Coronas (00:30). Acceso gratuito.

Con Castellón a la vista atiende por teléfono a Nomepierdoniuna desde Toledo, justo después de regresar de hacer un rato de deporte con su bicicleta. Le gusta la música, y hablar de ella, de un mundo en el que casi todo está por mejorar y en el que lo más importante es eso, la música.

>Un rato antes de llamarte he estado escuchando a través de Deezer tu primer disco, el doble Dreams are gone, y al acabarse las diecinueve canciones ha empezado a sonar "The weight" de The Band. No está mal que te vinculen con ellos, ¿no?
(risas).  Está bien que nos relacionen con The Band. Un lujo.

>Ahora las plataformas digitales nos hacen selecciones. Cuando teníamos unos cuantos años menos nos las hacíamos nosotros, o nuestras amistades, con la ayuda de los discos, casetes, radio o tele. Voluntariamente, ¿qué es lo que más habrás escuchado en tu vida?
He escuchado de todo, pero empecé con el rock and roll... Chuck Berry, Jerry Lee Lewis... Esa música le gustaba mucho a mi padre. Luego mi madre compró una colección de Planeta-Agostini que se llamaba "Rock". Llevaba el librito y la cinta casete o el vinilo. Ahí empecé a descubrir la historia del rock y cosas que me gustaban y otras no. Por ejemplo, oí a Hendrix con 10 años y no lo entendía.. más tarde, sí. Luego me dio mucho por el soul, el funky... Con The Sunday Drivers escuché bastante pop-rock. Después, al estar con M-Clan o Quique González, escuché otras músicas. Siempre me ha gustado escuchar diferentes estilos.

>Porque tú eres como una especie de esponja que quiere estar aprendiendo constantemente y por ese motivo te gusta acompañar a músicos de nivel y de estilos diferentes.
Realmente he aprendido música a base de oído, de escuchar discos; no tenía un conocimiento teórico. Mi manera de aprender era escuchar las cintas una y otra vez e intentar reproducir lo que oía. Entonces no había la tecnología actual, con la que puedes parar, ralentizar... Si lo hacías estropeabas la cinta. Hoy tienes programas con los que puedes ralentizar y te mantienen el mismo tono, por lo que puedes reproducir un solo de cualquier artista. Pero aquello también te hacía espabilar e ir desarrollando un sexto sentido.

>O sea, eres absolutamente autodidacta.
Sí. En casa tenía un local con guitarra, bajo, batería y teclado. Me iba poniendo con cada uno de ellos e iba aprendiendo a mi manera.

>Si no estoy equivocado, eres de Toledo y vives allí. Sin embargo, creo que tus primeros grupos, de blues, llegaron en tu estancia en Sevilla. ¿Qué hacías por Andalucía?
Sí, mis primeros grupos fueron de blues. Siempre he estado muy ligado al blues. De él parte todo, de los tres acordes. Luego hay variaciones, pero el origen está ahí. Mi estancia en Sevilla llegó por los estudios. Estaba haciendo Derecho en Toledo, pero no me identificaba mucho. Quería hacer traducción de inglés, pero no me alcanzaba la nota, y de rebote me puse a estudiar Turismo en Sevilla. Allí quería encauzar mi vida académica, pero lo que ocurrió es que conocí músicos muy buenos, sobre todo en La Carbonería, un local con mucha magia. Allí vi tocar a Raimundo Amador, a su hermano Rafael... flamenco también. Y conocí a músicos de blues, como los que están tocando en La Banda del Pájaro, pasando a formar parte de bandas como Andablues o Blues Blasters. O sea, que me fui para encauzar mi vida académica y luego buscar un trabajo y lo que me encontré fue a muchos músicos y el inicio de una vida diferente.

“Me fui a Sevilla para encauzar mi vida académica y luego buscar un trabajo y lo que me encontré fue a muchos músicos y el inicio de una vida diferente”

>O sea, tu etapa menos de raíces propias, menos blues, ha sido precisamente la banda que más fama te ha dado: The Sunday Drivers.
Hombre... Se alejaba, pero al final todo es música. En este país diferenciamos demasiado los estilos, pero hasta el punto de que según estilo has de llevar un tipo de ropa, acudir a determinados festivales y a otros no. Por fortuna últimamente se está abriendo un poco más este espectro. Pero la música es música, por encima de cualquier etiqueta. El pop, aunque viene un poco más de la clásica, no deja de estar vinculado al blues y esos tres acordes básicos.... el 1, el 4 y el 5. No es tan diferente.

>Sí, pero poniendo por ejemplo Castellón: ahora tienes muy fans de tu etapa en solitario y no les verías en un concierto de The Sunday Drivers, y al contrario.
Son etapas, son etapas. Cuando dejé The Sunday Drivers me fui a vivir a Puçol, y ahí me dediqué a varias cosas, como hacer mudanzas, restaurar pianos en una tienda de Valencia. Fue una etapa difícil, un by pass en mi vida. Pasé de tocar delante de 40.000 personas con The Sunday Drivers en festivales a que no me contratara nadie, ni en el FNAC para vender discos. Por suerte esa caída me pilló joven. Pasar de un extremo a otro es una hostia enorme, pero te hace aprender lo que es la vida.

>¿Estabas dispuesto a dejar por completo la música?
Sí, claro. Y de hecho lo hice. Es más, me fui a Valencia para dejar la música y replantearme la vida. Pero al final de esa situación de cambio empezaron a salir canciones. Muchas veces el problema de la música es la industria musical. La música funciona como la agricultura: quien se queda el dinero es el intermediario, no el que produce y está todo el año preocupado por el huerto. Después de todo el curro, vende el producto a un precio irrisorio y es otra persona la que se queda el dinero. Entre managers, órganos de gestión como la SGAE, discográficas... muchas veces te haces un montón de kilómetros para nada. Hay que luchar para cambiarlo. Aunque personalmente no me quejo, ya que estoy en una discográfica grande que confía en mí, como es Sony, que me ha publicado tres discos, y estoy agradecido y contento.

>Con Sony la suerte estuvo de tu lado. En la situación que comentas lo más habitual hubiese sido tirar adelante por medio de la autoedición, pero alguien de la multinacional te escuchó con tus canciones y decidió apostar por ti, incluso dándole el visto bueno a un debut con un disco doble.
Sí, es algo inusual y difícil lo que me ocurrió. Pero dentro de Sony está Legacy, que edita los discos de Dylan, Leonard Cohen o un Van Morrison, del que soy fan absoluto. Imagino que querrían un artista en España que encajase ahí. Nunca me han exigido nada a nivel estilístico. Hago mis discos y no me ponen ninguna pega. Confían en mí.

>De esos tres discos editados con tu nombre, creo que no estabas satisfecho inicialmente con el segundo, One way ticket to Saturn, tal vez el que ha tenido mayor éxito.
Soy bastante cenizo en ese aspecto. Cuando acabo de hacer un disco me parece una mierda. Lo que me ocurre es que los músicos con los que me comparo están a otro nivel, y lo que intento es estar lo más cerca posible de ellos. Cuando acabo un disco me pregunto: "¿Y ese reflejo que pretendía conseguir, dónde está?". De hecho, no escucho los discos después de grabarlos. Y lo que pasa también es que mientras compones, haces maquetas, te metes en el estudio, grabas, mezclas, el mastering... resulta que has escuchado las canciones quinientas veces. Hay que limpiarse un poco. Y cuando más te gustan es cuando han pasado dos o tres años y piensas "bueno, no estaba tan mal", y al mismo tiempo te sitúa en el punto en el que estabas en aquel momento.

“Pasé de tocar delante de 40.000 personas con The Sunday Drivers en festivales a que no me contratara nadie, ni en el FNAC para vender discos”

>Una ventaja que tendrás por ese rechazo a tus discos es que al tocar en directo las canciones no te ceñirás estrictamente a lo grabado, sino que irás variando un mismo tema.
Un disco es el reflejo de ese momento en el que has grabado. Puedes estar en unos días malos y el disco lo refleja. Pero tú vas cambiando y a mí me encanta introducir variaciones, porque cambia la percepción de las canciones dependiendo de cómo te encuentres. Pasar una balada a country, una bossa nova a funky... eso me encanta. Las canciones tienen vida propia y las puedes ir adaptando y moldeando. Y eso es lo que demuestra si un tema es bueno o no: pasarlo a otro estilo y que siga funcionando.

>Lo que no sé si a tus músicos les hará mucha gracia cuando de un día para otro les anuncias que vas a cambiar el estilo de una canción.
Por suerte, cuento con músicos de primera calidad y están capacitados para realizar variaciones, y en cualquier momento, a veces sin ni siquiera haberlo ensayado. Es comentarlo y lo hacemos. Es importante no aletargarse. Si todos los días haces el mismo repertorio de arriba a abajo, te aburres y aburrirás al público. Sin desfigurar las canciones, me gusta darles una vueltecita.

>Apuntando al estado de ánimo, me parece que este tercer disco, Somewhere somehow, es más relajado que los otros dos, más bien con mayor dosis de melancolía que los dos anteriores.
Es muy melancólico. El anterior era más directo, más up tempo. Este tercero era un reflejo de cómo me encontraba en esos momentos. Las relaciones sentimentales tienen mucho que ver con la música. Además, no sé componer desde la alegría. Cuando estoy disfrutando no compongo... me voy con algún amigo o con la bici... pero no me siento a hacer un tema, aunque a veces me vengan ideas. La mayoría de mis canciones tienen que ver con las relaciones sentimentales o con una queja del sistema en el que vivimos, siempre dentro de una búsqueda de cambio. Que sepas dónde está la pena pero que luego tengas los cojones para cambiarlo, saliendo indemne de ello.

>Pero esas ideas las has expresado siempre en inglés, que no es el mejor idioma en España para transmitir cosas importantes. ¿Es un efecto de que tu formación musical ha sido básicamente en inglés, que no le encuentras sentido a la black music en otro idioma...?
En principio escuchaba música norteamericana e inglesa, blues, rock... y toda estaba cantada en inglés. Aprendía con ella. Me ponía los pelos de punta. Tal vez para mi desgracia no escuchaba tanta música en castellano. Luego he estado en grupos que cantaban en inglés y que actuaban en Europa sin problema, como Sunday Drivers, Sweet Vandals o SpeakLow. Y mi idea siempre ha sido funcionar también fuera de España y ampliar fronteras lo máximo posible. Cantar en inglés era necesario para conseguirlo. Por contra, reconozco que sí me supone un problema de cara al público español. A veces me dicen que cambie el idioma para que las letras lleguen más. Pero eso es algo que debe nacer naturalmente. Y a la vez hay una situación incongruente: en la mayoría de los festivales los cabezas de cartel son guiris, y a nadie le molesta. A los grupos españoles, salvo cuatro, se les relega y se les pone en el cartel como diciendo que se les hace un favor por estar ahí, yendo los cachés grandes a los guiris. Pero es que durante el invierno también tenemos que competir con los grupos guiris. Te haces 600 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para ir a Vigo, por ejemplo, y cuando llegas resulta que esa noche también toca un grupo extranjero y la gente prefiere ir a ver ese grupo porque es guiri, porque igual no tienen otra oportunidad para verlo... Es decir, te hacen la competencia en invierno en salas y en verano en festivales. Son cosas que habría que cambiar. ¿Cuántos grupos españoles salen fuera tocar, y cuántos son cabeza de cartel? Hay que ayudar a los grupos patrios si queremos que puedan vivir de la música.

>Mirando tu agenda, veo que la tienes bastante completa. Acabas de llegar del Festival de Blues de Cazorla y tienes bastantes fechas nacionales,  pero no te veo salidas al extranjero. ¿Estáis trabajando para cerrar conciertos fuera?
Sí. Estamos trabajando para en la parte final de la gira de este disco salir a tocar fuera. Es mi máximo objetivo ahora mismo. Quiero salir fuera, coger un poco de aire y volver aquí.... ver qué puede pasar fuera.

>Te veo con muchas ganas de cambiar cosas, algo que es común a muchos músicos, pero pasa el  tiempo y la mayoría de ellas siguen igual.
Hablo de cosas que no solo me afectan a mí, sino que son comunes a los músicos: sin estatuto, viajar sin estar asegurado, el IVA... muchas trabas. Y la posición del músico no está bien vista en la sociedad. Si los músicos nos uniésemos un poco más y luchásemos juntos, igual conseguíamos en unos años unas condiciones más dignas. Un músico no conocido lo tiene muy complicado, porque sus cachés no les dan para pagarse el autónomo, y hay que sumar furgoneta, parking, comida,... al final no queda nada. En Francia o Alemania has de estar dado de alta para poder actuar, pero en cada concierto cotizas, y ayudan al músico.

>Pero en realidad lo que cuentas se puede aplicar a muchos sectores del mercado laboral. La falta de unión a la hora de defender derecho es algo común. En la música, por ejemplo, hay algunas asociaciones, pero no son pocos los que pasan de ellas, y poner en marcha una nueva es una tarea en la que contados los que se implican.
Ya. Es difícil. La personalidad del músico es la de alguien independiente, y eso en algunos sentidos va en nuestro perjuicio. Pero también hay asociaciones y realmente no ves que lleguen a ningún puerto, y por algo será. Hay que luchar por intentar cambiarlo.

“La personalidad del músico es la de alguien independiente, y eso en algunos sentidos va en nuestro perjuicio”

>Vamos con otra lucha: atraer a la gente joven a los conciertos de rock y blues.
¡Uf! Es otro buen tema para hablar. No hay relevo generacional en este momento. En los conciertos de rock, blues  jazz, country, funky, soul, folk... ves gente de treinta y pico para arriba. La gente de 20-30 años es, como mucho, un 5 o 10%. Es preocupante. A los festivales sí que van jóvenes, pero porque hay gente... Y no está del todo mal, porque aunque vayan a cogerse un ciego y haber bulto, al final de la noche habrán escuchado algunos artistas y algo se les quedará. Pero algo ha cambiado en los últimos años: hay conciertos diurnos, rompiéndose así la prohibición de que jóvenes acudiesen a escuchar música en vivo, lo que les ha llevado a estar haciendo botellón y estar oyendo una mierda de música, como el reguetón. Y eso es lo que tenemos ahora. Por otra parte, ahora hay muchas más escuelas creativas, rompiendo el sistema tan cerrado y obsoleto de los conservatorios. Ahora te enseñan blues, jazz... Creo que pasa como en los 80, que de repente llegó la new wave, con bastantes grupos que no tocaban un carajo y que fueron los que sacaron provecho; lo que pasa ahora con parte del indie español, que muchas veces ha dejado mucho que desear en temas musicales. Creo que ese trabajo actual dará sus frutos en unos años. La música está por encima de todo, por encima de cualquier moda. La música enlaza directamente con los sentidos y por eso mueve a tantos millones de personas. La buena música siempre estará por encima de la música hecha para directamente vender... ésta dura un tiempo, luego desaparece y nadie se acuerda de ella. Hay que intentar escuchar buena música y con los oídos abiertos para diferentes estilos. Creo que la industria se acabará dando cuenta y apostará por la música de calidad.

>Sin embargo, justo en estos momentos están surgiendo bastantes grupos de black music, y alguno de ellos, como The Excitements están protagonizando el caso curioso de que actúan mucho más fuera de España que aquí.
Hay buena gente en España haciendo música negra: The Excitements, Freedonia... Hemos llegado 30 o 40 años tarde, con el retraso cultural arrastrado de la época de Franco. En España hay muchos grupos con muchísimo talento, y hay que darles cancha en las televisiones, radios.... Pero radiofórmulas y programas de tele de talent shows solo hacen que enriquecer a los miembros del jurado, que son cuatro con carreras ya hechas y lo que consiguen es que se reactiven, pero no a esos artistas que acuden a participar, a los que van a hacer un contrato de mierda y aprovecharse de ellos. Es que hay muchos músicos preparados y con talento en España en muchos estilos y las teles y radios deberían apostar por ellos y darles voz. Hay emisoras que llevan años y años poniendo música extranjera, generando derechos de autor para músicos de fuera. ¿Estamos locos o qué? Canciones de los 70, 80, 90... que eran buenas canciones,¿pero se va a dar voz a los grupos españoles de ahora? Se hizo en la Movida, aunque motivado porque se puso de moda, pero era una gilipollez. Ahora mismo hay muchos grupos de gente joven increíble, aportando cosas muy buenas, mucho más interesantes que eso que se ofrece con tanta facilidad, que ya ha pasado.

>Pero a esos grupos nuevos, que encuentran su principal método de transmisión en internet, les cuesta mucho sacar cabeza entre la barbaridad de propuestas que se mueven hoy en día.
Es que es todo como una espiral. Hay que intentar que músicos y gente de la industria lleguen a un punto común. El problema es que el ser humano es deleznable por su propia condición. Tenemos la parte buena y la parte mala. Un hombre te dice que esto es "buena música", pero en la otra mano le ponen un fajo de billetes, y resulta que puede más y determina todo. En el momento que se pone el dinero por delante el arte pasa a un tercer plano... y en cualquier disciplina. Hay que luchar por cambiar cosas, porque ya estamos viendo que el sistema en el que vivimos lleva a la autodestrucción, como el cambio climático. Y algo como la música, que te afecta los sentidos, te puede hacer reír, llorar... ¿también vamos a joderla?. Hay que luchar por ella.

>Y tú actualmente defiendes activamente la música desde dos grupos, ya que a tu proyecto como Julián Maeso has unido JM's, una banda de versiones de black music.
Este otro proyecto es un poco para mantener mi técnica con el Hammond, tocar los bajos, mano derecha, mano izquierda... Con mi banda llevo un bajista y con este otro grupo pretendo ejercitar la técnica de organista, además de descansar un poco de mis temas y meterme en otros estilos, moldeando en el soul, el funk, el jazz... para seguir aprendiendo. Me sirve como laboratorio. El nombre, JM's, es un recuerdo a JB's, la banda de James Brown, o Booker T. & The MG's, que acompañaba a los artistas del sello Stax. En cuanto a quienes tocan conmigo, depende de su disponibilidad para determinadas fechas. porque es gente de nivel que ha de vivir y acompañar a otros artistas.

>Por escenarios de Castellón has sido aparecido algunas veces a lo largo de tu carrera y sobre todo en estos últimos años,  ya con tu proyecto. ¿Hay alguna anécdota que recuerdes especialmente?
La primera vez fue con Sunday Drivers. Nos llevó Alejandro El Goma al Ricoamor. Era un lugar mítico, con un escenario muy pequeño. Estábamos empeñados en meter el Hammond allí y no cabíamos (risas). Después volví con SpeakLow. Recientemente recuerdo haber estado también en Veneno Stereo, un local largo y estrecho. Y también en un ciclo de blues al aire libre. Tengo ganas de volver.

>Pues vuelves pronto, este viernes 21 de julio. ¿Qué preparas?
Tenemos una hora de concierto, que es menos de lo habitual, y no me gusta tan corto, ya que acostumbramos a irnos a las dos horas y media, sin prisa. Esta vez tendremos que ir mucho más al grano. Pero iré con banda completa, incluidas coristas. Va a ser para disfrutar. Iremos a soltar los perros, a darlo todo.

>Vas a tocar antes de Los Coronas, con los cuales tienes relación directa, al menos con Javi Vacas, su bajista y encargado de tu representación. ¿Qué te parecen?
Los Coronas son parte de la historia de la música en España. Fernando Pardo, Javi Vacas, Sex Museum... son parte de la historia musical de este país. Llevan más de treinta años recorriéndose escenarios y abriendo caminos para otros muchos grupos. Hay muy buen rollo y es una suerte convivir con ellos.

>Antes de vuestro turno se subirá al escenario un grupo de Castellón, Ruth Baker Band, que también apuesta por el rock clásico, algo más duro. No sé si los conoces.
Me suena de haberles visto anunciados, pero no. El viernes tendré la oportunidad de escucharles.

>¿Algún nombre que nos aconsejes de lo que has oído últimamente?
(Empieza a nombrar grupos españoles actuales, pero se frena y prefiere suprimir nombres concretos) Estoy nombrando grupos de gente que conozco, pero no quiero dejar de lado otros que me parecen muy interesantes. Creo que hay que defender grupos de gente joven que están tocando ahora por España y que tienen muchas cosas que aportar.

“Cuando acabo un disco me pregunto: “¿Y ese reflejo que pretendía conseguir de los músicos de otro nivel a los que me comparo, dónde está?”. De hecho, no escucho los discos después de grabarlos”