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Todos los colores del color y la ausencia de color  

La Sala San Miguel de Castelló alberga hasta el 13 de marzo la exposición 'Monocromos' y 'Un hombre aparece muerto'. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Marianne Bachmeier era una mujer alemana que disparó al asesino y violador de su hija, Anna Bachmeier, durante el juicio a éste: “Lo hice por ti Anna”. También es una de las 13 mujeres que protagonizan la exposición Un hombre aparece muerto de María Llopis. Artista feminista valenciana que relaciona su trabajo con conceptos como la sexualidad, maternidad y violencia. “Mi exposición habla de la lucha de cada persona para actuar, para hacer algo y no quedarnos en ese lugar”, explicaba la artista durante la inauguración de la exposición, “no quedarme en el papel de víctima”. Precisamente por esto, el juego de palabras de la exposición: acostumbrados a leer noticias en las que son las mujeres las que aparecen muertas para presentarnos el otro titular, cuando un hombre aparece muerto, a través de histories reales como la de  las tres hermanas Khachaturyan, que atacaron a su padre después de aguantar durante años sus abusos y torturas, de haber sido convertidas en sus esclavas.

También la mamá leona, Nokubonga Qampi, que atacó a los hombres que estaban violando a su hija o María del Carmen García, que quemó al hombre que había abusado sexualmente de su hija cuando ésta tenía 13 años. Son algunos de los nombres que nos presenta Llopis a través de esta exposición que lleva la Fundació Caixa Castelló a la Sala San Miguel. Además, la artista valenciana también protagonizará la cita del ciclo de encuentros Cha(r)la(r) con la artista el sábado 15 de febrero en la sala de la calle Enmedio a las 11.30 (entrada libre hasta completar aforo).

La historia de Reyhaneh Jabbari de la mano de María Llopis en la Sala San Miguel. Foto: Carme Ripollès (ACF).

La lista sigue con otros, como el de Kim Dadou, quien, tras haber denunciado por maltrato al que era su pareja, lo mató mientras él intentaba violarla y estrangularla en un coche; fue condenada a 17 años de cárcel y ahora es activista en The Domestic Violence Survivors Justice Act. También el grupo de mujeres activistas indias Gulabi Gang, el ejército de saris rosas conocido por defenderse de la violencia machista con palos de bambú; o Gerda Maritz, madre de la actriz Charlize Theron, que disparó a su marido en defensa de una de las muchas palizas que recibía. Un hombre aparece muerto expone de forma muy simple una problemática, la de aquellas mujeres que no solo se defienden de las agresiones y violaciones de los hombres, sino que, además son castigadas por ello. La noticia es su condena; la autodefensa a que no las violen, peguen o maten, a ellas o a sus hijas. Todas ellas han sido condenadas y han pasado largas temporadas en la cárcel por ello, algunas, la mayoría, consiguieron ser absueltas o rebajaron sus condenas al reconocer que se trataba de autodefensa. Pero otras no corren la misma suerte, como le ocurrió a Reyhaneh Jabbari. Porque mientras te empapas de las historias que propone María Llopis, se escucha su voz de fondo; Reyhaneh está leyendo la carta que envió a su madre desde la cárcel, poco antes de ser ejecutada en la horca ahorcada por haber matado al monstruo que intentó violarla.

Un hombre aparece muerto comparte protagonismo en la Sala San Miguel con Monocromos. Infinitos matices en un único color de la mano de la Colección Ars Citerior. Se trata de una exposición colectiva con obras de mediano y pequeño formato de artistas que van desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, como son Albano, Marlon de Azambuja, Dis Berlin, Monika Buch, Francisco Farreras, Robert Ferrer i Martorell, Joan Hernández Pijuan, Guillermo Lledó, Gerardo Rueda, Eusebio Sempere, Salvador Victoria o José María Yturralde.

Juegos de matices y colores únicos. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Cuando te topas con la intensa interpretación del rojo que hace José Iturralde en la puerta de la Sala San Miguel, se puede entender perfectamente el objetivo que tiene Monocromos. La exposición nos habla de las sensaciones que es capaz de transmitir un color, cómo puede convertirse en un reflejo de informaciones y llegar incluso a generar estados y emociones. Algo similar ocurre con la interpretación en spray del naranja de Marlon de Azambuja, que despierta las primeras fotos (y seguro que algún feed de Instagram) de los visitantes a la exposición. Como el atrayente juego de colores que gobierna el escenario de la sala, también de Azambuja.

Obra de Marlon de Azambuja. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Sobre cómo el color puede generar códigos, demostrando que el hecho de utilizar uno u otro nunca es cuestión de azar (así se entiende ese rojo llamándonos a entrar en la exposición). Pero Monocromos va más allá, juega con los matices de un mismo color (rojo, verde, azul, dorado, blanco, negro…), juega con los contrastes, texturas, relieves y perspectivas y convierte esos colores en una obra de arte. También a través de los materiales que cada artista emplea para dar forma a su obra: grabado, acrílico sobre yeso, papel vegetal, óleo, hierro, madera, arena, grafito, gouache, spray…

Tanto la exposición Monocromos como la de María Llopis permanecerán activas hasta el 13 de marzo. El horario de visita de la Sala San Miguel, espacio de la Fundació Caixa Castelló, es de lunes a viernes de 17.30 a 20.30 y los sábados de 11.30 a 13.30 y de 17.30 a 20.30; con entrada libre.

Texturas, formas y materiales con el negro. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Programación cultural Fundació Caixa Castelló - Febrero 2020